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AMOR EN CUSTODIA por desire nemesis

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¿Esta interesado en el trabajo?—preguntó el hombre de traje negro al de traje azul oscuro.

 

Seto lo miró por un instante, calibrándolo. --¿Por qué yo?—preguntó.

 

Mi jefe lo pidió exclusivamente a usted. Parece que le tiene confianza—informó el otro.

 

El castaño lo pensó un momento, el contrato que le ofrecían era muy conveniente. –No me pareció la última vez que nos vimos—dijo.

 

Mucho ha cambiado desde entonces—explicó el otro.

 

Aún con algo de reserva Kaiba aceptó el trabajo que le ofrecían y se paró para firmar el contrato sobre el escritorio. El que estaba al otro lado del mueble exhibió una sonrisa de un millón de dólares justo cuando sonó su móvil el cual atendió.

 

Si. Esta firmando. Muy bien. Lo llevaré—dijo y colgó—Tienes suerte. Empezarás a trabajar de inmediato. El jefe va a salir ahora pues tiene una reunión imprevista y dijo que te necesita ahora yo iré con ustedes. Nos reuniremos en el estacionamiento subterraneo. Nosotros estamos más cerca por lo que llegaremos antes—agregó mientras lo conducía al ascensor.

 

Estaban a un lado del auto esperando cuando Seto le preguntó--¿Y el muchacho? ¿Se graduó?—

 

¿De la universidad? ¡Pues claro! Te dije que muchas cosas han cambiado. El viejo Wheeler ya no es el presidente de la compañía—le dijo el abogado aquél que le despidiera seis años atrás.

 

Seto se preguntó entonces para quién estaba trabajando cuando se abrieron las puertas del ascensor y vio al muchacho pero ya no era un muchacho. Usaba un traje negro ajustado a su talle y unos lentes con los que leía lo que estaba firmando. Ni bien terminó de hacerlo tendió a un lado con ademán elegante la carpeta mientras salía del elevador, tras él una joven de prolijo aspecto salió.

 

¿Algo más?—preguntó con una voz un poco más grave que la que el ojos azules recordaba.

 

Kamiya llamó para verificar la reunión de mañana a las tres—informó ella.

 

¡Confirma! ¿Otra cosa?—preguntó ahora el rubio mientras se aproximaba a ellos.

 

Nada más—dijo la joven.

 

¡Entonces hasta mañana, Tea!—dijo él con una sonrisa.

 

¡Hasta mañana, jefe!—respondió ella y se fue rumbo al ascensor.

 

Me alegro de que aceptaras…--dijo el rubio.

 

¿Y tu padre?—preguntó el otro.

 

Tuvo que dejar la presidencia por un problema personal. Ahora yo soy el presidente de Hidden Corp ¿Quieres renunciar?—le preguntó Wheeler mirándolo directamente a los ojos. No había dudas ni miedos, ni siquiera la inconsciencia de antes en ellos. El muchacho se había convertido en un hombre a ojos vista y eso agradó al castaño a la vez que le dejó un regusto amargo. Sospechaba por esos ojos que el chico había crecido de golpe.

 

Si no quisiera el trabajo no hubiera aceptado—respondió el ojos azules.

 

¡Excelente! Ahora vámonos o llegaremos tarde—exclamó Joey mientras se quitaba los lentes de lectura y abría la portezuela del auto.

 

Ni bien salieron del edificio en la limosina de la corporación Joseph tocó el vidrio de separación entre el chofer y ellos y el conductor lo bajó. –¡Ve a “Barrows” primero—le indicó y se recostó en el asiento.

 

Seto lo miró durante el trayecto y ahora notó el cansancio del otro que algo hastiado miró hacia la ventanilla del otro lado del coche. Al parecer sintiéndose observado miró hacia Kaiba y le preguntó--¿Qué pasa?—

 

¿Qué exactamente le pasó a tu padre?—preguntó el guardaespaldas sacando una sonrisa del otro.

 

No te preocupes. Mi padre sufrió un problema de salud y por ello no puede ejercer de presidente así que yo asumí como su sucesor antes de tiempo. Eso es todo—le informó su nuevo jefe y entonces todos sintieron como el auto frenaba y se estacionaba.

 

Joseph bajó y Seto se apeó tras él, juntos entraron a la confitería y una muy animada empleada los atendió llamando al rubio por su nombre lo que le dio a entender a Kaiba que este era habitué del lugar, el ojos mieles pidió lo de siempre lo que confirmó las sospechas de su custodio y después de recibir un paquete engalanado de un exquisito moño el empresario pagó y se fue.

