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AMOR EN CUSTODIA por desire nemesis

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Mika llamó diciendo que no encontraban a la niña y él le explicó la situación. Les dijo que no llamaran a la policía pues él lo arreglaría por si mismo y lo que los secuestradores le habían dicho.

 

Después de colgar con la niñera hizo lo que estaba previsto y llamó a Yami Moto.

 

Necesito que te contactes con los compradores y que decidí vender—le dijo como si no albergara sospechas de que el otro estaba implicado en el secuestro de su hija.

 

Muy bien pero no es fácil contactarlos. Dame unos días y…--dijo el tricolor relajadamente.

 

Apurado Joseph le contestó--¡No! ¡Escucha! No tengo unos días… han secuestrado a Yue y piden mucho dinero por ella para mañana. ¡Necesito venderlas hoy!—le dijo nervioso el ojos mieles y la voz del otro lado tomó un tono serio.

 

Muy bien. Veré que tan rápido puedo organizar el encuentro. Te hablaré en cuanto lo sepa—le prometió.

 

Wheeler colgó el auricular temblando. Estaba en la cuerda floja y si fallaba el que sufriría las consecuencias no sería él y eso era lo peor.

 

Aún en sus oídos resonaban todas las palabras no dichas pero además se sentía fatal. Había perdido la correcta forma de ver todo. Desde un primer momento debió pensar que su niña estaba en peligro. No era un buen padre. Se había focalizado en sacar esa empresa de la quiebra para su hija pero tal vez jamás la recibiría. Y lo más importante no era esta. Se apartó en el trabajo intentando dejar algo en el futuro cuando debía preocuparse en el presente.

 

¿Como era que jamás previó esto? Era el peor padre del mundo. Y lo otro. Revoloteando tras alguien que no le prestaba el mínimo de atención y lo peor es que era un hombre. Seto tenía razón. Si su niña volviera a sus brazos la trataría mejor y le daría una madre linda y que estuviera con ella no solo por dinero.

 

¡Perdón señor Wheeler! ¡Sé que me dijo que no quería ser molestado pero es que pensé que era lo indicado que el señor Kaiba viniera! ¿Hice bien?—preguntó su secretaria asomando su cabeza por la puerta y él la miró.

 

¡Por supuesto Tea! Usted jamás pierde el tino. Le pido disculpas por como la traté. Fui muy grosero y usted no se lo merecía—dijo el ojos mieles.

 

¡Descuide señor! Sé que está bajo mucha presión y es natural...—dijo ella.

 

¡No es excusa! Y por favor deja de llamarme señor, dime Joey. ¿Si?—le pidió su jefe y ella reaccionó emocionada.

 

Si señor, es decir Joey—le dijo con una sonrisa. --¿Puedo preguntarle algo?—preguntó luego.

 

¡Tutéame! Hace demasiado que nos conocemos. ¿No?—dijo con una triste sonrisa el rubio y luego contestó— ¡Pregunta!—

 

¿Qué esta sucediendo?—preguntó la secretaria.

 

Él respondió--¡Te mereces la verdad!—y le contó todo necesitaba alguien a quien contarle todo con franqueza, alguien que le ayudara a tener firmeza y Tea Gardner era para él, en ese momento, esa persona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto tocó timbre y le abrieron.

 

¿Si? ¿Qué desea?—preguntó un hombre calvo con mirada desconfiada.

 

¿El señor Moto se encuentra en casa?—preguntó suponiendo bien que el otro era el mayordomo de éste.

 

¡Así es!—respondió el sirviente.

 

¡Bien!—exclamó Kaiba y lo empujó.

 

Yugi que estaba en la sala arreglando su mochila lo vio primero pero el castaño pasó a su lado mientras el mayordomo perseguidor le increpaba desde atrás a los gritos y amenazaba llamar a los guardias.

 

El mayor de los hermanos salió entonces por una puerta preguntando que era todo ese griterío y al ver al ojos azules le reconoció--¿Tú trabajas para Wheeler verdad? ¿Qué se supone que es esto? Si traes un recado de él te digo que ya hablamos y le dije que la reunión era mañana a las…--dijo pero antes de que lograra terminar la frase el custodio que no había dejado de avanzar por la sala le tomó por el cuello y le estampó en la pared.

 

Solo lo preguntaré una vez. ¿Dónde están?—preguntó el guardaespaldas con un tono amenazante. Los ojos violáceos se clavaron en los suyos con incomprensión.

 

¿De que hablas?—preguntó Moto.

 

¡Deja a mi hermano!—gritó Yugi asustado.

 

¡Llamaré a la policía!—dijo el sirviente agitado.

 

¡Apártate enano!—dijo Seto a Yugi—Tal vez seas amigo de Yue pero si interfieres con esto niño te trataré como un cómplice en su secuestro. ¡Y tú!—dijo hablando al sirviente—Llama a la policía para que una vez que termine con la escoria de tu jefe lo metan ellos mismos en la cárcel por secuestro—los otros dos se amedrentaron ante tales acusaciones. El más pequeño de los hermanos miró al mayor con desconcierto.

