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Sangre Vongola por sukichoco

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo y lamentamos la tardanza!

Sukichoco: bueno ya saben que el trabajo y la escuela, etc… bla

Lorepollo: en efecto, este capítulo en compensación tiene Lemon y es un poco más largo de lo habitual, creímos que con esto era compensado todo el tiempo perdido.

Sukichoco: en fin ¡¡DISFRUTEN!!

Sangre Vongola

 

16.- Flashback

 

 

En un lugar aún desconocido.

 

 

Con coraje se lanzó de espaldas a la cama y con frustración se tapó con las sabanas. Su desnudez no le gustaba por lo que siempre se vestía de aquellas sábanas blancas, sus raptores ni siquiera habían ido a visitarlo desde que le dieron la noticia más grande de su vida y ya habían pasado dos días desde entonces. Tan solo iban algunas personas que lo ayudaban a llegar al baño y darle de comer.

 

Con lágrimas en los ojos se tocó el estómago y suspiro. Luego se reincorporo y continúo su anterior cometido. Liberarse de aquella cadena.

 

- Te sacare de aquí – susurro con determinación en sus ojos. – conocerás a tus padres y seremos felices.

 

Cayó una lágrima de su fino rostro sobre la cadena, las ganas de llorar comenzaban a llegar a él, antes ni siquiera tenía miedo, pero ahora, lo único que quería era salir de ese lugar. No tenía ni idea de donde estaba pero de algo estaba seguro,  sus amados Kyoya y Mukuro lo rescatarían.

 

- pronto vendrán – sonrió amargamente y acaricio su estómago con dulzura. – Ellos son increíbles, nos rescataran – más que asegurarle eso a su futuro hijo, se convencía a si mismo de sus propias palabras.

 

 

Flasback

 

BORA BORA

 

- uhh – abrió los ojos y fue cegado al instante por la luz del sol mañanero que entraba por el ventanal frente a su cama.

 

Confundido  o más bien aturdido, se levantó de la cama, sin recordar que no podía hacerlo. Cayo de inmediato arrastrando algunas sabanas con él,  tenía un intenso dolor en su parte baja, se tocó el trasero inocentemente, sin ver que aquellos tipos que lo habían dejado en ese estado, entraban por la puerta con una charola y un desayuno hecho exclusivamente para él.

- Kufufu ¿puedes levantarte? – preguntó un poco burlón.

- ¡cállate! – ordenó Tsuna evidentemente avergonzado, ni siquiera podía recargarse en sus rodillas ya que estas flaqueaban y lo hacían caer estrepitosamente. Además de que estaba absolutamente desnudo.

- ¿deseas que te ayude? –el azabache ni siquiera espero por una respuesta, camino hasta su lado, lo enredó en una sábana y lo cargo entre sus fuertes brazos para llevarlo al balcón de la habitación, donde había un pequeño y lindo comedor para tres personas.

 

Con un cojín entre su trasero y la silla, logro sentarse. Con incomodidad en su cara, intento parecer fuerte, provocando que pusiera una extraña cara que les hizo gracia a sus dos amantes.

- callen – ordeno intentando parecer molesto.

- Come Tsunayoshi – hablo Hibari, con una sonrisa que no pudo evitar, al ver a su castaño con un puchero tan lindo.

- bueno.. – la verdad es que no tenían que rogarle que lo hiciera, ya que su estómago rugía terriblemente.

 

Miro el desayuno que sus amados le habían preparado y tuvo que contenerse por no reír y llorar al mismo tiempo de felicidad, sobre todo de su torpeza. Era apenas un plato llano con una parte llena de fresas cortadas por la mitad y del otro lado unos extraños, pero muy bonitos, panes tostados con forma de corazón.

Inconscientemente sonrió, seguramente lo habían comprado y lo hicieron pasar como que ellos lo habían hecho. Siguió mirando su apreciado desayuno; junto al plato principal había un pequeño plato hondo, con más fresas partidas a la mitad; una taza de café y al lado de esta un pequeño tazón con  crema; mantequilla en un pequeño platito; mermelada de zarzamora en su frasco y; un tenedor, un cuchillo y una cuchara.

Sin preguntar nada, preparo su café, le agrego algo de crema y luego lo revolvió con la cuchara. Tomó una fresa y me la metió a la boca, era dulce y muy deliciosa. Untó un poco de mantequilla en uno de los panecitos  y lo mordió mientras los miraba.