 

Quince minutos más tarde llegaron a un exclusivo restaurante.

 

¡Llegamos tarde!—dijo con desánimo el abogado.

 

Era más importante—respondió Wheeler refiriéndose al paquete creyó Seto y al ver que se bajaba sin llevarlo llegó a la conclusión que no era para la persona o personas que iba a visitar.

 

Llegaron a una mesa donde otros dos hombres esperaban.

 

Es hora de separarnos—se despidió de Seto el abogado.

 

El se queda con nosotros—lo corrigió el empresario.

 

Pero…--exclamó aturdido el leguleyo.

 

¡Pero nada! ¡Viene con nosotros y punto!—exclamó Joseph y Seto lo miró antes de seguirlo.

 

En la cena que era con dos ejecutivos de otra compañía con la que tenían un proyecto en conjunto. El castaño vio muy seguro al otro durante la cena.

 

Lo mejor es deshacernos de ese jardín amplio y hacer uno más eficiente, de proporciones moderadas para maximizar el espacio del hotel y tampoco se necesita una piscina…--dijo el de cabello dorado.

 

Perdón pero eso  le quitaría su atracción al hotel, después de todo esas cosas lo hacen atractivo para…--dijo uno de los sujetos y Joey le dirigió una mirada filosa.

 

Hablemos sinceramente. Las familias que desean vacacionar van a los balnearios no vienen aquí. Este hotel cinco estrellas es casi exclusivamente para ejecutivos y viajantes que desean comodidades y espacio que utilizar. Ellos no vienen a relajarse y si lo quieren hacer van a un spa o a un gimnasio, cosas con las que contamos en el edificio. Lo que debemos es enfocarnos en la tecnología y el confort, además de ajustar los espacios comunitarios en vista de los intereses de nuestros clientes. El bar debe ser más espacioso en comparación con el restaurante y la iluminación debe ser más tenue. Además teniendo en cuenta que nuestra clientela masculina puede traer a sus parejas a cenar hay que propiciar un ambiente más cómodo para sus reuniones y relax con un escenario para su entretención. Los mejores hoteles del mundo dedican mucho espacio a esto pero en este será suficiente un escenario íntimo. Si quieren una fiesta el salón será mas propicio para tal fin. ¿No les parece?—se explayó Wheeler.

 

Seto siguió a Joey a la limosina cuando terminó la reunión. De nuevo demostró cansancio al sacarse los lentes.

 

¡Bien! ¡Aquí nos separamos! ¡Nos vemos mañana, Joseph! ¡Kaiba!—dijo el abogado y se despidió con la mano de ambos. Paró un taxi y marchó en él.

 

¡Ven conmigo a casa! ¡Quiero que pases la noche allá para que te familiarices de nuevo y porque mañana saldremos temprano! Pediré que vayan por tus cosas en la mañana—dijo el ojos mieles.

 

Como digas, jefe—dijo el de ojos zafiro.

 

No tenía idea de que tenías sentido del humor—dijo sonriendo el otro.

 

No lo tengo. Recuerda que ahora eres mi jefe—contestó muy serio Kaiba.

 

¡Ah!—exclamó Joseph y su sonrisa se borró. –¡Volvamos a casa, entonces!—dijo antes de subir al auto.

 

Joey observó de vez en cuando al guardaespaldas actuando subrepticiamente y esperando no ser muy obvio aunque para el otro lo era. Seto al contrario que él no había cambiado ni un ápice. Era serio hasta el aburrimiento, pero suponía que eso debía ser esencial en un profesional de su calibre. Para encontrarlo verificó su derrotero desde que los dejara seis años atrás y sabía que aunque no le faltaban ofertas él era cuidadoso con lo que elegía. Le gustaba la idea de que hubiera aceptado trabajar para ellos de nuevo. Sonriendo levemente al pensar en esto vio pasar la reja de su entrada.

 

El castaño bajó tras su patrón y entró con él a la casa. Wheeler había bajado con el paquete esta vez y pensó que este lo guardaba para más adelante.

 

¡Muchas gracias por esperarme!—dijo el ojos mieles a la joven que le esperaba en la sala. Era bonita pero algo tiesa pensó el custodio mirándola con algo de aprensión. ¿Sería esta la chica de Joey a la que traía esa caja de bombones artesanales por hacerla esperar?

