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EL CHACAL Y EL DRAGÓN por desire nemesis

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Habían pasado 24 horas de todo aquello. El festejo era increíblemente grande como todo lo que un hijo de Ra hacía. El que ofició la boda no podía ser otro que Seth Kaiba, el sumo sacerdote de dicho dios. Los regalos y ofrendas se contaban por miles, allí en Tebas donde el Nilo florecía en todo su apogeo pasadas ya las inundaciones. Entre los invitados estaban los otros cinco poderosos guardianes de objetos sagrados. Todos ellos sabios y poderosos magos. Estaban allí porque eran la crema y nata del poder del Faraón.

 

Entre los asistentes no se encontraba el sumo sacerdote de Anubis. Este no se presentaba en festejos que celebraran la vida. El ambiente ameno fue favorable para que la concurrencia olvidara un poco sus temores por los recientes ataques y disfrutara de  la fiesta en la que abundaba por supuesto el vino y la comida deliciosa.

 

Seth en su calidad de segundo hombre mas poderoso de todo el imperio egipcio, entre otras cosas, tuvo el honor de compartir la mesa del Faraón. Ahí podía ver mejor a Jouno que permanecía a un lado de Yugi sin intenciones de mirarle siquiera.

 

Kaiba no se imaginaba porque podía estar enojado con él pues nada había hecho al rubio para que se portara de esa forma.

 

Por su parte el ojos mieles sentía la vista del otro fija en su persona y rogaba para no perder la compostura. Se sentía furioso y triste al mismo tiempo. Una mala combinación que traía aparejada la depresión con ella. Esos ojos azules que hacía unos días eran su sol ahora eran como violentas navajas que se clavaban en su cuello.

 

El castaño estaba cada vez más ceñudo y el joven Faraón se daba cuenta de ello. Cuando él volteaba a verlo este dirigía su vista a su plato casi intacto y fingía poner atención en la comida. Pensó que se sentía inquieto por el prisionero.

 

¡No te preocupes! No escapará fácilmente—le  dijo.

 

Los ojos azules se clavaron en los violetas con una mirada de desconcierto y hasta de… ¿Pánico?

 

Los guardias lo vigilan—agregó Atemu y el otro se relajó tanto que para él fue evidente que el otro algo escondía. ¿Y si lo que le molestaba no era lo del prisionero sino algo más? ¿O alguien más? Se preguntó. Decidió que al día siguiente preguntaría al Capitán por los resultados del seguimiento. Todo eso le daba mala espina. Y había olvidado ese tema por completo desde que… las muertes.

 

Yugi percibió el estado de ánimo del otro como si fuera un barómetro y al ver la mirada lánguida y perdida del otro se decidió a tomar la mano de su ahora esposo quien le miró un segundo con desconcierto, luego solo a la mano y luego apretó esa con la suya para tranquilizarse y sonreír un poco. Ese chico no era lo que esperaba. Era más. Mucho más.

 

Yugi miró las habitaciones como un gato pequeño mira el gran mundo que afronta por primera vez. Y como todo gato concentrado en mirar el mundo pegó un salto de medio metro cuando una inesperada mano se posó en su hombro.

 

¿Qué te asusta tanto?—preguntó el más alto.

 

¡Tu!—respondió el doncel sinceramente.

 

¿Yo?—preguntó el otro.

 

Sí mi Faraón. Recuerda que la última vez que hablamos de e…--dijo el más pequeño pero se detuvo cuando un dedo se posó en sus labios.

 

¡Olvida eso!—le ordenó el otro con una voz inusualmente gentil y de pronto los labios del doncel eran tocados por los del otro. Al principio se puso tenso pero su cuerpo se relajó cuando los brazos del otro lo rodearon por completo atrayéndolo a su dulce calidez que era asfixiante y gloriosa al mismo tiempo.

 

De a poco lo llevó al lecho, donde lo recostó sobre las sábanas de lino rojo y con sus manos ansiosas desnudó el menudo cuerpo para recorrer con sus finos labios su extensión, tanto en lo ancho como en lo largo para terminar admirando el pequeño obelisco que entre las piernas del otro había crecido.

 

Después de mirarlo un momento fijó sus ojos en los del otro los que encontró rodeados de un esplendoroso rubor que le pareció de lo más atrayente.

 

Sus labios se acercaron poco a poco a los del otro para probar la miel que manaban y estos se abrieron de par en par al primer roce. La lengua del Faraón se introdujo despacio en la boca de su doncel mientras las manos del otro se aferraban a las vestiduras del mayor por el miedo que le ocasionaba el preámbulo y lo que iba a venir.

 

Al sentir que el cuerpo del otro se tensaba bajo suyo, un extraño cosquilleo se apoderó del estómago del Faraón que hizo que su deseo se intensificara por momentos mientras sus manos viajaron a la dulce entrada del menor que exhaló un suspiro fuerte cuando sintió el primero de los dígitos entrar en él.

 

No te preocupes, se sentirá mejor cuando sea yo el que esté dentro tuyo—dijo el más alto justo un momento antes de morder el lóbulo de su oreja tan seductoramente que la entrepierna del otro se elevó hacia él de inmediato.

 

Veo que te gusto—dijo el más grande con placer más adelante al sentir a trabes de sus ropas el contacto del bulto del otro que se friccionaba levemente contra su entrepierna haciendo que perdiera la cabeza y alejándose del otro se arrodillara con una pierna de cada lado del otro y en esa posición se sacara su vestimenta ceremonial por la cabeza quedando su cuerpo entero expuesto a la vista del menor que enrojeció más.

 

Diciendo—Eres más lindo en la cama de lo que creí—el Faraón se lanzó nuevamente sobre él y después de prepararlo presurosamente le penetró con fuerza y se sintió en la gloria más que nunca.

 

Sujeto con fuerza la cara del otro para apoderarse de nuevo de esos labios de seda. Estaba disfrutando tanto que era de no creer.

 

Después de un rato ambos se durmieron abrazados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la celda del prisionero la puerta se abrió y este miró con desconcierto a la figura que penetró en el recinto. Tenía una túnica larga con una capucha y se le acercó.

 

De entre las telas sacó la llave que abriría los grilletes que le aprisionaban. –Es hora de que cumplas tu cometido—dijo el otro con una voz serena y llena de liderazgo.

 

¿Qué tengo que hacer?—preguntó Basura.

 

¡Tráeme los objetos milenarios y mi amo te dará tu vida! ¡Decepciónalo y será lo último que hagas!—respondió el de la túnica negra.

Notas finales:

ESPERO LES GUSTE

EL PROX SERA INFARTANTE

ESPERO

MATA NE Y GRACIAS A MIS IMPULSORES

LOS GRANDES REVIEROS

^^


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