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AMOR EN CUSTODIA por desire nemesis

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Seto y Joey se reunieron en el desayuno.

 

Después de un momento el guardaespaldas dijo—Así que ya eres padre—El otro le sonrió cándidamente. --¿Su madre?—preguntó luego.

 

No lo sé. La dejó con nosotros y se fue—respondió el empresario.

 

Entonces el ojos azules se dio cuenta de que el otro era un padre soltero, no indagaría más pues no le incumbía.

 

Estas muy ansioso de saber todo de mí—le dijo el ojos mieles.

 

No es eso. Quería saber de cuantos miembros era la familia ahora por mi trabajo. Mis preguntas no reflejan ningún interés personal—respondió el custodio y Joseph se sintió algo triste de que el otro pasara de él como persona.

 

Entiendo—dijo levantándose de la mesa el rubio–Entonces debo mostrarte algo antes de irnos—agregó luego.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era una habitación en una parte alejada de la casa. En un sillón estaba el hombre que años antes lo contratara y despidiera, el otrora poderoso Willhelm Wheeler.

 

Tuvo un accidente cerebro-vascular. La mayoría de las veces la gente tiene oportunidad de mejorar aún con los daños pero la zona afectada en papá fue muy importante y por desgracia al contrario que en otros órganos las células cerebrales no se regeneran—explicó Joseph parado frente a la figura que miraba con ojos vacíos al mundo mientras una enfermera le daba de comer en la boca.

 

Seto se compadeció un poco del sujeto que fuera tan orgulloso en el pasado y que ahora se veía confinado a ese cuerpo.

 

En ese estado es claro que no puede dirigir la compañía, por eso tuve que sucederle tan pronto—dijo el ojos mieles y luego volteó—Es hora de irnos—

 

En la entrada los esperaba una pequeña que alzó los brazos y corrió hacia su papi bajo la atenta mirada de su niñera que sonreía.

 

¡Papi! ¿Vas a venir tarde hoy?—preguntó Yue.

 

No. No voy a traer más chocolates hoy pequeña bandida—dijo el progenitor apretando la varicita de su hija.

 

La niña infló los mofletes graciosamente mientras su padre sonreía con ternura. Esa imagen se llevó la atención de Kaiba. Seto estaba sorprendido de esa nueva faceta del ojos mieles y algo conmovido separó su vista de la escena.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ese mediodía Seto se vio arrastrado a un restaurante donde Joey se sentó a solas con él.

 

Necesitaba salir un poco de la oficina—dijo.

 

No es tu ambiente—exclamó el castaño algo incómodo sin hacerlo notar. No estaba acostumbrado a acompañar así a sus clientes pero parecía que el otro no solo quería un guardaespaldas, quería a alguien que le acompañara, alguien con quien sentirse cómodo.

 

Es trabajo—respondió Joseph mirando por la ventana mientras esperaba que le trajeran su comida. Su cansancio era evidente. –Ahora vamos a lo que vinimos—exclamó luego. Seto prestó atención pues no sabía de un fin para esa salida—A mis empresas no les está yendo precisamente bien. El mes pasado hube de recortar gastos…--

 

Despediste empleados—arriesgó el custodio.

 

¡Ajá!—aceptó Wheeler.

 

No es una medida muy popular—exclamó Kaiba.

 

¡Así es!—respondió Joey—No es algo que me hubiera gustado hacer pero no tuve otra opción por lo que me vi forzado a eso. Y algunos de mis ex empleados parece que no lo han tomado muy bien—después de dicho eso sacó un papel de su portafolio y lo alargó hacia Seto.

 

La carta estaba llena de ira y amenazaba la vida del rubio, estaba hecha con letras recortadas.

 

La policía no pudo obtener ni huellas ni ADN de ella, tampoco una dirección por donde llegar al o los sujetos. ¡En fin! Estoy solo en esto a menos que cometan otra fechoría y dejen rastros pero no me parece que pueda dejar que eso pase—exclamó el empresario.

 

¿Otra?—preguntó el castaño.

 

Hace un par de semanas tenía una reunión en un yate con unos conocidos. Estaba en cubierta a punto de zarpar cuando me avisaron de que Yue estaba con una fiebre muy alta y que llamaron al médico por lo que me bajé y fui a casa sin más—dijo Wheeler para después sacar otro papel de su maletín.

 

Era un recorte del periódico. El titular anunciaba: TRAGEDIA EN EL MAR. Mueren  7 personas.

 

Seto lo miró a los ojos—Esto es verdaderamente grave—exclamó.

 

Por eso te busqué—respondió Joey. –En verdad no estaría tan preocupado si no fuera porque lo único que Yue tiene es a mi—aclaró.

 

El ojos azules le miró un momento antes de agregar—Te has convertido en un buen padre—

 

Los ojos mieles lo miraron asombrados por un segundo y dentro del pecho de Joseph su corazón saltó con ahínco. Una calidez reconfortante se extendió por su pecho haciendo que por un momento olvidara sus preocupaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El resto del día Wheeler tuvo sus reuniones dentro de la compañía y su día fue como estaba previsto, pero al volver a casa para cenar se encontró con una sorpresa.

 

¡Los hermanos Moto están esperándole, señor!—le dijo el ama de llaves.

 

Gracias Gertrud—contestó el rubio.

 

El castaño había observado como se oscurecía su semblante al recibir la noticia. Fueran quienes fueran los visitantes, no eran de su agrado.

 

Un joven de más o menos la edad de Wheeler salió del comedor, era alto, de ojos violetas y con el pelo de tres colores. Tenía cierta apariencia distinguida que hacía que se notara su soberbia a distancia. Tras él salió una copia baja del mismo muchacho que llevaba de la mano a la pequeña Wheeler.

 

¡Ay, que agradable que llegaras!—le dijo al ojos mieles el más alto de los visitantes.

 

No recordaba haberte invitado—el tono de Joseph era cortante y frío, o eso le pareció a Kaiba.

 

No te preocupes. No lo hiciste. He venido en una visita sorpresa porque ha surgido algo de lo que debemos hablar—contestó el otro.

 

¡Espera aquí!—le ordenó el empresario a Seto. Luego fue hasta su hija y levantándola en un abrazo le preguntó--¿Como te fue hoy bonita?—

 

Bien papi. ¡Yugi y yo coloreamos un libro!—dijo con emoción la pequeña apuntando al más bajo de los hermanos que la miraba con una gran sonrisa desprovista de doble intención o soberbia, haciendo patente la diferencia con su hermano.

 

¿Ah, si?—preguntó Joey–Entonces debemos ofrecerle un helado a cambio. ¿Te parece mi cielo?—

 

¡CHIIIII!—respondió la niña entusiasmada pues eso significaba que ella también comería, su padre la bajó y miró a Mika que entendiendo el mensaje se llevó a los niños con ella a tomar helado a la cocina mientras él iba hacia el estudio en compañía del otro visitante.

Notas finales:

Espero les guste

voy bien no creen?

esta historia sera tal vez mas corta de lo que esperan pero espero hacer un trabajo q disfruten

besitos y mata ne

^^


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