Mientras el joven cazador termina de arreglar tanto sus prendas como las de Kaiba su mente va repasando todas las posibles respuestas a su pregunta y su corazón se va doliendo de que el otro le oculte algo importante. Esa mujer debió ser importante para él.
Unos golpes en la puerta anuncian a un visitante. Precavido el ojos mieles solo la abre en parte. Tres pares de ojos lo miran desde el otro lado, son tres sirvientas muy sonrientes.
Amo Wheeler, le traemos algo a su alteza—dice la primera.
Él abre más la puerta y les contesta—Él no está. ¡Pasen y déjenlo!—
Las jóvenes traen ropa, calzado y una maletita que dejan sobre la mesa. Al voltear ven que el cazador mantiene la puerta abierta para que se vayan.
¡Eto, nuestras órdenes son dejarlo listo!—dice la primera.
¿A qué?—pregunta curioso Joseph.
¡A usted!—responde ella mientras las tres se acercan, una le saca la puerta de las manos para cerrarla mientras las otras comienzan a desvestirlo.
¡Oigan chicas, no!—dice el muchacho.
¡Tranquilo! Estamos acostumbradas. Nosotros vestimos a muchas de las presas de los amos—le dice la joven primera.
¡Pero…! ¿Por qué? ¿Quién las…?—pregunta algo cohibido Joey.
Su majestad nos envió. Piensa que sus ropajes no son los apropiados para acompañar a su alteza en su estancia aquí—le contesta la primera.
Wheeler entiende. Otro desdén de la reina. Entonces una pregunta le asalta en su cabeza y la hace a las jóvenes mientras estas siguen con su tarea--¿Ustedes conocieron a la anterior presa de Seth, digo de su alteza?—
No—responde la portavoz—Su alteza se fue mucho antes que nosotras llegaramos y no habíamos tenido el honor de su presencia hasta este día—
Terminaron de vestirlo y calzarlo con un traje miel con adornos dorados y un fino calzado italiano comparables con los de cualquier noble. Luego lo sentaron en una de las sillas para peinarlo y cortarle el cabello de la manera que les ordenó la reina.
Joseph se miraba al espejo mientras efectuaban todo eso. No le importaba ese trato. Lo tomaba como algo fuera de lo común que debía disfrutar mientras pasase. Además si eso ayudaba a que Seth tuviera un mejor ambiente con su familia.
Estaba volviendo de ver a su madre que como siempre había sido disgustante pues se cansó de hablarle de sus responsabilidades y de que debía elegir mejor a sus presas. Una de sus responsabilidades recaía en visitar a su prometida. De verdad ella no le agradaba, quizás porque le recordaba demasiado a su madre. Nada le había mencionado al rubio acerca de ella y le molestaba que su madre se metiera en sus asuntos y lo mencionara más intensamente que la última vez pues al parecer el ojos mieles solo había oído la mención como algo posible y no como una realidad existente.
En verdad no había nada que mencionar pues los dos estaban prometidos por los padres de ambos, no por propio interés, al menos de su parte. Lo que le preocupaba era que llegado el momento debía hacerle comprender eso al cachorro y no sería fácil ya que el cazador era algo sensible a los asuntos familiares como había visto en anteriores ocasiones como con el tema de su familia.
Fue mientras que piensa en todo eso que se lo encuentra. Lo ve por la ventana. Rodeado de bellas jóvenes como es su estilo según él. Su tío disfruta de una limonada en la terraza.
Debe aprovechar la oportunidad ya que esta vez el rubio no se encuentra cerca.
¡Sobrino! ¡Ven y siéntate! ¡Comparte una limonada fresca con este viejo!—dice Allen.
Mientras se sienta mirándolo intensamente el castaño le pregunta--¿Tenemos algo de que hablar, no crees?—
El otro sonríe—Te has puesto serio de repente y no entiendo el porqué—exclama.
¡Quiero que me expliques muy bien que pasó allá!—exige el mas joven.
No entiendo que tendría que explicarte—dice el peliverde haciéndose el desentendido.
La primera vez que lo vi pensé que habías mandado a una de tus presas a darme un mensaje pero al ver que no sabía nada de mí supuse que algo raro estaba pasando—dice el castaño con su rostro serio.
El de ojos grises mira su vaso mientras haciendo un mohín responde—No entiendo que quieres saber. ¿El muchacho no te lo contó todo? Fue culpa de su estúpido jefe—
¿Por qué lo dejaste si era tu presa?—pregunta el ojiazul.
