¿Está muerto?—preguntó confuso Nellison.
¡Por supuesto! No sería un fin a esta situación si no lo estuviera. ¿No es cierto?—preguntó el de ojos verdes.
Pero… ¿Por qué?—preguntó Arthur atónito al ver el cuerpo del causante de esta guerra ante él entregado por un miembro de su propio bando.
No me lanzaré de héroe. Si no lo sabe se lo diré. Yo tenía un problema con este individuo. Por culpa de él y de su consorte mi hermana falleció y fue absolutamente perfecto que me deshaga de él y de esta guerra a la vez. Así tengo la excusa perfecta ante mis iguales. Lo hago por altruismo, no solo por venganza.
Con esta excusa ni el príncipe podrá tocarme y sin embargo le he dado su escarmiento. Es hora de que la era de los Kaiba se acabe y yo pondré fin a esa familia de una manera o de otra.
Arthur no sabía que pensar pero si lo que decía el vampiro era cierto, este sería el fin de sus preocupaciones. La razón perfecta para acabar con esta guerra como decía el otro. ¿La tomaría?
¡Lleven el cuerpo adentro!—ordenó Nellison.
¿Y bien? ¿Tenemos un trato?—preguntó Johan.
Por nuestra parte la justicia ha sido saciada así que no tenemos motivos para continuar con esta guerra—le respondió el director. El vampiro sonrió ampliamente, se despidió con la cabeza para irse después.
Seth bajaba a tierra cuando Johan llegó al puerto. Al verlo se le fue encima.
¿Qué has hecho?—inquirió furioso el ojiazulado.
Era necesario—le explicó el ojiverde.
El príncipe fue hacia su caballo que había sido preparado ya.
Voy a traerle de…--decía Kaiba.
¡Está muerto!—le cortó Richtenchrikter y las fuerzas le fallaron al otro castaño que cayó de rodillas al suelo con su cara atónita.
Lo había perdido. Al final y al cabo lo había perdido. Ya no vería más a su cachorro. El cruel destino los había separado para siempre. No se estremeció ni lloró. Solo se quedó estático hasta que media hora después la gente de su confianza ayudados por Johan lo subieron al barco y partieron.
Ver a su hermano mayor en ese estado le estaba destrozando el corazón. No estaba comiendo y su genio iba de mal a peor. Noah había leído la carta y sabía lo que podía estar sintiendo el otro. Por eso fue a Inglaterra y reclamó el cuerpo de su cuñado.
Al volver fue a la sala donde sabía que su hermano estaba. Como siempre leyendo en la penumbra.
Hermano—le llamó y el otro no le miró. Sabía que había salido pero no adonde. Ya lo que le rodeaba no le interesaba. Si no se iba era porque su madre le había pedido que se quedase y a él ya no le importaba nada— ¡Fui por él!—le dijo después llenando de esperanza el corazón de Seth que le miró sorprendido para luego captar lo que traía entre sus manos.
Era una urna.
Con infinita tristeza en la mirada el peliverde le dijo al ojiazulado mayor—Son sus restos. Los cazadores me los dieron.
Seth sintió que todo se hundía bajo sus pies y se acercó casi con temor al arcón de madera que llevaba las cenizas de su amado cachorro. Como era la costumbre de los cazadores habían incinerado al vampiro para evitar cualquier treta. Tomó con cuidado la caja y sin decir nada miró a su hermano para luego irse a su habitación.
Estaba tratando de dormir cuando sintió un golpe en su ventanal y al mirar por el vidrio divisó una oscura figura vestida con una túnica negra, encapuchada. Fuera los relámpagos daban un tono tétrico a la escena.
Seth se levantó combativo mientras la otra persona abría el ventanal.
¿Quién es? ¿Qué quiere? ¿Eres un cazador? ¿Veniste por mí? ¡Intenta matarme entonces!—dijo el príncipe en pie de guerra y se lanzó a por el intruso pensando que muy bien podía ser un cazador.
El otro le hizo frente y en un periquete se vio contra la pared. Desde la oscuridad de la capucha el otro le dijo mientras sus ojos brillaban—Si, he venido por ti…—luego su rostro fue iluminado por un rayo mientras se quitaba la capucha y terminó su frase--…pero no a matarte—
El corazón del castaño se paró en el acto. Su cachorro estaba ante él.
¿Eres una alucinación o un fantasma?—preguntó Kaiba.
¡Nada de eso Seth! ¡Soy yo! ¡Aquí! ¡Ahora! ¡Por ti!—dijo Joseph mirándolo intensamente.
¿Pero cómo?—articuló el ojos azules.
Es complicado—respondió Wheeler.
¡Explícame!—reclamó la alteza.
Cuando estuve con el granjero oí el rumor de una bruja que por aquí prepara un brebaje especial. Fui a verla para ver si podía preparármela y lo hizo—contestó el rubio.
¿De que hablas?—preguntó el castaño.
De una pócima especial que preparan allá por Firenze y que hace parecer que una `persona esta muerta sin estarlo bajando el pulso y respiración. Le pedí a Johan que me ayudara porque estaba seguro de que sería el único que podía hacerlo sin despertar sospechas en ningún bando. No sabía si podía confiar en él por completo pero debía intentarlo. Así es como logré hacerme pasar por muerto y fui entregado a la Asociación—explicó el ojos mieles.
¿Pero como escapaste? ¡Me dieron tus cenizas!—exclamó Kaiba señalando el arcón que estaba encima de su chimenea. Joey abrió grandes los ojos imaginando una fracción de lo que el otro estaba pasando.
