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Rumbo a la guillotina por CrystalPM

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Notas del capitulo:

Ay ay ay. No puedo más que decir que lo siento!!! He tardado un mes exacto en publicarlo ¡Lo siento! PUF QUE PESADILLA!!!! Lo que tenía que escribir era mucho más largo de lo que yo esperaba y simplemente me bloqueé. Me he tirado la mitad del tiempo que escribía pensando "Díos mío, por qué hago esto si es una completa mist T.T". Seh, crisis de inspiración, persona insegura o simplemente una vaga de remate, llamadlo como querais

 

El caso es que por fín está. Por fin acabé. Agradecerselo tod@s a una amiga mía que me ha estado dando la tabarra para que lo terminase ( seh, si no fueses tan pesada no lo habría heho cariño. Arigato)

Antes de terminar esta última nota del capítulo me gustaría dedicarle este cap a  InfernalxAikyo. Gracias por comentar siempre y darme tu opinión. De verdad que significó mucho para mi y me alegraban tus comentarios ^^ Por eso te lo quería agradecer y te dedico el capítulo más largo que he escrito a ti (?) ¡Muchas gracias!

Y ya está. Me doy por terminada y vencida. No creo que ni pueda corregir las posibles faltas ahora mismo. Tengo que esperar unos días a hacerlo o me dará un ataque. Llevo demasiado tiempo encerrada aquí escribiendo ( En serio, llevo por lo menos tres horas seguidas aquí con el maldito capítulo y eso que ya tenía la mitad hecha!!!!!!)

 

Ale ya está. Desmayo a la cuenta de 3....2....1

Disfruten y gracias por haber estado conmigo hasta el final.



James parpadeó intentando acostumbrar los ojos a la oscuridad que acechaba en la habitación. Poco a poco fue vislumbrando las botellas tiradas por el suelo, los papeles y libros por todos lados, plumas, tinta, carteles, planos y quién sabrá que cosas. La única luz que iluminaba la sala era la de una tosca vela situada en una mesa de escritorio ( acorde con el desorden de la habitación) que curiosamente era roja y no amarilla como James acostumbraba a ver. Iluminada por la extraña llama podía ver el perfil de la chica a la que llamaban la líder. De facciones rudas y angulosas, aquel rostro mostraba que no se le podía contradecir. Una sonrisa casi malévola asomó entre los labios de la chica.
-Es un placer conocerle comandante- ¿Aquello que había en su voz era burla? Los ojos de Jenna dejaron de centrar su atención en la llama roja para posarlos en James. Unos ojos completamente negros-¿Disfrutando de los preparativos para la ejecución del asesino de tu padre?. James se tensó y antes de que pudiese evitarlo el bufido ya se escurría entre sus labios.
-Obviamente si estoy aquí es porque no estoy disfrutando ¿No crees?- La líder se carcajeó cruelmente y se levantó del asiento que ocupaba al lado de la mesa.
-Veo que no estas de demasiado buen humor, seamos directos ¿Qué puedo ofrecerte? - James lo vio realmente claro. Aquella chica estaba disfrutando. Disfrutaba el hecho de que un comandante de la mismísima guardia real acudiese a ella en contra de su reino, pero no tenía muchas opciones. Se limitó a decirlo claramente.
-Quiero que detengas la ejecución- La carcajada de Jenna esta vez fue seca y alta.
-Me agrada saber que piensas que tengo tanto poder soldadito, pero no veo por qué debería hacerlo.- El soldado se acercó al escritorio para quedar frente a ella.
-Porque si tienes mi ayuda tendrías mucho más éxito para conseguir tu propósito. - La chica le miró peligrosamente durante unos instantes.
-¿Y cuál es mi propósito?
-Karrick- afirmó el muchacho con total convicción. Triunfante pudo ver como la chica apretaba el puño sorprendida-¿ Le odias verdad? Ambos le odiamos
-Ese hombre está haciendo demasiadas cosas en contra del pueblo. Tú padre al menos era buena gente Hook, cerrado de mente y estricto, pero los ha habido mucho peores.- la voz de la chica sonaba dura y fría. Destilaba casi tanto odio como su mirada.
-Si os ayudo tendrías muchas más posibilidades de rebelaros en su contra y así…- el golpe en la mesa le hizo callar.
Que bonito, el soldado fiel traicionando a su patria para unirse a los rastreros- ¿Acaso esa chica no podía decir algo sin que destilase odio?- ¿Por qué debería creerte?¿Qué ganarías con eso?.
El castaño se removió incómodo.
-Ya lo he dicho, solo quiero que se detenga la ejecución.- Jenna entrecerró los ojos recelosa.
-¿Por qué?
-Eso es irrelevante
-Entonces no hay trato- James apretó la mandíbula con fuerza y Jenna le dedicó aquella sonrisa nada agradable. Al final con un suspiró lo soltó.
-La persona a la que están a punto de matar es el idiota al que amo ¿Contenta?- El silencio inundó la sala por tanto tiempo que James se preguntó si la chica seguía consciente.
-…¿ En serio esperas que me crea eso? - el soldado soltó un quejido de desesperación y se llevo la mano a la cara.
-Esto nos va a llevar mucho tiempo…


