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Bello durmiente por desire nemesis

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Se sonrieron y entonces el baluarte apareció presa de gran emoción.

 

¡Alteza! Debemos irnos de inmediato. El conde no es quien aparenta—dijo este.

 

Ya lo sabemos—dijo con ademán que procuraba tranquilizar al otro el ojos mieles mientras él y Fye se sonreían.

 

¿Como sabéis que es el Delfín de Francia?—preguntó Emerich sorprendido, sorprendiendo a su vez a sus dos oyentes que le miraron de hito en hito.

 

¿Qué… habéis… dicho?—preguntó el melado con su cara tan blanca como la cal.

 

Pero me habéis dicho que…--dijo el viejo.

 

¡No importa lo que os he dicho! ¡Contadme todo!—exigió su alteza.

 

Pues Ana se ha enterado recientemente de boca de un soldado de la guardia que hablaba con otro en los pasillos. Decía que el capitán Kurogane planeaba llevarse a su alteza el Delfín pues ya no estaba seguro aquí—respondió el otro.

 

¿Y vos lo creéis?—preguntó el rubio más bajo.

 

La verdad, sí alteza. He sabido que en Francia muy finas redes se han tejido contra el príncipe en aras de hacerse con la corona pues es el único sucesor del rey Luis. Es muy probable que este sabiendo el peligro que corre su único hijo lo enviara lejos a escondidas para que no lo consiguieran. Y que mejor que a un país en conflicto donde nadie pensaría que le enviaría y disfrazado como un noble normando. Sinceramente me parece muy lógico en aras de protegerlo—respondió el baluarte.

 

Fye tocó el brazo de Joseph y este lo miró--¿Recordáis como defendió al rey de Francia? ¿Y que lo empezaron a llamar con D?—preguntó el ojos azules al fin comprendiéndolo todo.

 

Por fin se estaba dando cuenta en la envergadura de los brazos en los que habían caído. Wheeler estaba más que estupefacto. El Delfín de Francia. La potencia más temida de toda Europa. Y el peor enemigo de Sajonia. El mundo tembló y colapsó a sus pies.

 

¡Por eso os digo que debemos irnos de inmediato! Si el príncipe de Francia se entera que el último príncipe sajón está en su poder nos exterminarán como ratas en una caja de madera—dijo fuera de sí el pobre viejo.

 

El melado lo pensó mientras los demás le miraban pues él tenía la voz cantante. Era cierto, pensó con ojos apagados. Aunque se había jurado permanecer a su lado no podría hacerlo. Era demasiado peligroso para todos. Fye sabía por lo que estaba pasando y por eso le dolía el corazón. Él sabía lo que decidiría porque aunque era un príncipe por derecho divino, también por derecho divino era el sagrado protector de sus súbditos. Lo acompañaría. Siempre le seguiría aunque su corazón prefiriera otra cosa porque nada podía hacer y además aquello que sentían estaba condenado desde un principio a fracasar. Ellos eran hombres y sajones. No podrían fingir ser mujeres por el resto de sus vidas ni el entorno lo permitiría.

 

¡Debemos empacar!—pronunció su alteza, el príncipe Wheeler, sucesor de la casa de los Wallenhein de Sturdoff.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto gritó furioso--¡Por supuesto que no! Me niego a esta bajeza. No me iré con la cola entre las piernas como un cachorro temeroso nuevamente. Me han encontrado pues daré pelea—

 

Eso sería loable si tuvieras con que hacerles frente pero recuerda que en el primer encuentro os han dejado con solo mis hombres para protegeros. De hecho de no haber vuelto cuando lo hice vos y vuestras invitadas ya no necesitarían el cuello de sus ropajes—exclamó Kurogane llamando la atención del castaño.

 

¡Decidme! ¿Qué os hizo volveros?—preguntó curioso el Delfín.

 

Fue el rostro de uno de vuestros sirvientes. El que lideraba a este grupo no era otro que uno de los vasallos de la casa de Foi. Una vez en una reunión de consejo de vuestro padre lo vi y por ello su cara se me hizo conocida pero no fue hasta que me alejé de aquí que recordé en donde la había visto y de quien se trataba—explicó el capitán.

