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AMOR EN CUSTODIA por desire nemesis

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20—Lazos

 

Cuando el empresario gastronómico entró en la oficina de Wheeler este le invitó a sentarse—Veo que te atuviste a razones después de todo. ¿El señor Kaiba tuvo algo que ver?—preguntó al ver que el otro se hallaba presente pero no esperaba la respuesta que recibió a cambio.

 

La verdad es que sí—dijo el rubio con tono formal, sentado tras su escritorio con su traje gris pizarra que tornaba su pelo más dorado en la penumbra de la habitación.

 

El otro sonrió de forma curiosa después de asimilar sus palabras y dijo—Bueno. Creo que deberé resignarme a perder a mi compañero de juegos—

 

Los ojos azules lanzaron finos chispazos azules en la habitación en penumbras--¿Qué quiere decir?—preguntó con su tono grave y conciso mientras Joey moría por dentro pues no había advertido que Seichirou podía tener tal reacción a la noticia aunque era plausible.

 

¿Pues que crees que hacíamos él y yo mientras usted corría tras las amenazas que le perseguían? Joseph y yo somos amigos muy íntimos—profirió el pelinegro sin asomo de reticencia en su cara--¿Acaso pensó que iba a esperar por usted indefinidamente?—

 

El ojos mieles percibió lo que el otro haría y le detuvo llegando casi tarde cuando se lanzó a por Tanaka. En medio de ambos le miró con las manos levantadas y le dijo—¡No es verdad! Yo no te mentiría en algo así—juró el melado.

 

Y yo no lo dudo. Solo quería evitar que siguiera mintiendo—le respondió el azulino mirándolo a los ojos y sorprendiendo al más bajo que no pudo sentirse más feliz de ser creído.

 

El ojos negros relajó su semblante, sonrió ahora verdaderamente y dijo—Ahora no me cabe duda de que estarán bien—

 

¿Huh?—espetó mirandolo el más joven.

 

La verdad es que tenía mis dudas de si estarías bien con este hombre pero veo que no dudará de ti fácilmente. Y hace bien—les dijo Seichirou, luego extendiendo su mano al castaño añadió--¡Cuídelo bien, es un raro tesoro!—

 

No tiene que decírmelo. Es mi trabajo—le contestó el otro tomando con firmeza su mano y mirando sus ojos con algo de desafío pero también de respeto.

 

Sei miró al hotelero—Debo volver a casa. Fue divertido hacer negocios contigo pero tengo asuntos que atender. Nosotros ya finiquitamos todos los asuntos que teníamos pendientes aunque no dudo que nos volvamos a ver. Bajo la supervisión de tu guardián, de seguro. Pero ahora sé que estarás bien—le dijo.

 

¿Y tú? ¿Estarás bien?—preguntó Wheeler, a pesar del poco tiempo que se conocían el rubio sentía cierta afinidad con el otro que evidentemente era correspondía.

 

El pelinegro se enterneció y respondió a su amigo—¡No me subestimes! Soy un hombre de recursos. ¡Hasta pronto!—

 

Una vez cerrada la puerta tras su amigo Joey volteó a ver los ojos azules y le dijo—Pensé que ya no eras mi guardaespaldas—aludiendo a lo que le respondiera a Tanaka.

 

Cierto. Pero eso no evita que te cuide—dijo acercándose al otro en la habitación en penumbras para sellar sus labios mientras sus manos se tomaban fuerte de sus brazos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Viva, viva!—gritaba la entusiasta Yue viendo montado a su papi en un caballo árabe zaino con su elegante vestimenta marrón y su gorro cokney del mismo color.

 

Seto venía atrás en un moro pura sangre que resoplaba descontento por ser obligado a ir a paso de hombre. Seiren llevaba consigo a la niña en un carrito de golf pues ella no sabía montar y no confiaba en los corceles.

 

¡Papi! ¿Tú y el príncipe encantador van a correr por las colinas hacia el atardecer?—preguntó ella abrazando a miel como si fuera un peluche. El gato se amoldaba a ella como si eso fuera lo más natural del mundo para su especie y su padre no pudo evitar la tentación de soltar una carcajada ante la imagen romántica que ella proponía.

