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Rumbo a la guillotina por CrystalPM

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Notas del capitulo:

Ay! pronto estaré de exámenes, y esto de subir cada poco tiempo se acabará , que desgraciada soy T.T 

En fin, dejo este cap, espero que les guste!

 

Los días pasaron rápido en aquella pequeña aldea. Christian permaneció en la cama, más por miedo a lo que le pudiese hacer Oma si incumplía sus ordenes que por cansancio. Se pasaba los días observando a la anciana corretear de un lado para otro haciendo miles de cosas a la vez.

A pesar de sus años Oma era una mujer vivaz y llena de energía que podía superar a cualquier joven de la época. El ladrón la miraba alucinado, preguntandose internamente cual sería su secreto para tener ese espíriu y esa actividad. James solía pasar la mayoría de su tiempo en la habitación con ellos. Intentando ayudar a la anciana con sus labores, aunque el pobre era un negado para las actividades de casa y Christian siempre acababa riendo a carcajadas por las collejas que recibía el castaño de la mujer al fastidiarla en algun trabajo del hogar.

 Ni siquiera las miradas de reproche que le dirigía el menor servían para quitar la sonrisa de la cara al pelinegro. Despues de causar más dificultades que de ayudar el soldado siempre acababa desistiendo sobre hacer algo productivo en el interior de la casa y salía a ayudar afuera. Era entonces cuando Christian se permitía a si mismo descansar un poco. Siempre procuraba mostrarse activo cuando el castaño se encontraba cerca, para evitar que se preocupase inecesariamente. 

Astrid visitaba al herido todos los días, a veces acompañada de un niño rubio de ojos almendra que al principio le miraba temeroso. Los dos se sentaban junto a él en la cama y le contaban todas las aventuras que habían tenido aquel día, auténticos delirios. El joven les escuchaba con atención, aveces divertido y  alegre de saber cosas que le pudiesen distraer de aquel “ encierro” y otras horrorizado al imaginarse las inconsciencias que cometía la pequeña con sus locuras .

A parte de la pequeña poca gente se solía pasar a visitar al pelinegro. Un día vino acompañada de la que supuso que sería su madre, una mujer de mirada dulce y cabellos rizados que le daban un aspecto alocado. Esta estuvo una hora agradeciendo al ladrón por haber cuidado de su querida hijita y no paró de agradecerle hasta que prácticamente le obligó a aceptar un delicioso almuerzo que había preparado para él.

Así fueron pasando los días y por fin el pelinegro tuvo permiso de levantarse de la cama. Deseoso de poder estirar las piernas el joven se arregló rápidamente , seguido siempre de las miradas recelosas de James, el cual parecía pensar que se iba a caer en cualquier momento muerto.

El pelinegro puso los ojos en blanco ante la reacción tan exagerada de su compañero y sin poder contener las ganas de libertad salió de su prisión casi escopetado. La aldea era bastante pequeña, con la mirada podías controlar todas las casas del lugar y todas las áreas comunes, pero aún así al ladrón le gustó. Se veía como un lugar acogedor y alegre.

Alejandose de la casa de Oma se dirigió a lo que supuso que era la plaza principal en la cual pudo distinguir a John hablando con un par de hombres. El pelirrojo al verle llegar sonrió ampliamente y los otros dos se giraron para observarle.

Un hombre robusto le sonrió, por su mirada Christian supuso que sería el padre del amigo de Astrid. En cambio el otro, un joven de no más de 15 años, simplemente lo miro indiferentemente y volvió la vista hacia John como si el pelinegro no existiese y continuó con la conversación que estaban teniendo.

-Yo me encargaré de reparar la alambrada. Mientras tanto Zack puede ir a por el agua - A Christian la del muchacho le resultó familiar. ¿Dónde la había escuchado antes?. John negó ligeramente.

-Es demasiada cantidad para que solo una persona la pueda llevar. - El pelirrojo volvió la vista de nuevo hacia el ladrón - ¿Qué te parece Christian? ¿Te apetece ayudar un poco y así darte una vuelta por los alrededores?

El joven iba a asentir , entusiasmado por poder ayudar en lo que pudiese, cuando el muchacho de mirada seria le interrumpió, con un tono demasiado agrio para ser accidental.

-Padre, Oma dijo que el ladrón no podría realizar trabajos duros durante un tiempo – Christian le miró sintiendose ligeramente ofendido por como se había referido hacia él.  Además, podía apañarselas perfectamente, estaba deseoso de ayudar.

Entonces recordó uno de sus momentos de consciencia cuando había estado semiconsciente la primera vez. Había escuchado aquella voz hablando con Oma. Debía ser el hermano de Astrid. El ojiazul observó al muchacho con curiosidad, sorprendido de que los dos hermanos fuesen tan diferentes en personalidad. John asintió ligeramente

-Tienes razón, le pediré a James que acompañe a Zack, conoce el camino-  fue entonces cuando Christian decidió intervenir no dispuesto a quedarse fuera.

