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EL CHACAL Y EL DRAGÓN por desire nemesis

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Todas las grandes autoridades se reunían en palacio al menos una vez al día y aunque no lo había hecho antes, el joven Yugi cuando vio al sumo sacerdote de Ra acercarse con su séquito se los quedó mirando. Alertado de la presencia de un miembro real por la escolta del doncel, todos bajaron la mirada.

 

Es así que Motou logró ver entre los presentes al joven rubio que un día antes le acompañara a recorrer la ciudad. Jouno presintió la atenta mirada del otro que no supo como interpretar mientras el castaño estaba preocupado por los asuntos de la próxima boda del príncipe Yami. Su ascensión al trono debía ser asegurada por todos los medios posibles. Eso era para él lo más claro. Esa era una de las cosas que lo colocarían en un buen lugar una vez que su padre se retirara de sus obligaciones como sumo sacerdote y segundo regidor de los destinos de todo Egipto.

 

A la reunión propiamente dicha solo entraron los dos regidores. Vale decir, el Faraón y el Sumo Sacerdote de Ra. Portadores de dos de los más sagrados objetos conocidos. El cetro y el puzzle milenario.

 

La comitiva quedó fuera y mientras el esclavo sentía que los mismos ojos seguían clavados en su nuca su amo le ordenó--¡Ve a traerme agua y unas sandalias distintas!—

 

Si, mi amo—contestó el de dorados cabellos por lo que el ojivioleta descubrió que se trataba del esclavo personal del hijo del Sumo sacerdote.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Yami estaba saliendo de su baño, horas después, cuando  se encontró al doncel que parado en medio de su habitación le miraba algo colorado por el espectáculo de ver al piel morena solo vestido con una sutil tela blanca alrededor de su cintura, pues tal tela era… traslúcida.

 

¿Qué haces tú aquí? ¡No te he mandado llamar!—dijo con un algo molesto tono el príncipe.

 

He venido a pediros que me deis algo—le dijo el menor.

 

¿Y qué puede ser eso tan urgente?—preguntó Atemu casi con desinterés. ¡Lo que le faltaba! ¡Ni siquiera estaban casados y ya empezaba a molestarlo con caprichos! Lo mejor sería retirarlo de su presencia ya que pronto arribaría Seth. Estaban rodeados de sus sirvientes pero para él era como si estuvieran solos.

 

¡Quisiera un esclavo!—contestó el menor.

 

¿Bromeas? Pero si aquí hay cientos para atenderte—dijo el de más rango casi hastiado del otro.

 

Pero no tengo uno personal. Quisiera uno que me atienda solo a mí—dijo el prometido de Yami.

 

¡Muy bien! ¡Escoge al que quieras y te lo daré!—dijo Atemu fastidiado, queriendo terminar ya con ese asunto.

 

De hecho, yo…, eto…--decía el pequeñín cuando el otro impaciente habló.

 

¡Dilo de una vez! ¡No tengo todo el día!—dijo. Por Ra, que terminara de una vez el mocoso.

 

Es que yo quiero uno en especial—dijo captando la mirada del otro por completo sorprendida. –Quiero al esclavo personal del hijo del sumo sacerdote de Ra—anunció.

 

Algo no le sonaba bien. ¿Por qué justo ese? Pero no quiso indagar. Después de todo no era nada importante. El príncipe le dijo—Te lo daré pero no vengas a mí con esta clase de peticiones absurdas todos los días. ¿Está claro?—

 

¡Sí, alteza!—respondió con verdadera alegría el menor causando una extraña sensación en el otro al ver su sonrisa tan sincera y abierta por primera vez.

 

¿Por qué justo ese?—preguntó sin poder evitarlo.

 

Porque él fue amable conmigo—contestó francamente el menor causando que por un momento el frío príncipe lograra sentir compasión por él.

 

 

Pasaron unas horas y después que el joven sacerdote y el príncipe estuvieron juntos, Seth se vistió dispuesto a irse.

 

¡Buenas noches, Alteza! ¡Que descanse bien y que sus sueños sean agradables!—le dijo mirando al suelo como era debido y como siempre hacía luego de sus encuentros.

 

Antes de que te vayas—dijo Yami al que iba camino a la puerta. El castaño volteó sin mirarlo. – ¡Quiero que le des tu esclavo personal a mi doncel!—ordenó  el de cabellos coloridos.

 

Kaiba se sorprendió. Sus ojos se agrandaron pero conservó el tino de tener su mirada baja, aún así una pertinaz pregunta escapó de sus labios--¿Por qué?—

 

Eso sonó mal para el próximo Faraón que se inquieto.

 

¿Y eso que importa? ¡Te he dado una orden!—bufó colérico el primogénito del Faraón.

