El desayuno en ese cálido día de primavera se servía en el jardín. Estaban todos presentes en la ceremonial mesa. Como era de esperar la reina se sentaba a la cabeza, el tío Allen a su lado y sus hijos del lado opuesto en la mesa en la que un lugar había sido reservado con antelación para el recién vuelto príncipe.
Joseph mira a todos detenidamente desde la puerta de la terraza. –Será mejor que desayune en la habitación—dice al castaño que siente el temor que corre por las venas del ojos mieles al ver a su familia. Era de esperarse, su familia era intimidante.
¡Nada de eso! ¡Tú vienes conmigo!—dice el príncipe y lo hala de la mano llevándolo ante la servida mesa.
¡Uy, como siempre Seth trayendo sus mascotas a la mesa! ¿Qué nadie te enseñó de que es mala costumbre hermano?—pregunta Noah.
¿Y tú hablas de educación?—pregunta el castaño.
¿Qué insinúas?—pregunta levantándose de la mesa el de pelo jade.
¡Tranquilo Noah!—trata de calmarlo su tío.
¡Que siempre has sido un malcriado, contestatario y pedante!—dice el mayor como si tal cosa mientras parece haber perdido todo el interés en la reacción del otro sabiendo que esto provocará aún más la ira de su hermano.
Seth estaba decidido a no callar más lo que sentía pues creía que sería un detonante para que los otros revelaran sus secretos. Joey a su lado se sentía en medio de esa batahola sin poder hacer nada para intervenir a favor del otro.
¡A callar todos!—comanda la reina con imperial tono y todos los involucrados se callan de mala gana.
Siempre trayendo trifulcas a nuestro hogar. ¿Cuándo comprenderás hijo el lugar que deben ocupar las presas?—pregunta la rubia con el entrecejo fruncido. Ante la intención de su primogénito de contestarle ella levanta su mano--¡Pero no deseo más intranquilidad! Siéntate con él si es lo que quieres—exclama para con una mano señalar la mesa y ellos dos se sientan sin más.
Mi sobrino siempre ha cuidado bien de sus presas—dice el sonriente tío mientras toma una tostada untada con manteca y crema de arándanos.
Ya ha dicho eso—exclama el joven ojos mieles haciendo que el otro le mire brevemente mientras sonríe con más intensidad.
Porque es cierto. A todas las ha tratado con gentileza pero si a alguien dio un trato especial, esa fue a Catherine—dice el peliverde mayor.
¡Tío, deja ya eso!—le exige Seth.
¡Está bien! ¡Está bien!—dice como no tomando a mal las palabras del otro. Era interesante la reacción del rubio. Sentía curiosidad y celos por Christine. Curiosidad que Seth quería sofocar.
¡Y cuéntame hijo! ¿Piensas volver a Escocia una vez que termines lo que te he planteado?—pregunta la rubia con su azul mirada fija en el castaño.
Si, madre—responde el susodicho.
¿Pero por qué? Allen me ha contado que vives en un tugurio mal iluminado. ¿Por qué no vuelves a aquí? Por mucho que tengas por tu cuenta jamás será tanto como lo que te legó tu padre—dice la vampiresa con aire nostálgico. Allen la mira sonriente, todo el mundo ignora todo el tiempo lo que realmente piensa. Seth le observa atentamente pero no puede ver rastros de disconformidad en su semblante.
Por la misma razón que me fui antes—responde el príncipe.
¿Y cual fue?—pregunta su madre con aire cortés y el solo la mira asesinamente. –En serio. Tengo una idea pero quiero oírlo de tu propia boca. Tal vez sea algo distinto y pueda remediarlo—añade.
Si es lo que imaginas y no puedes remediarlo—asegura el joven.
¿Cómo sabes lo que creo? ¿Soy tan transparente?—pregunta sonriente la rubia.
Así es. Por eso tío Allen puede manejarte con facilidad. Es una virtud que los hermanos Kaiba parecen tener contigo. ¿No es así, madre?—le responde su primogénito.
Joey sospecha que ahí se están cociendo unas habas que él desconoce y por el semblante de todos supone que Seth se está metiendo en terreno peligroso. La reina se ha puesto pálida, el tío del castaño tiene el entrecejo fruncido, sus hermanos los ojos muy abiertos y lucen incómodos.
¡Terminé!—anuncia para después decirle al castaño—Veo que tú también. ¿Por qué no vamos a dar un paseo?—luego lo hala de la mano para llevárselo del terreno minado que está pisando.
Una vez en el jardín Wheeler le dice—Tienes que tener más cuidado con…--
¿Acaso me estás cuidando, cachorro?—pregunta el ojos azules con media sonrisa.