-Si me permite decir señor. Se que no puedo ser de mucha ayuda, pero me gustaría acompañarles a ambos en el camino. Me gustaría poder hacer algo al menos. - Con una sonrisa llena de vitalidad el pelirrojo accedió y el ojiazul se la devolvió entusiasmado.

No solo podría intentar ayudar, también podría estar al lado del soldado. Después de lo ocurrido cada vez que le perdía de vista sus nervios le mataban y odiaba alejarse de él. Al igual que odiaba sentir aquella estúpida necesidad que se estaba convirtiendo en costumbre.

Ignorando esos sentimientos fue corriendo a avisar al soldado de su tarea. El muchacho pareció agradecido de tener algo que hacer y en seguida se reunieron los tres a la salida de la aldea. Zack, el hombre robusto de la última vez lideraba el camino, mientras que los otros dos iban detrás de él... o en realidad James iba detrás de él tirando de Christian. El ladrón había pasado demasiado tiempo en su cautiverio personal y ahora por fin que había salido no podía pasar de inspeccionarlo todo como si fuese el mayor descubrimiento de todos. Casí parecía un niño pequeño corriendo por un mundo de caramelos y chocolatinas.

James nervioso de poder perderse acabó agarrando al joven de la manga y tirando de él amablemente, lo cual extrañó al ojiazul (si no recordaba mal la primera vez que se vieron el soldado le había despertado a patadas).  James no pareció notar nada y en cambio le obligó a centrarse en el camino soportando las miradas buslonas que le dirigía su compañero.

-Deberías relajarte ¿Sabes? El pozo está a unos pocos metros de la aldea, ni siquiera creo que tú puedas perderte en estos casos. - El soldado sacudió la cabeza ofendido.

-¡Yo nunca me he perdido! No se de donde sacas esas ideas- el pelinegro se carcajeó risueñamente.

-Si no recuerdo mal nos llevaste directos a la guarida de unos vándalos, ¡Casi nos matan!. - el castaño abrió la boca para protestar, pero pareció pensárselo mejor y permaneció en silencio. En aquel momento llegaron hasta el pozo de agua.

Zack ya se encontraba llenando las jarras que habían traído y el ladrón insistió en ayudarle con eso sabiendo que a él no le dejarían ayudar en nada más“ No creo que por llenar unas botellitas de agua se me vayan a saltar los puntos y muera desangrado”, pero se equivocaba. Pronto sintió las heridas tironear y no pudo evitar una mueca de dolor cuando se estiró para alcanzar el cubo del pozo.

James le lanzó una mirada de preocupación, pero el muchacho la ignoró olimpicamente. Entre los tres llenaron todas las jarras en pocos minutos así que pronto volvieron a la aldea donde Oma les esperaba pacientemente.

Nada más verlos llegar agarró a Christian de la camisa y murmurando algo de “ Pacientes suicidas” tironeó de él llevándoselo de nuevo a su casa. Y así pasó otra semana, esta se hizo más rápida ya que la anciana al ladrón salir de vez en cuando y este solía acompañar al castaño y a Zack en su busqueda de agua, aunque el soldado siempre se las ingeniaba para mantenerle ocupado con alguna cosa que le impidiese hacer trabajos forzados.

Por las noches cenaba junto a todas las familias en la plaza. Christian notó que el hermano de Astrid solía ignorarle totalmente durante aquellos ratos, y apenas le dirigía la palabra. Cuando preguntó la razón extrañado a Lyna, la mujer de Zack esta le miró apenada.

-No suele simpatizar con los delincuentes, no te lo tomes como algo personal. - El ojiazul permaneció callado unos minutos, meditando la respuesta. Llevaba tanto tiempo ahí que ya casi se había olvidado de como era su vida en el mundo exterior, hace unos meses habría sido totalmente inmune a esa actitud. Apenado volvió la vista a la mujer

-¿Y vosotros ? ¿Por qué me ayudáis? El chico tiene razón, no soy más que un ladrón. - Murmuró curioso. Lyna le miró con ternura.

-Cariño, no nos importa la profesión de las personas. Tú ayudaste a la pequeña Astrid cuando estaba perdida, Ninguna persona rastrera se molestaría en ayudar a una pequeña niña. - El ojiazul alzó una ceja más confundido aún. Recordó la desconfianza con la que le había tratado Adam cuando estuvo en su casa, en cambio aquí le trataban como si fuese uno más . Bondad desinteresada, debería empezar a pensar que hay gente buena en el mundo y no solo la panda de desgraciados a la que él estaba acostumbrado.

A todo esto sus heridas sanaron y llegó el día en el que Oma, con una amplia sonrisa , le comunicó que ya no era más su paciente y que ahora podía hacer todo lo que él quisiese. La mejoría del pelinegro indicaba que la partida de los dos jóvenes estaba muy cerca.

Así que con cierta melancolía aquel día decidieron ir los dos a por el agua para la aldea por última vez. Ya se sabían el camino de memoria y ahora que Christian podía hacer trabajos como cualquier otro no hacía falta que tres fuesen ha hacer el trabajo de dos.

