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VAMPIRE LEGACY por desire nemesis

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Allen entró a su casa estirándose pues había pasado toda la noche de juerga en la ciudad. Jugó a las cartas y se alimentó de dos preciosas sirvientas que terminaron inconscientes. Estaba satisfecho. La Asociación debía estar persiguiendo a la pareja de vampiros porque por lo que el conocía de su sobrino no dejaría que su amado cachorro pasara por ese mal trago solo.

 

¿Pasaste una buena noche, tío?—fue la aguda pregunta que salió de las sombras y que hirió en lo más profundo la confianza de Allen Kaiba.

 

Sonriendo, después del momento de impacto, el peliverde contesta—Pensé que te mantendrías ocupado tratando de liberar a tu cachorro, sobrino—

 

Es lo que estoy haciendo—dice el castaño.

 

Así que piensas entregarme a la justicia para liberar a tu mascota. Pensé que éramos familia—exclama el ojos grises.

 

¡Que casualidad! Yo también—dice Seth en contestación mientras se le acerca sacando una de las espadas de Allen que estaba adornando la estancia.

 

Con que así termina—dice el mayor con cierta tristeza.

 

¡Así es!—responde su sobrino.

 

¡Pero recuerda sobrino que si me matas jamás probarás que tu ángel es inocente! En cambio si yo lo hago el secreto quedará enterrado aquí—dice Allen.

 

Si me matas deberás enfrentarte a mi madre. Ella sabe que he venido por ti y dudo que quieras enfrentarte a ella. Dudo que sea tan cruel como mi padre pero sabes que aún así es de temer—le retrucó el ojiazul.

 

Tienes razón—responde el otro—Pero en todo caso me arriesgaré—añade yendo por una de sus espadas antes que el menor pueda impedirlo.

 

Ambos se paran frente a frente. Seth tiene una gran desventaja como dice su tío. Si lo mata no podrá probar que el mató a Coldsplay. Y si no logra probarlo entonces… entonces Joey será ejecutado. Por suerte hizo ese tratado con los de la Asociación porque antes solo hubieran mandado a sus cazadores a eliminarlo sin juicio previo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joseph estaba en una habitación esperando su juicio aunque sabía que todo sería una farsa. La Asociación se cobraría su traición de antes con sangre. Había alejado a Seth para que no se metiera en problemas. Era imposible que llegara antes de que lo ejecutaran. El traerlo había sido mero formulismo.

 

Sentado en esa habitación oscura cerraba los ojos y pensaba en el castaño. Se estaría dejando el pellejo en salvarle la vida pero aún así tenía más posibilidades que si se enfrentaba a los cazadores. Aunque dudaba en que lo hiciera después de su muerte estaba tranquilo porque solo eso podía hacer en su condición para amparar al ojos azules. Su familia se ocuparía de protegerlo llegado el momento. Él no dudaba de que Noah y su madre protegerían al condenado príncipe heredero, se dijo con una sonrisa algo divertida, algo nostálgica en los labios. Se durmió pensando en él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Quién diría que nos enfrentaríamos por un cachorro? Aunque considerando que te enfrentaste a tu mismo padre por él y le mataste creo que no es de extrañar—dice el peliverde a su sobrino.

 

¡Tú no lo entiendes porque nunca has sentido nada por nadie que no seas tú!—afirma el castaño preparándose a atacar.

 

¡Que feo que juzgues sin saber! Cuando tú naciste yo tenía más de cuatrocientos años de vida así que no sabes que ha sido de mí. Deberías cuidar lo que dices—dice con su impenetrable sonrisa el mayor—Recuerdo lo que se siente. Yo hablaba como tú. Muy grandilocuentemente pero eso se pasa con los años y descubres que eso que crees que es tan importante en verdad no lo era—agrega.

 

Si dices eso es porque de verdad nunca lo sentiste—dice el castaño.

 

Esa forma de hablar. No es tuya. Tu cachorrito te ha pegado sus pulgas. Pero no es raro. Tú siempre fuiste el más débil de la camada. Solo sigues en tu posición porque naciste primero y porque te pareces en físico a mi hermano, aunque no eres ni la mitad de vampiro que él. Debo confesarte ya que nadie va a saberlo por ti que siempre lo detesté pero al menos era mejor que yo. Noah sería mejor heredero de él que tú—dice Allen llenó de desdén por su sobrino aunque esto solo se demuestra en sus palabras no en su fisonomía.

 

Tal vez porque es tu hijo y no suyo—dice el castaño tomando por sorpresa al otro que le mira ceñudo un momento y luego vuelve a sonreír.

