Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Capacidades por Yoshita

[Reviews - 80]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lamento haberde demorado tanto, pero mi inspiración me había abandonado y el tiempo me absorbió. Me disculpo también por no contestar sus reviews, he estado haciendo trámites de la universidad y bueno, no es que me quede mucho tiempo libre. 

Muchas gracias por acompañarme en este fic a todos, en serio son el apoyo que un autri necesita, esta historia es para que la disfruten. 

Como todo tiene final, lamento decir que se acaba "Capacidades", tal vez vuelva con un pequeño extra que me sugirió un amigo. 

Los espero en mis próximas historias. 

Nota: si se ve mal o feo o pegado, lo arreglaré cuando tenga oportunidad. 

9.  

 

Cuando despertó, aun estaba oscuro, pero el reloj de la encimera señalaba la madrugada. Estiró sus extremidades con cuidado para no levantar al hombre con el que había dormido hacía poco tiempo. Sanji sonrió. Pero aun tenía preguntas.  Comenzó a morder la quijada del espadachín y luego pasó a besarlo. Estaban aun desnudos y el frío se colaba entre ellos. 

Los brazos de Zoro le rodeaban la espalda, ciñéndolo a su pecho, que subía y bajaba con la acompasada respiración. 

Retiró los labios de los del Marimo y vio el ojo negro abrirse con lentitud y sonreírle. 

-Tengo preguntas- le dijo al recién levantado. 

-No me extraña. ¿Qué tal si comienzas?

-¿Por qué?

-¿Qué cosa?- lo cogió con la guardia baja. 

-¿Por qué enamorarte de mi es de lo que estás mas orgulloso?

-Porque me costó rato entender que no había nada de malo en amarte.  

-¿Qué quieres decir?

-Me sentí atraído por ti cuando te conocimos en ese restaurante. Claro que por mi arrebato no pude quedarme mucho tiempo- Sanji delineó la cicatriz del pecho de Zoro- pero tuve tiempo para pensarlo. Fue transcurriendo y me iba afianzando mas a ti, me preocupaba y me sentía irritado con tu actitud hacia Nami y luego hacia Robin.  

-Entonces si estabas celoso. 

-Y tu ansioso, ¿me dejas continuar?

-Claro- asintió y dobló sus brazos para apoyar su mentón en sus manos sobre el pecho de Zoro. 

-Fui pensando y me admití amarte, pero no me lo permití, no por vergüenza, ni por asco, ni por incomodidad. Simplemente tenía miedo. 

-¿Tu? ¿Asustado? ¿Por mi culpa?- parecía sorprendido.  

-Si. Mi sueño es ser el mejor espadachín, eso indica enemigos, aparte de los que ya tengo. Eso implica que no puedo mostrar una abertura ni una oportunidad para hacerme ceder. No puedo titubear en nada. Ahí entrabas tu. Si me permitía amarte, te convertirías en mi debilidad. No podría estar tranquilo sabiendo que arriesgo tu vida al amarte. No podría vivir conmigo mismo, por eso me lo prohibí y me lo guardé. 

-Zoro...- sus pensamientos eran profundos, en realidad quería cuidarlo.

-Pero cuando pasó lo de Kuma, cuando cambiaste tu vida por la mía, me di cuenta que la situación podía invertirse. Si me permitía amarte y al mismo tiempo me amaras, no sólo tu serías mi debilidad sino que yo sería la tuya, estaríamos en igual de condiciones. Si estabas en peligro, me preocuparía, pero si yo lo estaba, te preocuparías tu, sería un juego de dos- repitió con una sonrisa- luego de eso, pensé otro poco.  

-¿Pensaste? Felicitaciones.

-¿Me dejas terminar?- preguntó aburrido y entrecerrando los ojos. 

-Si, me quedaré callado.  

-Gracias Sanji.  -Dilo de nuevo- pidió, el sonido de su nombre en la ronca voz de Zoro lo estremecía. 

-¿Qué?

-Mi nombre- rogó.  