Christian entrecerró los ojos al sentir como los rayos de luz irrumpían en la mazmorra. Llevaba tanto tiempo a oscuras que el más leve destello le cegaba y molestaba. Aún así no hizo nada por taparse los ojos cuando la antorcha se acercó a él. En silencio uno de los perros falderos de Karrick le agarró del hombro y le obligó a levantarse. Sintiendo la boca seca y el estómago vacío el joven no tenía fuerzas para resistirse y se dejó llevar. No se molestó en seguir el paso rápido que probablemente quería aquel guardián idiota hacia la salida, sino que se tomó su tiempo. Total, era a él al que le iban a matar así que él decidía si le daba la gana andar despacio o no. Al fondo de la celda pudo distinguir la figura del padre de James que le miraba furtivamente. Habían pasado toda la noche en silencio el uno frente al otro y por ello el ladrón no esperaba menos para cuando llegase la hora de la despedida. Por ello le sorprendió cuando antes de salir de la celda la voz del general se alzó por la estancia.
-Muchacho- Christian volvió la vista atrás topando con los ojos firmes del mayor y supo que a este le resultaba divicil buscar las palabras para el momento- Quiero que sepas. Que dada … la condición de mi hijo… Me alegra saber que al menos encontró un hombro digno y valiente como tú.- y aunque no lo dijo en voz alta Christian supo que había un “ gracias” escrito en los ojos de aquel padre derrotado. Con una sonrisa amarga en los labios hizo un leve asentimiento de cabeza a modo de despedida y continuó su camino hacia la sala de ejecución.

El lugar elegido para el acontecimiento había sido una plazoleta situada en el interior de la fortaleza medieval. Por tanto el lugar no era accesible para todos los públicos. Por cuestiones de seguridad habían cerrado las puertas del castillo y solo unos cuantos privilegiados podrían ver el desenlace. En un pequeño palco de madera que se había construido el ladrón pudo distinguir la figura del rey y junto a él se encontraban dos personas que Christian supuso que serían la familia del vengado. El ojiazul contemplo durante unos segundos el rostro impasible del joven que se encontraba de pie junto a una mujer llorosa. “ Se parece mucho a él”. No pudo evitar sonreír macabramente al pensar que así conocería a la familia del castaño. “ Menuda impresión de novio estaré dando”. Intentando ignorar el vacío que se había formado en su estómago tiroteó sin interes de las esposas que se aferraban a sus muñecas. Como si fuese a huir. Por su mente volvieron a aparecer las imagenes de Karrick cuando este le amenazó con herir al ojiverde y sintió un escalofrío. Ni loco huiría para ponerle en peligro. Anduvo entre los curiosos que habían conseguido entrar para ver “el espectáculo” y se alegró de que solo gente de confianza pudiese entrar al castillo. “ Así Elena no tendrá que ver eso”. El pelinegro contuvo una mueca recordando a su adorada hermana el último día que la vio y continuó su camino hasta la grada donde el verdugo le esperaba junto al maldito peliblanco. Subió con paso firme y no pudo evitar recorrer con la mirada a las personas de la plaza sin reconocer ningún rostro conocido. El vacío en su estómago se afianzo. En el fondo comprendía que no estuviese ahí, si hubiese sido el caso contrario él no habría sido capaz de verlo sin perder la compostura, aunque en el fondo deseaba haberlo visto una última vez. Tragó saliva y cerró los ojos recordando la “despedida” en la escalera. A su izquierda escuchó como Karrick empezaba a hablar ante todo el mundo. Probablemente soltando la palabrería del veredicto y la venganza y todas esas chorradas. Se contuvo de intentar ahogarlo ahí mismo al escuchar aquel tono de voz tan despreciable. Fue entonces cuando un carraspeo interrumpió el discurso. El silencio sepulcral invadió la plaza roto de vez en cuando por los murmullos de desconcierto de la gente