 

Seto se veía algo incómodo como su caballo mientras la guardaespaldas miraba para otro lado para evitar que su amigo y su jefe la vieran reír.

 

Si, mi amor. ¡Tú quédate con Seiren y hazle caso!—respondió su padre cuando volvió a tener uso del habla y luego de guiñarle un ojo al otro jinete echó a correr a su cabalgadura siendo seguido de inmediato por el otro.

 

 

Llegaron al pie de un gran árbol que había tras la casa y el castaño lo miró.

 

Este árbol está desde hace varias generaciones en la casa—le explicó Joseph y vio como el otro bajaba del caballo--¿Qué estás…?—preguntó mientras Kaiba se acercaba a él y extendía su mano hacia él.

 

Sin entender mucho lo que estaba pasando bajó tomando la mano del otro y le siguió cuando sin soltarlo lo llevó al pie del árbol.

 

¿Sabes trepar árboles?—preguntó el ojos azules y el otro asintió.

 

Pero esta no es la ropa más apropiada para eso—se quejó.

 

Creí que podías—exclamó el custodio.

 

Yo no dije que no pudiera, dije que esta ropa no es la apropiada—retrucó sacando algo de su rebeldía de antes y se puso a trepar. Desde atrás el guardaespaldas le sonrió y después de un momento le siguió.

 

Sí, la vista es hermosa pero…--dijo el rubio.

 

No te traje aquí por la vista—le contestó Seto cortándolo y agarrando su cara le besó.

 

Pero pueden vernos—se espantó el menor.

 

Es difícil que lo hagan aquí—le contestó el mayor apoyando la espalda del empresario contra el grueso tronco mientras se ocupaba de abrazarle y besarle con pasión desmedida y Joseph le correspondió, liberándose a si mismo al sentir las caricias de Kaiba.

 

Quiero saber—dijo el mas bajo en un reposo mientras se perdía en los dos mares que eran los ojos del custodio--¿Eres mío como yo tuyo?—

 

¿Necesitas que te lo diga?—preguntó a su vez el castaño y el otro asintió tímidamente—Entonces lo diré. Sí, cachorro. Soy tan tuyo como tú, mío—dijo antes de que sus labios con voluntad propia se reunieran de nuevo y sus cuerpos frenéticos iniciaran la danza para poseerse por entero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antes de entrar en la oficina del rubio Yami pudo ver a la joven guardaespaldas sentada delante y la saludó con una sonrisa.

 

¿Qué pasó con tu perro guardián de siempre?—preguntó muy alegre el tricolor recordando como le tratara cuando iba en pos de recuperar a la pequeña Yue. Desde entonces Kaiba no era santo de su adoración.

 

Seto ya no es más mi guardaespaldas—contestó el melado sin quitar sus ojos de la carpeta que leía.

 

Lo cambiaste por Seiren. ¿Eh? Pues eso demuestra que eres más astuto de lo que pensé—dijo el de ojos violáceos despertando la curiosidad del otro que levantó los ojos para mirarlo--¡A mí no me engañas! Todo concuerda. Contratas a esa tía y poco después dejas a Gardner en el altar y a ella la traes a que te “cuide las espaldas”—exclamó Moto sorprendiendo a Wheeler.

 

¡Te equivocas!—protestó Joey pero el otro no le hizo el menor caso.

 

¡Así que eso era lo que te traías en la manga! Lo tenías bien escondido. Pero me alegra pues así no tendré que ver al gruñón de Kaiba de vuelta con su mirada tenebrosa y ese tono macabro. Me caía tan mal… ¡Una pregunta! ¿También te tiras a tu nueva secretaria? Porque esa rubia de largas piernas está como quiere y si está disponible yo…--decía Yami sorprendiendo más y más al otro.

 

Unos golpes llamaron la atención de ambos hacia la puerta donde apareció la mencionada secretaria que dijo—Señor Wheeler, sé que me dijo que no le interrumpiera pero el señor Kaiba está aquí y quiere verle y como usted me dijo…--

 

¡Si, hazlo pasar por favor, May!—respondió el rubio mientras el otro ponía cara de hastío.

 

Cuando el castaño entró el primero en hablar fue el de ojos amatistas--¿Qué? ¿Vienes por una carta de recomendación de tu antiguo jefe?—estaba sonriendo con soberbia y se notaba a la legua que el otro ya no representara un papel intimidante en la vida del ojos mieles.

