No entiendo porqué pudo pasar esto—dice un alto cargo de la asociación mientras discuten entre todos los presentes la fortuita desaparición de uno de sus mas preciados cazadores.
Coldsplay entra en la habitación y exclama—Yo creo saberlo. Tengo algo que decirles—
Un rato después…
Debemos hablar de inmediato con ellos. No puedo creer que rompan un acuerdo que nos costó tanto por un simple capricho—dice el jefe de sección de Campo.
Pero tengan cuidado. Los Kaiba siempre han solído dar bruscos giros de humor. Recuerden nuestros registros históricos. Seto Kaiba no era alguien de quién fiarse y debemos tener la misma precaución con el resto de su familia—dice el Director General de la Asociación.
No puedo ayudarles. Nosotros tampoco sabemos donde están—dice el cuñado de Seth a los de la Asociación.
¿Cómo puedo creerles?—dice Jake al ojos verdes.
¡Pueden creer lo que quieran!—dice molesto el castaño. –Lo cierto es que desde que desapareció no hemos sabido nada de ninguno de los dos y estamos buscándoles intensamente—añade.
¿Qué te sucede?—pregunta el otro sobresaltando al rubio que gira para encontrar unos gatunos ojos que saliendo de la oscuridad lo miran penetrantemente.
Nnnnooo es nada—dice el ojos mieles un poco turbado pues lo hacía dormido en la cama mientras el miraba por la ventana. Es de noche y fuera el campo luce oscuro y misterioso.
¿Acaso estabas pensando en él?—pregunta el ojos azules tocando su barbilla con índice y pulgar mientras escruta su mirada.
¿En quién?—pregunta el otro nervioso.
Hablo del mequetrefe de tu compañero—dice Seth.
Él no es ningún mequetref…--contesta Joseph.
¿Te atreves a defenderlo de mí? Entonces estoy en lo cierto—asume el castaño.
No. No lo estás. Es mi amigo. Solo eso y me preocupa que se haya metido en problemas por cubrirme. Es todo—dice Wheeler con la piel algo enrojecida.
Si fueras otro…--dice el más alto entornando algo los ojos para después girar e intentar volver a la cama.
¡Aclara eso!—le increpa el más joven. --¿Qué pasaría si fuera otro?—pregunta con su voz llena de celos contenidos. Kaiba lo mira por un segundo y luego una de sus más seductoras sonrisas aparece en su rostro.
¿Qué?—pregunta el rubio mientras el otro se le viene encima e inesperadamente asume el control de sus labios.
Por un segundo el castaño separa sus labios de los del otro para decirle—Si fueras otro no te creería—
Las manos del ojos mieles aprietan la dura piel del pecho del otro mientras este lo abraza fuertemente y lo conduce a la cama. A esa misma cama en que estuvieron juntos hacía un rato y antes que eso por segunda vez. Era la misma cama blanca con dosel que había siempre coronado la habitación principal del castillo de Iselin.
Su cuerpo se comportaba como de costumbre ante cada toque del vampiro, el calor subía, se estremecía y gemía sin control. El castaño lamía y arañaba con sus colmillos la tersa piel de cada parte de este como para torturarlo.
¡Basta!—pide el cazador con las manos crispadas en las sábanas bajo él.
¡Dime que me amas y pararé cachorro!—dice el ojos azules y el otro siente una corriente eléctrica recorrer su cuerpo.
¡Te… te amo!—dice obediente el humano antes de sentir la fuerza de los labios del otro donde pertenece, en los propios y además sentir como entra en él como si fuera lo más fácil del mundo mientras las piernas de Joey le rodean.
¡Dijiste que pararías!—le reclama el joven cazador entre jadeos al que arrodillado bajo él se cobija en su interior.
¿Cómo puedes creer eso cachorro?—dice la voz grave del príncipe. Amaba esa piel suave y esos gemidos tiernos que trataba de evitar volviéndose más deseable así. Además que esos ojos mieles que permanecían cerrados la mayor parte lo miraban justo en ese momento en que el poder de su sexo se había descargado dentro de él con las pupilas dilatadas y brillantes.
Acurrucado en su pecho como queda siempre después de que han consumado una relación el joven ojos mieles le pregunta--¿No te arrepientes?—
Ni por un momento—responde el ojos azules.
¿Cómo puedes ser tan egoísta?—pregunta el cazador—Sabes que muchos sufrirán porque…--agrega.
Porque quiero tenerte para mí—termina el vampiro. –Es cierto. Soy egoísta pero no pienso dejarte ir. Si ellos quieren matarse por ello son unos idiotas y no pienso sentir pena por gente así. Tu amigo sabe bien lo que tú quieres y mi familia sabe muy bien lo que yo quiero. Si no pueden resolver sus diferencias por sí solos es porque…--añade pero lo detiene en ese punto el rubio.
No hables así—le dice sorprendiéndole. –No luce como algo que dirías tú sino otra persona, otra persona que no me agrada—exclama luego Joey y Seth se da cuenta a lo que se refiere. Recuerda lo que dijo y se da cuenta de cómo quien habla.
