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VAMPIRE LEGACY por desire nemesis

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¿No me dijiste nada porque no tenía porque saberlo, cierto?—pregunta el de dorada cabellera con aire deprimido mientras contorsiona sus dedos sobre el quicio de la ventana.

 

No. Fue por simple descuido. Perdóname—le dice el vampiro.

 

El otro que le daba la espalda voltea--¿Cómo se te puede olvidar algo así?—exclama creyendo que lo toman por bobo.

 

Hay muchas cosas que debes saber de nosotros aunque no es nada inhabitual que dos niños sean prometidos por sus padres. ¿No es cierto?—le dice el castaño.

 

Te refieres a que…--dice el ojos mieles y el otro asiente.

 

Si. Willhelmina y yo fuimos prometidos cuando ella tenía un año y yo cuatro—le explica sonriendo a su presa el heredero del rey—Fue una forma de afirmar una alianza que tuvo mi padre—

 

Yo… siento haberme…--exclama Wheeler abochornado pero el otro le detiene poniendo un dedo en sus labios.

 

¡Shhhh! Me gusta que te pongas celoso. Como no te cansas de decir quieres que solo sea tuyo—le dice el vampiro sonriendo y acercando sus labios a los del otro.

 

Joey inmediatamente se agarra fuerte de él y le besa con toda la pasión que siente por el otro. Siente que el cielo puede caerse en cualquier momento sobre ambos y quiere tenerlo lo más cerca posible, tal vez para evitarlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ambos vuelven a la mesa.

 

Veo que le tienes mucha estima—dice la joven vampiresa sonriendo al verles. Está donde se quedó.

 

¡Permíteme presentarte a Joseph Wheeler!—le dice el castaño sentándose y logrando que el otro se siente a su lado.

 

Me alegra verte bien, Seth. He estado preocupada por ti desde que te fuiste pero como nadie me dijo donde estabas no pude ir a verte y presentí que tú no querías ver a nadie—dice ella con una sonrisa amable y una mirada templada.

 

Como siempre apegada al sentido común—dice él. – ¡Dime! ¿Quién te dijo que estaba aquí?—pregunta el castaño y el rubio comprende lo que el otro está pensando.

 

Nadie. Lo supe por tu olor. Olí a Joseph y supe que habías vuelto a casa. Yo visito este lugar muy a menudo honey.  No te sientas perseguido. Siempre lo he visitado y no me he detenido por más que tú no estuvieras. Sabes que este lugar es como mi segunda casa. Aquí crecimos juntos. Tengo muy buenos recuerdos de esos días. Recuerdo en esos días que el mundo solo se ocupaba de las cruzadas del rey Ricardo y de cómo le habían atrapado. Son días a los que quisiera volver porque para nosotros todo era más fácil. Éramos niños que jugaban sin preocuparse por nada más. Éramos Seth y Will. ¿Recuerdas?—pregunta la joven mientras el ojos mieles siente el peso de todo lo que ha escuchado porque si él mal no recuerda, por lo que supo, esas cruzadas fueron más o menos por el siglo XII, eso quería decir que su vampiro tenía más o menos 7 siglos de existencia. Seth pudo ver en la mirada del otro que asimilaba esa información.

 

¡Lo recuerdo!—dice el príncipe pero él no tiene tantos buenos recuerdos de esa época así que cambia de tema--¿Y tu familia como está?—

 

Muy bien. Gracias por preguntar—dice la vampiresa sonriente.

 

¡Uy, que linda sorpresa Willhelmina!—afirma la madre de Seth entrando en la terraza con los brazos alzados, va hacia la joven y muy sonriente le abraza mientras varias de sus presas se quedan dos pasos atrás.

 

¡Majestad! Es todo un placer verla—dice la castaña. Se ve claramente que se llevan muy bien y Joseph también comienza a sospechar que ese encuentro no es nada fortuito.

 

¿No está más elegante y bonita, Seth?—pregunta la reina poniendo a la muchacha en pose para que la vea el ojos azules.

 

¡Así que era cierto!—dice el joven levantándose. –Will, te ruego me disculpes pero no es por ti—añade llevándose al ojos mieles de la mano.

 

¡Seth! ¿Qué es esto? ¡No te comportes así! ¡Eres muy descortés!—le reta su madre.

 

¡Y tú una embustera y tejedora de ardides!—dice un furibundo castaño que ya ha tenido demasiado. Sus ojos relucen como piedras de obsidiana, tan afilados y peligrosos como los de un tigre en plena cacería. --¿Creíste que no me daría cuenta de tus engaños? Desgraciadamente te conozco demasiado bien. ¡Tú la mandaste llamar! ¡Por eso no querías que me fuera antes de mañana! Ella me dijo que no pero sé que tú le pediste que no lo hiciera—exclama.