 

La última vez que hablamos en privado no te portaste así—dijo el de voz grave y mirada helada, haciendo que el otro, primero, se arrepintiera de lo dicho y luego se molestara, pues el ojos azules ya no estaba en su terreno, o eso creía. Iba a protestar cuando su socio le cortó.

 

¡Por favor, déjanos solos Yami! Quiero hablar a solas con Seto. Reprogramaremos nuestra reunión más tarde—dijo Wheeler y el furioso Moto se fue sin chistar pero con ganas de hacerlo. Fue luego de que diera unos pasos para alejarse de la puerta que se le ocurrió que en verdad lo habían echado como a un bicho molesto y con su orgullo herido volvió sobre sus pasos para endilgarles un furioso sermón.

 

Pero al abrir la puerta…

 

…Joseph estaba en los brazos del castaño y éste literalmente le estaba comiendo la boca.

 

La puerta que había abierto se comenzó a cerrar sin que él hiciera movimiento alguno para ello, cada vez la visión de la impactante escena se hacía más estrecha y él miró a su lado para encontrarse con la cara de la persona que cerraba la abertura.

 

Es de mala educación espiar la intimidad de las parejas. ¿Qué? ¿Nadie se lo ha dicho?—le dijo una sonriente Seiren.

 

Los ojos de Yami Moto no podían estar más grandes.

 

Ellos…--trató de decir débilmente el tricolor.

 

Si. Por eso Seto ya no es más su guardaespaldas sino yo—le contestó ella señalándose.

 

Pero…--dijo el socio de Wheeler todavía luchando para no hacer cortocircuito.

 

No le diga a nadie, pero esto pasa desde que los conoce. ¿O porque cree que Seto se toma tan a pecho todo lo que tenga que ver con el señor Wheeler?—mintió la pelinegra con una sonrisa cómplice en los labios dejando totalmente anonadado a Moto.

 

Ahora entendía todo lo que pasara en su casa unas semanas antes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estaban en la terraza frente a la habitación de Wheeler, cenando con un equipo de música cerca. Joseph le pidió permiso al ojos azules para encenderlo. Estaba muy nervioso cuando se quedaba a solas con él por más de que en varias ocasiones lo había estado pues desde que hicieran el amor la primera vez no habían vuelto a hacerlo por unos compromisos y porque Seto había insistido en trabajar en otro lado y eso les restaba tiempo juntos. Como Kaiba era muy orgulloso no había aceptado que su ex jefe cubriera sus gastos mientras no hacía nada y en verdad Joseph no quería cambiarlo, aunque lo extrañara.

 

Tocaron varios temas clásicos de Tchaicovsky y siguieron “Las cuatro estaciones” de Vivaldi pero la programación varió de manera repentina cuando terminaban con el postre.

 

“Fuego en el fuego,

son tus ojos dentro de mí,

cuando te veo,

sé que entiendo todo de ti.

 

Se miraron a los ojos mientras la letra indicaba lo mismo y Seto pudo ver que el otro estaba muy nervioso así que se paró.

 

Que es lo que quieres tú de mí,

que  es lo que buscas tú en mí,

dejas tu huella en mi corazón,

yo te siento así.

 

Llegó a su lado en la mesa y con una mano tomó su brazo para que se parara. Cuando Joey tuvo los labios de Kaiba a milímetros cerró los ojos y se dejó llevar.

 

Quiero morirme,

y en tus labios desvanecer,

quiero sentirte,

cuando tu pecho se va a encender.

 

Las manos de Wheeler se alzaron, fueron primero por su cara y luego se trasladaron por sus hombros mientras los brazos del castaño lo ceñían y su lengua se enredó con la del melado.

 

Como dos pequeños volcanes,

quiero sentirlos en mis manos,

donde tu instinto se une al mío,

encontrarnos allí.

 

La pierna del ojos azules se coló entre las de Joseph mientras la cintura de este chocaba con el filo de la mesa. Su miembro estaba rozando el muslo del otro mientras que un duro bulto tocaba el suyo lo que hizo que sus mejillas enrojecieran a más no poder.

