Entiendo lo que sientes pero no debes dejarte influenciar por las relaciones humanas. Los vampiros so…--dijo Zero yendo por su ropa sobre la cama y se interrumpió antes de que Seto dijera…
¡Siempre hablando de que con ellos las cosas son diferentes! ¿Qué sabes de cómo son las cosas con ellos? No creo que tuvieras una relación con ellos debido a lo que eres. Solo repites las cosas que te enseñaron—acusó el castaño.
Frunciendo el ceño el ojivioleta miró al otro y estuvo a pundo de decirle algo cuando se dio cuenta de la mirada de que era objeto--¿Qué rayos te pasa? ¿Nunca habías visto a un hombre saliendo de la ducha o…?—
Simplemente te devuelvo la mirada de que fui objeto hoy—le dijo el malicioso Kaiba y el otro se sintió molesto consigo mismo y con el tipo por darse cuenta.
No sé porque me molesto en tratar de explicarte algo a ti—dijo el peliplateado volviendo a su ropa, tomó su ropa interior e iba a colocársela cuando sintió un fuerte halón y se vio de pronto de frente con el otro que sin previo aviso besó su boca.
¿Qué rayos?—preguntó sorprendido Kiryu cuando el otro le dejara para respirar.
No niegues que te gusta porque tu cuerpo te traiciona—dijo el CEO mirando sus ojos. Era evidente pues cierta presión en la toalla anunciaba las sensaciones del cazador.
¡Eso no es importante! Tú y yo…--dijo el otro.
¿Qué? ¿Nos estamos llevando mal? En realidad es la misma clase de relación que tenía con el perro, pero ya ves, las cosas cambian—dijo el castaño antes de besarle de nuevo y tirarle sobre la cama donde recostados se besaban y acariciaban.
Zero empezó a besar el cuello del Seto y a lamerlo de una forma que el ojos azules pronto estuvo del todo prendido y dispuesto a hacerle el amor allí mismo.
Si no fuera…
…porque Joseph en ese momento abrió la puerta y los encontró en esa extraña situación. Ellos al sentir la abertura levantaron la vista y los ojos de todos se encontraron.
Inmediatamente Joey se fue cerrando la puerta.
Los dos se miraron unos segundos a los ojos antes de que el CEO un poco de mala gana se levantara. Zero también aturdido lo hizo y se vistió lo más rapido que pudo para ir en pos del otro que sabía que no lo estaba pasando del todo bien tampoco.
Lo encontró ni bien cruzó la puerta. Estaba en el pasillo recostado contra la pared.
Imagino que ya puedo hablarte—dijo el rubio con cara de hastío.
Escucha…--dijo el cazador antes de ser cortado.
¿No irás a decir que no es lo que pienso?—preguntó el ojos mieles.
Iba a decir que somos gente grande y tú no tienes nada con…--exclamó el pelo plateado cambiando el gesto.
Entiendo—contestó Wheeler aún molesto, quizás porque esperaba otra respuesta del otro—Estaba pensando en mi padre y mis amigos. Ellos están en casa sin saber lo que pasa—
Tu padre lo sabe. Yo le informé que estaríamos en una casa de seguridad—dijo el ojiamatista.
¿Y cuando hiciste eso si no sabías lo que pasaría?—preguntó extrañado Joseph. La mirada del otro le dio la respuesta--¡¿Lo has tenido todo este tiempo?! ¡Maldito solapado!—gritó el ojos mieles.
¿Qué sucede?—preguntó Seto saliendo al pasillo por el escándalo.
¡Que tu novia ha tenido su celular con él todo este tiempo y no nos había dicho nada!—le contestó Wheeler de mala manera mientras el vampiro entraba en escena también alertado por los gritos. Miró al peliplateado y luego a su homólogo castaño, interesado en lo que el rubio aludiera de ambos mientras asimilaba la información sobre el celular—¿No te diste cuenta que yo podía querer hablar con mi padre?—
No es necesario. Yo le dije todo lo indispensable. Además quizás rastreen nuestra ubicación si lo llamamos de nuevo—respondió Kiryu.
¿De que estás hablando?—preguntó Wheeler empezando a sospechar de las intenciones del otro que ya para entonces eran claras para Kaname y después de un momento las dilucidó por el mismo--¿Insinúas que ellos pueden…?—
Es algo muy plausible—habló por primera vez el vampiro.
¡Tú, cállate y deja de poner tirria entre nosotros!—le acusó el cazador.
No creo necesitar hacerlo. Por lo visto eres bueno en ello—contestó el rey aludiendo al apelativo de “novia” que dijera antes el rubio.
Antes que terminaran de discutir Joey ya bajaba las escaleras.
¿Qué crees que haces?—le gritó Zero mientras bajaba tras él y tras Kiryu todos los demás.
¿Qué crees que hago? No dejaré a mi padre a merced de ese psicópata. Si es como piensas puede que ya esté con él esperando una llamada mía—dijo el ojos mieles mientras acudía a la puerta.
¿No vas a detenerle?—preguntó Seto.
¡No veo porqué! Ya es hora de que ese tal Sebastian y yo tengamos otro encuentro. No voy a huir de por vida. No es mi costumbre y parece que tampoco la de Wheeler—dijo casi con admiración el otro castaño, dejando casi perplejo al CEO que buscaba que detuviera al otro y después de un momento también sintió algo parecido a la furia que le invadía.
Thanke Herr Wheeler!—dijo el invitado inesperado en la señorial mansión del ministro de asuntos exteriores de Bradislavia.
Wellcomen!—dijo el distinguido anfitrión mientras tendía su mano al joven de aspecto elegante y parche en el ojo derecho.
Sorry for this! But my business has to me very busy in this days and I has came with few time (¡Perdón por esto! Pero mis negocios me han tenido muy ocupado en estos días y vine con poco tiempo)—le contestó educadamente el inesperado invitado. Ciel Phantomhive era un empresario que buscaba expandir sus negocios en Europa y pese a su corta edad era muy sagaz, además era un noble inglés por lo que al pedido de un conocido que le recibiera en su casa por un par de días no pudo negarse. Willhem Wheeler era un noble después de todo y debía ciertas deferencias a sus iguales.
Don’t sorry for this! Is a pleasure received to you in my home! Please, take it like was be yours! (¡No se preocupe por eso! ¡Es un placer recibirlo en mi hogar! ¡Tómela como si fuera suya!)—le dijo el amable Herr de la mansión.
Ciel Phantomhive sonrió enigmáticamente y respondió—Will be a pleasure! He is my butler, her name is Sebastian! (¡Será un placer! ¡Él es mi mayordomo, su nombre es Sebastian!)—presentó a su acompañante.
Nice to meet you, Herr Wheeler! (¡Gusto en conocerlo Señor Wheeler!)—dijo el susodicho con una cara muy amistosa y sumisa.