 

¿Qué tiene de malo que quiera que la veas? Ustedes eran…--dice ofendida y algo sorprendida por la reacción de su hijo, aunque esperaba que le molestara, esa mirada y forma de hablar eran distintas, tanto que la perturbaban.

 

¡Nada! ¡Pero tú tienes que hacer todo en las sombras! Como una araña tejiendo su telaraña para que los pobres animales a su disposición caigan en su trampa. ¡Siempre has sido así y nunca cambiarás! ¿No es así? Eres la misma pareja de mi padre que le ayudaba con sus engaños y sus asesinatos hace más de tres siglos. ¿No es verdad, May Valantine?—dice el ojos azules como escupiendo veneno. La deja en compañía de su prospecto de nuera y sus presas y se va con Joey.

 

Después de un momento en que el disgusto se marca en la cara de la reina un semblante más satisfecho aparece y su sonrisa es evocativa. Willhelmina no entiende esa actitud. Normalmente la reina no soporta que le levanten la voz y menos que le digan cosas así pero parece que con Seth siempre se han roto las reglas.

 

May está feliz. Pudo ver por un momento a Seto parado ante ella de nuevo. Esa personalidad arrolladora. Ese trueno azul que era su mirada decidida y la fortaleza de sus palabras. Era como tenerlo de nuevo con ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era una noche hermosa y el castaño decidió que comerían sin compañía. Estaban en la terraza este donde era poco probable que les molestaran. Una copiosa cena les fue servida a la luz de las velas. El rubio vió que su plato era más abundante que el del ojos azules y sonrió.

 

¿Qué te hace tanta gracia, cachorro?—pregunta el príncipe al ver su sonrisa traviesa.

 

¡Tratas de evitar que caiga en la anemia a toda costa! ¿No es cierto?—pregunta el cazador con aire divertido y el otro sonríe ante eso.

 

Es toda mi intención—le dice Seth con aire pícaro también.

 

Ambos hicieron el amor esa noche. Los labios de Joey recorrieron el rostro del ojos azules hasta que siente que el otro no puede más y entonces por motus propio muerde el cuello de su amado que se viene al instante.

 

Aunque le llena de gozo recibir a su amante y de alguna manera espera con ansias el ser mordido cuando el otro no puede más, le llena de dolor que sea cierto que el otro también disfrute el ser mordido porque de alguna manera eso le hace pensar que algún día le dejará por su verdadera pareja. Su prometida.

 

Se acurruca en el pecho del mayor y este peina con la mano su flequillo mientras descansa boca arriba.

 

¿Qué te sucede, cachorro? Sé que algo te molesta. Puedo sentirlo—dice Kaiba.

 

¡No es nada! Ya se me pasará—anuncia el ojos mieles y el vampiro decide dejarlo por esta noche pues debe ser que sigue molesto por las cosas que no le había dicho.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seth despierta y se estira cuan largo es en la cama y voltea para abrazar a su cachorro que seguramente duerme a su lado pero al hacerlo ve que el otro no está. Eso le trae malos recuerdos y malos presentimientos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 Mientras mira por la ventana la reina reflexiona—El muchacho ha mejorado a Seth—

 

Allen que está a su lado asiente y sonríe mientras con ella mira a ambos jóvenes cenando en la terraza.

 

La mirada de la rubia se ensombrece de pronto mientras afirma—Pero ya su tiempo ha pasado. Ya no es útil. Seth debe aflorar. Preocuparse por su presa solo le estorba en su camino. ¿No crees, Allen?—

 

Él la mira. Ella habla en serio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joseph despierta abriendo un ojo y se da cuenta de que no está en la habitación de Seth. Intenta levantarse y es cuando se da cuenta de que esta atado a la cama que ocupa.

 

Esta en una habitación fría y húmeda, de piedra y sin ventanas. Probablemente sea un sótano. Forcejea por un rato sintiendo primero frustración y después desesperación pues las ataduras son muy firmes y están bien hechas. Se duerme y despierta y nadie ha venido por él.

 

Se pregunta quien lo habrá raptado y porqué. Luego recuerda que la anterior presa de su vampiro favorito desapareció de su cama como él ha desaparecido ahora.

 

Pasaron horas, días y nadie vino. El cuerpo del rubio ya débil por haber llegado después de ser alimento del otro estaba casi en un punto de no retorno. Sus ojos se cerraban constantemente y perdía la conciencia a cada rato. Era inútil el pensar en donde estaría, en que día sería o que estaba haciendo Seth por encontrarlo. Su vida se escapa y no encuentra razón a ese final amargo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Despierta suave nuevamente para ver ante él a una sonrisa algo irónica. Su debilidad no le permite distinguir mucho pero al oír la voz sus sentidos se ponen lo más alerta posibles.

