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Juegos de poder por desire nemesis

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Abrió los ojos y descubrió que estaba en un cuarto de hospital.

 

¿Qué había sucedido?

 

Había una persona a su lado, volteó la cabeza, era Subaru. Se alegró de que estuviera bien. De algún modo todo había salido bien. Sonrió.

 

¿Y Seto?—preguntó de pronto preocupado. La última imagen que tuviera del castaño era aterradora.

 

Para su pasmo el otro no le respondió y desvió los ojos, su mirada era de desconsuelo.

 

Entonces lo supo.

 

¡No!—salió de su boca.

 

El otro lo miró a los ojos y vio que no había dudas en los verdes.

 

Seto estaba muerto.

 

Tengo que verlo—dijo.

 

No podría creerlo hasta verlo él mismo.

 

El otro pareció entender porque asintió como preparándose para guiarlo y él sacándose el suero antes se levantó de la cama y salió de su habitación tras él.

 

Eran dos puertas vaivén con ventanillas en ellas. Junto a ellas estaba escrita la más aterradora de las palabras.

 

“MORGUE”

 

Miró por una antes de empujar la puerta y la imagen se mantuvo aún después de dejar de mirar por la ventanilla y mirar en directo.

 

Estaba en una camilla de acero, una sábana tendida le tapaba de los hombros hasta los pies, los cuales estaban descubiertos y del dedo de uno de ellos pendía una tarjeta de identificación como las que usaban en las películas solo que esto no era una película, esto era real, se recordó Joey mientras caminaba hasta el inusualmente pálido Seto que mantenía sus ojos azules cerrados.

 

Estaba solo en medio de esa gran habitación.

 

Solo.

 

Como abandonado ahí.

 

Las lágrimas comenzaron a fluir cuando llegó a su lado.

 

Podía sentir la lastimosa mirada de Subaru a su espalda pero no le importó. Tomó a Seto entre sus brazos y lo abrazó fuerte mientras lloraba como nunca lo había hecho. Gritos espasmódicos escapaban de su boca mientras el frío de ese cuerpo rígido que tenía junto a sí le traspasaba el corazón.

 

Había perdido a Seto para siempre y no era algo que pudiera soportar, comprendió en ese momento. Era un dolo agudo, era peor de lo que había imaginado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lágrimas abundantes empezaron a manar del rostro que hasta hace instantes permanecía plácido y una mano se agarrotó, apretando con fuerza sobre las sábanas.

 

Seto se sorprendió y alarmó e hizo lo que le indicaron que no debía hacer. Sacudió al paciente que yacía en la cama de hospital.

 

Este abrió los ojos y lo miró con asombro para después pronunciar una pregunta muy fácil de responder.

 

¿Seto?—

 

El rubio le abrazó con todas sus fuerzas mientras las lágrimas antes derramadas aún cruzaban sus mejillas.

 

¡Deja eso! Te hará mal—indicó el más alto mientras pugnaba porque se recostara de vuelta.

 

¡Déjame así! Quiero sentir tu latido. Se siente genial—dijo el ojos mieles para sorpresa de Kaiba. El ojos azules no sabía exactamente que había soñado el otro pero definitivamente se refería a él y no le pasaba nada bueno ahí. Su brazo en cabestrillo le molestaba y la herida y las costillas rotas le atormentaban pero nada dijo. Por tener a su cachorro de vuelta era un pequeño precio.

 

Cuando Wheeler se sentó y abrazó a Kaiba los electrodos en su pecho que vigilaban sus latidos fueron arrancados y una alarma sonó en la enfermería por paro cardíaco al no recibir lectura.

 

Las enfermeras que entraron a la sala de cuidados intensivos, donde el muchacho que se había ahogado permaneciera en coma durante esas dos semanas, pudieron ver un espectáculo algo desconcertante. El paciente a quienes acudían a revivir en realidad estaba muy vivo y abrazaba a su acompañante con todas sus fuerzas.