Yo, eto…--dice un poco turbado por oír ese mote.
Me gusta que me cuides—dice el otro tomando su cara y besándolo mientras rodea con un brazo su cintura. Lo lleva hasta un arce cercano y después de que la espalda del otro se apoya en el duro tronco, una de sus piernas se introduce entre las del rubio. Un gemido de excitación escapa de los labios del ojos mieles y su espalda se arquea mientras la fricción contra su entrepierna se hace insoportable.
¡Por favor no! ¡No aquí! Alguien puede vernos—le pide Joey y el otro le mira sonriente.
¡No me interesa si nos ven o no! ¡Quiero hacerte mío!—le dice el príncipe mientras lo aprieta más contra sí.
Pero…--trata de decir el rubio.
No quiero más excusas. ¡Hazte mío ahora!—le ordena el más alto sintiendo la presión de la sed y el deseo al mismo tiempo. Tan fuertes que ningún vampiro u hombre podría detenerse.
Le quita un zapato y una pernera después de hacerlo yacer sobre la hierba bien cuidada y se introduce en él tan rápido como puede. Joseph se muerde los labios para no hacer ruido y con esa visión de ese rostro sonrojado y contenido el de sangre azul se enloquece más y más, hasta que de pronto la presión es demasiada y un hilillo de sangre escapa de los labios húmedos del rubio enloqueciendo los sentidos del ojos azules que ataca su boca de inmediato como su cuerpo ataca al del rubio. Lame y succiona su alimento de forma tal que parece un sediento ser que acaba de salir del desierto.
Una vez que la sangre deja de manar de la boca del otro sus labios se deslizan a ese punto en el cuello donde ya ha dejado marca y lame esa zona para sentir como el otro se estremece bajo suyo y las manos de Wheeler se agarran a su ropa como para evitar que escape.
No me iré a ningún lado ahora—le dice—Me tienes atrapado—luego clava sus colmillos en esa tersa piel de seda mientras el rubio se viene sin poder evitarlo más, estrechando así su entrada y provocando con esto que Seth expida su semen dentro de él con el vigor de un huracán en su más álgido punto.
Al día siguiente Joseph se levanta y se descubre solo en la señorial cama que está vestida de un edredón del color de los ojos del castaños con detalles de cisnes albos con ribetes dorados, las pesadas cortinas están corridas por lo que las abre y ve el intenso sol. La casa observa es un enjambre de personas yendo y viniendo. Hay jardineros y sirvientes corriendo por doquiera y él rubio se siente mal de haberse dormido pero es que había perdido mucha sangre por alimentar al castaño ya que éste esta vez no se midió y se alimentó golosamente. Tanto así que tuvo que llevarlo en brazos a su dormitorio.
Ahora ve que en el desayunador del dormitorio se encuentra una bandeja bien provista con los más exquisitos deleites y un ramo de jazmines de oriente adornan la mesa. No lo sabe con seguridad pero cree que pudo ser Seth o más bien eso desea en su corazón. Todavía recuerda como cuidó de él en el castillo y su alma se siente de ese modo algo así como en un hogar transhumante gracias al ojos azules.
Después de comer todas esas deliciosas cosas el rubio sale de la habitación en busca del príncipe de los vampiros. ¡Caramba! ¿Se le estaría subiendo a la cabeza estar en tal compañía?
¡Que bueno encontrarte, querido Joseph!—dice el tío de su amante al verlo por un pasillo y le corta el paso. --¿Cómo te sientes en este precioso lugar?—pregunta.
Ettooo, pues bien—responde el ojos mieles algo cohibido. Después de todo es el tío del castaño.
¡Que mal mientes!—dice riendo el otro. –Seth está ocupado con la señorona Kaiba—le informa--¡Demos un paseo!—añade y le hala de manera inesperada.
Lo lleva hacia una de las terrazas que da al este, la cual Joey no conocía.
Es lindo este lugar. ¿No?—pregunta Allen.
¡Aja!—contesta Wheeler. Sospecha que tras esa afirmación vendrá algo mas serio dirigido a él y no se equivoca.
Ver esto te da a entender la importancia de Satín. ¿No es así?—afirma el peliverde y al ver la mirada que le dedica el otro supo que el rubio no era ningún tonto—Me alegra el que seas avispado. Así será más fácil que entiendas la posición de mi s…--decía el ojiazul cuando el cazador le interrumpió con una pregunta que le descolocó.
¿Qué le sucedió a la anterior presa de Seth?—su tono era imperioso lo que dio gracia al vampiro.