-Mi nombre- Sanji lo miró irritado.  

-¡Si serás bestia! ¡Animal! ¡Idiota!...

-Sanji- murmuró a la ligera.  

-Te odio. 

-Lo se- susurró confiado de si mismo- ¿puedo continuar?

-Anda...

-Iba... ¡Ah, si! Pensé luego de eso y llegué a la conclusión de que amándote y que me amaras, ninguno tendría debilidad. 

-Espera, espera, me perdí. Al principio decías que no me amarías para no hacerte con un estorbo. 

-Dije debilidad... Pero estorbo también suena bien. 

-Maldito...- inhaló profundo y se calmó, ya se desquitaría luego- bueno, te dijiste eso y ahorma que estamos juntos afirmas que ninguno tiene debilidad, ¿cómo es eso posible? Sabes que nos preocuparemos entre nosotros. 

-Si, pero, seamos sinceros, aunque te preocupes por mi y me preocupe por ti, ¿somos tan débiles como para perder?

-No, pero...

-Si, hay pero. Y si, somos nuestras debilidades. Pero admítelo, si alguien te secuestra, yo no tendría que ir a salvarte a menos que sea un caso extremo. Imagina que lo hagan para... No se, torturarme. Los torturarías tu primero.  

-Tiene sentido...

-¿Lo ves? Me sentí tan feliz de descubrir eso que me dejé amarte. Y me produjo tanta satisfacción que terminó siendo orgullo. Puro y simple orgullo. 

-Idiota- y ahogó mas insultos en sus labios- pero, ¿cómo estabas tan seguro de que yo también iba a amarte?

-Autoconfianza. Claro que la perdí tiempo después, luego la recuperé cuando me besaste y finalmente volvió a fallar. Digamos que estuve en un incómodo limbo, pero tenía clara tu atracción hacia mi, de ahí a que me amaras es un gran paso. Ahora pregunto yo, ¿por qué te quedaste dormido en mi pierna?

-Me gusta verte dormir- admitió- pero mas quería dormir contigo. Digamos que lo logré a medias. 

-¿No te despertaste sino hasta que estabas dentro en el sofá?

-Si, dormí profundo hasta la tarde. 

-Oh...- agradeció en su interior. Pero luego preguntó otra vez- ¿por qué quisiste bailar conmigo?

-Caprichos. ¿Por qué aceptaste?

Sonrió. 

-Caprichos. 

-¿Entonces lo del onigiri era un engaño?- se sintió estafado. 

-Quería saber que tan lejos llegarías. 

-Si serás...

-Vamos cocinero- le lamió la punta de la nariz- valió la pena.  

-Si... Entonces bailaste conmigo frente a todos porque...

-...- lo pensó un momento y no respondió. 

-¡Oh, vamos!

-Te dije que era una persona simple. Primero fue por capricho. Después tuve otra razón: los onigiri.  

-¿Quiere decir que vale mas un onigiri que yo?

-Y ahí estás, complicándolo todo de nuevo. 

Se fulminaron con la mirada.  

-Mira, si te sumo al onigiri, da una razón bastante sólida. Hubiera bailado contigo esa noche sin siquiera la comida ni el sake, pero quería probarte. Sin embargo frente a todos, los onigiri no tenían valor alguno. 

-Entonces...

-Tu eras la razón de peso, ¿contento?

-Si. Satisfecho. Ahora, ¿tu me empujaste por la borda?

-No, pero si hubiera sido yo, no me arrepentiría de nada. 

Gruñó y le mordió el cuello. 

-No seas imbécil, te tiró Usopp. 

-Tiene sentido. 

-¿Alguna otra pregunta?

-No, por ahora no.

 -Vale. ¿Te parece si seguimos durmiendo. 

-Es la mejor idea que has tenido. 

Zoro soltó uno de sus brazos y, con su yukata, los abrigó a ambos para seguir durmiendo.   