Ay, no me vayas a hacer una escena ahora. Es tu presa ahora así que…--dice el más viejo.
¿Por qué?—pregunta con autoritario tono el príncipe.
Sabes, es lindo pero no es mi estilo. A mí me gustan las chicas. Solo tenía hambre y otras necesidades por la adrenalina. ¿Sabes? Cazar humanos es divertido—responde el tío de Kaiba.
Entonces… ¿Por qué no le mataste?—pregunta algo preocupado por el futuro de su cachorro y las intenciones de Allen. No confiaba en el traicionero y caprichoso Allen Kaiba.
¿Qué se yo? ¡Haces demasiadas preguntas sobrino! Solo hice lo que quería en el momento. Yo no soy tan cuidadoso como tú respecto a los bichitos estos. Son adorables como una muñeca de porcelana pero con igual facilidad dejan de existir—dice mientras sienta a una de sus jóvenes presas en su regazo–Ahora te pido que te vayas y dejes de aburrirme—
Seth no puede ver como a medida que se aleja molesto su tío va ensanchando una feliz sonrisa en su rostro.
Seth volvió y al verlo así vestido le pregunta--¿Qué ha pasado?—
Tu madre pensó que…--responde el joven y de inmediato siente las manos del otro sobre su cuerpo.
¡Mi madre no tiene jurisdicción sobre ti! ¿Lo entiendes?—pregunta mirándolo fijo.
Es solo que…--exclama el ojos mieles.
¡Es solo que nada! ¡Solo yo puedo decirte que ponerte o cuando vestirte!—dice el castaño mientras sus manos deslizan el chaqué de Joey por sus brazos para que termine en el piso y sus labios toman posesión de los suyos.
De inmediato lo lleva a la cama donde lo recuesta y su mano lleva la del cazador hacia su entrepierna donde la coloca sobre el duro bulto que allí yace.
Joseph se siente cohibido y excitado ante la sensación del deseo del otro en su mano y le abraza mientras sigue besándolo intensamente.
Seth le voltea junto con él para colocársele encima y al sentir esa fricción exquisita el otro lanza un gemido. El ansia del vampiro se vuelve tan intensa que admite que necesita alimentarse mientras desviste sin ceremonias al que piensa hacer suyo.
¡El olor que emanan tus venas me está volviendo loco!—dice el príncipe.
Te amo—admite el que está debajo suyo.
¡No digas eso!—ordena el ojos azules.
¿Por qué siempre me niegas… el… el decírtelo?—pregunta entre jadeos Wheeler.
¡Por que no es cierto!—contesta separándose solo un poco el más alto–Eres una presa. Tus sentidos están embotados por lo que corre por tus venas—
¿Qué corre por mis venas?—quiso saber el más joven.
Mi esencia—responde Seth mientras su cuerpo se introduce en el ojos mieles. Sus dedos hacen presión en sus caderas buscando hundirse más y más en el otro para después, en el momento justo hundir sus colmillos en su dorada posesión mientras riega con su líquido seminal el interior del que ahora es solo suyo.
Joseph lanza un grito en el momento justo mientras se aferra al cabezal de la cama y se arquea sin poder evitarlo mientras siente como el otro succiona de sus venas el ansiado líquido carmesí que le da vida a ambos.
En lo que sucediera con su tío piensa Seth mientras mira el techo de su habitación. Nada dijo al rubio luego de volver pero era algo que lo tenía inquieto desde que su tío había vuelto a su vida. Primero fue su apestoso aroma en el cachorro y luego su firme negativa a desaparecer a menos que volviera.
Todo eso le olía a trampa y eso le inquietaba porque conocía a su tío y a su madre. Tenía sus serias dudas con respecto a esos dos. De hecho muchas veces se preguntó si Noah era solo su hermano pues se parecía demasiado a ese embustero y traidor tío que desde la muerte de su padre ostentaba tantas libertades.
Sabía bien que su padre no era un hombre al que querer pues era un tirano y algo así como un titán pues él había logrado dominar a todos los vampiros convirtiéndose en el primer rey gracias a sus artimañas y estrategias atávicas, provocando el temor y obteniendo siniestros acuerdos por la fuerza. Su muerte tan rápida e inexplicable siempre le causó un mal sabor de boca.
El rubio se arrebujó más a su lado murmurando entre sueños y él lo miró. Su mirada azul tomó la luz de las estrellas para mirar con protectora aura al ser que dormía a su lado.