 

¿De que hablas? Yo no tuve que ver en  ese secuestro—se defendió con dificultad el acusado pues su garganta estaba siendo oprimida muy fuerte a tal punto que temía que de un mal movimiento se la rompieran.

 

Ahora dime… ¿Dónde están?—preguntó Kaiba inconmovible.

 

¿Quiénes? ¿Los del holding?—preguntó de pronto el tricolor mayor.

 

¡Vaya! ¡Eres un genio! Al menos si no sabes donde está la niña sabes donde están ellos—preguntó Kaiba pues tenía una leve sospecha de que el otro no estuviera al tanto por su mirada. Aunque podía ser engañado, difícilmente lo era.

 

No creo que ellos…--dijo Yami.

 

¡Dile hermano!—le pidió Yugi temiendo por su integridad pues el otro parecía todo lo peligroso que podía ser un hombre enfurecido y el otro pareció comprender eso.

 

¡Está bien! Te lo diré—dijo el mayor de los Moto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Maximiliam Pegasus era un hombre extremadamente ocupado, rico y pagado de si mismo, su asistente Duke Devlin que también era su abogado le había pedido que asistiera a esa junta para decidir ciertas cosas con sus asociados menores. Estaban en uno de los salones de conferencias del Waldorf Astoria esperando por el último asociado cuando un castaño de asesinos ojos azules entró sin anunciar.

 

¡Perdón pero esta es una reunión privada, así que deberá…!—dijo un hombre entrado en años acercándose al intruso que sin más sacó una Beretta 9 mm. y le apuntó en la cabeza logrando que se callara de inmediato.

 

Viendo la sala se dio cuenta de quien tenía el mando allí pues entre otras cosas estaba a la cabecera de la mesa y le apuntó desde donde estaba acercándose con pasos precisos.

 

¿Podría decirme que busca?—preguntó el rubio pelilargo sin un atisbo de miedo en su voz o su talante, juntando las manos frente a sí pareciendo escuchar con atención.

 

Seto solo hizo una pregunta una vez estuvo frente a frente con el CEO--¿Dónde está la niña?—

 

¿De qué niña habla?—preguntó el otro con su tonito engreído.

 

Mala respuesta—indicó Kaiba y le disparó en la rodilla a quien acertadamente creyó su asistente, o sea Devlin, que gritó de dolor y se desplomó en el suelo sosteniéndose la rodilla herida—Ahora probemos de nuevo—añadió.

 

Bueno. No es necesaria tanta violencia. ¡Verá! No sé de que está hablando pero si…--dijo Pegasus un poco menos seguro.

 

¡¡¡BAM!!!

 

Otro disparo. Esta vez en la otra rodilla y otro grito de dolor agudo. Todos en la sala estaban pasmados y temerosos por su vida gracias a ese desquiciado que apuntaba a su jefe y atacaba a su abogado.

 

Podemos seguir así toda la tarde. Tiene muchos lugares más en que puedo dispararle antes de que muera y luego seguiré con…--dijo el castaño con voz calmada y por ello más ominosa.

 

Le repito que no sé de que me esta habla…--dijo el pelidorado.

 

¡Basta! ¡No!—gritó el abogado consternado—Yo sé donde está ella—dijo para asombro de todos en la sala menos de Kaiba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaba ansioso bebiendo el quinto café de esa tarde cuando la puerta de su oficina se abrió y una pequeña de dorados cabellos se fue corriendo hasta su escritorio. Él tardó un segundo en recobrarse de la impresión y lo rodeó para encontrarse con ella del otro lado, levantándola luego. La abrazó tan fuerte que por un momento creyó que la rompería.

 

Luego de un momento de profunda felicidad abrió los ojos y lo vio parado en la puerta. Parecía satisfecho aunque no jactancioso como cualquiera lo estaría. Bajó a su niña y le preguntó--¿Estás bien, cariño?—

 

Si, papi. El príncipe encantador me llevó a comprarme un helado de chocolate antes de venir acá. ¡Es muy lindo! ¿No te parece?—preguntó la niña y él miró hacia el castaño que se encontraba algo incómodo con lo oído y miraba con los brazos cruzados por la ventana a un lado de la puerta.

 

Si, mi amor—dijo sonriendo con alivio el padre para después erguirse y decirle--¡Bien, nos vamos a casa!—

 

¡Yeyyyy! ¿Podemos pasar por chocolates camino a casa? ¿Podemos?—preguntó Yue ilusionada.

 

¡Claro que sí! ¡Todo lo que quieras!—respondió su padre inmensamente feliz.

 

¿Vas a malcriar un poco a Yue, verdad?—preguntó Tea asomándose por la puerta pues no podía esperar a que saliera para ver su cara de felicidad.

 

El otro la miró y sonrió para decirle--¡No puedo con la condición!—

 

¡Pues hoy es el mejor momento para ello!—le indicó ella mientras Seto los observaba. Entendió que algo había cambiado. La relación entre ellos ya no era tan formal.