 

 

 

 

 

 

El castaño le contó todo. En verdad había llevado su teléfono comunicando todo el tiempo y así su hermano lo había localizado con la tecnología de Kaiba Corp y dado su ubicación a la policía al tiempo que escuchaba todo lo que pasaba en ese almacén.

 

Todos habían sido aprendidos.

 

Pero Alistair no había revelado la identidad de su empleador.

 

Subaru y Seichirou se estaban tomando un descanso y Seto, aunque no se lo dijo había permanecido a su lado todo ese tiempo separándose solo para lo esencial.

 

¿Qué…?—trató de preguntar el rubio apuntando al brazo en cabestrillo del ojos azules, una vez fueron acomodados de nuevo los electrodos y tomado su presión. El doctor vendría pronto, les indicaron.

 

Un par de costillas rotas y un agujero limpio. No afectó ningún órgano—respondió el castaño y el otro suspiró con alivio.

 

¿Dos semanas ah?—preguntó el ojos mieles mirando al techo—Me atrasaré mucho en la Universidad—

 

Kaiba no sabía si sonreír o molestarse.

 

Despacio se acercó al que permanecía en cama y se aproximó a su rostro.

 

¿Qué pretendes?—preguntó Joey con una ceja levantada y una mirada de espanto.

 

Tus labios. Los quiero míos—dijo antes de apoderarse de ellos el CEO.

 

¡Se… to! Pue… den ver… nos—dijo entre movimiento y movimiento de las bocas Wheeler.

 

No me im… por… ta los ne… ce… sito—le respondió Kaiba de la misma manera.

 

¡Deja eso ya! –dijo después de un rato de besarse el ojos mieles. Se sentía algo cohibido.

 

Si te sientes así estando solos… ¿Cómo harás en una habitación llena de gente?—preguntó de pronto Seto.

 

¿Llena de gente?—preguntó entrando en pánico Joseph. ¿Qué estaba pensando hacer ese degenerado?

 

En las bodas suele haber gente. ¿No?—preguntó el otro para su sorpresa.

 

La cara de Joey decía a las claras: “…procesando…”

 

Seto sonrió zorrunamente y acercando su boca al oído del otro y le dijo—Recuerda que dije que te quiero mío y no bromeo. Voy con todo a por ti—

 

Esas palabras hicieron vibrar las fibras mas hondas del rubio y se dejaron notar en el sonido del monitor cardíaco.

 

Cuando volvieron a verse a los ojos le dijo al castaño—Debes estar bromeando—

 

Wheeler… sabes bien que yo no bromeo—dijo el ojos azules y perdido en ellos, el melado tuvo que admitir que lo sabía. Seto Kaiba jamás bromeaba, ni retrocedía, ni cedía en algo que consideraba suyo.

 

¡Es una idiotez! Si hiciste alguna clase de promesa yo…--Joseph iba a decir “te absuelvo de ella”  pero el otro le cortó.

 

Al único que voy a hacerle una promesa es a ti—dijo el castaño muy serio.

 

¡No puedes…!—el rubio iba a decirle “¡No puedes hacerlo” pero de nuevo se vio cortado.

 

¡Claro que puedo! ¡Yo puedo hacer cualquier cosa para que te quedes a mi lado!—dijo Kaiba cortando el habla de Wheeler.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“¡Es una reverenda idiotez!”, se repitió el melado observando aún el anillo en su dedo anular. Era plateado, fino sin ser delgado y tenía gravados que lo hacían parecer antiguo.

 

Seto se lo colocó sin que se diera cuenta y para cuando lo hizo ya se había ido.

 

Después de ese último beso que le diera y esas palabras…

 

“¡Yo puedo hacer cualquier cosa para que te quedes a mi lado!”

 

¡Maldita sea!

 

Su cabeza era un embrollo mientras sus manos temblaban.

 

Casarse.

 

Con Seto Kaiba.

 

Jamás en sus locos sueños pensó que le sucedería eso.

 

Si hasta  hace un par de meses ni se soportaban.

 

¿Cómo es que el mundo había cambiado tanto en tan poco tiempo?

