Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

AMOR EN CUSTODIA por desire nemesis

[Reviews - 87]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Aparentemente la casa estaba bien pero no terminaba de convencer a Seto. Era demasiada coincidencia que la hubieran vendido justo el día antes a la boda. Se paseó por afuera y mirando en derredor se preparó para hacer algo que estaba prohibido y saltando la cerca irrumpió en propiedad privada. Si los nuevos dueños estaban ahí, cosa que no parecía el caso se tendría que dar muchas explicaciones. Recorrió el lugar diestramente pero no vio nada. Aún así debía acceder al punto más alto de la casa, la azotea.

 

Subió por uno de los caños de desagüe del techo de la casa de dos pisos con diestra soltura y cuando sus ojos asomaron por la parte más alta de la vivienda lograron ver con claridad lo que su corazón había sospechado todo el tiempo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto no estaba presente aún  y la ceremonia estaba a punto de iniciar. ¿Qué rayos estaba haciendo? Se preguntó algo frustrado el ojos mieles mientras movía los pies algo nervioso por la tardanza del otro en el salón donde todos los invitados podían observarle. Tenía un mal presentimiento.

 

¡Tranquilicese!—le indicó Seiren con una sonrisa después de acercarse—Seto es algo obsesivo con estas cosas y puede que se demore de más pero estará aquí. Estoy segura—le dijo y él trató de sonreirle pero no le caía bien que la amante del hombre que amara le dijera esas palabras para disculpar la ausencia del otro.

 

Nervioso empezó a oír las notas nupciales mientras la novia completamente de blanco se acercaba al altar improvisado del brazo de su padre. Estaba ahí empezando a escuchar su boda en palabras del clérigo cuando en lo único que lograba pensar era en cierto castaño ausente mientras miraba subrepticiamente alrededor tratando de verlo llegar como si eso cambiara algo. Se notaba que Seiren también estaba algo nerviosa pues miraba en derredor tratando de verlo también.

 

“¡Bien por ella!”, pensó el rubio lleno de celos y pena.

 

Entonces…

 

El vidrio tras el salón estalló y algo rebotó en la pared detrás del cura.

 

Todos se conmocionaron y la gente comenzó a salir en desorden mientras los empleados trataban de calmarlos pues era obvio que el peligro se hallaba afuera. Solo que la estampida era sorda.

 

Joseph supo entonces que si había un motivo para que Kaiba no hubiera regresado se hallaba afuera y corrió hacia allí sin pensar en las consecuencias. La pelinegra trató de asirlo, mientras le llamaba pero fue inútil. Una vez salió afuera Joseph se ubicó y fue hacia el lugar del que debía provenir el disparo.

 

¡Señor Wheeler no salga!—le dijo el guardia de la puerta al verlo acercarse, tratando de pararlo.

 

¿El señor Kaiba pasó por aquí?—preguntó con apuro el empresario.

 

Si. Hace un rato—le informó su empleado.

 

¿Adonde se fue?—preguntó el ojos mieles.

 

El joven guardia apuntó en dirección a la casa cruzando la calle en diagonal y sin esperar más el otro salió disparado mientras oía al otro llamarlo saltó la cerca y se detuvo, fue cuando oyó los ruidos de pelea en la azotea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Siempre te creíste mejor que yo, bastardo!—dijo Carl mientras le asestaba un golpe en la mejilla a Seto que lo hacía trastabillar hacia atrás.

 

¿Y quién rayos te crees tú?—preguntó el ojos azules haciendo que el otro se enfade y se le aviente. Totalmente controlado lo agarra de un brazo y con una toma de judo lo tira por encima de su espalda pero el otro al caer, antes de que Seto recupere su estabilidad le agarra de ambas piernas y tira haciendo que caiga de espaldas. Antes de que la espalda del suelo toque el suelo el otro se ha levantado y agarrando su rifle como un caño lo levanta sobre si con la intención de asestarlo en la cabeza de Seto que esta de espaldas y que intentaba levantarse en ese momento por lo que su cabeza está mas alta que sus brazos y el golpe en la coronilla ambos saben que será fatal.

 

Entonces todo se oscurece por un momento para el custodio que de pronto recobra la visión oyendo un grito que los toma a ambos por desprevenidos y es que Joey se ha lanzado en pos de Grimberg por encima del cuerpo caído del castaño.

 

El rubio golpea con la cabeza el pecho desprotegido del asesino quien se desplaza hasta caer de la azotea con estruendo. Joey lo único que se da cuenta es que está en el aire cayendo tras él mientras lo ve desmanejado como un muñeco roto.

