Sus manos se entrelazaron, Kyuhyun avanzo por el exterior del palacio hasta llegar a la entrada. Una escolta elegante llenaba el espacio del lugar.
-Oh, Príncipe KyuHyun - un joven alto, atractivo que vestía con ropa tradicional China le saludo energéticamente.
El nombrado frunció profundamente su ceño mientras reforzaba su agarre a la mano pequeña de Jong.
-¿Que hace aquí?.... Príncipe Shi Yuan... - un tono de desdén agravo su voz. Dio un gran paso al frente y escondió a su amante tras su espalda.
-Simples negocios - respondió el más alto relamiendo sus labios vistosamente al observar por fracción de segundo a Jong.
-¡Estupendo!, si me permite - inclinó la cabeza levemente y salió del lugar arrastrando consigo a Young.
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Estaba sorprendido. Podía deducir con facilidad que el Príncipe Shi Yuan no congeniaba de buena manera con KyuHyun.
Su mano apresada y el rápido ritmo impuesto era testigo de aquello.
-No quiero que te acerques a ese hombre... ¿Entiendes? - se sorprendió por la orden impuesta por Hyun y el tono informal y rudo que utilizó.
-E-está bien - respondió con simpleza agachando su cabeza.
Aquella carrera que llevaban se detuvo abruptamente. El príncipe se giro y acuno en sus manos la cara cabizbaja de Jong.
-Lo siento - susurro acercándose al rostro del más bajo, quedando sólo a un par de centímetros del contrario. KyuHyun suspiro visiblemente para luego bajar su brazo izquierdo y envolver con éste la estrecha cintura de Jong tapada por el hanbok - Ese hombre... s-solo no me agrada, me volvería loco si alguna vez te veo siendo cortejada por SiWon, simplemente.... estoy tan celoso - aquellas últimas palabras salieron en un tono tan bajo que Jong Woon tuvo que agudizar su sentido para escucharlo.
-No te preocupes... sólo te amo a ti.... - "Lo siento" pensó abrazando a Hyun.
Definitivamente aquella situación comenzaba a salir de los límites impuestos propiamente por Jong. Pronto, KyuHyun sabría su secreto. Simplemente no podría hacerle algo así a su amado. Eso era algo de lo cual se arrepentiría, pero su amor y devoción era más grande que su egoísmo. Amaba demasiado a su Príncipe.
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-¿¡Y me dices que desapareció!? - gritó desesperadamente mientras corría por los pasillos con SaeJin. "No, no, no, no, esto no puede ser" repetía una y otra vez estas palabras mientras abría por completo la puerta corrediza del cuarto de Young.
El vacío y ya difuminado débil aroma de su amada golpeó fuertemente en su rostro al entrar a la habitación. Un quejido sonó a sus espaldas, seguramente de la criada, pero su mente estaba demasiado afligida y vacía al tratar de pensar en algo más que no fuera su amor.
***
No entendía. No se explicaba nada. Los ropajes regalados por él y su madre permanecían intactos. Las joyas que le había obsequiado se mantenían en perfecto orden frente al espejo. Sólo faltaban algunos adornos que usualmente utilizaba, los cuales ya llevaba cuando misteriosamente apareció en el bosque.
Un pensamiento llegó a su mente, rápidamente comenzó a mover las joyas en busca del primer accesorio que KyuHyun compró para ella. Sin embargo la pequeña pinza de tortuga no apareció. Una débil pero esperanzadora sonrisa apareció en su rostro.
Debía encontrarla...
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La noche era ruda, había podido huir fácilmente del palacio, no fue una hazaña difícil, pero si su corazón no se cayera en pedazos sería aún más fácil alejarse. Pensaba en los momentos, las caricias y besos que había compartido con su amado.
"Aún podría fingir que estaba paseando...” pensó ingenuamente mientras cesaba su paso. "No" reanudo su camino tratando de ignorar los fuertes latidos de su corazón.
