Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hermosos y malditos por Kitana

[Reviews - 95]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Capitulo por el cual espero nadie quiera matarme je je
 

Milo se paseaba por el patio azul pensando en la conversación que Kanon y él habían sostenido el día anterior. Había ido ahí a esconderse. No tenía interés en las clases, estaba demasiado nervioso, no podía sino esperar a saber el resultado de la conversación que Kanon tenía en esos momentos con su padre en la biblioteca del colegio. Milo se paseaba por el patio pensando que Kanon ya había tardado mucho.

- Hola Milo.- dijo alguien a sus espaldas. Milo se sobrecogió al reconocer al propietario de esa voz. Era Camus. - Veo que al fin estás solo, me preocupas Milo, no sabes cuanto me preocupas; te has negado a hablar conmigo, te has negado a verme durante todas las vacaciones y eso esta muy, pero muy mal.- dijo el pelirrojo acercándose a Milo.

- ¿Qué es lo que quieres de mí? - dijo un muy nervioso Milo.

- Oh vamos Milo, sé que solo eres un lindo niño rubio, pero no eres tan estúpido como para no saber lo que quiero. - dijo Camus acercándose aún más. Tomó uno de los brazos de Milo y lo sujetó con fuerza. El rubio lo contemplaba con sus hermosos ojos azules llenos de terror. No quería pensar en la posibilidad de que Camus pudiera descubrir la existencia de su hijo y hacerle daño.

- Déjame en paz Camus... por favor.

- ¡Oh dioses¡ si no te conociera pensaría que eso es una especie de ¿suplica? ¿Es verdad Milo? ¿Me estás suplicando? - dijo Camus sosteniendo la barbilla de Milo con su mano derecha.

- Por supuesto que no te suplico... - dijo Milo, los dedos de Camus se clavaron con fuerza en el mentón del rubio.

- Por un momento creí que querías rebelarte, pero tú no quieres rebelarte, ¿verdad rubiecito idiota? No me obligues a lastimarte, estoy de muy buen humor hoy, ¿sabes? No quisiera tener que lastimarte... sabes que no lo disfruto... ¿a quien quiero engañar? ¡Vaya que lo disfruto! - dijo Camus lanzando una risotada que le heló la sangre a Milo. - Me encanta contemplar ese miedo animal que hay en tus ojos cada vez que estamos juntos... me encanta ver la expresión aterrada en tu rostro cuando estoy cerca... definitivamente me encanta.

-Estás loco Camus...

- ¿Eso crees? Oh vamos, halagándome no vas a conseguir nada. Deberías intentar algo más. - dijo Camus, aprisionó en sus brazos a Milo y le obligó a besarlo. Milo se resistió, Camus se rió burlón y le asestó un puñetazo en mitad del rostro. - Sabes que no me gusta cuando te resistes, grábate bien en tu insignificante cabecita que eres mío, M-I-O. Solo mío y harás lo que me de la gana que hagas, no puedes hacer nada al respecto. Y te advierto de una buena vez que no tienes modo de escapar de mí, ni siquiera los estúpidos hermanitos Geminni podrán librarte de mí, ¿lo entiendes Milo?

- Será mejor que le quites las manos de encima ahora mismo. - dijo una voz profunda y amenazadora. - No voy a repetirlo francesito, suéltalo o atente a las consecuencias. - era Kanon el que lo amenazaba.

- Ah, ¿pero que tenemos aquí? Solo una de las copias baratas de Alcestes Geminni. Y dime, ¿tú también eres como él, una nenita que abre las piernas para que mami y papi no se enteren de un insignificante robo? - dijo Camus, la sonrisa se borró de sus labios cuando Kanon le golpeó en el rostro.

- No te atrevas a repetir esa estupidez o tendré que romperte ese enorme hocico que tienes Mont Claire, Alcestes merece que te laves la boca con jabón antes de siquiera mencionar su nombre. Y te advierto de una buena vez que no debes acercarte de nuevo a Milo, sí te veo cerca de él te juro por mi madre que no va a quedarte un solo hueso sano. - dijo Kanon con gesto amenazador.

- Ah... viéndote así no puedo dejar de pensar que si no tuvieras tantos escrúpulos como tus hermanos habríamos sido muy buenos amigos. Por el momento ganas copia, pero te aseguro que no me quedaré así, ese es mío, entiendes, mío y no serás tu quien me lo quite. - dijo Camus y se alejó.

- Maldito demente... - murmuró Kanon mientras abrazaba a Milo para confortarlo. El rubio no dejo de llorar sino hasta minutos después. - ¿Te sientes mejor? - dijo Kanon limpiando las lágrimas que rodaban por las mejillas rosadas de Milo.

- Sí... ¿qué te dijo tu padre?

