¡Detente! ¿Qué… que haces?—dice el rubio aunque sabe perfectamente lo que el otro pretende hacer.
Te dije que te estaría contigo de todas las formas posibles—le dice el ojos azules como si nada y agacha la cabeza de nuevo.
Cuando la punta de su lengua hace contacto con la erecta cima del falo del joven cazador este siente como si su piel explotara por los cuatro costados, apreta el edredón entre sus dedos y se contorsiona en busca de alejar así de su sentir la tremenda sensación que sus terminales nerviosas envían a su acalorado cerebro.
El castaño comienza a engullir el miembro del ojos mieles una y otra vez volviendo casi insoportable el placer que el rubio siente, sus gemidos llegan hasta el grado de gritos en esa habitación alba. Sus piernas se separan y se doblan para Kaiba quien solo se ocupa de hacer sentir al otro la máxima de sus atenciones.
Debería lastimarlo solo un poco para succionar de él mi alimento diariamente—dice medio en broma el noble causando que el orgasmo alcance al otro que se viene en su boca sin más dilación.
Joseph está exhausto, respira con dificultad con los ojos cerrados mientras sobre él siente la presencia del otro que gatea para alcanzar su rostro, el cual besa. Joseph siente el sabor agridulce que comparte la boca del otro y se da cuenta de que es su propio sabor el que siente.
El castaño se estira al costado suyo de espaldas y lo hala sobre él quedando de espaldas sobre el pecho del noble. Mientras besa su cuello como al cazador tanto le gusta su erguido falo hace presión contra la parte posterior del joven ojos mieles que empieza a acalorarse de nuevo.
Mientras la mano del más alto se escurría de nuevo hacia la entrepierna de Wheeler este le dice--¡Ahora voy a hacerte mío por detrás!—
Ante tal revelación el rubio abre grande sus ojos mientras su cuerpo se retuerce de continuo por las caricias propinadas a su parte más sensibilizada. Voltea un poco la cabeza buscando la boca del otro la cual encuentra y de pronto le empuja para al liberarse voltearse y ponerse sobre él a horcajadas mientras es abrazado de nuevo por el ojos azules que le pregunta--¿Qué haces? Te dije que…--
No puedo, quiero tenerte así, con tu rostro frente al mío. Quiero tenerte como tú me tienes a mí. Quiero seducirte, ser tu dueño como tú eres el mío—le revela el cazador haciendo sentir raro a Kaiba.
Jamás alguien le había dicho tales palabras. Sus presas se habían conformado con ser seducidas y hasta sometidas pero nunca había enfrentado el reto de tener un amante que le deseara de esa manera y eso le confundía y halagaba.
Sus lagos azules se fijaron en los del otro, como la más pura miel, por un momento para luego abrir su boca y besarlo con todo el deseo de que era capaz.
Seth estaba terminando de limpiar el comedor junto con el rubio cuando alguien toca fuerte a la puerta por lo que el cazador abre.
¡Hello, honey!—dice el de ojos grises mirándolo con una gran sonrisa.
¿Qué haces aquí?—pregunta el sobrino del anterior.
Sabías que vendría. ¿No es así?—pregunta el peliverde entrando en el castillo como si fuera un habitué del lugar. Llegó a un sillón y se sentó mirando a su sobrino con sus ojos como navajas.
Dime en verdad que pasa—le dice el castaño.
¿Acaso no puedo tan solo querer que mi sobrino preferido visite a su madre el día de su cumpleaños?—pregunta el tío.
¿Tu madre cumple años?—preguntó Joey lleno de sorpresa de pensar que la madre del otro tenía semejante evento y él ni siquiera lo hubiera mencionado. Es más. Parecía no querer asistir.
¿Lo ves? Hasta tu linda presita se ha emocionado. Deberías llevarlo a que conozca a la familia. ¡Sé que les encantará el chico! ¡Es adorable!—dice el mayor y al momento de decir la frase final estaba de pronto junto al ojos mieles tocando su mentón.
