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Juegos de poder por desire nemesis

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Habían pasado tres días de la discusión entre Seto y Seichirou y desde entonces ellos se habían reunido en varias ocasiones para tratar de tramar algo en contra de esos malditos de la empresa Kaisan que se habían llevado a Emerich con ellos.

 

Kaisan no era su principal competidora hasta el momento en que decidió intervenir en el mundo informático sino que había sido hasta entonces una empresa de alimentos y ropa.

 

Era un competidor feroz. Pero no había demostrado cuanto hasta ese día. Los dos empresarios reunidos idearon la táctica perfecta para reponerse del golpe entablando una disputa por los derechos al tener parte en la investigación. Cosa que de seguro les sería reconocida y que le haría salvaguardar las ganancias que tales inventos seguirían trayendo sin tanto perjuicio para KC.

 

Subaru siguió todas las noches a su primo hasta el apartamento después de extensas reuniones, pedidos de préstamos y tratos con empresas menores para evitar que sus asociados se alejaran de ellos por la pérdida del inventor.

 

Seichirou se enfermó y el menor cuidó de su dieta y de su salud.

 

¿Qué sería de mi sin ti?—preguntó un día a su ayudante y amante antes de besar su frente pues elo otro había logrado que la fiebre se le fuera.

 

El ojiverde se sintió tan feliz. Había visto como el otro a pesar de su enfermedad se había enfrentado a agresivos acreedores y a negociantes de mercado tenaces y en el había aumentado la admiración que siempre había sentido por el mayor así que se había sentido gratificado con esa pregunta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Entonces un malévolo comentario lo cambió todo.

 

Había salido del departamento de correos de la empresa en donde había estado expidiendo los sobres y paquetes que Sei necesitaba que fueran mandados con carácter urgente.

 

Después de salir por la puerta recordó que debía darles una recomendación más y volvió para hacerlo cuando al abrir la puerta oyó a uno de los chicos decirle al otro--¿Y ese quien se cree que es?—

 

El nuevo protegido del kaicho (jefe) Sakurazukamori por supuesto—dijo el otro.

 

¿Significa que ellos son…?—preguntó el primero y Su se sintió mal porque supo las implicaciones de tal pregunta. Estuvo a punto de marcharse pero como el otro dijo algo se quedó.

 

Exacto. Este es el nuevo amante de Sakurazukamori, dicen que el kaicho Kaiba se ha quedado con el que tenía antes—dijo el segundo en respuesta.

 

¿Machi kaio? (¿En serio?)—preguntó el primero mientras Subaru sentía que todo su mundo desaparecía tras la puerta. ¿Sei y Joey amantes? ¿Por eso era que Kaiba se había molestado tanto el otro día?

 

¡Claro! ¿Si no como crees que un chico que ni ha terminado la universidad tiene un puesto tan importante en presidencia? Volteándose a ambos kaichos ¡No seas tan iluso Gane!—contestó molesto el segundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Como aturdido el pelinegro subió al ascensor y pensó en lo que oyera ese día. Todo tenía sentido. Y lo peor es que Sei se lo ocultó.

 

Todo ese día estuvo mirando al otro de soslayo. Mas que mencionaran tan ligeramente su vida personal le molestaba la relación secreta.

 

Cuando llegaron al apartamento el mayor se dio cuenta de lo que estaba pasando, al menos en parte, porque  el otro no le habló en todo el viaje y al llegar solo se fue al dormitorio sin dirigirle una mirada siquiera.

 

Estaba preocupado, por eso le siguió directamente al dormitorio y estaba por preguntar cuando se dio cuenta de que Subaru estaba sacando su maleta de arriba del ropero, por un momento pensó que tenía algo dentro que quería sacar. Al menos tuvo esa esperanza hasta que el otro la abrió dejando ver su espacioso interior vacío.

 

¿Qué haces?—preguntó Sakurazukamori.

 

¡Me voy!—le respondió un irritado Sumeragi sin mirarle.

 

¿Qué?—preguntó un aturdido ojos marrones.

 

Debiste ser sincero conmigo. Yo lo he sido contigo y me lo merecía—dijo el furioso menor.

 

No en…--dijo el ejecutivo.

 

¡Tú y Joey!—le espetó el otro sin dejar que terminara la frase.

 

Entonces el mayor entendió. Sus manos se cerraron en un puño—No quería perderte—dijo.

 

¡Pues me perdiste!—sentenció su asistente--¡Me recuperé por ti! ¡Me lo debías!—añadió.

 

Te había esperado por años. ¿Qué hubieras hecho en mi lugar?—preguntó el ojos avellana.