Ambos caminaron en silencio por los caminos pensativos. La idea de partida traía consigo la idea de planes futuros, algo que ninguno de los dos tenía bastante seguro. Después de un tiempo el ojiazul se atrevió a preguntar.

-James ¿Qué pasará cuando lleguemos a Shön? - El ojiverde alzó la mirada sorprendido por la pregunta y pareció pensárselo unos instantes. Al final acabó pasando una mano por sus cabellos derrotado.

-No lo sé. - Confesó bajito ocultando los ojos en su flequillo. El mayor asintió ligeramente, consciente de que la situación.

-Va a ser realmente difícil.- susurró, más para sí que para el soldado. El suspiro del castaño llegó a sus oídos.

-Sería bonito quedarse en la ciudad apartados de los problemas, pero las cosas som más complicadas. Llevamos más de dos meses fuera... mi familia me debe dar por muerto... y yo no quiero que sufran por mi sin razón... tengo que... tengo que – Christian sonrió a medias comprendiendo. Si el tuviese familia también pensaría igual. Le dió un ligero golpe amistoso en el hombro al otro para animarle.

-Cuando volvamos irás a buscarles para decirles que estás bien, me parece totalmente lógico. - El castaño le clavó la mirada provocandole uno de esos escalofríos a los que nunca se llegaría a acostumbrar.

-Pero si voy hasta la corte tú no me podrás acompañar – Christian asintió intentando poner cara de que aquel dato no le deprimía tanto como lo hacía en realidad.

Le molestaba tener que alejarse del castaño tan pronto sin haber tenido nada de tiempo a solas para aclarar las cosas, pero él siempre había odiado a las parejas dependientes y no pensaba volverse un novio moñas ahora... ¿Acababa de decir novio?. Sacudió la cabeza confundido, definitivamente debían aclarar un par de cosas antes de irse, pero como no quería apenar más al castaño decidió cambiar de tema casualmente.

- ¿Cómo es tu familia Hook? ¿ Son tan estirados o eso te vino de inspiración divina?

El castaño se quejó fingiéndose ofendido, pero la sonrisa de podía ver en su mirada así que el otro no se alarmó. Llegaron al pozo y comenzaron a sacar el agua.

-Ehm...Tengo un hermano , Dan . Es 3 años menor que yo y al igual que yo quiere entrar en el ejército, siempre está con la cabeza en las nubes, no se como demonios piensa entrar en las tropas. También tengo un primo unos años mayor que yo que vive en las fronteras, no le he visto muchas veces... Mi madre es una mujer amable y dulce,- una pequeña sonrisa asomó en la comisura de los labios del chico- no creo haberla visto nunca enfadada que yo recuerde, realmente es una buena persona … y mi padre  

El pelinegro pudo notar la ligera tensión que se produjo en el menor al pensar en su padre

– Es el capitán general del ejército... ya sabes, un hombre bastante estricto y duro... pero aún así siempre ha sido fiel al rey y en verdad es una gran persona – Se podía notar el respeto que sentía el joven hacia su superior, antes de dar tiempo a pensar en cualquier otra cosa el castaño se giró hacia el pelinegro mientras se sentaba en una piedra a descansar antes de ponerse a llevar las jarras de vuelta- ¿y tú familia Christian?

El ojiazul se removió incómodo por y la pregunta de su compañero. En silencio se sentó al lado del castaño mirando hacia el suelo

-La verdad es que mi madre murió cuando yo tenía 5 años, y de mi padre nunca he sabido mucho... me crió mi abuelo en una pequeña aldea del sur hasta que cumplí los 14 cuando falleció... era un gran hombre, realmente me enseñó muchas cosas en la vida, pero era muy mayor

 Entonces recordó algo que le hizo hablar con un poco más de entusiasmo

-A pesar de no tener familia biológica tengo una hermana adoptiva. La última vez que la vi tenía 10 años...¡Eso haré! Mientras que tú vayas a visitar a tu familia yo buscaré a Elena. Mi abuelo la acogió un año antes de morirse y desde entonces siempre la he cuidado.

 James le seguía traspasando con su mirada verde y con eso lo único que conseguía inconscientemente era poner más nervioso al ojiazul. Este cansado de hablar de él fingió estirarse descaradamente y paso el brazo al rededor del hombro del otro apretándoles contra su hombro y con tono burlón añadió

- Vaya, voy a echar de menos eso de estar enfermo. Eras más amable cuando te  preocupábas por mi cuando estaba herido. ¿ Cómo era?... "Pensé que ibas a morir" , realmente adorable 

Un fuerte codazo le golpeó en la tripa haciendo que se doblase por el dolor. El soldado se zafó de su abrazo refunfuñando algo que sonó como “ Ahí tienes tú tu adorabilidad” , pero pudo notar el rubor de sus mejillas por mucho que él intentase esconderlo.

Riendose cogió las jarras que le correspondía llevar y retomó el camino junto al castaño.Y volvieron a la aldea , hablando de cosas triviales que les ponían de buen humor y les hacían olvidar las posibles penas que depararía el futuro.


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