Era la segunda vez que se separaba de sus seres amados, aún persistía el dolor por escapar de aquellos que le daban caza y abandonar con dolor a sus padres. Sobre todo extrañaba a su madre y sus extraños hábitos.
Una sonrisa surco su rostro, pero fue rápidamente remplazada con miedo al oír un crujido proveniente de la oscuridad que ponderaba en el bosque.
-¿¡Q-quien!? – preguntó en voz baja retrocediendo instintivamente. Acerco su bolsa a su pecho mientras daba algunos pasos más hacía atrás.
Su corazón amenazo con salir cuando vio que un pequeño ratón salió de entre las hojas.
-…- un suspiro de alivio fue expulsado de su boca. Estaba demasiado paranoico, dio un vistazo hacia atrás y, procurando estar lo suficientemente lejos del palacio, sacó una manta azul de hilo y la envolvió a su cuerpo. Usando la bolsa como almohada se acurruco bajo un árbol y cerró los ojos. El cansancio era demasiado.
***
El incesante ruido del lago y un pequeño zumbido en su oído izquierdo hicieron que de golpe levantara su cabeza y la fijara a su alrededor.
La mañana había llegado aunque el sol apenas iluminaba el cielo. Estiro su cuerpo como un gato y recogió las cosas, el río descansaba a su costado moviendo piedras y arrastrando minúsculas hojas.
Se acerco al agua, introdujo su mano al interior y llevo entre sus dedos el cristalino líquido. Bebió por algún momento hasta que su sed fue saciada, luego se despojo de su ropa. El frio helaba su piel al más simple contacto.
Recordó por un momento la primera vez que se había encontrado con su Príncipe. Una mañana de frío al igual que esta.
Con su pie firmemente plantado en el interior del agua entró, ignorando olímpicamente el frío polar, tallo sus brazos, piernas, cuello y finalmente, introdujo su cabeza al río.
En no más de cinco minutos, su baño estuvo completo. Tomo un pequeño paño y comenzó a pasarlo con lentitud por su cuerpo, secando cuidadosamente cada rincón de este.
Cuando estuvo totalmente seco, comenzó a vestirse con extraña parsimonia, empezando por la chima, poniendo sus pantalones invernales para cubrir sus heladas piernas.
Un jadeo y el crujir de las hojas alertaron una posible presencia. Con gran velocidad volteo su cabeza, la cara pálida y aterrorizada de KyuHyun se llevó el aire de sus pulmones.
“N-no” pensó levantando rápidamente la manta del suelo, llevándosela instintivamente a su torso desnudo.
-T-tú – la voz de su amado era tan solo un largo y profundo jadeo.
En un principio la perplejidad era completamente obvia en la expresión de KyuHyun, pero luego sus ojos se estrecharon y la ira tomó posesión de su organismo. El rojo de sus orejas y lo oscuro de sus orbes alertó de sobremanera a Jong.
-K-kyuHyu…-
-¡No! – grito el nombrado interrumpiendo las palabras de Jong. Un leve estremecimiento delato el miedo que mantenía encerrado en su cuerpo.
-Y-yo n-no –
-¡Calla! – grito nuevamente, pero en este momento unos largos pasos precedieron sus palabras. Al estar a unos cuantos centímetros, el más alto, con una brutalidad tremenda se apodero de las delgadas muñecas de Jong – Tú… ¡Me has engañado! – con fuerza Hyun zarandeo al más bajo.
-N-no, y-yo no… KyuHyun…. P-por favor – su ruego era apenas un hilo de voz.
-Eres un maldito hombre… m-mi Young… es un… h-hombre… - unos débiles sollozos escaparon de los labios del príncipe – N-no, tú no puedes ser un chico… - la mirada ardiente de Kyu se posó rápidamente en el cuerpo de Jong. En un rápido movimiento desgarro con crueldad y brutalidad la chima del más bajo, luego empujo el cuerpo de este a las secas hojas y comenzó a jalar fuertemente los pantalones interiores. Un bajo gruñido emergió desde lo más profundo de Hyun. Un gruñido tan grave que hizo que el temblor que ya inundaba a Jong se hiciera aún más notable y fuerte – T-te odio… ¡Eres un asqueroso comehombres! Eso es lo que eres… un maldito… - las lagrimas secas de Hyun emergieron de sus ojos marcados con un tinte rojo alrededor del iris.