-Esta furioso... acaba de llamar a tus padres... lo recibirán en la tarde, pero antes quiere hablar contigo.

- ¿Conmigo?

- Sí... no sé sobre que quiere hablarte, pero dijo que quiere hablar contigo. Está esperándonos en la biblioteca. - Kanon tomó a un muy nervioso Milo de la mano y lo llevó prácticamente a rastras hacia la biblioteca. A Milo le sudaban las manos, ya conocía al padre de Kanon, sin embargo, no era fácil enfrentarlo en esas condiciones. Los dos jóvenes entraron en la biblioteca, Anaximandro Geminni estaba sentado hojeando un voluminoso ejemplar de una enciclopedia. Milo se sentó frente a él, Kanon permaneció de pie detrás de su novio apoyando las manos en los hombros estrechos de Milo. Instintivamente el rubio buscó la mano de Kanon y se asió a ella.

- Kanon ya me ha contado a grandes rasgos su situación. - dijo Anaximandro con voz calma y pausada. - Yo solo quiero saber una cosa Milo, ¿tú de verdad quieres ese bebé? ¿De verdad amas a mi hijo?

- Yo... por supuesto que amo a Kanon... y a nuestro bebé. - dijo Milo sonriendo con ternura, Anaximandro lo miró y sonrió.

- Muchachos, esto no va a ser nada fácil, ¿están conscientes de que tendrán que dejar de lado muchas cosas para poder cuidar a ese bebé? Ustedes son muy jóvenes, no será fácil seguir con su vida teniendo que cuidar a un bebé.

- Papá nosotros sabemos... pero yo quiero que mi bebé y Milo estén conmigo... haré todo lo que tenga que hacer para que eso pase, trabajaré, dejaré la escuela si es necesario, pero yo no puedo dejar a Milo solo en esto.

- Eso es lo que yo quería escuchar chicos. Si ustedes han decidido esto, entonces cuenten conmigo, yo los apoyaré en todo lo que pueda y más, y nada de dejar la escuela Kanon, ser padre no va a ser el pretexto que necesitas para dejar el colegio. En cuanto a ti Milo, irás a vivir a casa con la familia, solo ruego a los dioses que tengas paciencia para soportar a Alcestes y a Mirtala, pero sí toleras a Kanon, creo que no habrá problema. - dijo Anaximandro mientras Milo sonreía y Kanon le dedicaba una mirada molesta. - Altea debe estar en este momento hablando con tu madre Milo, estoy casi seguro de que no habrá ningún problema en que te llevemos hoy mismo a casa. Haré que Alcestes te recoja, yo debo salir de viaje. - en ese momento el celular de Anaximandro. - Un momento chicos, ¿hola? ¿Altea, que pasó?... ya veo, te dije que eso pasaría, ¿dieron la autorización? Excelente, esta bien, entonces que Alcestes venga de inmediato a recoger a Milo... No, no pienso esperar más, no le voy a dar oportunidad a Emmanuel de arrepentirse... de acuerdo, también a él, Altea eres sorprendente... no sí no estoy protestando... está bien, está bien. Esta hecho, me quedaré aquí hasta que Alcestes llegue... correcto, también te amo. - dijo y colgó. - Kanon, avísale a Saga que nos vamos, que empaque sus cosas, los cambiaré de colegio en este preciso momento. - dijo Anaximandro con gesto duro.

- Pero... ¿por qué?

- Después te digo, dile a Saga que no se preocupe por Mu, nos lo llevamos a casa con nosotros, no voy a permitir que ninguno de ustedes se quede un minuto más aquí.

- ¿Qué pasa?- dijo Kanon contemplando a su padre con cierta confusión asomándose a sus ojos azules.

- Dejen de fingir muchachos... Alcestes ya habló con Altea, y yo voy a hablar en este mismo momento con Shion, esto no puede seguir así. - dijo y se puso de pie. Kanon y Milo lo miraron alejarse. Milo volteó a mirar a su novio, Kanon parecía preocupado.

- Entonces él ya sabe que yo...

- No te preocupes... nada me va a separar de ti. - dijo Kanon y besó la mejilla de Milo, lo tomó de la mano y juntos subieron las escaleras en dirección a los dormitorios. Milo seguía nervioso, ¿qué pasaría cuando Anaximandro Geminni enfrentara a Shion? ¿Y si era cierto que él estaba al tanto de todo? Milo no quiso ni imaginar lo que les esperaba cuando Death Mask y compañía supieran de lo que iba a suceder.

Kanon lo acompañó hasta la puerta del dormitorio, Milo entró aún temblando de nervios. Todos lo miraron con cierto temor. Isaac había estado buscándolo hacía un rato.

- Chicos... hoy dejo el colegio.- dijo Milo con voz tranquila y serena, todos sus amigos se sorprendieron pues pensaron que con toda seguridad el día que Milo dejara el colegio estaría más que feliz.

