Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestras historias.... de amor? por Kitana

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Hola hola mis amigas, un saludo especial a mis super friends Crawling butterfly, Cyberia_bronze_saint Torres CJ, Ares y at last but no the last, Saya malvakian, gracias chicas por seguir la historia y por las porras, como he dicho antes, el final se acerca ya, sugieran que les gustaría ver, me interesan sus sugerencias, y por cierto ¡gracias a todas por los reviews! me suben mucho el ánimo, y ahora paso al capi
 

Orpheo esta en la cocina preparando la cena, es noche de cena en casa, esta semana le toca cocinar a él, esas manos no solo sirven para arrancar bellas notas a su arpa, pueden dar placer no solo a mi piel, también a mi paladar.

- Hyoga, ya esta lista la cena. - dice con esa enorme sonrisa llena de calidez que me llena de felicidad.

- ¿Qué preparaste?

- Sorpresa, sorpresa. - dice y me besa en los labios, lo abrazo y comienzo a olfatear su cabellos, siempre logro descubrir lo que ha preparado.

- Ummm, hueles a canela... y a almendras, ¿qué preparaste?

- Ven a la mesa y lo descubrirás. - toma mi mano y me jala a nuestro diminuto comedor, no ha dejado de sonreír. Soy feliz, más que feliz, estoy con alguien que me ama y con quien me siento amado, aceptado y plenamente compenetrado. Nunca imaginé que encontraría a alguien así, y francamente jamás me imaginé que el viaje a Nueva York desataría todo lo que desató. Sufrí la pérdida de Camus como no imaginé que podría hacerlo. Pero junto a Orpheo todo ha ido cambiando, me enamoré de cada detalle en su persona. Y es que Orpheo hizo todo para ganarse mi corazón, y lo logró, contra todos mis pronósticos, en seis meses consiguió que olvidara a Camus. y ahora no quiero dejarlo ir jamás.

- Ayúdame a poner la mesa.- dice Orpheo poniendo en mis manos un par de platos.

- Como digas. - sonrío y comienzo a colocar los platos y cubiertos mientras él va a la cocina a traer la cena.

Hace dos meses decidimos vivir juntos y creo que ninguno de los dos podrías ser más feliz. Nos hemos establecido definitivamente en París, conseguí empleo con un ensamble de cuerdas y ahora tenemos nuestro futuro económico resuelto por los próximos dos años. Orpheo sigue trabajando con Saga y Eurídice en un proyecto nuevo. Ninguno de los dos quiso volver a  Nueva York, a pesar de que Saga insistió en que nos conseguiría empleo en alguna orquesta importante. Quiso ayudarme después de que confesó que no había sido falta de talento sino la intervención de Camus lo que me dejó fuera de la orquesta en aquella ocasión. Al principio me enfurecí, pero luego Orpheo me hizo entender que aquello no había sido más que un extraño acto de amor de Camus, tan extraño y extremo como todo en él.

No he sabido de Camus en meses, nadie sabe nada de él ni de Milo, prácticamente desde que se casaron hace casi un año. Me pregunto si estará bien. Ya no lo amo, pero me preocupa, pues fue una parte importante de mi vida.  Supongo que estará aquí para la boda de Afrodita y Shion. Mi prima Sahorí no ha parado de quejarse, desde que Milo decidió dejar la agencia y ser el cantante de Solid Gold, sus mejores modelos han dejado su agencia, después de casarse Camus se retiró definitivamente. Afrodita se fue cuando Shion le propuso matrimonio. Aioros también se fue cuando Shura le pidió que lo acompañara a España cuando lo promovieron a una gerencia regional. Mime decidió dejar de ser modelo porque ya no sería divertido serlo sin sus amigos, así que no esperó demasiado para seguir los pasos de sus amigos y se retiró después del desfile de otoño. Hasta donde sé Dohko y él siguen viviendo juntos, al parecer los amigos de Camus también decidieron establecerse con sus parejas, honestamente nunca me habría imaginado a Afrodita o a Mime conformándose con un solo hombre.

Tal como fue noticia la boda de Camus con Milo, ahora la noticia del momento es la próxima boda de Shion y Afrodita, ambos son famosos en su medio, así que no debería extrañarme.

