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Juegos de poder por desire nemesis

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Lo dos eran hombre de negocios por lo que sabían que volverían a llamar.

 

Él parece conocerte—dijo Sakurazukamori a su asociado al recordar como el secuestrador había hablado de él.

 

Su voz se me hace conocida pero la verdad es que no logro recordar quien es su dueño—contestó Kaiba tratando de hacer memoria.

 

Sería de gran ayuda saber con quien estamos tratando y que quiere en verdad—dijo Seichirou.

 

Él nos dirá lo que quiere—aseguró Seto.

 

El teléfono sonó de nuevo y el castaño se apresuró a tomar el móvil--¡Hola!—

 

Hola—contestó la voz de Wheeler desde el otro lado siendo un alivio para el ojos azules.

 

¿Estas bien?—preguntó el CEO.

 

Seguro—contestó con sarcasmo el otro lo que alivió más al empresario. Si estaba con esos ánimos era que su situación no había empeorado—Quiere que le dé el teléfono a Subaru san así que pon a Seichirou san en la línea—dijo con tono seco el rubio.

 

¿Wheeler?—llamó su atención el ojos azules.

 

¿Qué?—preguntó de mal talante el ojos mieles.

 

No hagas una de las tuyas. Voy a sacarte de ahí—dijo Kaiba.

 

No prometo nada—se despidió el mensajero.

 

Seto pasó el teléfono a Sei.

 

¿Hola?—preguntó la voz de Subaru desde el otro lado de la línea.

 

Hola—respondió Sakurazukamori--¿Cómo estás?—

 

Bien. No te preocupes—trató de tranquilizarlo el otro y el ojos chocolate sonrió porque el otro pese a lo que estaba pasando se preocupaba por él.

 

Solo espera. Voy por ti—le aseguró el mayor.

 

Sei no creo que sea buena idea—dijo su primo y el más alto frunció el entrecejo—Esta gente es…--entonces se notó que le arrancaban el teléfono y la voz de antes mandaba que les encerraran.

 

Espero que estén contentos con esta prueba porque es lo único que tendrán. Ahora… a los negocios—dijo la voz y pasó a explicar el trato.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Frente a ambos estaba el almacén del que les dieron noticia la última vez que les llamaron mientras recorrían la vía de más difícil acceso en Tokio. Bajaron a la bahía y se detuvieron ante las puertas marrones del viejo almacén antiguamente usado por el gobierno americano y con las pintadas características de la armada donde se leían cifras mezcladas con números.

 

Las puertas se abrieron y dos jóvenes con armas semiautomáticas apuntándoles aparecieron. Se aseguraron de que no hubiera nadie más, luego los entraron para dentro cachearlos. En el interior del almacén habían construido reparticiones. Más tarde les llevaron ante una puerta la cual se abrió muy despacio al parecer de los socios que al entraron divisaron una enorme pecera en la pared opuesta. Estaba llena de agua más no tenía peces.

 

En medio de la habitación un pelirrojo al lado de una mesa les saludó.

 

¡Buenas  tardes, señores!—dijo.

 

¡Tú!—le gritó Seto.

 

¿Lo reconoces?—preguntó Seichirou.

 

Si. Se llama Alistair. No se porque me sorprende verlo aquí—dijo el castaño.

 

¿Por qué…?—trató de preguntar el pelinegro.

 

Una triste historia de separación de dos hermanos de la que fue culpable KC cuando estaba en manos de mi padre—resumió el ojos azules.

 

Si. Una triste historia—repitió el ojos grises con voz sombría y una sonrisa torcida que combinaba con unos ojos asesinos dirigidos directamente a Kaiba.

 

Así que todo esto es por KC. Ni Subaru ni Joey tienen nada que ver con lo que hiciera la empresa antes de que trabajaran en ella. Nosotros podemos…--dijo el ojos chocolate.

 

Ustedes pueden hacer exactamente lo que yo diga u olvídense de sus “amiguitos”—dijo Alistair apuntando a una puerta sobre el rellano de una escalera que estaba al lado de la pecera. Por ella aparecieron Subaru y Joseph con dos tíos más que les apuntaban.