 

¡Es una lástima, cachorro! ¿Es así como te llama él, cierto?—pregunta la voz.

 

¿Quién eres? ¿Qué quieres?—pregunta el rubio.

 

Lo que quiero ya lo obtuve. Seth aunque desesperado ha empezado a pensar que quizás te fuiste porque  no podías soportar que el tuviera una prometida y que te abandonaría—dice el raptor. –Creo que es hora de alimentarme y probar de nuevo ese sabor dulce. Aún hueles a él y eso me enloquece—dice mientras desata las ataduras del rubio.

 

¡Tú la mataste! ¿Verdad?—pregunta el cazador.

 

¿A Catherine? No, yo no fui pero me intriga quien fue. Además investigando por ello pude descubrir estas catacumbas de las que nadie en la casa sabe además de mí—responde el secuestrador.

 

El captor se posiciona sobre el ojos mieles y lame lascivamente el cuello del rubio que en su interior lucha por hallar las fuerzas necesarias para hacerle al otro frente. Despacio sus brazos casi inertes cobran vida y con esfuerzo tratan de apartar al otro ante lo que se escucha una risa.

 

No lo lograrás. ¡Estás muy débil!—dice la voz. Entonces las manos comienzan a recorrer su torso. –Eso me gusta más—agrega antes de clavar sus afilados colmillos en el indefenso Wheeler.

 

Las manos intentan encontrar algo útil mientras el joven siente como su sangre es sacada de sus venas. Un nombre fugaz recorre la boca de Joey.

 

Seth—dice casi el borde del desmayo.

 

¡El no puede ayudarte!—le dice el otro y en ese preciso momento una de las manos consigue un puñal y lo eleva hasta el costado del cuello del otro.

 

No lo preciso—dice Joseph antes de cortarle la garganta. El otro se levanta con la cara cubierta de pánico y se cae después de dar un par de pasos hacia atrás mientras se agarra la herida.

 

A los trompicones el joven cazador sale de ahí por el pasillo de piedra. Llega a una pesada puerta que con sus menguadas fuerzas actuando difícilmente logra abrir. Se encuentra en un arbolado lugar detrás de una enredadera. Camina por un largo tiempo hasta que sus fuerzas le abandonan finalmente. Cae a tierra sin sentido cerca de un sendero donde un solitario jinete le encuentra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Despierta y pregunta a quien primero ve--¿Don… donde estoy?—

 

En mi casa. ¿Quién eres tú?—pregunta el hombre en francés. Como Joey no entiende lo que dice le da una dirección antes de desmayarse de nuevo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Han pasado treinta días desde que Wheeler dijo eso. Treinta días en los que se recuperó y en los que meditó bien que hacer. Julián, quien le encontró y brindó asilo, cuidó bien de él. Mandó una carta a la dirección en Inglaterra que el joven le mencionó y juntos esperaban una respuesta cuando dos hombres se presentaron en su hogar. Joey supo al verlos que se trataba de cazadores al verlos.

 

Lo llevaron de nuevo a la sede central de la asociación donde debió rendir declaración. Por todo lo sucedido decidieron que se abstuviera por un tiempo de actuar como cazador y estaría bajo supervisión de los mandos medios de la asociación.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ha pasado un año y a Joseph se le permite volver a la tarea de cazar vampiros. No ha sabido nada de su vampiro ni su tarea. Pero por lo menos tiene la justificación de ser un reo de la asociación pues después de lo que se enteraron no han tenido ninguna consideración con él a quien tratan como un traidor a la raza humana.

 

Le han asignado a un compañero el cual se aseguraron de que lo identificara de tal modo. Jake Coldsplay es un treinteañero de ojos cobalto y pelo como ala de cuervo, usa unos lentes de marco plateado y siempre lo mira como si sospechara que planea escaparse y volver con los vampiros.

 

Tienen la misión de ir a Dover donde hay rumores que hacen pensar que unos vampiros están haciendo fiestas en donde jóvenes de alta sociedad simplemente han desaparecido sin dejar rastros. Los jóvenes dueños de la mansión en cuestión alegan que ellas enamoradas de los jóvenes desaparecidos se han escapado con ellos y como nadie los ha encontrado esto no puede ser desmentido pero los padres furiosos alegan que sus hijos no harían tal cosa.

 

En fin. La cuestión es que Jake y Joey son asignados a investigar el caso y si averiguan que se trata de vampiros los eliminen. Ambos trajeados llegan a la fiesta.

 

La fiesta está comenzando. Wheeler ve las luces que luchan para ser vistas en el atardecer. Las chicas y chicos impecablemente vestidos asistentes son pocos sin duda porque los padres a todos no les han dado la autorización. Ellos consiguieron las invitaciones de unos hermanos a quienes sus padres no dejaron asistir.

