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AMOR EN CUSTODIA por desire nemesis

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Al rato se oyó una fuerte discusión en el estudio y tanto el más alto de los hermanos como el rubio salieron de ahí. El semblante de Joey era agrio. El del otro pagado de si mismo. Alguna jugarreta le estaría haciendo el ojos violetas, concluyó Seto.

 

¡Piénsalo bien! Es una buena oportunidad. ¡Consúltalo con la almohada si quieres! ¡Yo te llamaré mañana!—le indicó el tricolor.

 

No tengo nada que pensar. ¡Ya te dije que no! Y es mi última palabra—dijo el ojos mieles con actitud frustrada.

 

Lo perderás todo si sigues así. ¡Créeme! Te lo estoy diciendo como amigo. Solo por ese torpe orgullo tuyo vas a quedar en la lona y eso no es justo para Yue—dijo el otro.

 

Lo que es justo o no para mi hija lo decidiré yo. Gracias por preocuparte pero ya te he dicho que no venderé la compañía, no me interesa vendérsela a ese grupo. ¡Contáctalos y dales mi respuesta!—respondió el rubio con mirada decidida lo que gustó al ojos azules. El otro había intentado debilitarlo con la mención de su hija pero Joey no se había amedrentado ni dudado. Era admirable como el otro había cambiado.

 

Es una oferta generosa y tú lo sabes. Nadie ofrecerá ese precio por ella en el estado en que está—alegó Moto.

 

¡No lo haré y punto final!—respondió Wheeler.

 

La sonrisa del tricolor desapareció y evidentemente frustrado resopló para luego llamar a su hermano con un grito--¡Yugiiiii!—este apareció en el acto--¡Despídete que nos vamos!—

 

Si, hermano—respondió obediente el menor y luego dirigiéndose a Seto y Joey dijo--¡Buenas noches!—luego de que Joey le respondiera ambos Moto se fueron.

 

 

 

 

 

 

 

Sonó como una discusión acalorada—comentó el castaño cuando quedaron solos.

 

¡Quiero saber tu impresión de Yami!—explicó Joey sorprendiendo al otro.

 

El ojos azules fue sincero—Creo que su sonrisa oculta otras intenciones—

 

Me alegra no ser el único que piensa eso—exclamó algo aliviado el otro.

 

Seto miró a la puerta por donde los hermanos habían salido y preguntó--¿Qué relación tienes tú con él?—

 

Por un momento el corazón de Joseph palpitó con fuerza pero luego se concentró en calmarlo. Comprendió que el custodio solo lo preguntaba porque le daba mala espina y porque quería estar al tanto de todos lo que lo rodeaban por su trabajo.

 

Es mi socio. Hace dos años que la empresa viene perdiendo mucho y hace un tiempo mi padre le vendió el cuarenta y cinco por ciento de las acciones. Yo lo heredé al tomar el mando—le contestó Wheeler.

 

¿Papi? ¿Yugi ya se fue?—preguntó la niña rubia con sus coletas con gomitas de soles y su vestido amarillo.

 

Si, ya se fue. Tenía que irse a su casa. Su hermano iba a contarle un cuento—le dijo Joey sintiéndose culpable de que el amigo de su hija se fuera así de repente.

 

¡Papi, eso no es cierto!—lo regañó la niña cruzada de brazos.

 

¿Cómo dices?—preguntó sorprendido el rubio temiendo que tal vez la niña pudo oír todo.

 

A los niños grandes como Yugi ya no les cuentan cuentos—aseveró la pequeña muy seria.

 

Su padre mostró una gran sonrisa entre divertida y aliviada—¡Eso es muy cierto!—contestó y luego prosiguió—¡A menos que sean niñas muy hermosas y pícaras a las que sus papás planean contarles cuentos y hacerles cosquillas hasta los ciento veinte!—gritó de pronto el ojos mieles lanzándose en pos de ella.

 

La niña chilló de alegría y expectativa mientras se lanzaba a la carrera para evitar que su papá grandulón la atrapara y le diera cosquillas. Las risas se escucharon por un rato en los pasillos de la casa al igual que las corridas.

 

Mika sin otra cosa que hacer tomó su cartera y su saquito y se dispuso a salir pasando al lado de Kaiba—¡Es un papá excelente! ¿No es verdad?—

 

Seto con su habitual adustez asintió con la cabeza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al otro día en la mañana Seto esperaba, como siempre, al rubio junto a la puerta. Yue fue a su encuentro y mirándole con sus grandes ojos azules dijo--¡Hola!—a lo que Seto no respondió. --¿Sabes habblar—preguntó después la niña.

 

La pregunta le tomó por sorpresa al castaño pero después de un momento se dio cuenta que nunca había hablado en presencia de la pequeña—Sé hablar—le respondió con su voz tan varonil y la niña abrió mucho los ojos y una gran sonrisa se extendió en su cara. Kaiba no entendió pues no era nada porque entusiasmarse.