 

Cierra los ojos mientras se dice--¡Oh, dios mío! ¿Qué he hecho?—Está seguro de que la caída le matará.

 

De pronto siente un halón que le lleva a chocar con la pared y de pronto se ve arrastrado hacia el techo de la residencia. Seto le voltea y pregunta si se encuentra bien. Sus caras están tan cerca que puede sentir su cálido aliento en su tez. Quisiera poder decirle entonces lo que siente. Es el momento perfecto para hacerlo pues los ojos azules están fijos en los suyos y su cuerpo le abraza y le protege, se siente tan bien.

 

¿Por qué rayos hiciste esa tontería?—preguntó algo más furioso de lo común el castaño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kaiba fue hospitalizado por un par de días para verificar que sus heridas no fueran de entidad pues tenía varios golpes fuertes en la cabeza y una costilla rota, cosas que él no consideraba de cuidado. Pero su brazo izquierdo también necesitaba ser operado de una lesión en el hombro que ponía en duda el funcionamiento de el susodicho miembro.

 

Mientras en una sala el paciente impaciente esperaba aparentemente calmado apareció una visita.

 

Debes volver pronto. Te estamos extrañando—dijo la joven pelinegra.

 

¿Qué rayos haces aquí?—preguntó el ojos azules preocupado por la seguridad de la casa pues la que lo sustituía estaba ahí.

 

¡Tranquilo galán! El jefe está aquí firmando unos papeles en la administración del hospital. Sabes que engorroso es todo eso—dijo ella alegre.

 

¡Y lo dejaste solo!—le recriminó él.

 

¡Uy! Hoy estás más hosco que de costumbre. Le diré a las enfermeras que te seden un poco más pues la gelatina del hospital puede que te esté haciendo mal—dijo ella alegre.

 

¡No te preocupes! Ladra pero no muerde. Además dudo que en este lugar no halla vacunas antirrábicas—dijo una voz que ambos reconocieron y miraron hacia la puerta donde un joven vestido de uniforme de gala de la armada los miraba sin sonreír.

 

¡Richard!—dijo ella sorprendida--¿Qué haces aquí?—preguntó luego.

 

Oí que el gran hombre estaba hospitalizado y vine a ver que tal está—dijo el individuo.

 

Pues ya ves que me encuentro bien—dijo el ojos azules mirándolo como un lobo miraría a otro antes de atacarle.

 

El otro que había dado unos pasos dentro de la habitación se detuvo y frunció el ceño. Y para romper el clima denso Seiren abrazó cariñosamente al castaño y comentó—El aire esta lleno de amor hoy. ¿No?—entonces abrió mucho los ojos y deshizo el abrazo. Los dos hombres miraron tras Richard para ver lo que le había afectado y vieron  a Wheeler ahí parado.

 

¡Uy! Perdón jefe. ¡No es lo que cree!—trató de explicar la muchacha.

 

El de rostro de pronto adusto luego de parecer sorprendido le dijo a ella—No tiene nada que explicar. Lo que haga con su vida privada no es asunto mío—

 

El hombre vestido marcialmente le miraba por lo que él hizo lo propio.

 

¡Usted es Joseph Wheeler imagino!—dijo el más alto, tenía el cabello negro bien corto y unos ojos tan azules como los de Seto.

 

¿Y usted es?—preguntó el empresario.

 

Soy Richard Coldland, fui compañero de Seto en los marines y el otro día salió de la oscuridad para pedirme ayuda con una lista—dijo el ojos azules sin dar mas datos de los necesarios pero que ayudó a que el otro lo relacionara con lo ya hablado con Kaiba.

 

¡Oh, usted…!—dijo impactado pues el ojos mieles había pensado que le había pedido ayuda a su ex pareja. Por lo visto solo era un ex compañero.

 

Gracias—le dijo Joey—Lástima que esos datos no llegaran a tiempo para ayudarnos—exclamó y vio para su curiosidad la mirada de extrañeza del otro que después miró al castaño--¿Por qué no llegaron verdad?—preguntó con inquietud.

 

Me retiro. Creo que tienes que hablar con tu cliente y aclarar ciertas cosas. ¿No es así, Seto?—dijo el otro antes de irse mientras el otro le miraba de manera fulminante.

 

Yo esperaré afuera—dijo Seiren yéndose y cerrando la puerta tras el rubio.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero sus opiniones

mata ne

^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).