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EL CHACAL Y EL DRAGÓN por desire nemesis

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Seto fue el que tomó conciencia de lo que hacían primero y se separó del otro en seguida. Era como si algo se hubiera apoderado de él y recién pudiera tomar control de su cuerpo. El perro lo miraba algo confundido.

 

Devlin fingió no haber visto nada y decidió reaparecer en ese momento¡Joey! ¿Estás bien?—preguntó acercándose.

 

Ssssssi—respondió algo titubeante el rubio.

 

¡Es mejor que nos vayamos de aquí!—dijo el pelinegro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el hostal Yami vio a Yugi y se quedó a su lado un rato con cara de preocupación mientras en la estancia Joseph y Duke discutían.

 

¿Por qué rayos te quedaste ahí?—preguntó el ojiverde.

 

¡Vi una persona! ¡Creí que era uno de ustedes y lo seguí pero no pude alcanzarlo!—respondió para asombro de los demás el rubio.

 

¿Una persona?—preguntó Motou.

 

Si. Vestía algo así como una túnica negra. Fue lo que más me llamó la atención pero con la arena no pude ver mucho—contestó el ojos mieles.

 

Joey no había nadie así con nosotros—dijo Tristán.

 

Lo sé. Pero pensé que era uno de los arqueólogos—respondió Wheeler.

 

No había nadie así en la excavación. ¿Hacia donde te llevó?—preguntó el abuelo.

 

Hacia el lado opuesto del que venían ustedes—contestó el ojos mieles.

 

Joey, no hay ninguna salida para ahí, de haber continuado el derrumbe, no hubieras logrado salir a tiempo—aseguró Motou.

 

El perro tan idiota como siempre—dijo Kaiba lo que a Joseph después de lo que pasara le dolió más que otras veces. Se lo quedó mirando y Duke al ver eso lo tomó del brazo y se lo llevó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miraba por la ventana a un lado de la cama. Así extendido como estaba, son las frazadas hasta la cintura a pesar del frío de las noches del Nilo. Estaba angustiado por la forma de actuar del otro. Sus orbes meladas estaban brillantes por las lágrimas contenidas. Silenciosamente se enderezó, sentándose, pues a su lado dormía el ojos verdes. Le miró y luego volvió a mirar la ventana.

 

¿Por qué lo besó? ¿Por qué se apareció de pronto en ese lugar y le dio por eso? ¡Justo ahora que pensaba que lograría dejarlo atrás para siempre! Después de todo Duke le había pedido casamiento y eso le molestó al principio pero luego pensó que era lindo con él, se divertían juntos y todo lo demás. ¿Por qué Kaiba había llegado de pronto y había revuelto todo?

 

¿Tuviste otra pesadilla?—preguntó una somnolienta voz desde el lado derecho de la cama mientras una mano apretaba el brazo del rubio.

 

Joey abrió mucho los ojos y luego optó por mentir y asintió al de ojos apenas abiertos en la penumbra de la habitación.

 

El pelinegro optó por aparentar que le creía y lo haló junto a él. –Entonces  te abrazaré muy fuerte para que esos sueños no te molesten—dijo apretándolo contra sí. Más eso no funcionó.

 

 

Estaban corriendo asustados por unas callejuelas de tierra mientras el corazón le latía a mil, por dos veces tropezó y cayó y por dos veces el otro le ayudó a levantarse y le gritó que se apurara.

 

Sabía que venían tras ellos. Tenían que escapar. Voltearon en un callejón sin salida y el más grande se preocupó.

 

De repente vio el canasto de mimbre y se le ocurrió una idea.

 

¡Métete aquí!—le ordenó después de abrir la tapa.

 

Al parecer era pequeño ya que cabía en el canastito.

 

¡Cuando pueda volveré por ti! ¡Espérame! ¿Si?—le dijo después.

 

El asintió y el otro tapó el canasto. Justo en ese momento oyo corridas y luego gritos. Miró por la rendija de la tapa y vio como unos hombres se lo llevaban. Joseph no sabía porque pero les temía y tampoco sabía porqué pero ese joven le era querido. Se salió de su escondite y despacio fue tras ellos.