Levantando poco a poco su vista para ver de nuevo esos zafiros, el rubio respondió—Fue complicado pero con la ayuda de algunos compañeros que creían en mi inocencia logré escapar antes de que quemaran el cajón en el que me metieron. Estuve tres días dentro antes de tener la oportunidad de salir. Pensé que moriría y di gracias de no haberte dado más esperanzas en mi nota para no partir de nuevo tu corazón—respondió Wheeler.
Así que preferíste engañarme a convertirme en tu cómplice. Preferiste lastimarme a dejarme con la promesa de que regresarías—reclamó Seth.
Joseph acusó el golpe—Es que no sabía si esto iba a funcionar. Como dije, temía darte esperanzas y herirte el doble—le explicó.
¡Darme esperanzas es lo mejor que podías hacer!—exclamó el castaño. --¿Pensaste en lo que yo podía pasar sin ti? ¿Pensaste en que se me podía ocurrir morir para estar a tu lado? ¿Pensaste en eso?—preguntó para horror del ojos mieles el príncipe mientras le miraba intensamente y acariciaba su mejilla. –Yo sin ti no quiero estar—le dijo Seth.
Yo tampoco—respondió Joey antes de ser besado y conducido a la cama en donde fue recostado por el mayor y más voluminoso vampiro real. –Te amo—logró articular en su oído.
Kaiba se separó un poco y le miró detenidamente. Cuantas veces había soñado con ese momento, era una de las razones por las que se había mantenido con vida. Eso y el hecho de que el otro se había sacrificado por él y le parecía que matarse hubiera hecho vano su sacrificio. Y ahora su cachorro de ojos melados estaba bajo él, bañándole con su miel, sentía su calor en la propia piel, tan cerca. Tenía miedo. Miedo de despertar y de que el otro ya no estuviera ahí. Que todo fuera un sueño.
¿Qué sucede?—preguntó con un mal presentimiento Wheeler.
Sucede que te amo—dijo el ojos azules y se arrebató sintiendo cada centímetro de la piel del otro en la suya. Tomó todo lo que el otro tenía para ofrecer y más. Estuvieron juntos toda la noche. Sin detenerse un segundo en la ambición de dar al otro todo lo que era posible dar.
Sus lenguas se enredaron mientras las manos de Joseph se adherían a la nuca de su amante. Seth fue venerando con su boca cada centímetro de la dorada piel del rubio que dejaba al descubierto con sus manos y así fue bajando hasta su parte más sensible.
¡No!—gimió alto el rubio cuando los labios del castaño tocaron el prepucio y gimió aún más alto cuando sintió un intruso dedo entrar en su interior. Se agarró de las sábanas con fuerza mientras sentía todas esas caricias y su calor fue en aumento mientras los dedos del ojos azules aumentaban. Cuando el deseo de correrse se hacía insostenible pudo sentir los dígitos retirarse y se preparó para lo que seguía mientras la boca de Seth se acercaba a la suya y la poseía con pasión. Las manos de Kaiba elevaron sus piernas y su miembro se deslizó por la dulce entrada del mas bajo que gimió en su boca para después mover sus caderas dando a entender toda su entrega.
El castaño lo embistió poderosamente pero sin ser exagerado ya que jamás se le ocurriría lastimar a su cachorro y tras una gran cantidad de frenéticos vaivenes mientras sus bocas no se separaban y los brazos del rubio rodeaban el cuello del otro que se esforzaba izado sobre sus brazos, culminó junto a Wheeler entregando todo de sí en una erupción que turbó y liberó a ambos.
Eran las cuatro de la mañana. Lo supieron por los gallos que comenzaron a cantar en las granjas cercanas a la mansión. Joey sobresaltado se sentó en la cama y mirando a Seth, le dijo—Nadie puede enterarse de que no he muerto. Si la Asociación llegara a enterarse todo comenzaría de nuevo—
¡Tranquilo, cachorro! ¡Nadie va a enterarse!—le respondió con voz seductora su amante real.
Golpeó doce veces a la puerta de su alcoba sin recibir respuesta alguna. Es por eso que se preocupó y es por eso que entró sin más a la habitación de su hermano para encontrarla totalmente vacía.
Entonces vio la nota.
“Familia:
Debido a todo lo sucedido no he podido encontrar la paz. He decidido que estar aquí no me ayuda. Demasiados recuerdos revisten estas paredes para que pueda reponerme de esta pérdida tan grande.
Debido a que la reina me prohibió que me alejara de ella he decidido escabullirme. Tengan por seguro que no intento nada nocivo para mí y para los míos que son ustedes. Solo siento el intenso deseo de estar solo y de pensar y debido a que la guerra ya no es impedimento, me iré. Tengan por seguro que sabrán de mí en el futuro.
Solo quiero una cosa más. Que me perdones Noah pues no deseaba herirte como lo hice. Es que se me hizo difícil decirte la verdad. Espero me perdones.
Deseo que todos tengan una buena vida y que en el futuro logremos reunirnos sin nada turbio a nuestro alrededor. No me busquen, estaré bien y no deseo ser encontrado aún. Prometo escribir para que sepan que sigo con vida. Quizás así se queden tranquilos.
Atte.
Seth Kaiba”
Buena suerte hermano. Yo ya te he perdonado—murmuró el hermano menor del heredero esperando que Seth encontrara la paz que tanto ansía.
FIN