- La cena llegó. - dice Orpheo con una enorme sonrisa, sea lo que sea huele delicioso. Esta es una de las grandes diferencias entre Camus y él, a Camus no lo metes en la cocina ni a punta de pistola y para Orpheo cocinar es un placer. Camus era todo exigencia, mientras que Orpheo es todo entrega... es todo lo que quise alguna vez encontrar en Camus y que Camus no pudo darme porque estaba tan necesitado de atención que no podía darle eso a nadie. Ojala hubiera entendido a tiempo que Camus no estaba en posición de darle nada a nadie, si lo hubiera entendido a tiempo no nos habríamos causado tanto daño.

- ¿Qué es? - le pregunto a Orpheo, el solo sonríe.

- Prueba y verás.- dice y me ofrece un bocado que acepto lleno de curiosidad.

- Pollo almendrado, no me queda tan perfecto como a Eurídice, pero hice mi mejor esfuerzo.

- Está delicioso. - le doy un beso. Él no deja de mirarme, esos límpidos ojos azules bastan para hacerme sonreír.

- ¿De verdad te gusto? - ahí esta esa expresión de niño indefenso que tanto me gusta.

- Claro, es más todo lo que tú cocinas me encanta.

- Entonces supongo que te gustará saber que pienso cocinar a diario.

- ¿Estás seguro?

- Sí, para mi no es problema,  además ahorraremos un poco.

- Como tú quieras. - le digo tomando un poco de lo que ha servido en mi plato. Cenamos mientras charlamos de cómo ha ido el día, Orpheo nunca va a estar de acuerdo con la forma de trabajar de Saga, a decir verdad yo tampoco, pero sin duda es el mejor director con el que he trabajado, y es tremendamente profesional. Hemos terminado de cenar, Orpheo esta feliz de que me haya gustado lo que preparó.- ¿Sabes que sería perfecto para cerrar esta cena?- le digo

- No, dime.

- Helado.

- ¿Helado?

- Sí, ¿no se te antoja?

- Claro, pero ¿de donde vamos a sacar helado a esta hora?

- Pues del congelador amor, fui a comprarlo mientras te estabas bañando.

- Tú siempre piensas en todo. - dice  y se acerca a besarme. - Voy por el helado.

-No, deja, yo voy. - me levanto y voy a la cocina, esto es tal como lo había planeado. Me toma unos momentos preparar el helado de Orpheo, sé que fresa es su sabor favorito, así que esto es perfecto.

- Te tardaste.- me dice fingiéndose molesto.

- Es que tenía que hacer algo para ti.- le digo. Pongo frente a él su porción de helado y la sonrisa en sus labios no podría ser más grande.

- ¡Hyoga! ¡Esto es hermoso!

- No más hermoso que tú. - le digo, valió la pena, y vaya que esta feliz. Toma el anillo de su plato y lo mira y lo mira, una y otra vez como para querer convencerse de que es real.

- ¿Esto significa lo que yo creo que significa?

- Significa lo que tú quieras que signifique, si estás listo úsalo en tu mano izquierda, y si crees que debemos esperar un poco más, entonces úsalo en la derecha.

- He estado listo para esto desde el día en que te conocí en ese taxi.- dice y después de ponerse el anillo en la mano izquierda, me besa con pasión. - Gracias, gracias por enamorarte de mí.

- No me des las gracias... tú lo has hecho todo, tú conseguiste que olvidara mi dolor y dejara de compadecerme de mi mismo, hiciste que me diera cuenta de que Camus no era para mí, que necesitaba buscar nuevos horizontes y contigo los encontré. Gracias a ti me di la oportunidad de volver a creer, de volver a sentir, de ser feliz...

- Y ¿Cuándo será nuestro gran día?

- Cuando tú quieras. Pero que sea pronto.

- Te amo Hyoga.

- Y yo a ti Orpheo. - nos unimos en un delicado beso, Orpheo me abraza con lágrimas en los ojos, esta feliz, estando así con él pienso que ha valido la pena todo el dolor y el sufrimiento solo para llegar a este momento, soy tan feliz, demasiado feliz y lo mejor de todo es que Orpheo corresponde a mi amor. Sé que seremos muy felices juntos. Me tarde tanto en decirle que lo amaba... me tomó meses reconocer que estaba tan enamorado de Orpheo como él de mí. Hace unos días decidí pedírselo, tenía que ser de una forma original, se me ocurrió lo del helado, sé que mi bombón es débil ante esa clase de cosas y supe que no se resistiría a un poco de helado. Otra cosa que me encanta de él es que, a diferencia de Camus, come lo que se le antoja y cuando se le antoja sin contar calorías, sin reprocharme que coma de más.