 

¡Guauuuuu! ¡Que voz tan bonita!—exclamó la niña con su habitual excitación y algo cohibido el custodio sintió sus mejillas arder. No estaba acostumbrado a tales halagos. --¿Vas a llevar a mi papi en tu corcel blanco?—preguntó la niña inocentemente luego.

 

Joey había entrado justo para oír tal pregunta y la expresión del guardaespaldas era todo un poema, con sus menos de treinta kilos la pequeña lo tenía arrinconado y sin saber que hacer. Mika entró también pero se quedó quieta tan solo observando aunque se rió un poco de la ocurrencia de la niña.

 

¡Hija! ¿Por qué preguntas eso?—preguntó tratando de no reír para no lastimar el ego del ojos azules.

 

Es que papi, es que tú dijiste que el nos iba a cuidar y se parece a esos príncipes que están en los cuentos que me lees—explicó la niña para asombro de los hombres pues tenía cierta lógica aunque nunca lo hubieran pensado. Él hecho de que Kaiba le pareciera un príncipe a su hija no era nada descabellado para Wheeler quien guardaba un profundo sentimiento de admiración para con él junto con algo más un poco más profundo en lo que no se atrevía a pensar. Por el contrario para el guardaespaldas esa  era una idea del todo fantasiosa pero algo en su interior se había conmovido sin poder evitarlo. Ser visto de tal manera por la niña le impresionó y muy a su pesar le gustó enormemente--¿Tiene su plateada armadura guardada, señor?—preguntó la niña ahora y Joey no pudo evitar una sonrisa—No se la ha puesto pero sé que la tiene. Todos los príncipes encantadores tienen una. ¿Verdad, papi?—dijo ella.

 

Si, mi amor pero la tiene guardada para cuando aparezcan los dragones—le respondió Wheeler para asombro de Seto.

 

¡Ah!—dijo con admiración Yue y luego asintió enérgicamente como si eso fuera lo más lógico.

 

Ahora papá y el príncipe se van a trabajar—le dijo Joey haciendo sentir algo incómodo al castaño.

 

¿Me traes chocolates?—preguntó la niña.

 

¡Tal vez! Si me das un beso enorme lo pensaré—dijo el rubio y la peque estiró sus bracitos  hacia él, su papi se agachó y recibió un sonoro beso en la mejilla.

 

¡Te quiero papi!—dijo ella.

 

¡Y yo a ti, mi amor!—dijo con sus ojos mieles llenos de amor, el padre.

 

La tierna escena tocó una fibra del ojos azules muy hondo en su ser. En el auto le preguntó--¿Por qué dejaste que creyera que soy un príncipe encantador?—

 

Eso debes aprenderlo para cuando tengas hijos. No trates de usar la lógica de los grandes con ellos. Además así se sentirá más segura y feliz viéndote a nuestro alrededor—le respondió Joseph mientras hojeaba su agenda.

 

Seto no podía retrucar la lógica de tal pensamiento. –No creo que tenga hijos así que eso no debe preocuparme—dijo mirando por la ventanilla muy concentrado en los lugares y gente que veía por ella. Revisaba el auto a conciencia mientras el rubio desayunaba.

 

Joseph sorprendido lo miró y después de un minuto se atrevió a preguntar--¿Por qué no?—

 

Debido a mi trabajo no tengo mucho tiempo para formar una familia, no les vería casi nunca. Además no tengo madera de buen padre—le respondió el realista Kaiba sin pesar solo usando su lógica.

 

¡Eso no es cierto! Serías un papá excelente. Si algo me pasara quisiera que tú cuidaras de Yue—le dijo para asombro del ojos azules que lo miró impactado y luego cambió a un rostro severo.

 

¡No digas tonterías! No sabría ni donde empezar. Yo no soy tan cariñoso como tú. Tienes habilidad para esa tarea, eres el indicado para ser su padre—dijo el custodio dejando sin habla al otro por el halago.

 

Podrías. Yo se que sí. Eres bueno en todo lo que te propones. Yo no era así cuando nació Yue, todo está en la práctica—respondió Joey.

 

Soy bueno cuando se trata de apalear o disparar a la gente con lo demás estoy incómodo—aceptó el castaño sorprendiendo de nuevo a Joseph que creyó detectar algo de pena en su voz.

 

No es cierto. Serías bueno. Yo lo sé por el tiempo que he pasado contigo, No serías la clase de padre que yo pero sin duda sabes ganarte la admiración de los chicos. Sin duda te ganaste la de Yue y yo la siento desde hace mucho—exclamó el rubio.

 

Pues no lucías como si me admirases—acotó el ojos azules.

 

Estaba en una edad y época difícil. Yo tampoco aceptaba lo que sentía—dijo sinceramente el ojos mieles y no solo hablaba de su admiración.

