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Bello durmiente por desire nemesis

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“Giselle” y el príncipe Joseph caminaron después de la comida por los jardines de la mansión de su tío abuelo para que los demás no les escucharan mientras sus dos “acompañantes” les seguían a unos pasos de distancia. Fye lucía muy divertido mientras “Anette” tenía cara de pocos amigos por tener que pasear del brazo de este.

 

Habéis tenido que pasar por mucho—dijo quedamente el Delfín a su acompañante.

 

Todos tenemos heridas que quisiéramos cambiar—dijo el sajón.

 

Pero las vuestras son impresionantes para alguien de vuestra edad—dijo sinceramente admirado el francés.

 

Los de detrás les miraban atentos.

 

Parece que se llevan bien—dijo alegre Fye.

 

Kurogane miró su sonrisa, parecía muy sincera--¿Le queréis mucho, verdad?—preguntó.

 

¿Qué? ¿Celoso Kurorin?—preguntó el rubio.

 

¡Por supuesto que no! ¡Y os dije que no me llaméis así!—dijo molesto el francés. El otro rió más ampliamente después de eso—¿Te divierte molestarme no es así?—preguntó el pelinegro. El otro le miró mas risueñamente—Me pregunto porque si sois tan bueno en batalla en el bosque vos…--

 

Lo del bosque solo fue un intento bien intencionado de vuestra parte por liberar a vuestro protegido y no puedo culparos por ello ya que es vuestro deber. Lo del final solo fue un arranque de rabia pero soy consciente de mis actos aunque este fuera de mis cabales y no hubiese pretendido mataros solo por molestarme. Hay cosas más importantes que el simple orgullo. Además sería una lástima si lo hubiera hecho—alegó el ojos azules.

 

¿Por?—preguntó interesado el ojos rojos.

 

Me hubiera perdido de veros así—dijo Fye soltando una carcajada. “Annette” no podía estar más roja.

 

Wheeler miró hacia atrás al oír la carcajada y después de ver a su amigo tan feliz volteó la cara con una pequeña sonrisa—Me alegra que ya se lleven mejor—dijo.

 

Él es muy importante para ti. ¿No?—preguntó un poco celoso un poco curioso el castaño.

 

Creo que él sustituyó un poco a mi hermano después de su muerte. Hemos estado juntos desde entonces y cuida de mí. Creo que se siente culpable conmigo de que él sobreviviera en lugar de mi hermano—dijo el rubio con los ojos tristes del que recuerda cosas dolorosas.

 

Seto jaló su brazo hasta detrás de un árbol y besó con pasión los almibarados labios. Quería acallar sus recuerdos con esas dulces sensaciones, luego se separó y miró sus facciones mientras su mano acariciaba el dorado cabello—Eres alguien muy preciado para más de una persona—dijo el ojos azules sorprendiendo al melado.

 

Kurogane sintió que le halaban para atrás cuando pretendía dar un paso. Miró detrás.

 

Es mejor que nos quedemos aquí—dijo el sonriente Fye.

 

El moreno lo miró, luego a donde los demás desaparecieron y de vuelta a él--¿Estás conjurado con él, de nuevo?—preguntó a sabiendas de lo sucedido en el barco. Seto se lo explicó.

 

No. Pero no es necesario ser genio para darse cuenta de que esos dos necesitan tiempo solos. Además pronto su tiempo se acabará—respondió el otro.

 

¿Qué se supone que significa eso?—preguntó el ojos rojos temiendo que lo lanzaran a él y a Seto a los leones.

 

¡Ah! ¿No os lo dije, cierto? Vosotros emprenderéis un largo viaje muy pronto—respondió el ojos azules.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Siguieron con su paseo y al volver se encontraron con un sirviente que dijo a Joseph que su tío le estaba buscando, que quería hablar con él. Los otros habían quedado en el interior del poblado jardín  huerto así que “Giselle” propuso que “ella” les esperaría mientras el otro príncipe acudía al llamado de Rudolff.

 

Ni bien el joven rubio desapareció tras la puerta trasera de la mansión una voz dijo desde muy cerca por detrás a “la” joven castaña—Teniendo una acompañante tan encantadora mi sobrino no debería descuidarla ni un momento—

 

Seto se volvió reconociendo esa voz al momento. Fielder Wallenhein le sonreía de una forma un tanto libidinosa que no agradó a Kaiba—Algo me dice que vos tenéis mucho que ver en este repentino llamado—dijo “ella” frenando su impulso de destratarlo para no llamar la atención.

 

¡Decir eso! Señorita. ¿Cómo os atrevéis a pensar semejante cosa de mi?—dijo el rubio con una sonrisa que desmentía cualquier sensación de haberle insultado—Aunque debo deciros que esta coincidencia me ha hecho un hombre verdaderamente feliz pues deseaba hablar con vos a solas desde que la he conocido—Había dejado de mirarla y ahora volvió a hacerlo con una mirada pícara que le recordó al ojos azules a Fye.

 

¡Lo siento porque os quedaréis con las ganas!—dijo el otro presintiendo que estaba sobre terreno peligroso.

 

Intentó irse pero el otro le detuvo agarrándole fuerte de la mano—Mi primo es muy afortunado. Ya no se consiguen damas tan recatadas. Sobre todo entre las francesas—dijo Fielder.