- Pastelito... te amo. Estoy tan feliz, tengo que llamar a Eurídice y contarle que nos casaremos, ¿te parece bien en un mes'

- De acuerdo bomboncito. - nos abrazamos, las caricias comienzan a subir de tono. Las manos de Orpheo se mueven deprisa por mi pecho retirando los botones de mi camisa. Lo tomo en brazos y lo llevo a la habitación, me siento tan bien con él. Simplemente soy feliz, no puedo describirlo de otro modo...

Por la mañana me despierto con Orpheo desnudo entre mis brazos... no podría ser más perfecto aunque lo quisiera. Lo amo tanto que se me hace difícil de creer. No me sentía capaz de amar así a alguien como lo amo a él. Solo a Camus logré amarlo de esta manera tan profunda, pero jamás me sentí tan feliz con nadie, tan pleno, tan amado...

- Buenos días amor. - dice Orpheo y deposita un beso en mis labios.

- Buenos días Orpheo.

- ¿Quieres que nos bañemos juntos?

- Hoy no, tengo que llegar temprano al ensayo.

- ¿Estás culpándome de llegar tarde?

- Es que te ves demasiado sexy con la piel mojada... no puedo dejarte ir si me miras de ese modo en que me estás mirando ahora.

- Tontito, tengo el día libre, cuando llegues te estaré esperando con una deliciosa comida y listo para complacer todos tus deseos.

-¿Todos?

- Todos.

- Entonces tal vez podrías comenzar con un masaje de esos que sabes dar tan bien.

- Si, pero será hasta que vuelvas. - me besa y se levanta de la cama.- Ve a bañarte, yo iré a la cocina a prepararte el desayuno.- lo veo salir de la cama y ponerse lo primero que encuentra para cubrir su hermoso cuerpo.

El teléfono comienza a sonar, ¿quién será a esta hora de la mañana?

- ¡Yo contesto!- grito para que Orpheo me escuche. - ¿Hola? ¿Quién habla?

- Hola Hyoga, ¡adivina quien soy!- reconocería esa voz en donde fuera.

- ¿Camus?

- Así es darling, ¿cómo estás?

- Pues... bien, ¿y tú?

- Mejor que excelente, dime una cosa, ¿crees que podríamos vernos? Quisiera hablar contigo, no te asustes, no estoy pensando hacer ninguna locura, estoy casado ahora ¿recuerdas?, Mili esta conmigo y sé que estás con ese niño Orbe o algo así, ¿no?

- Se llama Orpheo, y si estoy con él. ¿De que quieres hablar?

- Oh pues de muchas cosas, créeme no es idea mía, en realidad es cosa de Mili, él quiere que comencemos de cero aquí en París y se le ocurrió que tenía que hablar contigo... y bueno, yo no me opuse demasiado, te debo algunas explicaciones, disculpas y otras cosillas. Entonces, ¿podemos pasar a verte?

- Sí... esto va a ser extraño.

- Dímelo a mí, uno de mis ex amantes me da los datos de mi ex novio al que voy a visitar en compañía de mi esposo, ¡so crazy!

- ¿Quién te dio mi número?

-¿Quién más? Sagui.

- Debí suponerlo.

- A veces eres muy pero muy ingenuo patito.

- Cammie...

- No, no, no, nada de Cammie, soy Camus para usted señor patito, Mili es muy celoso, ¿sabes? - su risa se escucha maravillosa al teléfono, debe estar muy feliz. - ¿Crees que podrías invitarnos un delicioso cafecito? Hace frío y la verdad tengo demasiado sueño.

- ¿Dónde están?

- Pues en este preciso instante Mili esta estacionando el auto frente a tu edificio, ¿subimos o bajas?

- Suban, le avisaré a Orpheo.

- Debo memorizar ese nombre, pero ¿quién se llama Orpheo?

- Mi prometido.

- Ay, era bromita, no te enfades patito. - Camus nunca va a cambiar. - Entonces aquí vamos. Oh my God, hace demasiado frío aquí afuera.  Por cierto, cuidado con  Mili, hoy nos bajamos de la cama por el lado  incorrecto. - dice en voz baja, no puedo evitar reírme ante su comentario, definitivamente hay cosas en él que no cambiarán nunca.