 

Menudo timo el tuyo. Por un momento me sentí tentado a caer pero Noah no es mi hijo—dice el ojigris.

 

¿Estás seguro? Es tu viva imagen y además recuerdo que nació a los diez meses de que mi padre se fuera a las cruzadas—dice Seth sorprendiendo de nuevo a su tío que después de un momento sonríe, esta vez maquiavélicamente.

 

Solo me has dado mas razones por las que matarte, sobrino. ¿Lo sabes, no? Si tú mueres, mi hijo será rey—exclama Allen Kaiba antes de atacar.

 

El susodicho era un experto espadachín que siempre había gustado de batirse a duelo con colegas vampiros y al que le gustaba ufanarse de su experiencia, bravura y agilidad. Era reconocido como uno de los mejores espadachines de Europa, después de su hermano, claro.

 

Después de un arrende vu seguido de un rizo con el cual hizo girar la espada del menor le aplicó un codazo en el estómago al quedar parejo con él y luego le asestó con la empuñadura en la frente para luego intentar cortarlo por la mitad, por suerte Seth se repuso a tiempo y se salvó impulsándose para atrás.

 

Otro arrende vu terminó nuevamente con las espadas cruzadas y una fuerte patada del tío embistió la rótula derecha del sobrino afectando notablemente la estabilidad de éste indispensable para el buen accionar con la espada.

 

Allen vio la oportunidad mientras su sobrino doblaba hacia atrás su pierna lastimada y se impulsó barriendo la espada que chocó con la otra dejando el pecho de su oponente desprotegido y subió desde abajo el filo de su espada para que terminara cruzando verticalmente el pecho del ojos azules.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo despertaron sin ninguna conmiseración. Desde que había entrado al edificio le pusieron pesados grilletes en muñecas y tobillos y tuvo que arrastrarlos rumbo a la sala donde se haría el papeleo para poder matarlo sin que nadie pudiera impedirlo.

 

Parado frente a la improvisada corte de directivos de la Asociación que jamás habían celebrado un juicio y que no estaban dispuestos a dejarlo marchar oyó lo que tenían para decirle.

 

Señor Joseph Wheeler, se le considera sospechoso de los cargos de asesinato y traición a la Asociación. Jacob Coldsplay uno de nuestros más queridos colaboradores murió en la morada que usted ocupaba después de informar que iría a visitarle. Y actuando como uno de nuestros cazadores olvidó sus deberes para irse a vivir contra uno de nuestros enemigos además de olvidar decirnos que usted mismo es un vampiro—dice el Presidente de la Asociación.

 

¡Yo no lo sabía!—protesta Joey.

 

Eso no tenemos forma de saberlo. ¿Verdad?—pregunta el magistrado improvisado. --¿Cómo se declara?—

 

¿Importa acaso? Ustedes me matarán diga lo que diga para defenderme. Están llenos de odio y en parte los comprendo aunque no puedo justificarlos—responde el ojos mieles.

 

¡Usted no es quién para justificarnos o no!—dice el director de acciones de campo.

 

Tal vez. Pero soy el tipo al que van a matar. Para el caso y para que llenen sus formularios les diré que soy inocente de la muerte de Jake aunque no les importe. Buscaban una buena razón para lincharme y ahí la tienen. En cuanto a que seguí a un Kaiba, que fui una presa y ahora su pareja es todo cierto y no me arrepiento. Después de todo es una buena razón para morir—les contesta el rubio.

 

En ese caso mañana por la mañana procederemos con su ejecución—dice el presidente del concejo y acto seguido da una señal para que los cazadores se lo lleven.

 

Solo de nuevo en la improvisada celda mira la alta luna que a su vez lo observa desde la ventanita cerca del  techo y sonríe. No es una sonrisa solo triste sino que también esta llena de paz. Se irá pero al menos no tendrá que ver sufrir a su príncipe.

 

¡Está bien! ¡Está todo bien!—dice a la noche estrellada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seth se impulsó con su otra pierna en el momento justo para evitar el embate de su tío que fue a parar a la nada a la vez que lanzó de costado su espada sobre ambas piernas del ojigris.

 

Allen gritó cuando ambas piernas le fueron cercenadas de un tajo y cayó sobre sus ensangrentados muñones tirando la espada en el proceso para luego encogerse sobre estos, víctima de un insoportable dolor. Su sobrino ahora rengo y con una fina línea de sangre que brotaba de su sien a su mejilla y terminaba en su barbilla por donde caía tiñendo de carmesí su impecable camisa blanca, se acercó y casi a disgusto socorrió a su paralizado tío, haciéndole un torniquete para parar el sangrado, primero y luego vendando las zonas afectadas.

