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EL CHACAL Y EL DRAGÓN por desire nemesis

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Estaba mirando por la ventana así que Gerard no pudo evitar preguntarle--¿Qué miras?—

 

El cielo—respondió como en otro mundo Etienne.

 

¿Qué tiene el cielo?—preguntó acercándose el mas alto.

 

Es azul—respondió el más joven.

 

¿Qué tiene de raro? ¡Siempre ha sido así!—preguntó confundido Lamaison.

 

Me pregunto si él también estará aquí—dijo Jean Baptiste para sorpresa del pelinegro.

 

¿Él, quién?—preguntó con sus sentidos alertas. No le gustaba como hablaba de pronto el otro.

 

El Conde—respondió el rubio.

 

¿Quién es ese conde?—preguntó el ojiazulado con un sentimiento muy feo en su corazón.

 

Él es la persona que me lo ha dado todo—dijo el menor en contestación.

 

¿Qué te dio?—preguntó el otro sin lograr evitar la emoción que le invadía por momentos.

 

Me dio la oportunidad de tocar para el rey—exclamó Jean Baptiste para alivio de Gerard. –Sin él no lo hubiera logrado. El Conde sabía que era lo que quería y lo hizo por mí—añadió Etienne para consternación del otro.

 

Suena como si fuera importante para ti—dijo con una mínima esperanza en su corazón el músico.

 

Él es la persona más importante para mí—dijo sonriente el de ojos melados.

 

El mayor presa de unos absurdos celos lo tomó por los hombros y levantándolo lo llevo hasta la pared a un lado para decirle—Tal vez antes pero la persona más importante para ti ahora soy yo. ¿No es verdad Etienne?— Al ver que el otro no respondía le dijo--¿Verdad? Yo soy el que te da todo. Yo soy el que te protege. Sin mí estarías en un sanatorio psiquiátrico lleno de locos y de personas que te lastimarían. ¡Recuerda eso! Soy yo el que te mantiene a salvo, Jean. Yo soy la persona más importante para ti—dijo con cara de loco.

 

Etienne sintió miedo. El otro le sacudía violentamente. Más por miedo a un negro futuro y a que Gerard se enojara asintió y dijo—Wi—

 

El otro le abrazó con fuerza y le dijo al oído--¡Jamás me abandones Jean! ¡Moriré sin ti!—

 

Más por piedad que por otra cosa el rubio acarició los negros cabellos y de pronto se vio siendo besado.

 

Yo soy ahora la persona más importante para ti. Borraré todo recuerdo de él—le dijo mientras lo estiraba en el suelo y se ponía encima y le comenzaba a desvestir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tomaba clases con un maestro muy reconocido. Era un regalo de sus padres. Era tan bueno que el maestro le pidió que le ayudara con unas clases para la hermana menor del Conde DesChartes.

 

 

Ella era una adorable niña de cabello como el trigo y ojos como el cielo. Sus padres habían muerto en diferentes ocasiones y su hermano mayor tuvo que hacerse cargo de todo muy joven.

 

El músico no le vio los primeros días. Su maestro le dijo que el joven caballero estaba de viaje de negocios en el interior y que volvería en un tiempo. Un día fue con él pues este quería ver el progreso de la niña y de su discípulo con sus propios ojos.

 

Dio la casualidad que fue el mismo día en que el joven amo volvió al castillo que gobernaba.

 

Se encontraron por casualidad en el pasillo y se miraron a los ojos por unos segundos sin parpadear.

 

Pardon Conde. Je ne se pá—se disculpó el maestro.

 

¿Quién es este hombre?—preguntó el Conde mirando al muchacho de ojos mieles.

 

Mi discípulo Conde. Él le ha estado dando clases a su hermana—dijo el mayor.

 

¿Ha dejado que un desconocido esté a solas con mi hermana menor?—preguntó lleno de ira el Conde Phillip Delier de DesChartes con ira en su azulina mirada.

 

No es un desconocido monsier Conde. Es mi discípulo más virtuoso. Un día el ocupará mi lugar—le dijo el anciano músico.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tres años han pasado.

 

Seto mira por el ventanal de su oficina una ciudad que ha perdido su brillo para el castaño. Sus ojos han pasado por el mismo proceso. Su orgullo no le permite verlo pero los que están a su alrededor pueden verlo con claridad pues Kaiba ya no tiene ni el mismo empuje ni la inventiva que siempre le caracterizó. Su compañía ha perdido el liderazgo que siempre ostentó.

 

Señor Kaiba la limosina está abajo—le dijo su secretaria.

 

Muy bien. Iré en un momento—le dijo en respuesta el multimillonario dueño de una de las compañías más grandes de Japón. 

Notas finales:

gracias por leer

mata ne

^^


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