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De Bradislavia con amor por desire nemesis

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¿Qué sucederá ahora?—preguntó Seto a Zero.

 

La verdad es que no lo sé. Pero estoy seguro de que ese demonio no va a rendirse tan fácil. Deberemos prepararnos para lo que sea que ese engendro nos tenga preparado—dijo el cazador mientras miraba afuera por una ventana tratando de pensar cómo defendería una casa tan grande.

 

El cazador tiene razón—dijo entrando en la habitación Kuran Kaname haciendo que como siempre todos voltearan a verle.

 

Ya las caras del ojos azules y del peliplateado se volvieron hoscas.

 

Sé que me detestan pero debemos trabajar juntos si queremos detener a esos dos—añadió el rey.

 

Eso ya lo habíamos acordado—dijo el frío CEO.

 

Solo que no me gustaría discutir ahora contigo. Ha pasado mucho que debemos procesar así que espera a mañana para que hablemos. ¿Si?—dijo el ojos amatista antes de pasar por su lado sin darle opción a seguir hablando lo que puso de malas al castaño que no estaba acostumbrado a que le cortaran el rostro de esa manera.

 

Kaiba salió tras Kiryu y lo siguió hasta la habitación que le habían preparado. Cuando el susodicho estaba cerrando la puerta vio al otro y le miró en silencio.

 

Quiero hablar contigo—le dijo el castaño, ambos sabían de qué.

 

Hablaremos mañana—le dijo Zero antes de cerrarle la puerta en la cara.

 

No estaba acostumbrado a ser tratado así, molesto y confundido bajó por las escaleras dirigiéndose sin rumbo por la casa para terminar encontrándose con cierto rubio.

 

¿Qué estás haciendo aquí?—preguntó el ojos mieles.

 

Eso no es de tu incumbencia—dijo molesto el CEO.

 

Es mi casa por lo que sí me incumbe—dijo Joseph.

 

Puede ser tu casa pero no eres mi carcelero—dijo algo más que molesto el otro.

 

¡No! Créeme que no quiero retenerte aquí—le contestó Wheeler.

 

No. Pero a ese maníaco que pone en riesgo a tu familia si. ¿Verdad?—le preguntó el ojos azules muy enfadado.

 

No veo porque te importa tanto. ¡Tú puedes salirte en el momento en que quieras!—le retrucó el ojos mieles--¡O quizás quieras quedarte porque ya encontraste algo interesante!—alegó Joey, pensó que el otro se molestaría y negaría pero Seto solo puso su cara de póker.

 

¡Tal vez así sea!—contestó el confiado castaño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Zero miraba el techo de su habitación. Por primera vez se sentía confundido. Aunque lo pasado con Kaiba lo agobiaba un poco, no era, por lejos, lo que ocupaba su mente.

 

Mirando el techo solo una pregunta rondaba su mente.

 

“¿Sería verdad?”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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En la desolada casa un bebé lloraba sin cesar, una mujer de unos cuarenta años lo sostenía en su pecho mientras lloraba a más no poder y decía—¡No! ¡No se lo llevarán! ¡Es lo único que me queda de mi Marie!—

 

A su lado su esposo la abrazaba igual de aturdido y dolorido.

 

Entiendo lo que sienten pero es peligroso que el niño siga aquí. Los vampiros mataron a Marie. Si el niño se queda pueden lamentar más tragedias—dijo uno de los no convidados a la casa.

 

¡No! ¡Es mi nieto!—gritó la señora y al punto otro de los intervinientes con modales hoscos apartó al marido y arrancó al bebé de los brazos de su abuela.

 

El dueño de casa quiso recuperar a su nieto pero al medirse con el extraño se dio cuenta que el otro era en verdad peligroso y carecía de piedad. Además medía como dos metros y su robustez era absoluta.

 

¡Necesitamos al niño!—dijo después de mirar a su esposa.

 

¡No! ¡No lo necesitan! ¡Olvídense de él!—dijo el hombre y salió por la puerta mientras la mujer gritaba el nombre del bebé y su esposo la abrazaba para detenerla y que no fuera tras ese ominoso hombre.

 

¡Discúlpele! ¡Quizás no tiene tacto pero créame que es lo mejor!—dijo el otro y con un asentimiento siguió a su compañero.

 

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¡Los vampiros son unas alimañas inmundas que no tienen derecho a vivir! ¡Grábate eso!—decía un hombre a su hijo en uno de los patios de la “Asociación de cazadores”, una institución que servía para el entrenamiento e información sobre tales alimañas. Un niño de ocho años miraba la escena—Jamás te confíes o terminarás herido. ¿Lo entiendes? Te digo esto por tu bien, Richard—dijo ahora con un tono más cariñoso el progenitor mientras sonreía y acariciaba la mejilla de su unigénito y este asentía.

 

Estaba tan eclipsado por la escena que no se dio cuenta de cuando  su maestro había llegado a su lado.

 

¿Qué miras? ¡Deja de espiar a los demás! ¡Ven conmigo que no tienes permiso de andar por aquí! ¡Volvamos a entrenar!—le dijo el hombre alto y adusto.

 

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Si lo que había dicho era cierto, él no era. Pero… ¿Sería verdad?

