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EL CHACAL Y EL DRAGÓN por desire nemesis

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Estaba bajo el cerezo tomando una Coca Cola bien fría pues ya estaban comenzando los calores de la primavera. El cielo estaba precioso y el sentado en el césped también hojeaba unos dibujos que había hecho para la clase de arte.

 

Mantenía el pico de la botella entre los labios mientras abstraído se fijaba una por una en las líneas que había hecho.

 

Se te ve muy pensativo, perro. ¡No sabía que pudieras hacer eso!—le dijo una voz conocida desconcentrándolo.

 

Miró a todos lados pero no pudo verlo.

 

¿Buscas algo?—dijo una voz desde sus espaldas y volteó para mirar detrás del tronco y se halló a milímetros de sus ojos azules.

 

¿Kaiba, por qué…?—preguntó algo molesto el rubio pues parecía que el otro lo espiaba.

 

¿Acaso el árbol es tuyo, Wheeler?—preguntó el otro serio con ese ronquido gatuno en su voz que hizo que al ojos mieles se le subieran los colores.

 

¡Claro que no, idiota! Solo preguntaba porque intentas molestarme—dijo Joey desviando la mirada para que el otro no lograra ver su sonrojo.

 

Seto sonrió complacido. El otro se veía abochornado y sufrido. Era la mejor forma de lograr que bajara un poco su guardia ante él.

 

¿Y ese noviecito tuyo? ¿Dónde anda?—preguntó Kaiba volviendo a sentarse de espaldas al tronco en el lado opuesto del de Joseph.

 

¿Qué te importa?—preguntó algo molesto el ojos mieles de que el castaño trajera a colación un tema tan sensible. El otro no le hablaba desde que se habían peleado y le preocupaba en que terminaría todo.

 

Preguntaba porque oí decir por ahí que esta saliendo con una profesora de química—dijo el ojos azules como si no le interesara demasiado el asunto.

 

El corazón de Joseph comenzó a latir desmesuradamente. Sus ojos mieles miraron sin ver el trabajo que tenía delante.

 

¿No te inquieta eso?—preguntó el otro sonriendo malévolamente.

 

¡No!—respondió Joey para su sorpresa.

 

“¿Acaso Wheeler ya no esta  interesado en el dado? Tiene sentido ya que el otro no le creyó y casi lo botó de su vida”, pensó Seto.

 

No me interesan los chismes, chico fresa. Sé que Duke no es así—dijo el rubio demostrando una inaudita confianza en el pelinegro. Por dentro le oprimía la necesidad de asegurarse pero sabía que de desconfiar del otro perdería su última oportunidad de recuperarlo. –Nos casaremos en verano. ¿Recuerdas? ¡Él sería incapaz de hacerme algo como eso!—dijo el joven dibujante mientras borraba con la goma un trazo y lo hacía de nuevo.

 

Del otro lado del Sakura había un Kaiba muy furioso. Parecía que por el lado de Joey no lograba romper la confianza de la pareja. Ese idiota seguía confiando en el otro después de la forma en que Devlin le trató.

 

Seto sabía lo que le dijo porque había hecho poner micrófonos en el apartamento que compartían esos dos.

 

Algo herido por la idea de que el otro pudiera estar siéndole infiel. Cosa que no quería que el castaño supiera agarró sus cosas, las guardó y se dispuso a irse apoyando una mano en tierra para levantarse.

 

De pronto sintió que otra le agarraba por la muñeca esa mano y sus azorados ojos buscaron al causante encontrándose con los fríos lagos de Seto Kaiba.

 

¿Qué esperas Wheeler? ¿Qué te humille públicamente mostrándote a su amante?—preguntó el millonario.

 

¡Eso no te importa!—le dijo el ojos mieles tratando de zafarse de la mano del otro.

 

¡Te equivocas!—dijo Seto. –Me importa y mucho—afirmó luego para agarrarle la quijada con su otra mano y hacer fuerza para que la cara del otro se le acercara mientras él acercaba la propia, propinándole un beso mayúsculo de telenovela.

 

¡Vaya! ¡Te pido tiempo y no pasa nada para que ya empieces a revolcarte con los solteros del campus!—dijo Devlin parado a un  lado de la pareja. Su mirada estaba teñida de furia mientras miraba como su prometido se alejaba del otro y le veía con ojos desorbitados. –Supongo que me dirás que me equivoco. Que no es lo que parece. ¿No es lo que dicen siempre los infieles que son encontrados en fragante delito? Pensé que quizás… que quizás tú decías la verdad y ahora… ahora esto. Será mejor que te mudes. No creo poder vivir más con una persona como tú—añadió el dolido ojiverde y volteó para irse.

 

Seto vio en los ojos color miel que Joseph lo llamaría, le pediría perdón, le prometería amor eterno si era necesario y no lo soportó. Tironeó de él hasta que el otro golpeó su pecho con el propio, le miró a los ojos y el rubio mudo le devolvió la mirada. Antes de que pudiera reaccionar el otro ya estaba estampando de nuevo sus labios con los suyos.

Notas finales:

espero les guste

lamento que sea corto pero he tenido problemas

besos y hasta el prox

^^

pd gracias a mis revieros por los animos


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