 

¿Pasa algo hoy?—preguntó la niña mirando a su padre con curiosidad.

 

¡Papá vendió algo muy valioso hoy y hay que celebrar!—le respondió a su hija.

 

Se la llevaba de la mano cuando Seto lo detuvo y le dijo bajito--¡No habrás…!—

 

Tranquilo—le contestó Wheeler poniendo su mano sobre la que el otro había posado en su brazo—Vendí una de nuestras patentes hoy—le contestó el otro sonriente. No hablarían hasta la noche de lo sucedido pues ambos no querían que la niña se espantara ya que había pasado por todo el incidente sin saber lo que realmente estaba pasando.

 

Seto se quedó en la cocina esperando a que Joseph acostara a su hija tomando un café.

 

No había podido agradecerte—dijo el rubio alzando su mano hacia él.

 

No tienes porqué. Es parte de mi trabajo—respondió el otro sin énfasis en su voz o su mirada. Por la frialdad en esta el rubio supo que habían reiniciado a como estaban justo antes del secuestro.

 

No quiero esto, si estás disconforme…--le dijo Wheeler.

 

Yo no dije que estuviera desconforme, simplemente…--dijo el custodio levantándose y dejando la taza. Ya era hora de irse a casa si el otro se ponía así. Lo aceptaba porque después de todo el día le lleno de temores y tensiones pero…

 

Te considero parte de la familia. Por eso te busqué. Tal vez hice mal en meterte en mis problemas pero es que necesitaba tu ayuda y sabía que puedo confiar en ti. ¿No te lo demostré hoy? Dejé la vida de Yue en tus manos. Solo quiero que te sientas parte de esta familia. Siento lo que dije el otro día. Me desboqué lo sé. No debí…--dijo el ojos mieles.

 

¡Es tu vida! No debí…--dijo algo afectado el ojos azules.

 

¡Pero si debiste! ¡Ese es el punto! Tú como parte de esta familia tienes voz y voto es que yo no quería oír… En fin. Nos hemos desviado. Vine para agradecerte y preguntarte como fue todo—exclamó Joey.

 

Todo fue bien—dijo Seto.

 

Sabes que no es a lo que me refiero—dijo el empresario.

 

Lo sé—aceptó el custodio. –Todo fue aparentemente un plan del abogado principal del holding. Él se vería directamente beneficiado con un ascenso a vicepresidente si conseguía tu compañía y estaba decidido a tenerlo. Al parecer la cabeza del holding y tu socio no están involucrados pero eso lo decidirá la justicia—le reportó su empleado.

 

¿Y el abogado?—preguntó Wheeler con un raro presentimiento.

 

Se estará recuperando unos días en el hospital y luego lo llevarán a instalaciones gubernamentales de seguridad—le explicó el guardaespaldas.

 

¿Qué le hiciste?—preguntó Joseph con algo de aprehensión aunque era del raptor de su hija del que hablaban.

 

Le disparé. Dos veces—informó Seto para horror de Joey.

 

Mi juicio empezará en quince días, estoy fuera porque el señor Pegasus presidente del holding tuvo la amabilidad de hablar a mi favor—dijo el ojos azules.

 

¿Le conocías de antes?—preguntó Wheeler con una pequeña punzada de celos.

 

No pero eso no tiene nada que ver, el sujeto pudo enjuiciarme por apuntarle pero no lo hará. Debo aceptar que es un tanto raro—respondió el castaño pensativo.

 

Ver que el otro se preocupara tanto del otro tipo molestó un tanto a Joseph pero no lo demostró. –Si necesitas un abogado yo tengo uno…--dijo.

 

No te preocupes. Ya me ocupé de eso, ahora iré a dormir—dijo el ojos azules pronto para ir a su cama pero una mano en su brazo lo detuvo.

 

¡No te vayas! ¡Quiero decirte algo!—dijo Joey.

 

Ya me agradeciste—dijo simplemente el otro.

 

¡Maldición! ¡Deja que te diga lo que quiero decirte!—gritó el ojos mieles  tomando por sorpresa al otro.

 

¿Bien?—preguntó después de unos segundos de silencio Seto.

 

Joseph sentía que su corazón quería estallar por todo lo que contenía y su garganta se trabó y luego recordó aquello que pensó mientras él estaba buscando a su hija allí afuera.

 

Kaiba vio con desconcierto como la mirada del otro se apagaba de pronto y liberando su brazo le dijo—Hace seis años entre a tu dormitorio y te investigué—

 

Creí que había sido un hombre de tu padre—dijo el ojos azules.

 

Pero no lo fue. Fui yo. Solo quería que lo supieras—aceptó el rubio y luego añadió—Me intrigabas, quería conocerte. Eso es todo. ¡Hasta mañana!—

 

El custodio lo vio partir con una sensación extraña de desconcierto. Luego se fue a su dormitorio.

Notas finales:

espero este fin al rapto les guste

debesn saber que siguen las cosas emocionantes

mata ne

^^


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