 

Agradezco vuestra memoria. No creáis que no. Es solo que…--dijo el ojos azules.

 

Os habéis liado con Ladybell—dijo el capitán—No creáis que no os comprendo pues yo mismo me encuentro en un lío de faldas similar al vuestro pero eres el heredero de Francia y debéis aprender a sacrificaros por algo más grande. Si os quedáis aquí, lo más seguro es que moriréis bajo las manos de otros criminales y esta vez, aún contando conmigo, la diosa Némesis os dará el fatal golpe y despertaréis en el Hades siendo llevado por el barquero—

 

El castaño con mirada contrariada, quizás algo angustiada, se sentó en un sillón y con las piernas cruzadas apoyó el codo izquierdo en el brazo del mueble y su cara en la mano de ese brazo con aire pensativo.

 

¡No es tan fácil!—dijo el pensativo Kaiba.

 

¿Cómo que no es t…?—preguntó Kurogane caminando hacia él pero se detuvo de golpe cuando oyó lo que cortó su parlamento.

 

Creo que me he enamorado—admitió el ojos azules mientras el ojos rojos se paralizaba. Los zafiros se movieron en las cuencas para escrutarlo.

 

¡No podéis estar hablando en serio!—susurró incrédulo el pelinegro.

 

¡Créeme que es serio!—dijo el joven heredero con la mirada más seria que el otro le hubiera visto en la vida.

 

Pero sabéis bien que…--dijo el capitán.

 

Aparentemente el corazón no sabe de esas cosas—dijo el castaño y el otro frunció el entrecejo.

 

¡El corazón no sabe de esas cosas! ¡Dejad de hablar como una señorita! ¡Sois el futuro rey de Francia por dios! ¡Debéis pensar en cosas mayores que esa! ¡Arreglaré todo para vuestra vuelta a casa!—dijo el ojos rojos con brutalidad y sarcasmo.

 

¡No podéis!—gritó de pronto fastidiado Seto.

 

¡Claro que puedo! ¡Vuestro padre me ha encomendado el cuidaros y me ha dado su anuencia para incluso pasar sobre vos para conseguirlo si decido que vos actuáis contra vuestros propios intereses!—respondió el pelinegro con idéntica energía.

 

 

Unos golpes se sintieron  en la puerta de las habitaciones del ojos azules a donde tanto él como el capitán discutían. Cuando este abrió se encontró con “ambas doncellas” que le miraron algo contritas y él las dejó pasar.

 

Kaiba al ver a “la melada” se puso tieso.

 

Venimos a agradeceros por habernos salvado y a deciros que hemos decidido marcharnos mañana al amanecer si a vos os place—dijo Wheeler mientras “ambas” hacían una queda reverencia.

 

¿Si me place? ¡En lo absoluto! ¡Pero hacéis lo que queráis!—dijo sin ánimo de discutir el Delfín.

 

¡Hacéis bien pues mañana también él ha de partir!—les informó el ojos rojos.

 

El otro príncipe miró por un segundo la espalda de Kaiba quien no se había vuelto desde que dijera que hicieran lo que quisieran y que apoyado en el quicio de la chimenea evidentemente esperaba a que se fueran.

 

Fye miró a Kurogane y por un momento sus ojos se encontraron en un mudo adiós, luego agarró por detrás a “su hermanita” y la llevó consigo. Esta parecía abatida al parecer del pelinegro.

 

Y así todo quedó dicho.

 

Al menos para ambas parejas de aliados.

 

Partirían separando sus caminos quizás para siempre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La noticia de lo acaecido en el castillo fue más lejos de lo que los franceses hubieran supuestos, justo a los oídos sagaces de quienes esperaban las noticias.

 

Las nuevas no agradaron al chavalier que las escuchó pero estaba entre lo concebido. Este dijo a los con él reunidos en breve consejo--¡Yo triunfaré allí donde Borleay falló!—

 

 

Notas finales:

^^

^^

^^

les gusto?

siiiiiiiiiiiiiii

se que si

no mientan y aclaren que les paso al saber que nuestro castaño es el heredero de una de las potencias mundiales

en ese tiempo

ja ne


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