Todo el ambiente era gracioso y muy hermoso para su vista, aunque esos dos quienes ahora eran unos lindos caballeros, habían sido unos verdaderos salvajes al penetrarlo al mismo tiempo. Se sonrojó al recordarlo.

- ¿Te gusta? – preguntó el guardián de la niebla, mientras se robaba una de las fresas cortadas y se la comía.

El castaño asintió mientras untaba mermelada a otro pan para así comérselo.

- es delicioso – comió su pan con mermelada.

- Hmp – sonrió de lado Hibari quien lo veía encantado de la vida, su dulce castaño sonreía de manera armoniosa, aunque ayer estaba llorando de dolor.

Acaricio su mejilla, provocando sorpresa en el menor, luego sus mejillas se acaloraron y entonces, sonrió iluminando a los presentes.

- Te amo – dijo serio Hibari, estaba embriagado de su lindo amante.

- ¿hmm? – murmuró y luego le sonrió – y yo a ti Hibari-san- acaricio su mejilla.

- Kufufu y ¿a mí? – pregunto el ignorado Mukuro

- te amo Mukuro – le sonrió de la misma manera que a Hibari. El ilusionista tomo su otra mano e hizo que acariciara su cara.

 

De pronto y sin previo aviso, ambos semes se lanzaron a besar su cuello con dominio.

- esperen – el castaño que no podía con dos hombres en su delicado cuello, dejo caer su pan tostado al suelo.

- mmm – mascullaron los dos que lamian su cuello, después de todo Tsunayoshi era el ser más dulce y delicioso que había en la faz de la tierra.

- ¡Por favor! – rogo

- vamos a hacerlo de nuevo – dijo Mukuro mientras emitía una pequeña sonrisa de lado.

 

Sin más que decir el azabache lo tomo entre sus brazos nuevamente y lo lanzo a la cama con violencia, esta vez, ninguno de los semes se podían quedar afuera.

Lamieron de nuevo su cuello mientras cada uno tomaba una de sus manos para entrecruzar sus dedos.

Sus lenguas expertas bajaron hasta aquellos lindos pezones rosados que sin haber recibido ningún tratamiento, comenzaban a endurecerse.

Jalaron con sus labios aquellos botones, los chuparon, lamieron, succionaron, todo con la finalidad de despertar aquel lado oscuro de su ángel.

- Ahh – gimió, ahora todo dependía de su resistencia.

 

La lengua de Mukuro en su cavidad, le dificultaba respirar, más porque la nube se encontraba tratando su pequeño miembro. Las sensaciones que recibía  de las dos partes, era placentera. La lengua de Hibari, le provocaban choques eléctricos en todo su cuerpo, la lengua de Mukuro, le provocaba un doloroso y rápido palpitar en su corazón.

Con lágrimas de placer en los ojos, se rindió.

 

- Delicioso – sonrió Hibari, mientras se lamia los labios con voz y una sonrisa sensual.

- Kufufuf – por fin el ilusionista lo dejo respirar.

Los jadeos eran incesantes, ¿Cómo respirar con normalidad?

- Levántate – le ordenaron.

Con la cabeza vacía de pensamientos y razón, hizo lo que le ordenaron y con timidez y bastante mareado, se levantó. Ahora el dolor de su cuerpo no significaba nada, era más fuerte el calor y el deseo que tenía.

Rápidamente, los guardianes se colocaron de tan manera que lo aprisionaban. En un veloz movimiento, Mukuro que se encontraba frente a él, lo cargo. Su miembro rígido, entro a aquella entrada, que no necesitaba ser lubricada.

- ¡¡aah!! – sus lágrimas por fin salieron y cayeron hasta su mentón, de ahí, cayeron a su propio pecho.

- Aquí vamos de nuevo – el menor asintió con la cabeza hirviendo y con el deseo de que su amado Hibari entrara también.

 

Sus carnes, se estiraron por completo, sus uñas se enterraron en la espalda y nuca de Mukuro, quien solo sonreía al ver a su amado en tal estado de deleite.

- Kyo… ¡aah! – gimió, al sentir como Hibari, presionaba para entrar hasta lo profundo de él, ahí donde Mukuro se encontraba.