- Vamos, suban de una vez.

-Correcto, ¿cómo dices que se llama tu nuevo novio?

- Es Orpheo.

- No te enojes, solo bromeaba.

- Te conozco y sé que no eres bueno con los nombres, salvo que te interese el dueño y no creo que Orpheo te interese demasiado si ya he tenido que repetirte su nombre tres veces.

- Tendrías que tenerme un poco más de paciencia, ¿no crees? Recuerda que no soy precisamente un genio. - escucho que Milo le dice algo, supongo que debe ser él. - Ay Mili, esta bien, Mili dice que no soy tontito, en fin, vamos para allá darling, prepara algo calientito porque tenemos frío, definitivamente Grecia es más linda que París en esta época del año. See you. - dice y cuelga. No me había dado cuenta de que Orpheo ha estado mirándome desde la puerta.

- Era Camus, ¿verdad?

- Sí... él esta a punto de subir a hablar conmigo... lo siento, creo que debí preguntarte primero. ¿Metí la pata muy a fondo?- pregunto al ver su expresión preocupada, Orpheo niega con la cabeza.

- No, es solo que  no quiero que él te lastime de nuevo.

- Él no quiere lastimarme, solo hablar.

-Pero tú estás feliz de verlo.

- Mentiría si te dijera que no me alegra verlo, pero no es por lo que tú crees, él es de alguna forma un buen amigo ahora, alguien a quien le tengo afecto porque fue una parte importante de mi vida, pero solo eso, ¿lo entiendes? - Orpheo intenta sonreír.

- Si, entiendo... y te pido que me entiendas tú a mí, tú lo amaste muchísimo y tengo miedo de que ese amor no esté tan muerto como yo pienso que está.

-Solo se puede tener en el corazón a una persona a la vez bomboncito, y la persona que ocupa mi corazón eres tú querido, no lo dudes jamás. - Orpheo sonríe y viene a besarme.

-Será mejor que te vistas, llamaré para avisar que hoy no vas al ensayo, supongo que él y tú necesitarán tiempo para hablar. También tengo que preparar más café.

- Sí lo prefieres lo llevaré a un restaurante, viene con su esposo.

- Ah el famoso Scorpio. - dice Orpheo y sus ojos azules brillan.

- Sí, el mismo, no me digas que también a él lo admiras como a Ikky.

- La verdad sí...

- Pues podrías aprovechar y pedirle un autógrafo.

- Aunque lo digas en broma, es lo que pienso hacer. - dice y me sonríe algo sonrojado. Supongo que nadie se imaginaría que un músico como él admira a tipos tan locos como mi hermano y ese Milo.

Me doy un baño rápido y me visto con prisas, no sé porque tengo tantas ganas de ver a Camus... ¿y si Orpheo tuviera razón? No, no lo creo, lo mío con Camus ya es historia y no puedo pensar en nadie más que en Orpheo, tal vez solo sea curiosidad.

-Hyoga, ya están aquí. - dice Orpheo entrando en nuestra habitación. Un poco nervioso me dirijo a la sala, al entrar al primero que veo es a Milo, está abrazando a Camus, Milo es más impresionante de lo que recordaba. Está vestido completamente de negro, lleva un abrigo de lana también negro, creo que Camus no bromeaba con que estaba de  mal humos. Finalmente logro ver a Camus escondido entre los brazos de Milo. Se ve tan pequeño e indefenso... lleva un enorme abrigo con ribetes de piel, se ve mucho más delgado y pálido que la última vez que nos vimos, eso fue en su boda, hace casi un año.  Viste de azul, parece un niño. Se ve mucho más joven de lo que realmente es. Me sonríe y sale del posesivo abrazo de Milo.

-Hola patito... digo Hyoga. - dice sonriendo, parece un ángel. -¿Qué te parece mi nuevo look? Me harte del cabello largo. - dice y se acerca para saludarme.

-Hola Hyoga. - murmura Milo quitándose las gafas oscuras que traía puestas.

- Hola, vengan, vamos a sentarnos. - les digo, Camus toma la mano de Milo.

- Ay esta casa es así de chiquita. - dice Camus haciendo un ademán con la mano y sin despojarse de su habitual desfachatez.

-Cam, no seas impertinente. - lo regaña Milo.

- Pero si es la verdad.