 

Ten los ojos atentos, Wheeler—le dice Jake.

 

No me digas lo que debo hacer. Sé muy bien que tengo que buscar—le contesta algo molesto el joven. La actitud del otro le pudre el carácter y además todo eso le hace rememorar aquel lugar.

 

No te pongas duro conmigo aprendiz o te mando de vuelta—le rezonga el otro.

 

Los ojos mieles molestos recorren el edificio y descubren en la terraza de el primer piso una espalda que es muy parecida a la de… Su corazón se acelera y sin más corre hacia esta siendo perseguido por su compañero el que lo llama repetidamente pero él no parece oírle. Está enfocado en su objetivo.

 

Al llegar sus ojos buscan con desenfreno al dueño de esa cabellera castaña y esa espalda distinguida. De repente le ve. De nuevo le da la espalda pero es él. Camina muy decidido y le toca el hombro para que voltee.

 

¿Qué se supone que haces aquí?—pregunta Joseph. El otro voltea y unos ojos como el cabello le miran desde una cara desconocida. —Lo siento—se disculpa el rubio retirando la mano con una mirada de decepción—Pensé que era…--añade.

 

¿Quién pensaste que era?—le pregunta Jake.

 

Señores por favor—pide una voz desconocida. Ellos voltean para ver a un joven de verdes ojos y cabellera como el fuego—Nada de riñas por favor—agrega.

 

Mi hermano tiene razón—dice otro sonriente sujeto pero con el pelo negro y ojos café. En nada se parecen. –Es mejor disfrutar de la fiesta. ¿No les parece?—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Soy William Lawson y él es mi hermano Stephan. ¿Ustedes quienes son?—pregunta el pelinegro.

 

Somos Carl y Emil Vader—se presenta Jake—Me alegra estar en su fiesta. Parece ser digna de nosotros—dice después.

 

No tenga dudas señor Vader. ¿Quiere venir con nosotros a conversar? Parecen ser muy interesantes para hablar—dice Stephan.

 

¡Será un honor!—acepta Coldsplay seguro de que si hay algo oculto lo descubrirá.

 

Joey solo mira a los hermanos desiguales con desconfianza. Cuando el otro empieza a seguirlos él le advierte tomándole de la mano para que le escuche—No confío en ellos—

 

¿Qué te piensas que soy? Yo tampoco idiota. Pero hay que estar lo más cerca posible para descubrirlos—dice el otro y suelta su mano para seguirlos. A desgana el rubio también lo hace.

 

Desde la terraza miran el patio donde los jóvenes pasean y se reúnen a hablar.

 

Es una lástima lo de las desapariciones sino vendrían más—dice Jake.

 

Los penetrantes ojos esmeraldas se fijan en él de inmediato mientras su hermano les dice—Yo no lo creo así. Ellos son más felices ahora—

 

¿Entonces usted admite que les ayudó a escaparse?—pregunta el otro pelinegro.

 

Por supuesto. Yo amo la libertad y ellos eran prisioneros de lo que sus padres querían. La libertad es lo más preciado que tenemos y no debemos perderla por nadie. Hay poco tiempo para vivir la vida como para desperdiciarlo—dice el joven de ojos café con mirada triste que impacto a los cazadores pues no era lo que habían pensado.

 

¿Le pasa algo?—pregunta el rubio de pronto preocupado. Algo le hacía pensar que algo iba mal en él. Esa tristeza. Le pone una mano sobre la del otro y éste lo mira directamente a los ojos.

 

Moriré pronto—afirma el pelinegro impactando a ambos Vader.

 

¡William!—exclama exaltado su hermano.

 

El otro Lawson abandona los ojos como los suyos y le dice a su hermano para tranquilizarlo—No te preocupes. Algo me hace confiar en este joven—lo mira nuevamente—Algo me hace pensar que me entiende—

 

 

 

 

 

 

 

 

Después de pasar hasta lo más tarde posible y sin identificar ningún comportamiento que les lleve a pensar en vampiros los jóvenes dueños de casa les invitan a quedarse como a otros.

 

Los Vader aceptan por las dudas.

 

Esa noche están andando por los pasillos cuando oyen un ahogado grito y corren y luego se detienen en medio de un  pasillo. Todo luce normal pero… se quedan callados esperando un nuevo sonido y Jake oye un metal tocar el suelo en una de las habitaciones y se lanza a ella sin pensarlo dos veces.

 

¡Espera!—exclama Joey porque sabe que es un error.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

estos son dos caps que converti en uno por las fiestas

^^

espero que pasen bonito

y que les guste el giro dramatico

ja ne


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