El corazón de Jong Woon se quebró. Miles de piezas se esparcieron a sus pies. El frío entro de impulso a su cuerpo, su temperatura se elevo aún más y su mirada se nublo. ¿Era aquello producto de una simple y cruel pesadilla? No, el dolor en sus muñecas maltratadas y las lesiones de su cintura y piernas era verdadero.
Su amor… Su Príncipe… KyuHyun… le había menospreciado, si su vida terminara en ese instante seria la paz más merecedora que obtendría. Las lágrimas empapaban su cuerpo desnudo y el frío comenzaba a crear estragos en sus terminaciones nerviosas. Su alrededor se comenzó a apagar, los movimientos que Hyun hacía a su cuerpo los empezó a olvidar. El rostro lloroso y lleno de ira de su amado fue lo último de observo de cerca. Luego la profunda oscuridad le inundo.
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Cuando volvió en sí, se observo a sí mismo con el cuerpo inerte y frío de ese hombre, delicado y hermoso, en sus brazos.
Las lágrimas secas se pegaban a sus mejillas y el frío le hizo estremecerse. Comenzó a preguntarse lo que había ocurrido cuando sintió la enorme frialdad del cuerpo de ese pequeño hombre, con sus manos recorrió los hombros y costados del joven. El calor simplemente no residía completamente en las zonas que frotaba. Acerco su cabeza el pecho inexistente del bajo y en aquel momento se alarmó. Débiles latidos resonaban casi con esfuerzo en el torso de Young.
Se despojo de su abrigo y cubrió la desnudez del hombre, luego lo levanto y aferro a su cuerpo. Levanto la pequeña bolsa de provisiones del más bajo y emprendió rumbo.
Mientras caminaba hacia su palacio, las imágenes anteriores asolaron su cabeza. Mentalmente se reprendía, ¿Cómo era posible que él, siendo el amante de esa hermosa criatura haya tratado de tal manera a su pequeño rayo de sol?
Mujer u hombre… Simplemente no le importaba, esa persona llego a su vida por obra del destino y debía protegerlo. Impotencia. Dolor. Culpa. Todas esas sensaciones diferentes asaltaron su mente en un solo instante.
Observo las puertas traseras del Palacio, con extremo cuidado y silencio se adentro a los pasillos. Pedía interiormente que nadie se topara con él.
Cuando el alivio asomaba en su mente a tan solo unos pasos de su habitación, la voz de su Madre retumbo en sus oídos.
-¿Has encontrado a Young? – pregunto con una sonrisa. Avanzando a gran velocidad hacia su hijo que se encontraba de espaldas.
El pánico se apodero de su cuerpo impidiéndole caminar los cinco pasos a su cuarto. La mujer toco su hombro y soltó un jadeo de sorpresa al ver el deplorable estado de la muchacha.
-Pero ¿¡Que le ha pasado!? – grito tapando su boca con su mano.
-Madre… ahora no, todo…. Yo… - se apresuro a su cuarto, dejando a la impresionada mujer atrás. Acomodo a Young lo más rápido posible en su cama y lo cubrió de mantas gruesas. Su madre se asomo por la puerta, mirando anonadada como su hijo acostaba a la joven en sus frazadas.
-Llamare enseguida a las criadas – murmuro volteando hacia el pasillo.
-¡No! – Grito KyuHyun desesperado – No lo hagas madre, simplemente… no lo hagas, por favor – suplico el príncipe mientras agachaba su mirada y acunaba la fría cabeza de Young en sus manos.
-¿Qué pasa? – Pregunto la mujer entrando a la habitación - ¿Por qué no quieres que llame a las sirvientas para que se hagan cargo de la salud de ella? – una notable mueca de confusión se apodero de su rostro.
-Por que… Es como tú… Madre… -