 

Kaiba volvió con el doctor que se puso a examinarlo mientras el paciente miraba con mala cara al intruso.

 

Se despidió del galeno con una falsa sonrisa y la noticia de que le enviarían a una sala particular.

 

Ni bien el médico cerró la puerta Joseph dijo--¡Eres un idiota!—

 

Con que esto me gano por haberte cuidado este tiempo—dijo el ojos azules.

 

¡No te hagas el bobo! Sabes de que hablo. ¿Qué significa esto?—exclamó el melado tocando con un dedo el anillo en su mano.

 

¡Que eres mío!—contestó el castaño.

 

“¡Y lo dice tan fresco!” exclamó internamente el rubio con ojos asombrados.

 

¡Escucha! Esto tiene que terminar que para chanza ya fue bastante—dijo enérgico el mensajero.

 

El otro se le acercó hasta que sus caras quedaron a milímetros la una de la otra--¿Por qué no puedes creer que hablo en serio?—preguntó.

 

Porque… va en contra de tus principios—dijo el rubio todo ruborizado. La cercanía del otro le producía eso.

 

Mi único principio es que lo mío me pertenece y lo demñas no importa—le dijo Seto poniendo su mano en la nuca del otro.

 

“Tipico de él” alcanzó a pensar Wheeler antes de que el aliento le fuera sustraído por el otro en un beso.

 

Pero así le quería.

 

Egocéntrico. Celoso. Posesivo. Intenso.

 

Sino no sería Seto Kaiba.

 

De los besos pasaron a las caricias y cuando una mano del castaño se introdujo entre las sábanas y subió por debajo del pijama del hospital Joseph exclamó--¡Para! O nos verán—

 

¿Y que importa si nos ven? Eres mío—aseguró con total desfachatez el ojos azules.

 

Seto—Wheeler trataba de luchar con lo que en verdad le provocaba la situación. Es que no era el lugar apropiado.

 

Sabes lo que mi nombre en tus labios me provoca. ¿Cómo quieres pararme de esa manera?—dijo Kaiba.

 

No podía haber dicho nada más sexy al oído de Joey y eso hizo que la subsiguiente reacción al tacto en su entrepierna fuera más intensa y estremecedora.

 

Aferró con sus uñas los hombros de aquel que lo tocaba en una sala de hospital donde una enfermera o un médico podía atraparlos. Y lo hacía sin mesura ni miramientos. El melado se arqueó y boqueó gemidos cada vez más suaves por la falta de aire pues la sensación era tan intensa.

 

De pronto todo se volvió blanco y se relajó en los brazos de su amante.

 

¿Por qué… lo haces?—preguntó casi sin aliento, relajándose en los brazos del ojos azules.

 

Porque eres mío—fue la sencilla respuesta de él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aún no entiendo. ¿Por qué no lo hablaste conmigo?—preguntó Seichirou.

 

Planeaba decírtelo cuando volviera. Estaba demasiado nervioso para decírtelo por teléfono.—admitió Subaru.

 

Habían llegado al apartamento luego de pasar a ver a Joey. Ambos estaban preocupados por el rubio. Había quedado en coma. Sumeragi por su parte corrió con más suerte. Hoy le habían dado el alta. Faltaban dos semanas para que el rubio despertase.

 

¡En fin! No tenías que haberlo dicho—dijo el más alto y el otro volteó. ¿Acaso Sei no quería que lo supieran? ¿Se avergonzaba?—Esto te hará las cosas más duras con tu familia—añadió el otro aliviando al menor. Se estaba preocupando por él.

 

Era lo correcto—dijo el ojiverde para asombro del ojos chocolate que le miró de hito en hito—Además, yo, quería demostrarte que yo también… voy en serio en esto—dijo cruzando la habitación hasta el otro que le recibió con los brazos abiertos y le besó con ternura.

 

 

Notas finales:

^^

gracias por sus revs de apoyo

el prox cap sera el último

pero no aw preocupen

porque hare otro

llamado

LAS VEGAS TOUR

no adelantare nada salvo que sera de humor

^^

mata ne y otra vez

arigatou


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