 

¡No es nada señor Wheeler! ¡Buenas noches!—se despidió ella pasando junto a Seto.

 

¡Mika! Él es Seto Kaiba, trabaja con nosotros desde hoy. ¡Hasta mañana!—le dijo el rubio a la chica.

 

Mucho gusto. ¡Yo soy Mika!—se presentó ella ante el castaño y añadió antes de desaparecer de su vista por la puerta de entrada--¡Hasta mañana!—Seto concluyó que era una empleada de la casa con cama afuera.

 

¡Ven conmigo!—le ordenó su nuevo jefe y subió las escaleras con la bombonera aún en sus manos.

 

Cuando llegó a una puerta le hizo señal de que le esperara ahí y entró en la habitación, no pudo ver que la persona que allí dormía despertó de pronto y se frotó los ojos antes de ver quien entraba.

 

Un grito sobresaltó a Kaiba, no solo por el sonido sino más que nada lo que le impresionó fue su significado.

 

¡PAPIIIII!

 

¿Papi?

 

Dentro Joseph se arrodilló ante la cama de una preciosa niña rubia de ojos azules, su nombre era Yue, tenía dos años y sonreía a su papi consentidor mirándolo con sus orbes bien abiertas y sus coletas bien paradas.

 

¡No me leíste!—reclamó haciendo puchero.

 

Lo siento bebé. Papi tuvo que hacer cosas de grandes hoy por eso vino tarde—le explicó a la niña y luego le mostró el paquete que había recogido en la confitería—¡Traje esto para que lo comamos juntos! ¿Quieres?—dijo después mirando con alegría como una sonrisa borraba el puchero y otro estridente grito se oyó en la casa.

 

¡CHIIII!

 

Pero antes ven—añadió Joey–Quiero que conozcas a alguien—y luego tomándola de la mano la llevó al pasillo.

 

Kaiba se sorprendió mucho de ver a esa niña tan pequeña.

 

Seto, te presento a mi hija Yue—le dijo Wheeler. –Yue, este es Seto, un amigo de papi—le dijo a ella.

 

¡Papi! ¿Ese señor es malo?—preguntó con voz bajita la de enormes ojos azules que escudriñaban al alto castaño como si fuera un gigante aterrador.

 

No hija. Ya te dije. Es amigo de papi. El es bueno. El nos cuida. ¿Vale?—preguntó el padre sonriendo ante lo dicho por su chiquita. De hecho comprendía que ella lo viera aterrador pues hasta en los grandes infundía tal recelo.

 

¡VALE!—gritó ella de pronto totalmente convencida pues su papi había dicho que ese señor era bueno y lo que su papi decía era la verdad absoluta para su nena.

 

El custodio no estaba acostumbrado a interactuar con niños pequeños por lo que se quedó parado y tieso como siempre. La niña se le acercó mirándolo fijo con sus ojos grandes.

 

Tus ojos son como los míos. ¿Tú también eres mi papi?—preguntó muy seria la chiquita.

 

¡Ay, no!—gritó con apremio el rubio y corrió al lado de ella tratando de que su guardaespaldas no viera su cara enardecida por la gracia que tal cosa le causó. –No hija el no es tu papi—le contestó.

 

Pero tiene ojos como los míos—dijo con algo de decepción ella y Seto aún trataba de procesar lo que había oído.

 

Si. Los tiene pero no es tu papi. No todas las personas con ojos color azul son tus papis—le explicó con calma a la pequeña.

 

¿Ah no?—preguntó ella asombrada de pronto ante la idea de que hubiera más gente con ese color de ojos que ella y su padre pues a ella se le había metido que debía tener el pelo de uno y los ojos del otro como rasgo identificable, como si se tratara del apellido para un adulto debido a que nunca había conocido a alguien que tuviera el pelo dorado aparte de ella y su papi querido.

 

No. ¡Ahora vamos a comer chocolate!—le incitó él para que olvidara el asunto y otro grito escapó de la garganta de la niña.

 

¡SIIIIIII!

 

¡Nos vemos mañana Kaiba!—le dijo al ojos azules su jefe y entró.

 

Seto se fue algo confundido a su nueva cama.

Notas finales:

¿Y?

¿Que tal Yue?

¿les gusta como a mi  que Joey sea padre de una adorable niña que tal vez derribe la fria fachada de Seto?

nos vemos

^^


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