No debe preocuparte—dice pero el otro le interrumpe.
Pero me preocupa porque casi todos me han hablado veladamente del tema incluso usted lo hizo. Ahora no trate de evitar el tema como si no fuera nada porque sabe muy bien que es importante. Todos hablan del misterio que rodea su muerte pero nadie dice como murió y hablan de que ese fue el porqué de que Seth se fuera de aquí—dice el joven ojos mieles.
¡Porque lo fue! ¡Seth era una sombra después de que Catherine muriera! Se encerró en el mismo de tal manera que nadie podía penetrar su barrera—afirma el tío con aire bastante solemne. –Seth siempre fue inteligente y muy formal pero tiene cierto cariño por las presas y los seres abandonados que lo hace bastante débil a ojos de otros vampiros—le dice a Joey mirando intensamente sus ojos y el rubio comprende que es lo que trataba de decirle. Que él lo hace ver débil al futuro rey, cosa peligrosa para alguien de su posición—Incluso eso le llevó a pedir a su madre que adoptara al pobre Misha cuando su familia fue muerta por los cazadores. Recuerdo que ese día fue el que todos lo vimos como el mejor sucesor de Seto, no por eso, sino por la forma en que arrebató la vida de esos cazadores, con impecable estilo. Ahí supimos que en ciertas circunstancias el joven había heredado el temperamento de su padre pero luego, al pasar el tiempo, esa actitud solo se fue yendo víctima de un estilo más sosegado y disperso. Es por eso que te he traído aquí—
Lo sé. Como usted vio no soy ningún bobo—responde el joven de ojos mieles mientras en su mente se empezaba a aparecer un Seth diferente al que conocía. Un Seth muy capaz de matar. ¿Y si el había matado a su maestro y lo había tenido ese día y no se lo quería decir para no fomentar su odio?
¡Tú no entiendes! Has podido librar la barrera de Seth y por eso te estamos agradecidos pero es tu deber si le quieres hacerle ver como lo que debe ser o sino grandes problemas se le vendrán en su posición y en la misión que emprenderá. ¡Ahora me voy! Tengo cosas que discutir con la reina. ¡Arrivederci caro!—dice el otro para de un salto librar el balcón y caer a tierra de donde le saluda sonriente.
¡Pero…!—dice Wheeler estirando su mano mientras lo ve irse. Allen no contestó a sus preguntas. Desvió de tal modo la conversación que la muerte de Catherine seguía siendo un misterio.
Joey fue a recorrer los jardines encontrándose con Noah y Misha en su camino.
Mira lo que cazó el gato—dice el peliverde con siniestra sonrisa. Wheeler no se amilana pues no es ningún cobarde y se pone en guardia de inmediato. Este ojiazul no es como su hermano. –Quisiera saber que te ve mi hermano—añade mientras comienza a caminar a su alrededor–No tienes ningún atractivo especial. Eres común y silvestre. ¡Dime que es! ¿Acaso es porque eres bueno en la cama? ¡Contesta de inmediato!—
¡Hermano!—reclama Misha temeroso de que el otro se meta en problemas con el mayor de los hermanos.
No tengo porque contestarte. Ni me agradas ni te agrado. Punto final—le responde el rubio.
¡Como te atreves! ¡Te enseñaré a comportarte con un Kaiba!—dice Noah acercándose y tratando de tomarlo por la muñeca pero el otro es rápido y retrocede antes de que logre tocarlo.
Furioso el peliverde hace un nuevo intento pero su mano es atrapada por alguien más. Cuando voltea puede ver los intensos ojos de su hermano mayor.
Sueles ser idiota pero usualmente tienes tus límites. ¿Qué te sucede? ¿Ese estúpido cerebro tuyo se ha embotado tanto que no percibe lo que puedes o no hacer?—dice Seth, Joey se siente azorado por las palabras y el tono usados por el castaño que se comporta irreconociblemente.
¡Más vale que me sueltes!—exige el peliverde.
Cuando entiendas que no debes tocar lo que no es tuyo. ¿Te queda claro?—pregunta el mayor haciendo cada vez mas presión sobre la muñeca del menor.
Pasan unos segundos en que los dos se miran belicosamente y por fin el otro responde entre dientes—Si, lo entiendo—
Como el mayor no lo soltara, Misha le pide--¡Hermano!—Pareciera que Seth recién tomara conciencia de lo que esta haciendo y suelta la mano del otro para voltear y tomar la del rubio y jalarlo para alejarse de ahí. En esos momentos el ojos mieles recuerda lo que habló con el tío de los ojiazules, era cierto, en esos momentos Wheeler no reconoció a Seth.