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Juegos de poder por desire nemesis

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Joey había ido a hacer un encargo para Kaiba pero ya se estaba demorando y el impaciente castaño llamó para confirmar que ya estaba volviendo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A varias manzanas del edificio de Kaiba Corp un rubio de ojos mieles oía sonar su teléfono.

 

Mirando la pantalla exclamó—¡Pero que impaciente! Si apenas me detuve un  rato para comprar unas golosinas. ¡Hombre! ¡Seto, si que eres un gilipollas! Después de lo que me hiciste podrías darme un poco de aire—contestó--¿Seto?—

 

¿Qué estás haciendo?—preguntó el ojos azules del otro lado de la línea.

 

Pues eso no se dice porque es de mala educación. Estoy en el toilette—respondió el ingenioso melado.

 

¿Wheeler?—preguntó extrañado el CEO.

 

¿Si?—preguntó el mencionado.

 

¿Te sientes bien?—preguntó el mayor.

 

Si. ¿Por?—preguntó Joseph sorprendido e interesado.

 

Estás hablando en francés. Pensé que podías tener fiebre—dijo el millonario.

 

¡El que debe tener fiebre aquí eres tú!—retrucó el otro molesto--¿De cuando acá tienes sentido del humor?—

 

Bueno. Date prisa y vuelve—le exigió el más alto.

 

¡Al menos dime que me extrañas!—trató de sacar ventaja Joey.

 

¡No es por eso! Tengo un montón de trabajo esperándote lento—dijo Seto sabiendo que el otro se molestaría y disfrutando el ganar la batalla. Cuando lo tuviera en frente le demostraría cuanto lo había extrañado, mientras tanto podía sufrir un poco de los nervios.

 

¿Ya tomaste la pastillita, viejo?—preguntó el molesto rubio para darle por la cabeza.

 

No la necesito—afirmó Kaiba sabiendo lo que vendría.

 

¿Qué rayos crees que haces? ¡Juegas con tu vida, idiota!—le insultó Wheeler.

 

Si quieres que la tome tendrás que venir a dármela—dijo el CEO.

 

Joseph iba a contestar cuando se dio cuenta de que esa frase podía tener un doble sentido.

 

De pronto nervioso, solo contestó--¡Está bien!—

 

Seto en su oficina sonrió satisfecho por haber ganado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué pasaba?

 

Ahora llamaba y comunicaba directamente con el buzón. Seto en verdad estaba molesto con el perro. Habían pasado dos horas desde su conversación telefónica. Pero en verdad estaba más preocupado que molesto. En una ciudad de treinta y seis millones de habitantes la suerte de uno era poca cosa y sería difícil enterarse de un accidente hasta el otro día.

 

Que el teléfono no comunicara era una mala señal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tenía mucho sueño. Quería dormir un solo poco más.

 

¡Deja dormir un poco más, ma! No llegaré tarde a la escuela—prometió a su madre que le sacudía molestamente. Él estaba soñando…

 

¿Qué estaba soñando?

 

¡Ah, si! Que Seto acercaba sus labios a los s…

 

¡Espera un poco! ¿Cómo era que estaba soñando eso?, se preguntó y sorprendido el rubio abrió los ojos de golpe mientras se enderezaba sobre sus brazos ya que estaba durmiendo boca abajo.

 

¡Que suerte que has despertado Joey san!—exclamó cierto ojiverde con alivio, estaba arrodillado a su lado y Joseph había estado tendido en el suelo.

 

¿Subaru san? ¿Qué hace…?—preguntó confundido Wheeler mientras miraba a su alrededor. Estaban en una habitación sin muebles, con una lamparilla en el techo y una puerta cerrada.

 

Me trajeron antes que a ti, supongo. Cuando desperté te estaban lanzando dentro—le informó el pelinegro.

 

¿Lanzando? ¿Qué sucede aquí?—preguntó Joseph.

 

Creo que nos han secuestrado—le informó, para su asombro, Sumeragi.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para su alivio cuando sonó su celular vio que en la pantalla decía “Cachorro llamando”.

 

De inmediato se molestó con el otro. Ya vería cuando…

 

¡Espero que tu excusa sea mejor que un toilette ahora!—gritó Seto.