 

Despertó sin aliento. ¿Quién era ese joven?, se preguntó. Tenía un extraño presentimiento. Era como si lo conociera pero jamás le había visto. Delante de él dormía Devlin  con una respiración pesada. Joseph lo miró un rato pero decidió no hacer nada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al otro día fueron a las ruinas de nuevo. Al abuelo le dijeron que unos geólogos las revisaron y parecería que estaban bien, solo que…

 

¡Es inmensa!—dijo Tristán.

 

Estoy seguro de que esto no estaba aquí—dijo Joey.

 

Eres todo un genio, perro. Hubo un terremoto. ¿Recuerdas? Es natural que aparezca una grieta después de algo así—le dijo Seto. El otro solo lo miró raramente, sin contestarle.

 

Pero esto es un  verdadero abismo—dijo Tristán asustado.

 

Tranquilos. Los geólogos ya lo exploraron y no es muy profundo pero al parecer aquí se desmoronó el techo del ala de abajo—informó Motou.

 

¿Hay mas de esto abajo?—preguntó Taylor.

 

Los arqueólogos asintieron. Joseph miraba al abismo mudamente cosa que llamó la atención de Devlin y Kaiba.

 

¿Te sucede algo?—preguntó con timbre preocupado el otro.

 

Betsuni (no, nada) —respondió Joey volviendo de su letargo para mirarle y sonreírle.

 

Seto sintió que le clavaban una espina en el zapato.

 

¿Qué hacemos aquí? ¡Debemos encontrar a quien le sacó el alma a Yugi!—dijo Joseph.

 

Tal vez aquí halla una pista—dijo el anciano.

 

¡Oye! ¿Qué haces aquí tu de nuevo?—habló Joseph a la oscuridad de una esquina. Todos se quedaron de piedra y miraron en esa dirección y una figura salió de allí para levantar una mano en contra del rubio.

 

El aparecido dijo algo en una extraña lengua y algo así como un aire hizo contacto con el joven y lo lanzó al precipicio. Cayó en un montón de tierra y rodó hacia un lado quedando inconsciente.

 

Todos estaban sorprendidos y alterados por lo que hiciera el sujeto. Si hubieran podido se hubieran ido pero este hombre les cortaba el paso. Lucía una larga túnica y ornamentos que hacían ver que era un egipcio antiguo.

 

¡Joey! ¡Joey!—gritó Devlin llevado por el miedo de que algo le sucediera a su prometido. 

 

Tristán luego de desesperarse y enojarse con quien les había atacado, preguntó--¿Qué dijo ese tipo?—

 

No hablo bien egipcio antiguo pero…--dijo el abuelo.

 

Dijo, apártate de mí esclavo. ¿Cómo osas hablarme así?—aclaró Yami.

 

Para su sorpresa Seto también entendía lo que el otro hablaba.

 

El extraño los miro a todos y dijo a Atemu—Siento esto su alteza pero esta era la única manera de que apareciera—

 

¿Tú robaste el alma de Yugi?—preguntó de  pronto el enfadado Faraón.

 

Lo siento pero debía hacerlo—dijo el hombre. Yami lo conocía, era el padre de Seth, el sumo sacerdote de Ra, Amenón.

 

¿Por qué?—preguntó el ojos violetas.

 

Eliminaré a todos los de la antigua época y así nuestro asesino no quedará impune—dijo Amenón seriamente.

 

¿Quién te ha dado esa loca idea?—preguntó Atemu.

 

Su padre, alteza. Este es su mandato. ¡Eliminad a todos los que estaban en palacio ese día para que el asesino no quede impune!—dijo el sumo sacerdote.

 

Pero eso es una locura—dijo pasmado el antiguo Faraón.

 

Es una orden de vuestro padre y vos como buen hijo debéis obedecerla, como debe hacerlo mi hijo. Yo ya he segado las almas de su doncel y de ese esclavo maloliente que se ha atrevido a hacerme frente. Debo evitar a toda costa que el mal se siga desperdigando. Ese hombre que nos asesinó debe estar aquí entre los reunidos de aquel tiempo y como vos como mi hijo son inocentes solo queda el Capitán de la guardia—dijo Amenón mirando a Duke que lo miraba sin entender.

 

Seto vio agradablemente que le sacaran el alma a ese renacuajo. Sin embargo algo le preocupaba. Miró al precipicio. El abuelo les había dicho que no era muy profundo pero…

 

 

Notas finales:

espero les guste

aunque creo que este fic ha bajado de atencion

pero les auguro que no terminara pronto

besos

^^


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