 

Si, alteza—respondió sumiso el sacerdote.

 

Yami observó como se iba con una seria duda en la cabeza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El rubio estaba parado tras la puerta. Como siempre esperando que el otro terminara sus “quehaceres” con el príncipe. Cuando oyó la puerta miró en su dirección y algo le dijo que ocurriría algo muy malo.

 

Llegados a la alcoba del sacerdote este hizo que pasara  dentro.

 

¿Qué sucede amo?—preguntó el ojos mieles algo confuso.

 

¡Toma tus cosas, a partir de ahora tienes un nuevo dueño!—dijo Kaiba.

 

Eso dejó helado al esclavo. --¡No! ¡Pero…! ¡Yo no…!—dijo él.

 

¡Nadie te pide tu opinión! ¡Eres un esclavo! ¡Si te digo que te vas…!—dijo el joven sacerdote tratando de no pensar en que no le gustaba que le sacaran a su esclavo y que no entendía realmente el porqué. Pero era una orden del príncipe y debía obedecer.

 

¿Es por algo que hice?—fue la angustiada y tierna pregunta de Jouno que conmovió el alma de Seth.

 

¡No! ¡No lo es!—respondió el ojos azules. –Es una orden del príncipe Yami—explicó.

 

¿Se ha enterado de…?—fue la pregunta que brotó de los labios del rubio que estaba inquieto.

 

No, no lo creo—respondió Kaiba. –Más bien creo que es una orden arbitraria que se le ha ocurrido a él y tu… siendo un esclavo solo eres un bien que cambia de manos—añadió tratando de sonar sereno y frío pero algo en su tono advirtió al joven esclavo que esa no era la verdad.

 

¿En serio siente eso?—preguntó el ojos mieles tocándole el brazo.

 

El mayor se estremeció y retiró el brazo de inmediato. Los dos pares de ojos se miraron con intensidad y algo dentro de Jouno le dijo que el otro estaba sufriendo de igual modo por esa separación.

 

¡Por esta noche aún le pertenezco amo!—dijo el esclavo.

 

¡Ya te dije que…!—dijo tras un momento de duda el ojos azules.

 

¡Por esta noche soy suyo!—dijo el rubio acercando sus labios a milímetros de los del otro y haciéndose irresistible para este que lo tomó en sus brazos con arrebatada pasión.

 

Desnudó con ansias el cuerpo del esclavo y exploró esa piel dorada con intensa admiración mientras sus labios recorrían la melada extensidad con goloso frenesí.

 

Sus labios y su lengua fueron recibidos con la más grande de las bienvenidas en la cavidad del de melada mirada que con fuerza se aferró a su cuello para evitar que separara sus labios de los de él.

 

La noche la pasaron disfrutando de su deseo y el castaño penetró por primera vez a otro humano, sintiendo dentro de sí el galope de miles de veloces caballos que con ímpetu deseaban lograr arribar a la llanura prometida arremetiendo con sus cascos por la desconocida tierra del placer.

 

Jouno por su parte exploraba y disfrutaba del íntimo  contacto con aquel hombre, que de pronto se le antojaba egoísta y malvado y de pronto se volvía más bello que el sol para él.

 

Cuando llegó el alba, los encontró dormidos y abrazados. Disfrutando del calor del otro en esos momentos en que el adiós se acercaba como un enemigo al son de la trompeta.

 

Para los dos era evidente que eso que sentían no prosperaría pues era algo ilógico y fuera de lugar en ese tiempo y porque se verían separados por el resto de la vida pero eso no evitaba que un diminuto espectro ubicado en la mitad de sus pechos se hinchara de esperanza y se encogiera de temor al son de su tic tac.

 

¿Sería acaso que el destino les tendría deparado algo distinto a ellos por ser especiales? ¿Por ser dignos de tal regalo? ¿O por el contrario les deparaba un futuro de desdichas a ambos?

 

Jouno se despertó y abriendo sus ojos mieles se encontró con los azules de Seth que lo miraban desde sus finos rasgos.

 

¡Es hora de que me vaya!—dijo al de piel de alabastro.

 

El otro solo asintió y después de un momento de quieto silencio y mirada intensa le dijo--¡Repórtate con tu nuevo amo! ¡El doncel del príncipe!—

 

Notas finales:

ha pasado algo muy grave

han separado al cachorro del dragon y justo cuando parece que empiezan a descubrir que sienten algo por el otro

eso que comienzan a sentir...¿sobrevivirá el alejamiento?

lo sabremos tarde o temprano

^^

mucho gusto en escribir para tanta gente linda

besos y mil perdones a Keny chan por no responder su rev a tiempo


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