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EL CHACAL Y EL DRAGÓN por desire nemesis

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Cuando los labios de ambos se separaron sus ojos quedaron prendados mutuamente desde los pocos centímetros que les separaban.

 

¿Qué has hecho?—preguntó Wheeler y cuando el otro iba a contestar le abofeteó. – ¡No tienes derecho!—gritó después.

 

El castaño furioso lo volvió a atraer a sí y con sus cuerpos muy juntos le dijo--¿Estas seguro de que no tengo el derecho?—

 

¡Que tú quieras hacer algo no justifica…!--dijo el rubio.

 

¡Tú también quieres!—afirmó el ojos azules.

 

¡No es cierto!—exclamó Joseph.

 

Puedes negarlo todo lo que quieras pero yo sé que no es cierto—dijo atrayendo al otro lo más posible. –Puedo sentir el ritmo de tu corazón a través de mi piel, veo como se agita tu respiración y como tiemblas entero ante mí, Joey—añadió Seto con mirada intensa.

 

¡Es por el asco!—trató de confundirlo el ojos mieles. --¡Solo me provocas asco!—dijo aún más alto después.

 

No te vi. intentar vomitar después que nos besáramos—le dijo Kaiba y el recuerdo hizo que el otro enrojeciera ampliamente.

 

Puedes ser todo lo bravucón que quieras pero no encontrarás a nadie que se sienta remotamente interesado en ti. Solo les interesa lo que sabes y lo que tienes. ¿Y sabes? A mí no me interesa ninguna de esas cosas—dijo Wheeler sintiéndose orgulloso de sí mismo.

 

Seto lo vio marcharse furioso por el atrevimiento del otro. Cuando lo tuviera en sus manos ya vería ese bastardo. Lo que le había dicho no era nada nuevo para él. Era su filosofía de vida. Oírla del perro sin embargo le había afectado en lo más recóndito de su ser.

 

Aunque estaba satisfecho en su interior pues después de lo que el dado había visto jamás perdonaría al perro. Su primera parte del plan estaba completa. Ahora cabía la segunda. Lograr que el otro cayera a sus pies para luego pisotearlo como le diera la gana. Así el otro aprendería a no insultar a un Kaiba de por vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llamó a la puerta no sabiendo que esperar. Y cuando el otro abrió se sintió inquieto.

 

¿Qué quieres?—preguntó Duke.

 

¡Hablar contigo!—dijo Joseph con un aire de necesidad que convenció al otro.

 

Lo dejó pasar y le preguntó--¿Vas a cambiar tus mentiras o…?—

 

¡Yo nunca te he mentido!—dijo el joven ojos mieles.

 

Dices que ella miente—exclamó el otro.

 

¡No! ¡Todo fue una serie de confusiones! Ella creyó que por ser gay podía tocarla sin… eto… tú entiendes—trató de explicar el rubio.

 

Lo que quieres decir es que no eres inmune a las mujeres—dijo el pelinegro y Joey cabeceó. --¿Y después?—preguntó luego.

 

Pues, yo me fui al baño a arreglar cierto problemita y ella pues, se me tiró encima. Tienes que creerme. ¡Yo no tuve la culpa!—dijo con cara de desgraciado el chico de ojos mieles. El otro muy levemente comenzó a sonreír lo que le dio curiosidad. --¿De que te ríes?—preguntó.

 

Suena como algo que te pudo haber pasado—dijo al borde de la carajada Duke Devlin imaginando tal situación.

 

¿Entonces me crees?—preguntó Joseph.

 

Nadie en sus cabales inventaría tal historia. ¿Estas en tus cabales?—preguntó el ojos verdes. El otro entrecerró los ojos un poco por la pregunta pero en seguida cambió su talante. Devlin le estaba perdonando. --¿Y lo de Kaiba?—preguntó de nuevo serio Duke.

 

El se apareció allá y me molestó. No entiendo que pasó. Cuando ya me iba él me besó sin previo aviso—dijo el confundido rubio.

 

Suena como algo que Kaiba haría para molestarme. Te apuesto a que me vio acercarme y quiso poner un nuevo clavo al ataúd de nuestra relación—dijo el pelinegro.

 

A Joseph le cayó la ficha y preguntó temiendo la respuesta--¿Tú estas saliendo con una profe de química? Kaiba me dijo que salías con ella—aclaró.

 

Entonces tengo razón—exclamó el joven dado.

 

¿Sales?—preguntó el rubio.

 

¡Sabes que no! Aunque puedo hacerlo porque tú y yo ya no tenemos nada. No sé si pueda confiar en alguien que apenas me doy la vuelta se pone a jugar con todo el mundo—dijo el ojiesmeralda. Volteó para ir a la puerta y abrírsela cuando sintió las manos del otro sobre su pecho, sus brazos lo rodeaban y el aliento del ojos mieles pegaba en su desnudo cuello.

 

¡Déjame estar aquí! ¡Quiero estar contigo!—dijo el ojos mieles bajo en su oído. Sabía que esa era la debilidad más grande del otro y tuvo éxito pues el otro volteó y le besó apasionadamente.

 

 

 

 

 

 

 

Dos días después Seto se vio atrapado en una dura visión. Frente a la universidad, junto al auto estacionado de Devlin este y Joey estaban agarrados besándose.

 

Hecho una furia volvió a KC sin asistir a clases y se puso a oír las conversaciones en el apartamento del estúpido dado pues como había estado seguro de que esos dos jamás volverían no había escuchado.

 

Después de oír la grabación de ese día y oír como se arreglaron esos dos la furia en él creció tanto que aventó su laptop en el  piso. Esos dos se la pagarían.

 

Se la pagarían muy caro, pensó.

Notas finales:

espero les guste

^^

mata ne


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