Kaiba de repente está entre Wheeler y su tío. --¡Déjalo en paz!—dice.
¡Uy, que protector! ¡Me recuerda a como protegías a la linda Catherine!—le dice el peliverde a su sobrino provocando la curiosidad de Joseph. --¡Verás! Catherine fue su última presa. La protegía de una manera adorable—le dice al rubio repitiendo su latiguillo.
¡Déjame en paz, tío o ya sabes que…!—dice el ojos azules visiblemente más tenso mientras el rubio siente algo de interés por lo que el otro dice y tristeza de saber que hay alguien más importante para Seth. La pregunta de que le pasó a esa chica se forma en su mente.
No puedo—responde el ojos grises. –Tu madre quiere que vayas y no es algo que yo pueda discutirle—agrega.
¿Por qué ahora?—pregunta el castaño.
Es tu madre y está preocupada por ti—responde el tío.
No te esfuerces tanto—dice el castaño con ironía.
¡Seth!—exclama el joven tras él agarrando su manga. --¡Quizás…!—
¡No te metas en esto!—le dice sin mirarlo el dueño del castillo. Las manos se sueltan avisando al noble que el otro ha sido herido por sus palabras.
¡Uy, no trates así al niño!—dice el mayor.
¡No soy ningún niño!—reclama el cazador.
¡Tiene agallas! ¡Me agrada!—dice a su sobrino el de ojos grisáceos para luego decirle al rubio—Pero lo siento, aunque tuvieses ochenta años serías un niño comparado con moi. Recuerda que nosotros somos eternos y ustedes no—
¡Ya dije que nos dejaras en paz! ¿Qué tengo que hacer para que lo entiendas?—pregunta el ojiazul llegando al límite de su paciencia.
¡Ir a ver a tu madre! ¡No pido más!—dice su tío sonriente.
¿No me dejarás en paz, cierto? Pero no iré a menos que me expliques la verdadera razón por la que quiere verme. ¡Sé claro y entonces iré!—le dice su sobrino.
¡Eres duro como tu madre!—exclama el tío al parecer orgulloso de ese hecho, su semblante luce un poco más serio cuando tomando un libro que está en una mesa cercana anuncia— ¡Kate ha sido atacada! Arrasada más bien diría. Al parecer la asociación de cazadores cree que han sido vampiros pero tú sabes que no somos tan idiotas para permitir que arrasen con una ciudad—
(Kate en japonés, no nombre de mujer)
¡Perdón pero…! ¿Cómo pueden culparles a ustedes? Si no fueron ustedes…--dice el ojos mieles.
¡Adorable!—dice sonriente el tío de Seth repitiendo esa palabra que parece ser su favorita. Pero mi querido si piensas ser parte de esta familia como creo, Seth debería explicarte que nosotros somos más bien…--añade pero es cortado.
¡Tío, más vale que dejes de meterte en mis…!—advierte el castaño.
Pero el joven debería saber que esta en manos del heredero del rey de los vampiros sino su vida sería muy errática. ¿No es así, Satín?—dice para consternación del rubio, el peliverde.
Para bajar un poco el tenor de las palabras de su tío el ojos azules contesta—Hace mucho más de lo que puedo recordar que soy el próximo así que no vengas con idioteces tío Allen. No vengas a complicarlo todo ahora—
Pero si vas a llevarlo necesita saberlo pues allá serán más formales que yo. ¿O es que no piensas ir después de dar tu palabra?—pregunta el de ojos grises.
¡Claro que iré! ¡Mal que me pese!—dice el más joven de los Kaiba mientras siente la mirada miel en su espalda.
¡Eso es todo lo que vine a buscar! ¡Arrivederci nepote! ¡Nos vemos en casa!—se despide el sonriente peliverde antes de desaparecer tras la puerta.