- ¿Qué pasó? - le dijo Sorrento.

- Nada... es solo que yo... estoy... embarazado.

- Por los dioses Milo eso no es algo que se pueda decir así nada más.- le dijo Shaka.

- Es la verdad, estoy embarazado y estoy seguro que es de Kanon.

- Al menos es de él y no de ese desquiciado francés. - dijo Afrodita sin poder evitar recordar el incidente que tuviera durante las vacaciones con Camus y Shura.

- Pero Milo... ¿Qué vas a hacer? - dijo Shun.

- Kanon y yo nos casaremos en cuanto él termine la escuela... y yo tendré al bebé...

- Milo... eres demasiado joven para hacerte cargo de un bebé.- le dijo Mime.

- Lo sé, pero no puedo hacer otra cosa, amo a Kanon y a mi bebé. - dijo el rubio acariciándose el vientre. - Y si Kanon está conmigo, no me importa nada más.

- Solo espero que no suceda nada malo cuando ellos se enteren. - dijo Shaka refiriéndose a Death y sus amigos. - Aunque creo que ya sospechan algo... Isaac estuvo por aquí hace un rato buscándote, le dijimos que te habías quedado en la biblioteca a hacer un trabajo, no nos creyó pero se fue.

- Debes tener cuidado, en especial ahora que nos vas a dar un sobrino. - dijo Mime sonriendo.

- Es verdad bichito, debes cuidarte.- le dijo Mu, estaba un poco triste porque su amigo se iría, pero le alegraba que al menos Kanon estaría con él y a través de Saga sabría de Milo.

- Pero eso no es todo... el padre de Kanon sabe de lo que pasa aquí dentro... Alcestes se lo dijo. Y ahora debe estar hablando con Shion. No se que puede pasar ahora... solo sé que espero que las cosas mejoren para todos nosotros. - el rubio no pudo evitar llorar.

- Solo espero que Shion haga algo... y que las cosas no se pongan peor. - dijo Sorrento. Todos se quedaron callados cuando la puerta se abrió y aparecieron Death Mask e Isaac.

- Muy bien, al parecer a alguno de ustedes se le fue la lengua y ahora Shion esta haciendo preguntas que no debería hacer. - dijo Death Mask avanzando hacia Afrodita, el rubio lo miró con terror, sabía de lo que era capaz el italiano. - Con que, ¿quién fue?  

 - Nadie dijo nada. Tú sabes que si uno de nosotros habla, el resto paga las consecuencias, nosotros no dijimos nada. - sentenció Shaka.

- No te creo maldito infeliz, uno de ustedes tuvo que ser el soplón, ¿de que otra forma pudo enterarse Shion? - dijo Isaac.

- De verdad... nosotros no fuimos.- dijo Mu sin perder de vista a Aldebarán, que permanecía en la entrada del dormitorio con gesto asesino.

- Tú fuiste, ¿verdad Milo? Es por eso que últimamente has estado muy raro. - dijo Death Mask acercándose a él.

- No. Yo no dije nada. - murmuró Milo con ese gesto insolente de siempre. - Sabes que no podemos decir nada, ustedes nos controlan por completo. - añadió el rubio.

- Isaac, llévalo afuera, tendremos que convencerlo de que debe decir la verdad. En cuanto a ustedes... más les vale quedarse muy callados cuando les pregunten al respecto, ustedes no saben nada, ¿entendido? - dijo Death Mask. Los chicos vieron con impotencia como Isaac sacaba a Milo del dormitorio, el rubio no se resistió, no tenía caso, había mucho que perder esta vez. Los demás lo miraron sintiéndose furiosos, no podían seguir así. Shaka y Afrodita se adelantaron para intentar retener a Milo. - Aldebarán, encárgate de que nadie quiera ser el héroe, y tú vienes conmigo. - dijo sujetando con fuerza a Afrodita. Isaac sacó a Milo de la habitación, Afrodita forcejeando fue sacado del lugar por un furioso Death Mask. Mientras tanto, Aldebarán permaneció en la puerta del dormitorio cerrándole el paso a quien intentara pasar.  Uno a uno los chicos fueron a sentarse a sus camas.

Mientras caminaban por los corredores del colegio, Milo reconoció el camino que seguían, algo hizo clic en su mente y supo que no podía ir allá, que no podía permitir que Camus lo tocara de nuevo.  Aprovechó un descuido de Isaac y logró liberarse de él, echó a correr como desesperado por los corredores sin saber a donde ir. Se detuvo al llegar al enorme ventanal que habían estado reparando esa mañana. Isaac no tardó en darle alcance. Sonriendo en forma diabólica, el chico se le acercaba más y más, Milo sintió que todo estaba en su contra. Supo que nadie iba a acudir a su llamado. Aún así, gritó lo único que su cerebro aterrado puedo evocar: Kanon.