 

¡Yo nunca estaré en tu lugar!—le espetó Subaru pasando a su lado y dejándolo helado mientras salía del dormitorio con su valija.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pasaron cuatro días en los que ni Seichirou ni Subaru fueron a la empresa. Seto intentó llamar a su aliado varias veces sin conseguirlo. Ya estaba fastidiado como siempre que lo que intentaba conseguir se le resbalaba de las manos. El fuerte de Kaiba nunca fue la paciencia y se paseaba por la empresa echando bocanadas de fuego.

 

Viendo como todo se venía abajo en ausencia de Sakurazukamori el rubio decidió intervenir sin que el castaño se enterara para que no armara revuelo. Era verdad que ya no parecía importarle mucho él pero era realmente muy celoso de lo que consideraba su propiedad y Wheeler trataba de permanecer por debajo del radar por lo menos hasta el infeliz momento en que el otro decidiera notificarle su decisión de separar sus caminos para siempre. Además, una vaga esperanza estaba abrigada en su corazón que él no quería mencionar en voz alta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Golpeó varias veces pero no obtuvo respuesta. Debajo de la puerta la luz no salía aunque eran casi las ocho y estaba oscuro. No debía estar en casa, pensó el ojos melados. Se iba a ir a casa cuando escuchó un leve ruido.

 

¿Seichirou venía?

 

Cuando el tirador de la puerta empezó a girar se puso nervioso y dio un paso atrás para enfrentar la ira de quien tal vez vería su noche arruinada por el torpe mandadero de su oficina. Iba a disculparse pero entonces la preocupada cara de Sakurazukamori salió de las sombras pronunciando un nombre con mucho sentimiento.

 

Los ojos de ambos se encontraron y entonces el rubio se dio cuenta de cuan mal estaba el otro. ¿Qué le había sucedido al seguro Seichirou Sakurazukamori? Este hombre frente a él estaba ojeroso, visiblemente sin bañar ni afeitado apropiadamente y en su mirada las huellas de un profundo dolor.

 

Eto… Sakurazukamori san. Yo venía por…--dijo Wheeler.

 

¡No me importa!—exclamó con voz pastosa el otro para aventarle la puerta en la cara pero para suerte de Joey esta no se cerró por si sola por lo que pudo entrar tras él.

 

Su voz se oía como si hubiera tomado de más.

 

¡Sakurazukamori san! ¿Ha pasado algo malo?—preguntó el joven recadero persiguiéndolo hasta la sala.

 

¡No te importa!—dijo ahora el pelinegro tomando un vaso colmado de wisky de una mesita. Dando un vistazo al lugar Joseph se dio cuenta de que no había limpiado en varios días ni parecía importarle el desorden reinante.

 

Le pregunto porque Sumeragi san tampoco se ha presentado al trabajo. ¿Le ha ocurrido algo?—preguntó el melado sin saber que estaba tocando el nervio principal de toda la desastrosa situación del otro.

 

¿Qué te importa? Túuuu no tienes naaaada que ver—replicó el otro dándole la espalda e iba a tomar del vaso pero este se detuvo en sus labios, se volteó y le miró—Aunqueeee eso no es cierto. ¡Tú tienes que ver! Todo esto es tu culpa—exclamó de pronto con los ojos de un asesino.

 

¿Mi culpa? ¿Qué hice yo para…?—trató de averiguar el rubio aturdido.

 

Él se enteró de lo que tuvimos. ¿Tú se lo dijiste, verdad? Ahora que lo pienso… Era la venganza perfecta de ese bastardo. ¿Cómo no lo vi antes?—dijo lleno de rencor Seichirou y se dirigió al teléfono añadiendo—Pero ya va a enterarse ese…--

 

Con horror Joey vio como comenzaba a marcar unos números y recordó la amenaza que Sei profiriera hacia el otro. Corrió hacia el ojos avellana y le arrebató el teléfono.

 

¡No se lo dije! ¡Seto no tiene nada que ver!—dijo el ojos mieles.

 

¡Vaya que es una encendida defensa!—dijo de pronto Sakurazukamori con unos ojos que no le gustaron nada al rubio, intentó alejarse pero el otro retuvo su brazo y lo haló para acercarlos, el aliento alcohólico le arrebató la respiración cuando el más alto preguntó--¿Tu amo sabe que estás aquí, cachorro?—Joey le miró asustado por lo que él prosiguió diciendo--¡No! Claro que no. Se enfadaría mucho si te supiera cerca de mí—sonrió zorrunamente para luego preguntar--¿Qué harías tú para proteger a tu amo, cachorro?—

 

Notas finales:

espero les guste

aunque creo que a nadie mas que a yare le gusta

thanx por leer

^^

ja ne


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