 

Zero daba vueltas en la cama sin saber que hacer y se levantó. Dormía casi vestido por si esos dos se presentaban de improviso. Miró por la ventana a tiempo para ver un relámpago. Llovería.

 

Salió de su habitación y fue a las escaleras. Bajaba cuando oyó la pregunta.

 

¿No puedes dormir cazador?—

 

Ese nunca ha sido tu asunto—replicó el peliplateado sin mirarle siquiera.

 

Pero podría serlo—dijo el castaño de pronto susurrando en su oído por detrás.

 

Por instinto Zero acudió a su “Bloody Rose” pero la mano de Kuran detuvo su actuar mientras él tenía la suya en la culata y el arma metida entre el cinturón y su espalda.

 

¡Ten cuidado o podría haber más tragedias!—dijo el vampiro.

 

Nadie podría llamar “tragedia” a tu muerte—replicó el ojos amatista.

 

¡Siempre de tan buen humor! Me pregunto que lo habrá ocasionado—dijo Kaname.

 

Tu mera presencia, claro—respondió el cazador.

 

Eres tan brusco que podría pensar que te gusto—dijo el otro con una sonrisita.

 

¡Puedes pensar lo que quieras!—dijo Kiryu queriendo librarse del rey y luego pensó “Eso podría ser una ventaja. Mientras piense que estoy interesado en él puede que baje su guardia y en el momento indicado yo…” sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el otro sosteniendo aún su mano sobre la que él tenía en la culata del arma, caminó a su alrededor y de improviso le besó.

 

Zero sorprendido se vio de pronto con la espalda en la pared y su mano sobre el arma atrapada entre los dos sólidos mientras era aún agarrada por la de Kaname al mismo tiempo que la otra mano de este acariciaba sus ijares por debajo de la chaqueta y sobre la camisa.

 

Los labios del vampiro desocuparon su boca que habían devorado de forma maestra para ir por su cuello—Como deseo probar tu sangre, saber a que sabe, bebérmela toda—le dijo con voz ronca el otro haciendo que el ojiamatista palideciera.

 

¿En verdad estaba sintiendo lo que sentía al oír tales atroces pensamientos?

 

De pronto Kuran levantó su cabeza y con aire satisfecho olió el aire que rodeaba al otro—¡De pronto huele maravillosamente aquí! Ese olor que despides… ¿Es porque te encuentras excitado? Nunca había olido algo semejante, es tan dulce, como jazmín, creo. ¿Cómo una persona puede oler así?—por instinto sus colmillos acerados se volvieron más prominentes y apuntaron al cuello descubierto, había un extraño tatuaje pero eso no le importaba. Esas inútiles protecciones no servían contra él que no era un vampiro común.

 

¡Suéltame o terminaremos nuestro pacto aquí y ahora!—le advirtió Kiryu mirando de reojo sus ojos pues era la única forma de poder verlos ya que sus cabezas estaban muy juntas lado a lado.

 

Mirando las amatistas Kuran pronunció--¡Te deseo!—lo que provocó que una corriente eléctrica recorriera la espina dorsal del cazador.

 

Como reflejo a tal situación un feroz rayo cayó a un lado de la casa dando paso a una fuerte lluvia.

 

¡Dijo que lo sueltes!—exclamó de pronto la voz de un tercero y Kuran volteó para ver que se trataba del otro castaño.

 

¿Y que harás si no lo hago, pequeño individuo? ¿Tratarás de clavarme una estaca o algo inútil como tú?—dijo con reconcentrada ira el ojos borgoña.

 

Zero se dio cuenta de que era momento y empujando al distraído vampiro lo sacó de encima suyo y elevó la “Bloody Rose” hacia su rostro.

 

¡Sal de aquí ya mismo si no quieres que esto termine feo en verdad!—dijo Zero con una mirada fría y Kaname debió aceptar su derrota, por el momento.

 

¡Esta bien! Pero no hemos terminado. ¡Volveremos a hablar de esto!—dijo el rey antes de mirar a Seto y después irse.

 

¡Creo que debo agradecerte!—le dijo el peliplateado.

 

Te estás metiendo en muchos problemas por ese tipo y no creo que los valga—dijo Kaiba.

 

Hasta terminar con ese demonio los vale. Luego nos encargaremos de él—dijo el cazador.

 

Ninguno de ellos sabía que una cuarta persona los había escuchado todo el tiempo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Ahora tú y yo debemos hablar—dijo Seto.

 

¡Ahora no! ¡No es el momento!—le contestó Kiryu y trató de pasar por su lado.

 

¡Dije que ahora!—expresó el CEO agarrando un brazo del peliplateado.

 

Otro relámpago cercano.

 

El otro se lo quedó mirando a los ojos y contestó--¡Y yo dije que no!—

 

¿Prefieres hablar con el vampiro que conmigo?—preguntó el egocéntrico Kaiba.

 

¡No quiero hablar con ninguno de los dos!---contestó el otro y sacando su brazo y yéndose.

 

Se sentía una pelota de tenis. Zero nunca había estado en tal situación ni deseaba estarlo. Dos egocéntricos maníacos que parecían haberle echado el ojo se lo disputaban y a él no le daban respiro.

Notas finales:

^^

advierto que zero y kaname no son exactamente como en la serie en cuanto a sus vidas refieren

hay cosas que ahora no entenderan pero que lo haran mas adelante

ja ne


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