Estoy hablando como él—dice Kaiba.
¿Cómo tu padre no es así?—pregunta Wheeler.
¿Cómo…?—pregunta el castaño.
Tu madre me habló de él y tú mencionaste algunas cosas. No lucía como alguien a quien me gustaría conocer—dice con los ojos mieles clavados en los azules.
Tienes razón, cachorro. No era alguien agradable—contesta el otro recordando a su padre mientras acaricia el pelo dorado y luego la tibia mejilla.
Vi un cuadro de él en la mansión y…--dice el cazador.
Si. Nos parecemos físicamente aunque siempre trate de que fuera solo eso—dice Seth.
¿Por qué? ¿Te trataba mal?—pregunta Joseph.
En lo que a él respectaba no. Pero lo que quería de mí nunca lo conseguiría y eso le frustraba—explica el príncipe con una lejana tristeza en sus ojos de mar.
Era como tu madre—dice el ojos mieles y el otro sonríe.
Decir eso es como decir que un gato es igual a un tigre de bengala. Mi madre aprendió todo lo que sabe de él pero siempre se quedará corta a ese respecto—dice el de los zafiros haciendo que un frío estremezca la espalda del rubio. Ese Seto Kaiba lucía aterrador, recordaba la imagen del retrato y lo mucho que se le había parecido en el jardín.
No te preocupes cachorro, no pienso parecérmele—dice el vampiro abrazando con fuerza al cazador.
¡Hey, Seth! Eto…--exclama Wheeler.
¿Que?—pregunta el otro.
¿Crees que tu madre pudo haber ideado lo de…?--dice el joven preocupado.
¡Puede que si!—acepta el otro con tono ominoso. El ojos mieles se arrebuja en los brazos del castaño.
¿Como pueden ser así?—pregunta el Joseph.
Te acostumbras—asegura Seth.
Yo nunca lo haría—responde Wheeler.
El otro le abraza con más fuerza y luego exclama—Por eso te quiero—
¡Espera, no!—dice el cazador mientras el otro invierte sus posiciones poniéndose sobre él, sus manos prestas ya comenzaron a acariciarlo y sus labios a deleitarse con su miel. ¿Como era posible que con un simple contacto el mundo empezara a dar vueltas?
Espera un momento…
¿Seth había dicho lo que él creía que…?
“…te quiero”
Su voz aún vibraba en el interior de su cabeza. Eran dos palabras simples, casi cotidianas pero… tal vez por ser un niño abandonado… un huérfano eran dos palabras muy importantes.
¡Dilo!—exige el ojos azules a la mitad de la noche.
¡Te... te amo!—dice el ojos mieles un segundo antes de que Seth clave sus colmillos en Joey y ambos se vengan. Luego se cayeron en la cama exhaustos y se durmieron felices.
Al despertar se encuentra solo y baja con la esperanza de que todo no haya desaparecido pero al bajar empieza a oler algo que le indica donde se encuentra el dueño de casa. Se dirige a la cocina.
Al oírlo entrar el otro voltea y mirándolo con sus zafiricas orbes le dice—Has hecho muy mal. No debes levantarte en esas condiciones—en su cara hay cierta preocupación que alegra a Wheeler y al ver su sonrisa el castaño voltea de nuevo hacia la cocina en donde tiene una carne sobre el fuego.
¿Fuiste de compras?—pregunta Joey.
No quiero que mueras de hambre. Yo me alimenté bien. Ahora es tu turno—dice el joven noble turbando al cazador que se había acercado a fizgonear el fuego.
Mejor es que me vaya—dice Joseph retrocediendo.
¡Tu te quedas aquí!—dice Seth después de halarle y ponerlo entre la mesada y su cuerpo— ¡Yo te lo ordeno! Recuerda que soy tu amo, cachorro—solo añade eso para ver el sonrojo que efectivamente aparece en las mejillas del otro lo que le alegra. --¿Me amas hoy?—pregunta para ver como los colores del otro suben más y más.
¿Por qué dices todo eso? ¡Como si fuera algo que se pasara al rato! Como es posi…--dice el joven rubio y se detiene al ver la sonrisa de Kaiba.
No puedo explicarte la sensación de tenerte justo así de nuevo—dice el vampiro con una voz cargada de nostalgia.
¡No digas esas cosas!—exclama el otro empujándole porque no puede más con el calor que su propio cuerpo genera al oír todo eso. Trata de irse pero el otro le detiene.
¡No has respondido a mi pregunta!—dice el ojos azules.
¿Vas en serio?—pregunta el ojos mieles pero al ver los ojos del otro ve que si así que decide con vergüenza contestar--¡Te amo!—
¡No oí!—exclama Seth.
¡Que te amo, sordo!—contesta Joey picado.
¿Qué tiene que ver que este gordo? Te pregunté algo distinto Wheeler—le responde el castaño y el otro lo mira confundido. El vampiro empieza a reír estrepitosamente.
¡Se te quema el bistec, cariño!—dice el rubio apuntando al humeante pedazo de carne y el ojos azules vuelve su atención a la comida.