 

En una ventana del primer piso por la que se veía la terraza una pelinegra exclamaba—¡Eso es! ¡Dale con todo galán!—

 

¿A que te refieres?—preguntó una voz femenina tras suyo y Seiren volteó mientras Mika se ponía a mirar donde ella.

 

(Y la salvación irá)

 

La noche es casi perfecta,

disfrutaremos la vida los dos,

porque estamos buscando amor,

y él no espera.

 

Las manos del ojos mieles se deslizaron por la espalda del más alto mientras el beso se profundizaba más y más. Seto pronunció un “Te deseo” bajo y en su oído que hizo que las manos del empresario se agarrotaran allí, más por nervios que por otra cosa.

 

Yue se durmió así que vine a darle las buenas noches al señor Wheeler pero veo que sería indiscreto de mi parte—dijo la niñera. La otra se había puesto a ver otra vez la escena romántica que se desarrollaba a unos metros de distancia. --¿Estabas dando ánimos?—preguntó.

 

Si, por fin Seto está tomando las riendas y el señor Wheeler está más feliz—contestó la guardaespaldas con una sonrisa.

 

¿Te gusta el señor Kaiba no?—preguntó la otra.

 

Es la emoción más directa que hay,

más no será infinita porque

somos fuego en el fuego y ya

estamos quemándonos.

 

¿Y a quién no le gustaría Seto? Además los dos merecen ser felices—respondió Seiren.

 

Bien, no conozco mucho al señor Kaiba pero imagino que por esto es que el señor Wheeler está tan feliz últimamente y sé bien que se lo merece—dijo Mika.

 

Si, se ven bien juntos. Lo que pasa es que ese tonto esconde muy bien sus emociones, es una roca. Yo le dije que el señor Wheeler sentía algo por él pero no quiso creerme y casi lo deja casar. Por suerte terminó todo bien—dijo la custodio mientras veía como el beso y las caricias llegaban a punto caramelo.

 

¿No te duele verlo así con otra persona?—preguntó la niñera.

 

¡No mientras él sea feliz!—dijo la amiga del castaño. Siempre había estado enamorada del gallardo castaño pero en su interior sabía que nada era posible así que se conformaba con verlo pleno. Sabía que él había hallado a la persona correcta, que lo amaba incondicionalmente y a la que amaba arrebatadoramente, así que todo estaba bien en su mundo.

 

Eres una persona extraordinaria. Muchas sufrirían por verlos así. Te admiro. Yo confieso que siempre me ha  dado pena la vida que ha tenido que llevar el joven amo y que también me alegra que al fin sea feliz—le dijo Mika y la guardaespaldas y ella se sonrieron para después seguir mirando.

 

De pronto Seto lo haló a la puerta ventana de su dormitorio y una vez la traspasaron, le dejó para cerrar las cortinas.

 

¡El espectáculo terminó!—dijo Seiren sin muestras de molestia.

 

¿Qué haces? No creo que alguien pudiera vernos—le dijo Joey al castaño.

 

¡Eso es lo que tú crees!—respondió el otro volteando.

 

¿Qué insinúas…? ¿Alguien nos es…?—preguntó todo nervioso el dueño de casa ante la posibilidad de que los hubieran estado viendo en una tan bochornosa situación pero el ojos azules lo acalló con su boca.

 

Fuego en el fuego,

esta pàsión la tuya y la mía,

es casi que un juego ya,

mezcla de música y fantasía.

 

Lo llevó hasta la cama y recostó al de dorado cabello sobre el mullido lecho donde su mano acarició su mejilla, y la otra soportó su peso. Su pierna se arrodilló entre las del otro que lo miraba absorto.

 

Hace subir las emociones,

todas las sensaciones,

sube hasta el sol y cae por tu piel,

lo más dulce que hay.

 

¿Quieres que te haga mío?—preguntó muy serio el de gatuna apariencia.

 

¡Idiota! Yo ya soy tuyo—expresó el ojos mieles y le besó mientras se pegaba a él.

 

(Y la salvación irá)

 

La noche es casi perfecta,

disfrutaremos la vida los dos,

porque estamos buscando amor,

y él no espera.

