Subaru me contó lo que hiciste. Gracias—fueron las sencillas palabras de Seichirou Sakurazukamori a Joseph Wheeler—Después de cómo te traté en mi apartamento no merecía que hicieras eso por mí—
Seto fue a ver a Sakurazukamori para afinar los detalles del plan de contingencia ahora que el otro había vuelto. Habían tenido una reunión de consejo y después de unos minutos en que recogió una carpeta de su escritorio pensó que el otro ya debería estar en su oficina pero le sorprendió la noticia de que aún no había vuelto de la sala de juntas.
Así que fue a alcanzarlo.
Era urgente hablar con él y aclarar otros puntos a seguir.
“Después de cómo te traté en mi apartamento no merecía que hicieras eso por mí”.
Levantó la vista del reporte bancario que traía y los vio a través de la puerta vidriada de la sala de reuniones. Su sangre se congeló.
¿Su apartamento?
¿Significaba que esos dos habían estado juntos de nuevo?
Joey iba a contestar cuando él entró. La expresión de ambos era de sorpresa.
¡Así que eso ocultabas! ¡Ustedes dos…!—dijo el castaño.
¡Espera Seto! ¡No es lo que piensas!—gritó el rubio pero no fue oído.
¡…se han estado riendo de mí desde un principio!—dijo el furibundo ojos azules antes de dar una sonora cachetada a su mensajero--¡Maldita rata! ¡Eres peor que un perro que muerde la mano de su amo! ¡Estás despedido! No quiero volver a verte el resto de mi vida—
Joey se tocó la mejilla golpeada mientras intentaba entender lo que el otro estaba diciendo.
Dolía.
Dolía muy hondo.
Porque todo era mentira.
Lo miró de frente.
El otro jamás lo había conocido.
No se molestaría.
¿Por qué hacerlo?
Él era alguien que tarde o temprano abandonaría su vida.
Sin dejar mella.
Le miró como hace tiempo no lo hacía.
Como en los duelos y con esa mirada se despidió de él mientras el otro le devolvía los mismos rayos fulminantes.
¡Te arrepentirás Kaiba!—dijo Sakurazukamori.
Tú no te atrevas a hablarme bestia. Eres menos que un gusano—dijo antes de salir de la sala el enfurecido ojos azules.
Sei no iba a dejar que se fuera así nomás. El otro había hecho mucho por él para abandonarle. Salió de la sala al pasillo y gritó al otro--¡Eres bueno para insultar! ¿Cuánto maltrato más crees que él iba a soportar de ti?—
Yo hace meses que no lo maltrato—se giró furioso el empresario.
Ni le demuestras que lo amas—le retrucó el CEO.
¡Eso ya no es asunto tuyo! ¿Qué? ¿Te quité una baza para amenazarme?—dijo el egocéntrico Seto con una mirada petulante y se giró de nuevo para irse.
Hace un par de noches iba a llamar a tu hermano para decirle todo pero Joey me detuvo—dijo el ojos avellana a la espalda del otro que inconscientemente se detuvo y volteó. El pelinegro se le acercó hasta que sus caras quedaron muy juntas—Le pregunté que estaba dispuesto a hacer por ti. ¿Y sabes lo que me dijo?—
¡No me interesa! Intentan cubrirse para ver si caigo de nuevo en su jueguito pero no lo haré. ¡Nunca más! ¡Ustedes… pueden irse al infierno los dos!—respondió el castaño alejándose.
Seichirou lo miró irse y se volvió frustrado para encontrar el rostro de Subaru que le observaba callado.
No…--dijo Sakurazukamori.
¡No te excuses! Por alguna razón comienzo a confiar en ti así que no lo arruines y dime la verdad. Porque si me entero que me has mentido…--dijo el ojos verdes y el otro tomó la mano que usaba para apuntarlo.
Wakari mashita (lo entiendo) —dijo el mayor—No cometeré ese error de nuevo. Te lo prometo—
Media hora después, en la oficina de Sei, Sumeragi terminaba de oír el relato.
¡Pobre Joey! Le quiere tanto y sin embargo—dijo el menor conmovido.
¡Es por eso que ese idiota me frustra! No es capaz de ver más allá de sus narices—dijo el ojos avellana.
Yo era como él ayer—dijo Su de pronto.
¡Tú jamás serás como ese tipo! ¡Tú tenías razón! ¡Él no!—respondió furioso el más alto acercándose al otro que de pronto sonrió al ver como pese a la forma en que le había encontrado por su culpa su primo le defendía.
Eso, el estar con él, se lo debía a Joseph. Sentía que debía pagarle el favor.
Voy a hacer algo que tal vez no te guste—le informó al otro que se le quedó mirando.
¿Qué podía hacer Subaru?
Señor Kaiba, el señor Sumeragi quiere verlo—le dijo su secretaria.
Kaiba se sorprendió. ¿Sería el monje? ¿Por qué? ¿Por qué ahora?
Recordando su pelea con su primo se le fue todas ganas de contacto con él así que respondió—¡Dígale que estoy muy ocupado y no puedo atenderle! Si quiere que haga una cita que es la manera de ver al presidente de una compañía—
¡Señor…!—dijo la dubitativa voz de su empleada cosa que le llamó la atención. ¿Qué estaría pasando ahí fuera?—Dice que entrará lo quiera o no porque esta es también su compañía—
¿Cómo?
¿De que está hablando?
Se preguntaba Seto al momento que veía su puerta abrirse y a un Subaru muy serio entrar con su secretaria siguiéndole temblorosa.
¿Qué significa esto?—preguntó el castaño.
Mi primo solo representa los intereses de mi familia en esta compañía y a menos que quiera que mañana mismo sus acciones salgan a precio de oferta en la bolsa va a escucharme—dijo el menor tocando un nervio importante en el ojos azules.
Si las acciones aparecían de pronto en oferta a un bajo precio lograría que la precaria estabilidad conseguida en la empresa se hiciera añicos pues se difundiría el rumor de que algo raro pasaba con ellas y la gente iniciaría una apresurada carrera para deshacerse de las que tuviera presumiendo que ya no tenían mucho valor. Una táctica como esa podía fundir a KC. Ignoraba como ese monje sabía de tal táctica. Tal vez se había asesorado con su primo.
Eso terminaría con el valor de las acciones de su familia. Sus pérdidas serían cuantiosas. ¿Por qué…?—preguntó el mayor.
¿Va a escucharme?—preguntó el otro y sin más remedio Kaiba asintió.