Abrió los ojos de sopetón por la sorpresa. Al pie de la grada aquellos ojos verdes le traspasaban como ya era habitual en ellos. James le observaba con postura firme ignorando ampliamente todas las miradas de curiosidad que se habían posado en él por interrumpir la faena. Una mezcla de sentimientos encontrados inundó al pelinegro. Sorprendiendo a los presentes James miró directamente al rey, que permanecía en su puesto desconcertado por aquella interrupción. Karrick aún al lado de Christian apretó la mandíbula especulando que podría hacer el soldado ante tanta gente.
-Majestad. Todo condenado tiene derecho a una última voluntad ¿no?- En medio del ambiente tenso el amigo del soldado reaccionó torpemente tartamudeando como si intentase ordenar las ideas en su cabeza. Probablemente si hubiese sido otra la persona que se hubiese atrevido a hablar tan directamente al rey el resto de presentes le habría tomado por muerto, pero la estrecha amistad entre ambos jóvenes era algo bien conocido.
-S…Sí, por supuesto- Enderezandose y reaccionando del todo por fin se volvió hacia Christian.- ¿Alguna última voluntad?
“Unas cuantas” pensó para sus adentros el aludido, pero con un rapido vistazo a la mirada de James comprendió lo que este pedía. Tragó saliva intentando que no se le quebrase la voz.
Sí alteza- a su lado podía notar como Karrick se tensaba- una despedida.

El peliblanco hizo un esfuerzo tremendo para no echarse a reír en aquel lugar. “Una despedida… tan idiota” Sabía perfectamente que Christian no se atrevería a hacer nada mientras él siguiese amenazando con la vida del ojiverde, pero aún así se sintió aliviado al ver que el último deseo del pelinegro era inofensivo. Cada vez sentía más cerca su victoria. Con la muerte de aquel estúpido ladrón la desaparición del Capitán Hook quedaría como caso cerrado y nadie sospecharía de él. Con una sonrisa tremendamente sarcástica se acercó a Christian y posó una mano en su brazo con falsa amabilidad.
-Por supuesto muchacho, puedes despedirte

Aquella mirada fingida, aquel tono de falsa humildad … El pelinegro clavó sus uñas en la palma de la mano para no golpearle ahí mismo. Sin mostrar ningún signo de agradecimiento bajó de la grada rápidamente y ante la mirada de sorpresa del resto se dirigió a James. Al alcanzarle el castaño le agarró de la chaqueta con debilidad. Christian alzó las manos para acariciar el rostro del soldado con gentileza sin apartar su mirada azul de aquellos ojos hipnotizantes. Ambos permanecieron en silencio por unos minutos. Quiso decirle un millón de cosas en aquel momento: Que lo sentía, que su padre seguía vivo, que cuidase de Elena, pero a veces las palabras se nos atascan en los labios. Habló en un susurro intentando ignorar al resto de intrusos que presenciaban aquel momento que debería ser solo para ellos dos.
-Cuídate ¿Vale? - El castaño acertó a asentir levemente. En aquel instante Christian se dio cuenta de lo joven que era en realidad el muchacho. Se le veía tan indefenso… En un susurro mucho más leve que el anterior, el cual solo pudo oír el destinatario de aquellas palabras habló- Te quiero. No lo olvides.