- No te preocupes Milo. - le digo sonriendo, Camus tiende a decir lo que piensa sin importar quien esté presente. Orpheo ha entrado a la habitación con cuatro tazas de chocolate.

- Gracias.- dice Milo recibiendo la taza que Orpheo le ofrece, mi bombón está más rojo que una fresa.

- Mili, hermoso, ¿es café?- le dice Camus metiéndose entre él y Orpheo, es obvio para mi que lo conozco que está celoso.

- No Cam, es chocolate.

-Ah vaya, entonces no quiero, lindo, ¿serias un sol y me prepararías un café? Es que el chocolate engorda y yo no quiero engordar. - dice mirando a Orpheo.

-Cam, no seas descortés. -dice Milo.

- Ay Mili, no es descortesía, es sinceridad. Además a esta monada no le importa, ¿verdad que no te importa sweetie? - Orpheo lo mira un poco rojo.

-No, claro que no.

-¿Ya ves Mili? Este niño es un ángel, so cute, y por cierto, nadie me ha presentado.- dice Camus mirándome.- Hola chico guapo, yo soy Camus Delluc Scouros, y el hermoso pedazo de hombre que esta a mi lado es mi esposo, Mili. - dice y le da la mano a Orpheo, Cammie está marcando su territorio, no podría dejar de hacerlo, él es muy celoso, debe estar tremendamente celoso como para dar su nombre de casado. Orpheo solo sonríe y le da la mano a Camus.

-Hola, Milo Scouros. - dice Milo un poco apenado.

- Hola, yo soy Orpheo Farneud .- dice y estrecha la mano de Milo.

- Deja de mirarlo así que lo vas a gastar.- dice Camus en voz baja al notar que Orpheo no deja de mirar a Milo con insistencia. - Antes de que comencemos con lo de siempre, sí, es Scorpio, sí es el mismo de Solid Gold, y es mi esposo. - dice Camus tamborileando sobre sus muslos.

- Lo siento, no quise ser tan impertinente. - dice Orpheo muy sonrojado.

- No darling, si no quisiste pero que bien lo lograste. - dice Camus un poco molesto. Milo solo toma su mano y baja la mirada, es obvio quien lleva las riendas de ese matrimonio, aunque Camus aparenta ser muy dulce, en realidad es tremendamente dominante.

- Cam... ¿te apetece probar un poco de mi chocolate? - le dice Milo ofreciéndole la taza. Camus le sonríe de esa perversa manera que solo él tiene, toma la taza y las manos de Milo y bebe un pequeño sorbo. Definitivamente Camus nunca dejará de ser Camus. Levanta los ojos y le mira con sensualidad, pasa su lengua sobre sus labios como prometiéndole algo.

-Hyoga, ¿me acompañas a la cocina? - dice Orpheo, me jala del brazo en dirección a la cocina. - Ese tipo está loco. - dice un poco molesto cuando ya estamos solos.

- No esta loco, solo celoso, no te imaginas lo inseguro que es en ese aspecto. Cuando salíamos juntos no podía ni mirar a alguien porque ya se estaba haciendo ideas.

- Entiendo, aunque con un esposo como ese, ¿quién no sería celoso?

- Basta bombón o quien hará la próxima escena de celos seré yo.

- ES que Scorpio es tan guapo. - dice con voz fingida.

- Orpheo...

- Era broma, ya sabes que para mí el más guapo siempre vas a ser tú. - dice y me besa- Voy  a prepararle el café, mientras más lejos de él, mejor. - dice y se ríe bajito. Vuelvo a la sala, Milo está sobre Camus en el sofá, definitivamente a estos dos todavía no se les acaba la pasión. Es raro, creí que me dolería verlo con él, que me movería algo, pero Camus solo me ha causado ternura.

- Este... lo siento. - dice Milo separándose de un despeinado y sonrojado Camus. Camus sonríe y se acomoda la ropa.

- Perdona...eh bueno... yo no vine a esto, ¿do you understand me? - dice Camus, se acomoda en el sofá adoptando una pose despreocupada a la vez que sensual. - Como te dije, pues yo... yo te debo algunas explicaciones, alguna que otra disculpa y por eso es que venimos.

- Si, creo que yo también tendría que disculparme contigo. - dice Milo. - Nunca debí meterme en una relación como la que tú y Camus tenían.

- No tienes que pedirme disculpas Milo, no se manda al corazón, y para mi es claro que tu amas demasiado a Cammie. Pero si con esto te sientes más tranquilo, acepto tus disculpas.