 

Con su tío atado de las manos para evitar cualquier movimiento brusco que implicara un ataque Seth subió a un caballo y se dispuso a volver a Inglaterra. No contaba con que a cien metros de ahí un cerrado grupo de seis hombres le cerrara el paso.

 

Eran Johan y cinco amigos que avisados por un conocido sabían de la presencia del príncipe en la ciudad y habían adivinado sus intenciones. El acuerdo con Allen incluía que Richtenchrikter protegería a éste en caso de que alguien viniera por él y estaba dispuesto a cumplirlo, más si en el proceso podía eliminar a la rata de su ex cuñado. Eso lo consideraba un bono extra.

 

Buenas tardes cuñado—le saludó con una sonrisa pero sus ojos no sonreían. Seth sabía como terminaría eso y también porque estaba Johan ahí.

 

Con que eres su cómplice—dice el príncipe.

 

Sonriendo aún con ironía el joven vampiro austriaco le dice a su cuñado—No me culpes, yo…--

 

¡No te culpo!—dice Kaiba con tranquilidad sorprendiendo al otro castaño que le miró sin poder creer lo que oía. –Es culpa de Allen. Mi tío siempre se ha aprovechado de las debilidades ajenas y la que vio en ti le servía para llevar sus propios propósitos. Tú simplemente fuiste un objeto útil para él. ¿Acaso piensas que si tú estuvieras en problemas el vendría en tu ayuda?—añade el ojos azules.

 

No me subestimes—dice el de ojos verdes–Yo también lo utilicé a él. Ha sido muy útil para vengarme de ti. Es una lástima que mueras tan lejos de donde tu mascotita va a descansar eternamente. Me gustaría ver tu cara al ver como separan su cabeza del cuerpo. Pero no se puede tener todo. Además presiento que te sientes muy mal porque por tu ineptitud Wheeler morirá—

 

Me equivoqué con el muchacho. Es todo un vampiro—dice desde su precaria posición el ojos grises y su sonrisa sempiterna se hace más ancha.

 

¡Me pregunto que pensaría Willhelmina si te viera!—dice de pronto Seth.

 

¡No te atrevas a nombrarla!—grita fuera de sí Johan yendo al galope por él.

 

Seth se prepara para defenderse cuando a la mitad de la carrera el caballo del austriaco cae como una bolsa de papas. De pronto todos se dan cuenta de que tiene una flecha en el corazón y miran derredor.

 

Aproximadamente trece jinetes salen de las sombras y uno de ellos es una mujer de edad indeterminada, ojos azules y pelo rubio.

 

¡Más vale que retrocedan! ¡Me llevaré a mi hijo y a mi cuñado y ni piensen detenernos porque no tengo ningún problema en llevarlos a la tumba!—anuncia May Valantine.

 

¡Cuñada! ¡Nunca antes has llegado a tiempo! ¿Justo ahora se te ocurre empezar?—pregunta el peliverde sin perder la sonrisa.

 

Más o menos a tres mil kilómetros de distancia en esos precisos momentos Wheeler se preparaba para dormir. Se hincó junto al montón de paja que le servía de camastro y mirando hacia la ventana oró porque todo le fuera bien a su amado castaño y que no encontrara la muerte en su búsqueda. Sabía muy bien que no le daría el tiempo de volver por más que apresara a su tío. Al menos necesitaba tres días más y no lo tendrían.

 

Sonrió con algo de ternura y tristeza y tomó aire. Las cosas pasan cuando tienen que pasar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Abrió los ojos y se encontró con esos gatunos azules justo desde arriba de él.

 

¿Qué haces aquí?—pregunta el rubio.

 

¿En verdad creíste que te dejaría solo en medio de una jauría de lobos hambrientos?—pregunta a su vez el castaño.

 

Pero…--dice Joseph.

 

¡Pero nada! Nos vamos—dice Seth y casi sin querer sus labios se prendieron de los de Wheeler. Entonces todo pasó a mayores con naturalidad. Su olor, su tacto, los sonidos que emitía, todo hizo que Joseph enloqueciera y al parecer el otro también. Arrancó las ropas del ojos mieles mientras este le ayudaba a despojarse de las propias y empezó a prepararle inmediatamente.