Entonces para sorpresa del pelinegro James acortó la distancia que les separaban y le besó. La primera reacción del mayor fue de alarma, al estar rodeado de tantas miradas furtivas que exclamaron sorprendidas ante tal…escandalo, después decidió olvidarse de todas esas estupideces por un segundo y disfruto al máximo de los pocos segundos que le quedaban con el menor. Aferrandose a su chaqueta le estrechó contra sí eliminando cualquier espacio de aire que se pudiese interponer entre los dos. El beso fue dulce uno de esos besos que lo dicen todo sin haber dicho nada. Fue lo bastante intenso como para atontar la mente del ojiazul y por ello cuando escuchó un leve “clack” no alcanzó a comprender del todo bien lo que estaba pasando y cuando James rompió el beso para susurrarle al oído tuvo que hacer el mayor esfuerzo de su vida para seguirle.
-Ahora me toca a mi hacer planes a tus espaldas
Con un pequeño empujo le indico que volviese a la grada con una expresión que el ojiazul no pudo descifrar. Este subió las escaleras sin poder ocultar el puro desconcierto que sentía. ¿Qué se suponía que eran esas últimas palabras?. A pesar de no tener ni idea de lo que acababa de pasar la despedida le había dado fuerzas. Sin dudar se posicionó en su sitio y ojeó al que sería su asesino. “ Qué curioso…” Nunca había visto a una persona con ojos amarillos “ parece un gato”. A su lado escuchó a Karrick crujir los dedos, cosa que le volvió al mundo de la realidad. Aún un tanto desorientado se arrodilló en el suelo de la grada y cerró los ojos esperando el final.


Lo primero que pasó por la cabeza del pelinegro cuando empezaron a sonar las campanas de alarma fue que el más allá era muy ruidoso. Lo segundo, cuando sintió una mano que tiraba del cuello de su camisa era que sus habitantes no trataban muy bien a los recién llegados. El grito fue lo que empezó a confundirle,
¡Alguien ha abierto las puertas! Les han dejado entrar en el castillo.
En cambio fue el tirón que alguien le dio al cuello de su camiseta el que le hizo reaccionar. Abrió los ojos alarmado ¿A caso no le podían matar en paz o qué? En frente suyo la mitad de los espectadoras se habían alzado en armas y parecía estar iniciandose una lucha en la cual el ladrón no llegaba a distinguir muy bien quién luchaba contra quién. Una palabra de un soldado pareció explicárselo.
Rebeldes.
El ojiazul tragó saliva y alzó la vista hacia la figura que aún mantenía la mano aferrada a su camisa. El chico le sonrió con esos ojos de aspecto gatuno y empujó de él saltando de la grada hacia el patio que parecía haberse convertido en campo de batalla. Intentando resistirse Christian buscó con la mirada a James, pero no le encontró en ningún lado. En cambio si distinguió a Karrick huyendo al interior del castillo y pudo ver como el rey gritaba algo que no llegó a escuchar a la familia del castaño, que corrió a refugiarse.Todo el castillo parecía haber entrado en el pánico.

Se oían gritos por todos lados y hasta llegó a ver a una persona a punto de caerse desde una de las ventanas de la torre, probablemente enzarzada en algún duelo. El hombre de los ojos de gato le arrastró habilidosamente entre la maraña de personas hasta una pequeña compuerta que le llevó a un alto alejado del griterío. Nada más entrar una figura le agarró de la chaqueta. El chico aguantó la mirada curiosa e insolente de Jenna sin saber si debía quedarse callado o salir corriendo de ahí. La chica se adelantó a él hablando.