- Escucha patito, yo cometí muchos errores, te amaba pero jamás supe demostrarlo de la forma correcta. No es fácil lo que voy a decirte, me sentía solo, solo y no muy aceptado. Sé que no es disculpa, pero honey con sinceridad, nunca hice nada con la intención de dañarte. Tú sabes que nunca hago las cosas por la vía tradicional, lo mejor habría sido hablar contigo y decirte lo que sentía, pero no lo hice porque tenía miedo de que no lo entendieras, para entenderme tendrías que saber cosas de mí que no podía contarte porque dolían demasiado. Y si no te las conté pues bueno fue porque no quería que sintieras lástima de mí. Ahora no tiene caso decírtelo, es obvio que ya me olvidaste, por cierto discúlpame con esa monada, cuando me pongo en mode jealous nadie me soporta, nadie excepto Mili, ¿verdad corazoncito?- Milo le sonríe y Camus sigue hablando. - Tengo que pedirte perdón porque hice muchas cositas estúpidas para mantenerte junto a mí, como pedirle a Sagui que no te diera trabajo en Nueva York... fui un tontito, ¿verdad? - dice mirándome con esos ojos de niño desvalido. - Es que no quería que te alejaras de mí, no podía dejar París por mi carrera, no estaba listo para el gran salto a las pasarelas de Nueva York, nunca lo estuve y si tú te ibas yo me quedaría solito y no quería perderte, ¿algún día vas a perdonar a esta desgracia de persona?

- Ya te he perdonado Camus, no te preocupes más por eso, entiendo que para ti era importante, aunque me habría gustado que me lo mostraras de otra forma, ¿sabes?

- Tienes un corazón enorme patito, de verdad, gracias por todo lo bueno que me diste, lamento no haberte correspondido, pero aquí adentro. - dice señalándose el pecho con el índice. - Aquí adentro todo estaba demasiado roto, yo jamás te entendí ni tú a mí. Ahora lo comprendo.

- Los dos cometimos errores, yo no supe como acercarme a ti para obtener tu confianza.

- Es que yo no te dejé... dolía mucho, no sabes cuanto. - dice con lágrimas en los ojos, Milo toma su mano y la besa, Camus le sonríe.

- Me alegra que ahora seas feliz.

- A mi también me alegra que tú seas feliz. Y no sabes cuanto, ¿sabes? Mili me convenció de buscar a mamá... no sé como va a resultar eso pero... creo que es momento de dejar que algunas heridas cierren. Creo que es hora de irnos cariñito. - dice volteando a ver a Milo, él solo le sonríe y se levanta.

- Hasta pronto Camus, me da gusto saber que estas bien, me preocupó no saber de ti en todo este tiempo. - le digo estrechando su mano.

- Ay patito, nunca te preocupes por mí, soy el lindo Cammie y todo me sale bien, además de que ahora tengo a Mili para que me cuide, ¿verdad precioso? - dice y besa a su esposo. Se ven felices... ojala que Orpheo y yo seamos tan felices  como ellos.

- Hasta pronto Hyoga, ¿sin resentimientos? - dice Milo tendiéndome la mano.

-Sin resentimientos, solo hazlo feliz.

- Créeme que lo haré. - dice sonriendo. No lo había visto sonreír jamás. Es extraño. Él es un tipo bastante peculiar, pero ama muchísimo a Camus. - Dale esto a tu novio. - dice y me entrega un disco autografiado por él, además de un par de boletos. - Ve con él se divertirán.

- No te preocupes por mí patito, fue idea mía. Se nota desde un avión que él adora  a Mili. Después del concierto tendré mi primera fiesta de cumpleaños, ¿puedes creerlo? Serán bienvenidos si quieren ir. - dice Camus.

- Hora de irnos, tenemos ensayo. - dice Milo consultando su reloj.

- Nos vemos pronto.- dice Camus, me sonríe y guiña un ojo, se ve radiante.

- Hasta pronto. - los veo salir tomados de la mano. Me asomo a la ventana para verlos subir al auto de Milo, me alegra que sea tan feliz... me alegra que al fin haya encontrado lo que buscaba y yo también.

 

 

Notas finales: ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado, probablemente mañana suba algo más, es que tengo problemas con el sonido de mi compu y sin música no uedo trabajar, un beso, bye bye¡¡¡¡

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).