 

Se despertó cuando la luz del sol incidía en su cara. Bostezó y el chico rubio dormido en su pecho abrió sus ojos también. 

-Buenos días- saludó a Sanji. 

-Buenos días- respondió risueño. 

-Buenos días. 

-Buenos días. 

Esos dos últimos buenos días los tomaron por sorpresa. Sanji intentó moverse, pero un incómodo peso en su espalda se lo impidió. La cabeza de Luffy se asomó sobre el hombro de Sanji, sonriente. Y luego, la cabeza de Chopper los saludó.  

-¿Durmieron bien? 

Cuando gritaron, Chopper y Luffy cayeron en el suelo del susto. 

-Oigan, nosotros vinimos a saludarlos. 

-Pero como estaban dormidos, nos acostamos con ustedes. 

Sanji rápidamente se tapó con la yukata y Zoro se puso raudo su pantalón. El cinto rojo lo acomodó a las prisas en su cintura para que la prenda de Zoro no se le cayera.  Terminó de atar el nudo en el momento en que se abrió la puerta y entró el resto. 

-¿Qué tal la noche?- preguntó Robin. 

Zoro y Sanji la miraron, no era una pregunta que desearan contestar con sinceridad. 

-Vaya, pero que idiotas- murmuró Franky- se perdieron la fiesta. 

-¿Fiesta?- cuestionaron ambos chicos.  

-Si, fiesta- añadió Nami- cuando salimos a cubierta, Usopp y Robin incitaron a una fiesta para celebrar que habíamos cambiado ya todos. Los hubiéramos esperado, pero...

-Nos sorprendió que no subieran, había mucha música y ruido- interrumpió Usopp antes de que a Nami se le fuera la lengua. 

Ambos chicos miraron agradecidos a Robin, había ingeniado la mejor manera de hacer desorden en el barco y dejarles un necesario tiempo a solas, además de crear ruido para acallar los gritos de la noche anterior. Le debían mucho a la morena. 

-¿Ahora la moda es usar la ropa de Zoro-san?

-Esto...- Sanji se coloreó- es que...

-Toma Sanji- Luffy se acercó al rubio con la ropa de este en sus manos- la encontré regada por toda la cocina, shishishishi, y tu te quejas de que yo hago desorden- le sacó la lengua. 

Sanji se coloreó aun mas frente a las risas del resto, era obvio (para algunos) lo que había sucedido.  

-Vale ya- cortó Zoro riendo también- dejen al cocinero. 

-¿Zoro?- murmuró Luffy- ¿estás bien?

-Perfectamente, ¿por qué?

-Defendiste a Sanji. 

Zoro miró al resto, ¿de verdad el capitán no sabía?

-Luffy- regañó Nami- Zoro y Sanji-kun están saliendo. 

-Pero si todavía están aquí adentro. 

Nami iba a decir algo mas, pero no encontró palabras. 

-A lo que se refiere Navegante-san es que ellos están juntos. 

-Si- admitió Luffy y se situó al lado del cocinero- y ahora los tres estamos juntos. Pero no resuelven mi duda. 

Los chicos no salían de su estupefacción, era imposible decirle a Luffy que ahora esos dos eran pareja porque de seguro abrazaría a ambos y diría que eran ahora trío. 

-Una acción vale mas que mil palabras- murmuró Brook y Zoro asintió. 

-Luffy- llamó a su capitán y cuando el chiquillo lo miró, tomó a Sanji de la cintura y le dio un corto beso en los labios- ahora lo entiendes, ¿verdad?

-Nishishishishi, lo entendí desde un principio, sólo quería verlos tratar de explicarme- y soltó una carcajada resonante que contagió a todos, menos a Nami.  

-Tu...- y se lanzó al cuello del chico para ahorcarlo. Zarandeó el cuerpo del capitán y su cabeza rebotaba, pero no amainaban las risas en la cocina. 

-Comida...- era lo que se alcanzaba a entender de los labios del chiquillo. 

Sanji sacudió la cabeza. 