-¿Así que tú eres Christian Law?- El pelinegro frunció el ceño sintiéndose juzgado sin razón. Con un poco de brusquedad se zafó del agarre de la chica y se colocó bien la chaqueta.
-Exacto ¿Decepcionada? No suelto fuego por la boca ni vuelo si es lo que esperabas.
-Vaya… que pena
-Lo que tú digas ¿Ahora me puedes decir que hago yo aquí? - El medio gato les interrumpió visiblemente irritado.
-Jenna ya hemos cumplió nuestra parte del trato, tenemos que volver dentro.- La muchacha agitó la mano como si espantase a un mosquito y habló con tono divertido.
-Ya voy, ya voy. Solo tenía curiosidad por ver al querido del soldadito de oro. Menuda pareja de raros hay en el mundo. -Christian la agarró de la manga reteniéndola
-¿Qué tienes tú que ver con James? - la sonrisa de la chica se ensancho.

-Simplemente hicimos un trato. El nos abría paso al castillo y a cambio nosotros causábamos el suficiente revuelto para que pudieses escapar. - Christian tragó saliva recordando la escena que estaba sucediendo en el patio ¿Eso era por su culpa?.
Pero yo no puedo escapar… si lo hago entonces…- El pelinegro pensó con rapidez y cayó en la cuenta de que no podía irse así como así con Karrick aún suelto. Recordó a Karrick corriendo hacia el castillo. Agarró a la muchacha de los hombros con ansiedad - ¿Jenna, verdad? ¿No sois vosotros los indignados que están en contra del teniente Karrick? - La líder asintió con recelo- Entonces tienes que ayudarme. Se como podemos acabar con él. Tenemos que buscar al rey.

Jenna permaneció unos minutos en silencio. Incapaz de decidir si confiar en aquel muchacho o no. Después de todo un montón de gente recaía en ella, no podía tomar decisiones a la ligera. Le observó pensativa analizando todo lo que sabía de é. Al final acabó por asentir.
-Tienes tantas razones como nosotros para odiar a ese odioso viejo. Sígueme.

¿Cómo sabía Jenna dónde se hallaba el rey? Christian prefirió no preguntar. Siguió a la muchacha por una serie de pasillos y acabó en un pequeño tejado oculto de las vistas. Jenna señaló una de las ventanas a la que tenía acceso.
-Aquí es ladrón.
Ambos se asomaron por el cristal para ver la figura del rey con compañía. Christian notó como el corazón le daba un vuelco al distinguir la otra figura.

Karen se sentó en la mesa del escritorio molesto. Odiaba estar ahí parado mientras los soldados se jugaban el pellejo. Una mano amiga le ofreció un poco de agua.
-Calmate Karen.- El rey suspiró y miró a James.
-No pareces muy afectado por todo esto - Notó como su amigo se encogía y sonrió sin alegría. Sabía que algo iba mal últimamente con su amigo- Al menos ahora te veo más… tranquilo- Se encogió de hombros. - Debí haberte escuchado cuando fuiste a verme ayer. Se te veía realmente mal.- Chasqueó la lengua molesto- en cambio yo me puse a hacer la maldita burocracia del papeleo. Lo siento.
James tragó saliva sintiendo como la culpabilidad le invadía “ Se supone que soy yo el que debería pedir perdón. En realidad he traicionado al reino por mis propios intereses”. No es como si se hubiese vuelto del bando contrario. No. Jenna y él habían dejado bien claro que él solo les abriría las puertas necesarias, luego cada uno volvería a su propio camino. También sabía que los rebeldes no tenían nada en contra del rey( se lo había hecho jurar varias veces a Jenna), solo querían acabar con Karrick, pero aún así no podía quitárselo de la cabeza “ Sí el precio para salvar a Christian hubiera sido acabar con Karen ¿Que habría hecho?”. El castaño contuvo un escalofrío. Afortunadamente nunca tendría que hacer esa decisión.
-Parece un buen chico. -
-¿Eh?- James alzó la vista para encontrarse con los ojos grises de su amigo y tuvo la impresión de que en realidad este lo sabía todo. Karen y su maldito sexto sentido ¿Cómo era posible? Su amigo le mirada con aquella mirada que le echa un padre a su hijo cuando a pillado a su hijo haciendo una broma inocente. Solo que eso no había sido una broma inocente maldita sea. Bajó la mirada avergonzado- Sí. Lo es- Mordiendose el labio el soldado se puso de pie de un salto.- bueno… creo que voy … a ver como está mi familia.