 

¿Dices que actúo como un chico?—preguntó algo ofendido el otro.

 

No. No digo eso. Hay diferente clases de personas y tú no aceptas lo que sientes. Eso es todo—respondió Wheeler tratando de explicarse.

 

¿Y tú como sabes eso?—preguntó Seto.

 

Disculpa. No lo sé. Perdona si…--dijo el rubio y miró a los ojos azules que le miraban directamente y por un segundo no encontró su voz, bajó sus ojos para no encontrarse con su mirada tan penetrante y terminó--…te he ofendido—

 

El castaño al verlo tan incómodo cambió de tema en el acto--¿Por qué tu socio no les vende sus acciones a esos inversores directamente? ¿Por qué quiere convencerte de venderlas tú?—era una pregunta que había rondado su cabeza desde que se fuera a dormir la noche pasada. Los ojos mieles le miraron por un segundo y se desviaron de nuevo. ¿Qué pasaba con el otro ahora? Parecía más bien huidizo.

 

No puede venderlas sin mi autorización—respondió Joseph—Cuando mi padre le vendió las acciones el contrato tenía esa cláusula—

 

¿Estás seguro de que los que te amenazan son trabajadores molestos por su despido?—preguntó el incisivo castaño.

 

Si. Pero no dudo de que Moto pueda aprovecharse de ese asunto para desviar las sospechas. Pienso como tú, que él esconde una navaja tras su sonrisa pero no puedo probarlo pues nada ha hecho aún. En cuanto a las cartas iniciaron después de los despidos y antes de la oferta de esa corporación por lo tanto esta fuera de duda que se trata de empleados despedidos—contestó el ojos mieles. Kaiba miró hacia la calle de nuevo satisfecho con la respuesta mientras Joey rumiaba algo, le miró y dándose aliento le preguntó—Si algo me pasara… ¿Cuidarías de Yue?—

 

Seto lo miró. Se notaba preocupado. Con su padre prácticamente ido y su madre que ni se acordaba de él estaba preocupado por quien protegería a su pequeña si algo le pasaba. Seto se sintió confuso después de mucho tiempo. No entendía como el otro podía confiarle su más preciado tesoro sin más pues no se conocían tanto. Pudo ver un atisbo de ojeras en el otro. De seguro no dormía bien por ese asunto y los problemas de su empresa. Era más joven que él pero se veía mucho más cansado de la vida que Kaiba. –No tienes que preocuparte por ese asunto. Nada va a pasarte. Yo me encargaré de ello—le dijo.

 

Joey iba a protestar pero decidió no hacerlo pues se dio cuenta que esa era la forma de Seto de aceptar y tranquilizarlo. Recibió una llamada y contestó. Se despidió diciendo “muy bien” y dijo a Seto—No bajaré en la oficina. Recogeremos a  Tea e iremos a una reunión—dicho esto se dispusieron a hacerlo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En la reunión el ojos azules observó la interacción entre jefe y empleada y vislumbró que ella se anticipaba a todas las acciones y pensamientos del rubio. Mas allá de la eficiencia de ella pudo ver algo de interés personal en el otro. La forma en como lo miraba y le sonreía le hizo sospechar de una atracción física o quizás un enamoramiento. En cambio todo eso parecía pasar desapercibido para el otro que solo se concentraba en los negocios. Era agudo en los negocios pero se veía a leguas que no se percataba lo que sucedía a su alrededor.

 

Eso provocó la charla que tendrían en su vuelta a casa.

 

¿No has pensado en darle una madre a Yue?—preguntó el ojos azules de pronto parando el corazón de Wheeler. Este lo miró luego de un momento—Tu hija es muy pequeña aún y necesita una madre. Lo sabes—añadió Seto.

 

¡Sé bien lo que necesita mi hija!—exclamó Joey sintiéndose un poco ofendido y dolido porque el otro le sugiriera eso aunque claro, pensaba como cualquier amigo común y no podía criticarlo por ello pero que justo él lo sugiriera le dolía.

 

¿Entonces por qué no lo intentas? Me parece que tu secretaria está interesada en ti y se ve una mujer eficiente que cuidaría bien de ella—preguntó Kaiba.

 

¡No te metas en mis asuntos personales!—le espetó Wheeler dolido porque el otro le sugiriera una pareja en concreto tan deliberadamente, dolido porque, aunque era ilógico, el otro no sintiera reparos de verlo con otra persona. Se sintió mal al instante cuando el rostro de su custodio volvió a su pose formal y distante.

 

¡Tienes razón! ¡Ese no es mi trabajo!—aseveró Kaiba y no hablaron más. Se separaron en el living de su casa. Joey con una sensación de pesar. Seto con cierto malestar.

 

 

Notas finales:

Que pasara?

nos vemos

dejen revs

mata ne

^^

quizas no actualice hasta el domingo porque mañana y pasado trabajo 15 horas seguidas

 


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