- ¡Kanon! - gritó antes de ser apresado nuevamente por Isaac, el moreno sonreía de esa forma perversa en que sonreía después que Sorrento iba a visitarlo. Milo estaba aterrado, supo que sería golpeado, ultrajado y vejado como lo era Sorrento. No podía permitirlo, no más, su bebé quizá no resistiría lo que estaba a punto de hacerle ese muchacho. Isaac empujó a Milo contra la pared, el rubio cayó al suelo. Isaac se acercaba peligrosamente. Le tomó un segundo decidirse, con un movimiento rápido Milo se hizo con un trozo de cristal que descansaba sobre el piso. No tuvo tiempo de medir las consecuencias de lo que hizo. Simplemente levantó el trozo de cristal y lanzando un grito, lo clavó en el rostro de Isaac. El moreno se retorció en el suelo de dolor, llevándose las manos a la parte herida. Milo lo contemplaba en medio de una crisis de llanto histérico. - ¡Kanon, Kanon¡ - gritó una y otra vez arrodillado al lado de Isaac que permanecía tirado en el piso con la sangre escurriendo de su destrozado ojo izquierdo, semiinconsciente.

Kanon alcanzó a escuchar los gritos de Milo y acudió a prisa. Cuando dio con él, lo encontró

- ¡Milo! ¿te encuentras bien? - preguntó Kanon al ver que Milo no dejaba de llorar y tenía las manos manchadas de sangre, solo después de verificar que el rubio estaba  libre de cualquier herida, Kanon se fijó en Isaac. - ¡Dioses! ¿Qué fue lo que pasó?

- Él quería llevarme con Camus... no hubo otra forma de impedirlo. - dijo Milo sin dejar de llorar. Kanon le arrebató de las manos el trozo de cristal que Milo aún sostenía. - Yo no quería hacerle daño... solo quería proteger a mi bebé...

- Yo lo sé amor, yo lo sé. - dijo Kanon abrazándolo. No solo Kanon había sido atraído por los gritos de Milo, también Shura y algunos otros alumnos de primer año, cuando los curiosos llegaron, Kanon sostenía en sus manos el trozo de cristal, no hacía falta ser un genio para imaginarse que él había sido el culpable del estado de Isaac, aunque nadie se atrevió a creer que no había tenido motivos para hacerlo. Shura fue el único que se atrevió a acercarse. Milo lo miró con los ojos llenos de terror.

- Tranquilo... no voy a hacerte daño. - murmuró Shura aproximándose un poco más. - ¡Qué alguien llame a la enfermera! - gritó Shura, pronto alguien corrió en dirección al otro extremo del edificio, mientras tanto, el español contemplaba a Isaac tendido en el suelo gimiendo de dolor. - Cálmate, ya fueron a buscar ayuda. - le dijo al oído, Isaac solo musitó un sí... Kanon y Milo permanecían abrazados, el rubio lloraba en brazos de un Kanon que miraba con ferocidad a todos los que los rodeaban.

La enfermera llegó seguida por Dohko, el maestro de gimnasia.

-¿Alguien puede explicar como es que pasó esto? - dijo Dohko mientras la enfermera se ocupaba de atender al herido.

- No sabemos señor, cuando llegamos ellos estaban así como están ahora. - dijo un chico de primer año.

- Muy bien, todos los involucrados tendrán que venir conmigo a la oficina del director. Enfermera, ¿cómo está Isaac?

- Muy mal. Tenemos que llevarlo con un médico de inmediato. - dijo la enfermera con gesto angustiado. Milo contempló aterrado a Isaac, tuvo miedo, no solo por él, también por su bebé. ¿Qué sería de él si tenía que ir a la cárcel?

A Shura le bastó mirar a Milo para saber que había sido él y no Kanon como cualquiera hubiera supuesto quien había herido a Isaac. La pareja fue llevada a la oficina de Shion. Milo no dejaba de llorar.

- Tranquilízate, todo estará bien. - dijo Kanon abrazando con más fuerza a Milo, el rubio no parecía tener intenciones de dejar de llorar.

- No puedo, no puedo Kanon, ¡iré a la cárcel! - dijo Milo lleno de desesperación.

- No, no irás a la cárcel, fue en defensa propia... ya verás que no irás a la cárcel, yo me encargaré de que tú no pises ese  lugar jamás, ¿me entiendes? - Milo quiso creer en las palabras de su amado... pero sabía que difícilmente se libraría de la prisión...

Notas finales: Ay ya me dio miedo hasta a mí de lo que puede suceder ahora, en el siguiente capitulo más intervención del perverso Camus con dedicatoria especial para el club de fans delk evil CAmus, o sea Cyberia, Crawling y y ja ja

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).