El soldado salió precipitadamente de la sala y a pesar de la situación en la que se encontraba el rey se permitió reirse unos segundos.
-Por una vez que se enamora va y me arma este lío.- Suspirando decidió olvidarse del asunto y empezar a preparare para la batalla cuando unos sonidos le llamaron la atención. Unos golpecitos de alguien contra una de sus ventanas. Al acercarse no pudo evitar soltar una exclamación de sorpresa. Abrió la ventana con cautela.
-Venimos a hacer un pacto- Soltó con brusquedad la líder rebelde cuando el rey asomó.
-¿Por qué hoy todo el mundo se empeña en negociar con el bando contrario? ¿No has tenido suficientes pactos por hoy agitadora? - Christian sujetó con fuerza a Jenna por el hombro para evitar que esta se le abalanzase. Karen le miró con mirada severa - No os detengo porque se que James no habría montado el numerito de la grada si no sintiese algo por ti ladrón, pero no tengo porque estar frente a la persona que quiere causar una guerra en mi reino y mostrarme amistoso.
-¡Nosotros no queremos montar una guerra en el reino! Solo queremos salvar al pueblo de Karrick- soltó la líder furiosa captando la atención del rey.
-¿Karrick?- Fue entonces cuando Christian encontró su oportunidad.
-Sí. Majestad, Karrick. Él es la verdadera razón de todo este embrollo y tengo la manera de demostrarlo Sí usted detiene a Karrick esto acabará.- El rey alzó una ceja incrédulo y agitó la cabeza dandole permiso para continuar.- Mi rey… se donde está el Capitán General.


Jenna masculló unas blasfemias mientras bajaba por las escaleras oscuras.
-Me has pisado reyezuelo. - El rey murmuró unas disculpas distraídas mientras seguía bajando. Conocía de memoria el castillo en el que se había criado toda su vida. Por ello no había sido muy difícil guiarles por caminos desiertos que evitasen encuentros non gratos. Por fin llegaron a la puerta de una de las mazmorras más alejadas del castillo.- ¿Aquí?
Christian asintió, rogando en su interior que Hook siguiese ahí como la última vez que le vio.
Solo podían entrar los guardias de Karrick. Así que nadie del castillo le vio aparte de mi.
Karen asintió levemente y procedió a abrir la puerta, la cual cedió con un horrible chirrido. Entonces los tres muchachos se miraron expectantes.
-Que entre el ladrón- Declaró Jenna. Christian la fulminó con la mirada.
-¿Yo? ¿Y el rey?
-Yo no pienso entrar y luego encontrarme con que era un trampa de los rebeldes para encerrarme mientras no miraba - Afirmó el aludido con recelo. Jenna le mantuvo la mirada.
-Pues yo tampoco voy a arriesgarme a que el rey me encierre por rebelde. Así que tú.- El chico frunció el ceño y extendió una mano a Karen.
-Las llaves de la mazmorra. Me he tirado mucho tiempo ahí encerrado como para querer pasar más- En silencio el de ojos grises le paso el manojo de llaves y con un suspiro Christian se adentró en la mazmorra.
Bajo los escalones en silencio notando como el corazón le latía con fuerza y obligandose a sí mismo a mantener la calma. Cuando llego al fondo el silencio inundó la sala. Intentó forzar los ojos a ver algo.
-Eh viejo Hook ¿Estás ahí? -Habló en un susurró, pero aún así sonó demasiado estridente en comparación con el silencio del lugar. El nerviosismos se empezó a apoderar de él. Tal vez había llegado demasiado tarde y Karrick se le había adelantado. Mordiendose el labio se dio la vuelta cuando notó una sombra acercarse a él. Fue demasiado rápido como para que pudiese actuar. La figura le empujó tirándole al suelo y el pelinegro notó una áspera cuerda apretándose alrededor de su cuello.
-Ladrón de pacotilla idiota. ¿Te creías que ibas a librarte de mi? - Christian intentó gritar, pero la cuerza no dejaba pasar el aire. Se aferró a ella intentando zafarse de Karrick y poder respirar, pero cualquier intento era inútil. Noto el aliento del viejo en su oído - Y eres tan imbécil como para volver a por el padre de tu querido amiguito. Lastima que no vuelvas a ver a ninguno de los dos. Hook ya está muerto.