 

No entiendo de qué estás hablando pero no importa—dijo una voz vagamente familiar desde el otro lado de la línea. No pudo identificarla pero era seguro que no se trataba del perro, lo que le preocupó.

 

¿Quién rayos eres?—preguntó el castaño ocultando su temor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mis jefes creen que eres la persona idónea para este trabajo. ¿Aceptarás?—preguntó el hombre del traje negro.

 

No podría negarme—dijo el pelirrojo viendo la cara en la fotografía.

 

¿Cuanto tiempo necesitas?—preguntó el del traje.

 

No más que un par de días—respondió el de ojos grises. Esta era la oportunidad perfecta para hacerle pagar a Kaiba. De hecho por ello había sido elegido para esa tarea, le explicó el otro.

 

¡Solo hay una condición! Necesitamos que tanto él como Sakurazukamori salgan sanos y salvos de todo esto. Sino los papeles no tendrán valor. ¿Lo comprendes?—preguntó su “cliente”.

 

¡No soy ningún idiota!—se molestó el pelirrojo.

 

 

 

 

 

Y ahora estaba ahí.

 

Habían pasado dos días desde esa conversación y el tenía en la habitación del fondo a las “princesitas” de los jefes de KC por las que pedirían un rescate que sería imposible que Seto Kaiba pagara.

 

Lástima por esos dos, pero si lastimaba tan solo un poco a Kaiba todo eso valía la pena.

 

Digamos que tengo algo que te interesa—le dijo el pelirrojo al que estaba del otro lado de la línea.

 

En otra parte de la ciudad el castaño se sentó en su escritorio.

 

Wheeler.

 

Su mente estaba llena de preocupación pero eso no lo denotó su voz--¿Qué quieres?—

 

¡Ah! Esa pregunta me gusta más—dijo el de ojos grises—Primero que nada ve a buscar a Sakurazukamori—indicó.

 

Un poco molesto el ojos azules preguntó--¿Y eso por que?—Joey no tenía nada que ver con ese tipo y de ser así tampoco quería que le ayudara.

 

Porque a él se le perdió también un cachorro y no me gusta repetir las cosas así que prefiero hablar con los dos—le contestó el otro antes de cortar abruptamente la conversación. Kaiba supo de inmediato de que hablaba.

 

Sumeragi.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Era la quinta vez que intentaba comunicarse con Subaru desde que llegara a la oficina y nada. Estaba irritado y se notaba en su actitud. El ojiverde podía estar perdido y solo en una ciudad que no reconocía mirando al mundo con ojos de 6 años.

 

Dejó su oficina. Nada podía hacer en ese estado. Saldría a buscarlo. Al parque, a cualquier lado. Entró al ascensor y apretó el botón del subsuelo mientras miraba su celular y marcaba el botón verde para volver a llamarlo.

 

Una mano impidió que las puertas se cerraran y él miró con asombro la cara del que había evitado su descenso.

 

¿Estás llamando a Sumeragi, verdad?—preguntó Kaiba y mientras el otro asimilaba sus palabras, aseveró—No creo que conteste—

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué les ha hecho?—preguntó el pelinegro tan preocupado como el otro.

 

¿Hacerles? ¡Nada! No necesito hacerles nada mientras estén conmigo. ¿Verdad? Si ustedes se comportan nada tiene que sucederles. Después de todo están en esa posición por ustedes—dijo la sedosa voz.

 

¡Suéltalo ya! ¿Cuánto quieres?—preguntó el fastidiado CEO.

 

Tú siempre crees que todo se soluciona con dinero. ¿Verdad Kaiba? Pero esta vez es distinto. Los quiero a ti y a tu amigo en cierto lugar a cierta hora o de lo contrario vuestros amiguitos dormirán con los peces—amenazó el del otro lado—Hasta la próxima. ¡Estén atentos y no llamen a la policía si quieren volver a saber de ellos!—

 

No tan rápido. Quiero oírles. No sabemos si de verdad estás con ellos—dijo Seto tratando de ganar tiempo. La llamada se cortó y a ambos se les fue el aire.

Notas finales:

Espero les guste este nuevo problema

en unos caps mas se acaba el fic

quiero que disfruten de este tal vez mi ultimo fic

pues ya parece que no gusta tanto mi trama

gracias a Yare todo esto sigue en pie

GRACIAS YARE

ja ne

^^


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