 

A Seto se le saltó la vena del nacionalismo pues estaban insultando a las damas de su país y aunque en verdad había algunas no muy recatadas, él se sentía en el deber de hacer respetar su honor. Iba a gritarle cuando el otro dijo—Me encanta su mirada, mademoiselle—

 

 

 

Cuando salieron del jardín Fye reía por demás porque el otro se resistía a que le tomara el brazo como una mujer pero contrariado lo hacía por el bien de su alteza el Delfín. Pero la risa del rubio se congeló al ver algo y preocupado el capitán miró a donde este veía. El tío de Joseph agarraba con fuerza un brazo del joven francés mientras este le miraba con rabia.

 

Estaba en dificultades, no era difícil adivinarlo y ambos se apresuraron para llegar a su lado cuando a la mitad de su camino vieron como el ojiverde forzaba un beso sobre “Giselle”. El ojos rojos se enfadó tanto que olvidando toda compostura llegó a ellos de un salto y el otro también enfadado llegó al mismo tiempo pero ninguno tuvo nada que hacer ante como terminó tal situación.

 

Al sentirse forzado el enojo del gran Delfín de Francia se hizo feroz y como una tormenta azotó al otro de una manera coincidente con una situación similar en que el ocupara el lugar del contrario. Su rodilla se movió con mente propia impactando contra el bajo vientre del hijo del dueño de casa que se dobló con una mueca de dolor y retrocedió unos pasos así para luego levantar su mirada para ver a “la francesa causadora” de su terriblemente penosa situación.

 

¡Esto no se quedará así!—le gritó.

 

¡Claro que no!—respondió “ella”. –Se os va a hinchar—acotó luego.

 

Fye no pudo evitar soltar la carcajada ante la forma tan femenina de resolver la situación al final. Podía ver algo de su humor en “Giselle” lo que hacía más gracioso todo, sin hablar de la cara de idiota del primito de Joseph que se fue rengueando.

 

¡Esto no es gracioso!—le dijo “la solterona Annette” con mirada de fuego helado—Pudo terminar mucho peor—

 

Por supuesto que el sajón era consciente de ello pero es que había sido un espectáculo terriblemente gracioso ver como “la francesita” ponía en su lugar al lujurioso dueño de casa.

 

Creo que será mejor acelerar nuestros planes después de esto o el primo de su alteza terminará pidiendo la mano de “nuestra hermosa Giselle”—dijo el ojos azules con mirada aún por explotar de risa y se puso peor al ver la cara de contrariedad que puso el pelinegro.

 

¿Qué sucede aquí?—preguntó el rubio llegando a la escena desde la mansión sin que le hubieran visto por estar pendientes del castaño.

 

¿Vuestro tío no quería veros en realidad, no es así?—preguntó Seto.

 

¿Por qué decís eso?—preguntó Wheeler sin entender de donde sacaba el otro tal idea--¡Claro que sí! El quería saber si mañana podía ir a pasear con él y su familia para hablar de ciertos asuntos—añadió.

 

¿Su familia, ah? Seguro que el de la idea de preguntároslo ahora fue Fielder—dijo el francés de ojos azules.

 

¿Fielder? ¿De que estáis hablando?—preguntó confundido y curioso el sajón de ojos mieles.

 

¡Joseph tómalo con calma pero…!—dijo el de ojos azules.

 

¡Nada de eso! Esto merece acciones lo más pronto posible! Esa rata…--dijo el pelinegro totalmente fuera de sí y hablando como un tabernero a quien se le ha escapado un cliente sin pagar la cuenta.

 

¿Qué hizo Fielder?—preguntó ahora preocupado Wheeler y miró al rubio y al castaño.

 

¡Besó a su alteza por la fuerza! ¡Eso es lo que hizo!—le gritó Kurogane.

 

Los ojos mieles se achicaron de inmediato y sin mediar palabra se volteó para encaminarse a toda prisa hacia la mansión.

 

¿Véis lo que hacéis?—preguntó el rubio ojos azules al pelinegro antes de correr en pos del príncipe sajón—¡Joseph, pensadlo y calmaos! No ha sucedido nada grave—le dijo.

 

¡Pero va a pasar muy pronto!—vaticinó el otro con cara de pocos amigos—Si no coloco a Fielder en su lugar él…--exclamó luego.

 

¿Y que diréis a vuestro tío? ¡Pensadlo un poco! ¡Os lo ruego! Podéis empeorar las cosas para nuestras acompañantes—dijo Fye y solo con esa cruel posibilidad detuvo al decidido miembro de la realeza.

 

Frustrado el otro empujó al ojos azules quien no se lo tomó a mal pues el se había interpuesto en su camino para el desquite y merecía tal trato además era algo que entre amigos se permite.

 

¡Descuidad! Vuestro tío segundo no se lo ha llevado de arriba—le mencionó.

 

¿De que habláis?—preguntó el melado.

 

 

 

 

 

De pronto una estruendosa carcajada se oyó en el pacífico jardín  y antes de que esta terminara otra anunciando que eran dos los que reían. Kurogane miró molesto hacia donde estaban los rubios.

 

Seto lo hizo para después lucir una pequeña sonrisa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(nota del autor: el hijo de tío abuelo es un tío segundo aunque suene algo complicado. Coloquialmente Fielder llama a Joseph primo pero en verdad es su sobrino como dice en ocasiones)

Notas finales:

espero les guste

ja ne

^^


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