Aire, necesitaba aire. El ladrón agitó las manos en busca de cualquier cosa a su alcance. Un palo, una piedra. Lo que sea para defenderse. Palpando el suelo por fin encontró algo que había permanecido oculto en la oscuridad. Las llaves, debían de haberse caído cuando Karrick le empujó. Con todas sus fuerzas empujo la llave y golpeó al peliblanco con ella en la cara. Un alarido salió del soldado, pero solo eso fue suficiente. Christian se zafó de su agarre y se arrastró hacia el extremo opuesto de la sala boqueando. Arriba pudo escuchar como Jenna y Karen gritaban alarmados y cuando empezó a escuchar el ruido de las pisadas bajando sonrió agotado y cerró los ojos considerando que su parte de la guerra ya estaba hecha.



Días después James volvía a contemplar la vista nocturna de la ciudad desde la entrada de su casa en silencio. Repasando por millonésima vez todo lo que había pasado. Tras parar la batalla en el castillo Jenna y Karen parecieron llegar a un acuerdo. De todas maneras lo único que querían los rebeldes era poner fin a Karrick. Y después de que este intentase atacar al rey cuando bajó a las mazmorras estaba claro que se le iba a poner fin.

Su amigo le había explicado muy por encima lo que paso en aquellas mazmorras, pero a esas alturas los hechos le podían importar menos. Tras el verdadero funeral de su padre las cosas parecían haber vuelto a la normalidad. Exceptuando que no había visto al pelinegro desde la batalla. Sintiendo como el estómago se le revolvía se volvió para irse a dormir e intentar olvidar los pensamientos pesimistas por los que le estaba llevando su subconsciente. Al menos se habría ido a dormir si unas manos firmes no hubiesen rodeado su cintura en ese instante atrapando de imprevisto. Unos labios rozaron su oreja haciendo que se estremeciese.

-Vuelve a hacer planes como ese a mis espaldas y te castro
El castaño sonrió disimuladamente mientras se volvía para ver aquellos ojos azules que helaban.
-Mira quién habló. Kamikaze. Eso lo debería decir yo.
La risa del pelinegro resonó suavemente mientras le estrechaba con más fuerza atrayéndolo hacia él y acercando peligrosamente su rostro al del otro. Se detuvo cuando sus labios estaban a punto de rozarse. James cerró los ojos y hasta pudo notar como contenía la respiración expectante, pero su compañero no acortó la distancia que les separaba.
-¿Sabes? Te veías realmente adorable intentando dar el primer paso - La escena en las gradas pasó por la mente del soldado fugazmente y rápidamente empujó al pelinegro mosqueado por el tono de burla de sus palabras. Riéndose Christian le agarró de la camisa con fuerza para esta vez sí besarle. James no se hizo de rogar y correspondió al beso sintiendo por fin que todo había acabado. Cuando se separaron para coger aire el soldado apoyó la frente en la del pelinegro sin apartar los ojos verdes de los del mayor, causandole un escalofrío al que ya estaba bastante acostumbrado.

Incapaz de contenerse Christian metió las manos por debajo de la camisa del castaño y riéndose por el estremecimiento del menor le atrajo hacia él de nuevo para ocultar el rostro en su cuello respirando con tranquilidad. Respiró su aroma intentando olvidar la pesadilla de los días anteriores.
-Te he echado de menos enclenque.- A James esa escena se le hacía muy familiar, pero aún así parecía que su corazón iba a salirse como la primera vez. Riéndose cayó en la cuenta de algo. Se apartó suavemente del pelinegro para sonreír
-Por cierto. Aún no has conocido al resto de mi familia ¿Te animas valiente? Seguro que tras un par de golpes con la sartén mi madre lo acepta.
Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no echarse a reír por la expresión de terror de Christian.
-¿Bromeas? Eso es peor que ir a la guillotina y créeme que hablo con experiencia.

Notas finales:

En el siguiente cap teneis la información de la continuación de la historia


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