 

Uno le dijo al par--¡Al agua!—

 

¿Estás bromeando, viejo? Yo no me tiraré ahí—dijo el rubio apuntando a la pecera.

 

Tal vez debamos hacerlo Joey. Es solo agua. No le hagamos más difíciles las cosas a…--dijo Sumeragi.

 

Yo no dejaré que un par de tarados me…--es todo lo que pudo decir Wheeler mirando al pelinegro mientras apuntaba con su dedo a los raptores pues uno aprovechando su distracción le golpeó en la cabeza con la culata de su arma, haciéndolo caer al agua. El otro no esperó a que el ojos verdes reaccionara y lo empujó dentro.

 

Una enorme pieza de metal que descansaba sobre la pared al lado de la pecera y que estaba unida a ella por dos gruesas bisagras fue cerrada sobre la boca del implemento vidriado.

 

Con desasosiego los empresarios vieron que no quedaba espacio de aire dentro del monumental objeto.

 

Ellos se ahogarán en tres minutos si no firman esto—dijo el pelirrojo apuntando a los papeles.

 

Sei no lo pensó, tomó el estilógrafo y comenzó a firmar. Seto miraba como hipnotizado la imagen de esos dos bajo el agua sacudiéndose y golpeando la puerta cerrada sobre sus cabezas. A ese ritmo tendrían menos de tres minutos de vida.

 

¿Y que harás Kaiba? Este documento  nos cede tus acciones en Kaiba Corp, si lo firmas perderás lo que has luchado tanto para retener—dijo con una sonrisa malvada el ojos grises.

 

Seto lo miró con enojo y el sonrió más ampliamente para luego quedar con la boca abierta cuando el castaño tomando la estilográfica dejada por Seichirou firmó también en la línea punteada.

 

Algo de enojo brilló en los ojos del otro.

 

Bien. Ya firmamos. ¡Sácalos de ahí!—le gritó Seto.

 

¿Qué? ¿Y arruinar mi venganza? Quiero verte perder a alguien que te importa Kaiba—dijo Alistair con una mirada de odio sin precedentes—El otro no es nada personal, es daño colateral—se refirió a Subaru.

 

Uno de los guardias tomó a Sakurazukamori que ya se le iba arriba al pelirrojo y con su mano libre puso un algodón sobre su boca y nariz.

 

Ambos empresarios adivinaron lo que era.

 

Cloroformo.

 

Se me ordenó dejarlos vivos y… negocios son negocios. Ya tendré tiempo de verte sufrir—dijo el ojos grises.

 

 

 

 

 

 

 

 

Joey daba con los puños contra el vidrio con fuerza inaudita buscando quebrarlo sin lograrlo y sus fuerzas ya comenzaban a menguar.

 

De pronto vio como aprisionaban a Sei poniendo algo en su boca y este luchaba. Intentaron hacer lo mismo con Seto pero con una técnica de Judo  este lo derribó y se fue por el pelirrojo.

 

El rubio observó con horror como el pelirrojo sacaba un arma y le disparaba a Kaiba, este caía al suelo y se quedaba quieto.

 

Trató de gritar pero el agua no le dejaba. A su lado Subaru había dejado de moverse y la agonía de la falta de aire se hacía intensa para él hasta que sus fuerzas le abandonaron y sus ojos se cerraron haciéndolo quedar quieto en el agua fría.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué hacemos ahora?—preguntó uno de sus esbirros.

 

¡Quememos el lugar! Que no queden huellas de nada—dijo Alistair mirando el cuerpo de quien fuera su enemigo.

 

Pero nos dijeron…--dijo el otro.

 

¡Idiota! ¿Crees que nos pagarán después de esto?—preguntó apuntando al cuerpo caído debajo del cual comenzaba a aparecer una gran mancha de sangre.

Notas finales:

Espero sus revs

moriran todos?

los salvo o no?

esto puede convertirse en una tragedia

ja ne

0.0¿?


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