Finalmente y satisfechos de su estadía tan cálida en aquel cuerpo tan inocente, iniciaron con movimientos suaves, casi nulos, no salían ni entraban, solo parecían girar, parecía que indagaban dentro de él.

- aah ah ah! – su miembro despertó, aquella zona, le ardía, le provocaba cosquilleos, era una tremenda explosión de sensaciones.

 

Paulatinamente y al mismo tiempo, los dos semes retrocedieron y luego entraron de nuevo con violencia.

- AAH – Gritó de dolor, dos falos tan grandes como los que tenía dentro, era algo tan doloroso que solo él podía aguantar sin desmayarse.

 

En un intento abusivo, Hibari tomo la barbilla de su amado y la volteo a sí mismo, para darle un beso. Su corazón latía como loco, su cuerpo se calentaba cada vez más, se entumecía y estremecía a cada pequeño movimiento de sus queridos guardianes.

Mientras Hibari lo besaba, Mukuro audazmente, masajeaba su pequeño miembro y chupaba uno de sus pezones.

Todo aquello, provocando el más lindo, tierno, provocador, inocente, etc., sonrojo en las mejillas de su castaño.

 

Su mente desapareció, tenía tanto placer y deseo en su mente que parecía un muñeco caliente, el ambiente se tornó húmedo y caluroso, el vapor de sus cuerpos era sofocante, el sol que marcaba casi el mediodía iluminaba aquella hermosa habitación, el olor del lugar era del más vil sexo.

Sus corazones latían al compás del otro, simplemente sabían lo que tenían que hacer por puro instinto.

 

- ¡Agh!

- ¡Ahh!

- ¡AAHH!! – gimieron al mismo tiempo para dejar correr aquella semilla blanquecina. Quizás lo recordaron fugazmente en ese instante, pero lo ignoraron. Fue en ese instante en el que ese líquido se regaba por el trasero de Tsuna, el momento en el que había quedado preñado.

Tsuna quien estaba a punto de desmayarse, logro por propia iniciativa, darles un pequeño beso en los labios a sus amantes para luego caer rendido entre aquellos cuatro brazos que siempre lo protegían.

 

Fin del Flashback

 

Con un pequeño sonrojo en sus mejillas, sonrió, la imagen le llenaba de confianza, los conocía, esos dos hombres no se quedarían con los brazos cruzados. Sabía que ahora mismo, los padres de su futuro hijo estaban desesperados y llenos de angustia para hallarlo.

Con eso en mente, volvió a su objetivo, romper esa maldita cadena.

 

 

 

Mansión Vongola.

 

 

- ¡IDIOTAS!- grito el ex arcobaleno enfadado, tenía una llamada por teléfono

- kufufu, aun y cuando te hemos informado de algo tan importante ¿nos insultas? – protesto Mukuro, quien estaba al teléfono.

- Iré – advirtió el sicario

- como quieras, para cuando llegues, nosotros ya habremos rescatado a Tsunayoshi –y colgó

 

Con fastidio y sobre todo un gran odio en su cabeza, corrió a su coche para salir en busca de su alumno, sin siquiera avisar a los demás guardianes.

Aquellos “caballeros”, como les decía Tsuna, habían hallado el escondite donde lo tenían, ahora se encontraban caminando hacia aquel lugar, a aquella mansión francesa, situada cerca del mar, en un peñasco. El aire era fuerte y las nubes negras tapaban al cielo.

- ¿Estás listo Ave-kun? –pregunto Mukuro, quien iba vestido, con jeans, botines, camisa azul cielo y un abrigo blanco.

Hibari quien vestía  jeans, zapatos negros, camisa negra y un abrigo blanco que solo se sujetaba de sus hombros, ni se inmuto en responder, activo sus llamas y roll salió, para ir a un lado de él. Mukuro invoco a Mukurou y camino con su tridente junto al azabache. Ambos emanaban una fuerza, determinación y coraje únicos. Estaban listos para rescatar a su princesa.

 

CONTINUARA…

Notas finales:

Gracias por leer y nos leemos dentro de dos semanas, esperamos sus -por lo menos- 8 reviews con emoción.

Las queremos y bueno el próximo capítulo, esperamos hacerlo muy explosivo jajjaja

Nos leemos pronto :D

Byeee~~~


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