 

Diez minutos más tarde Kaiba le decía—Te necesito. Solo quiero alimentarme de ti. No dejarás que muera de hambre. ¿Verdad?—mientras lamía el cuello de Joseph hasta su lóbulo, el cual mordió con ansias, y acariciaba  la espalda de este desde el cuello hasta más abajo de la línea de ésta. Esas palabras causaron las sensaciones de siempre que lograron que varias de sus glándulas endocrinas aumentaran su producción. Por ende su calor y el olor de su piel aumentó mientras sus gemidos empezaron a salirse de su control. –Di que me amas cachorro. Necesito oírlo una vez más—pidió ahora el castaño mientras sentía como el ojos mieles se tensaba, se arqueaba y clavaba sus uñas en la piel de sus hombros.

 

A Joey le fallaba la voz y su cabeza se negaba a pensar con coherencia, tal era el resultado de sentirlo dentro.

 

¡Dilo cachorro! ¡Dilo, por favor!—escuchó que Seth le pedía al oído de nuevo.

 

¡Te… te amo! ¡Tttteee amooo! ¡Te amo a ti y solo a ti!—dijo con su cabeza a más no poder el ex cazador.

 

¡Así es! Tú eres mío y solo mío, cachorro. Que… jamás se te…--dijo mientras luchaba por venirse teniendo éxito en la penúltima embestida y diciendo mientras llevaba a cabo la última y el rubio se venía dentro de su mano crispada—…olvide—

 

Ambos cayeron sobre la paja exhaustos y Seth rodó para quedar bajo su cachorro que como de costumbre se arrebujó en sus brazos sobre su pecho. –Debemos irnos ahora, Seth. Antes de que nos descubran—dijo, los párpados estaban pesados para ambos.

 

No te preocupes cachorro. Descansemos un momento y luego nos iremos—dijo el castaño acariciando su pelo mientras él sentía como el sueño le derrotaba.

 

 

 

 

 

 

 

Despertó y miró donde estaba, abrazaba la almohada bajo él y así corroboró que todo había sido un sueño nada más. Se había venido, comprobó y eso sabía muy bien que se debía a dicho sueño donde había experimentado todo lo que secretamente deseaba que pasara. Que Seth viniera a por él, que le amara. Pero su mente consciente sabía que eso no pasaría y estaba en paz con ello.

 

La puerta se abrió y dos encapuchados entraron.

 

¡Es hora! ¡Levántate!—dijo uno y él les obedeció. No tenía caso resistirse. Debía fluir con la corriente. Los tres salieron a los pasillos que los conducirían al cadalso donde pondrían fin a su vida.

 

 El pasillo se le hizo interminable. Tal vez porque iban a paso lento, tal vez porque los grilletes le pesaban. La dura piedra de los pasillos resonaba ominosamente con los pasos dados  por la pequeña comitiva rumbo a una cita con la más angustiante y perturbadora de las anfitrionas.

 

La muerte.

 

Entrando en el patio principal de la sede, después de  subir las escaleras el joven vampiro rubio observó la custodiada tarima donde fungía un hombre alto que tenía sobre su rostro un barbijo y una capucha lo cual evitaba que se viera el rostro. Una reluciente hacha resplandecía a un lado pendiendo de una de sus manos.

 

Sus dos custodios lo acompañaron a donde le esperaban. Alrededor de la tarima había otros cinco cazadores dispuestos a matarle si se atrevía a querer huir. Iban armados de dagas y mosquetes y sus rostros eran impasibles máscaras.

 

Joseph no pensaba huir, en verdad no pensaba nada, estaba como anestesiado. Miró todo con ojos que no le parecían los propios. Parecía una obra de teatro lo que ocurría a su alrededor porque el en verdad no se sentía ni conectado ni temeroso por lo que sucedía. Estaba tan ajeno a todo que mientras subía los peldaños de la tarima se preguntó si todo eso sucedía en realidad o lo estaba soñando.

 

Sus custodios le obligaron a arrodillarse ante el atril que sería el mudo testigo del robo de su cabeza. El verdugo hizo oscilar la vil guadaña en la que se convertiría la enorme hacha y sus acompañantes lo dejaron a su lado para bajar y tomar sus lugares en el cruel espectáculo.

 

La reluciente arma se elevó sobre la dorada cabeza. Y luego bajó mientras el joven Wheeler cerraba sus ojos víctima de los nervios.

 

 

Notas finales:

morira Joey?

ayer fue mi cumple

asi que hoy soy mas sabia

^^

pero no encuentro otra solución para terminar este fic que tragedia

u.u

espero sus revs y mata ne


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