 

Ambos comenzaron a despojarse de la ropa mutuamente mientras el calor y el nerviosismo iba en aumento. Joseph fue a por el cuello de Kaiba por instinto, pues en verdad no sabía que era uno de los puntos más sensibles del otro que lanzó un jadeo y luego tomó con sus manos la cara del melado para redirigirla a sus labios que besó con ahínco, introduciéndose más y más en la boca del ojos mieles que bajo él se arqueó empujando con su vientre el del ojos azules que al sentir la dulce presión olvidó todo decoro y se dedicó a arrancarle los pantalones.

 

Es la emoción más directa que hay,

más no será infinita porque

somos fuego en el fuego y ya,

estamos quemándonos.

 

Las piernas de Joey se enredaron en su cintura mientras los dedos del castaño penetraban de a poco esa dulce entrada. Seto estaba enloqueciendo por estar dentro del otro, por sentir sus suaves gemidos, por ver como se mordía la boca por no gritar, conteniéndose y haciendo más patente cuanto disfrutaba ser suyo, solo suyo.

 

Abrazado a ti,

llenaré mi piel de tu calor latino,

yo te sentiré,

así te sentiré.

 

Las manos de Wheeler se agarrotaron sobre los fuertes bíceps del otro preparándose pues el más alto había sacado sus dedos de su interior, de pronto vio que el otro le observaba con una muda pregunta en sus zafiros y él a su vez lo miró a los ojos para luego asentir.

 

Las embestidas fueron leves al principìo pero luego fueron tomando más y más fuerza en su ritmo y potencia. El rubio tal como el otro esperaba se contenía para no hacer un escándalo en la callada noche. Provocándolo aún más con esa cara arrebatada por el deseo, haciendo que aumentara su potencia buscando quebrar esa pared. Logró su victoria un minuto más tarde cuando el otro tomó con sus manos un par de mechones castaños de su nuca y gritó su nombre mientras se arqueaba.

 

(La historia es esta)

 

La noche es casi perfecta así,

disfrutaremos la vida los dos,

somos fuego en el fuego y ya,

estamos quemándonos.

 

¡No p…uedo más! Siento que voy a venir…me. ¡Por favor!—la voz de Joey era suplicante al decirlo la de Seto fue tajante al contestar.

 

¡No! Necesito verte, olerte, sentirte cuando te vienes, nunca eres más mío que así—dijo el castaño con su boca a milímetros de su nuez de Adán, sintiendo su cálido aliento sobre la piel húmeda y enfebrecida, Wheeler cerró los ojos, le aferró fuerte con sus manos y se dejó llevar.

 

Estaba en brazos de su amante. El único que tendría. Eso siempre lo supo. Pero nunca esperó que su dueño algún día lo reclamaría, con esa voracidad, son ese fuego. Jamás soñó que todo eso se volviera realidad.

 

(Somos fuego en el fuego hoy)

 

La descarga de su cuerpo lo dejó sin aliento y se escurrió por entre sus vientres con una viscosa calidez. Joseph sintió entonces como el propio Seto no podía más.

 

(Somos fuego en el fuego hoy)

 

Kaiba se vino dentro del melado ya sin fuerzas para más después de haber sentido la angustiante anticipación todo ese tiempo y la dulce presión en su falo que lo condujo a venirse dentro de esa cálida prisión que era el cuerpo de su amante.

 

Había descubierto lo que era ese deseo que te vuela la cabeza, que no te deja pensar, que solo te hace buscar sentir y querer tener al otro a tus pies, solo para ti, solo deseándote y amándote con una posesividad que él jamás había experimentado.

 

Notas finales:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La canción “Fuego en el fuego” de Eros Ramazzoti fue la que desde un principio me ha inspirado en esta historia y creí muy apropiado ponerla aquí para que lo supieran y para que los que no la conocen lo hagan. Es muy sugestiva y pasional como todo lo italiano.

 

^^

 

Estoy contenta con este trabajo porque hubo de todo un poco. Yo sabía que era una historia corta y me alegra que terminara bien y redonda.

 

^^

 

Un gran saludo a todos aquellos que me han acompañado y mi más sincero agradecimiento.

 

Espero veros en mis otras historias y ahora me dedicaré si me es posible a terminar COMO PERRO Y GATO que sé que muchos de ustedes leen, así que para ustedes no es un adiós sino un hasta luego.

 

Mata ne.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desire Némesis

 

2/3/2014


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