-Si, si- dijo encendiendo un cigarrillo y comenzando a preparar la primera comida del día, aun con la ropa de Zoro y estando completamente descalzo.  El espadachín se adelantó y recogió los vestigios de la noche anterior antes que la navegante pegara un grito en el cielo y los golpeara por animales. En esas estaba cuando Robin se le acercó.  

-Gracias- musitó sincero. 

-No hay de que- asintió con la cabeza- pero la idea fue de Usopp. 

Llamó al chico.  

-Gracias- repitió.  

-No tienes por qué darlas- le restó importancia con un movimiento de su mano- para eso es la familia. 

Sonrió. Familia. 

Miró la amplitud de la cocina: vio a Luffy colgado de Franky mientras este giraba por la cocina. Sanji los reprendía y Chopper se burlaba. Nami intentaba concentrarse en la lectura del periódico, pero por mas que quisiera ocultarlo, una juguetona sonrisa bailaba en sus labios. Brook, impasible, se escabullía por entre las patas de la mesa para ojear debajo de la falda de Nami. Robin y Usopp estaban a su lado y reían también en la acogedora mañana. Se relajó, satisfecho.   

 

 

Nami fue la primera en gritar. Luego le siguió Usopp y finalmente Luffy. Habían llegado a una isla.  No era gran cosa, era una cálida, lo que les alivió el día. No tenían antojos de usar abrigos largos y botas calientes. Querían refrescarse y tomar un descanso. El ambiente era perfecto.  Anclaron en una pequeña bahía que, para sorpresa de todos, tenía varios barcos anclados. Se veía popular.  Bajaron juntos, dejando a la suerte elegir el guardián del barco. Resultó que Chopper no tenía mucha fortuna y se despidieron del renito mientras caminaban calles adentro para conocer la isla.  Era como un mercado enorme, con tiendas y ventas y artistas callejeros. 

-Disculpe, ¿qué tanto tarda el Log en cargar aquí?

-Apenas un día, jovencita- dijo la anciana, mirando a Nami con una sonrisa- espero que tengas el tiempo suficiente para esperar. 

-No hay problema abuela- le respondió- tal vez nos quedemos tres o cuatro días mas.  -En ese caso siéntanse libres de disfrutar la isla. 

Nami se devolvió a la plaza donde los chicos estaban esperándola.  

-El Log demora un día, pero pienso que quedarnos otro rato no le hará daño a nadie. 

-¡Para nada!- exclamaron contentos. 

-¿Hay algo que se les antoje hacer?

-Quiero ir con Robin a comprar libros- musitó Luffy tomando a la morena del brazo y arrastrándola mientras ella se despedía de todos y volteaba a ver al chiquillo. 

Nami se encogió de hombros.

-Yo quiero dar una vuelta por el lugar- dijo el rubio mientras entrelazaba sus dedos con los del chico a su lado- y Zoro quiere lo mismo. 

Sonrió. 

-Si, parece que también quiero dar un paseo. 

-Si, si, vayan, pero no lleguen tarde.  

-Está bien, Nami-san. 

-Y ustedes...- cuando fue a hablarle al resto, se encontró sola con Usopp. 

-Se fueron cuando no viste- le dijo- ¿te apetece hacer algo?

-Quiero ir de compras.  

-Voy contigo, igual, no tengo nada que hacer.   

 

Bordearon la pequeña isla tomados de la mano. El humo del cigarrillo ascendía al cielo a medida que era expulsado por el cocinero y mientras avanzaban, era humo blanco lo que dejaban como huella. El cielo encapotado amenazaba con soltar a llover en cualquier momento. 

-Me gusta esta calma. 

-Es agradable. 

Zoro apretó mas su agarre y Sanji volteó a sonreírle. 

-¿Qué te pasa?

-Que de ahora en adelante voy a tener una nueva preocupación.  

-¿Sigues con lo de la debilidad?- detuvo su andar. 

-Solo no puedo dejar que nada te pase. 

-¿Crees que yo si?- le acarició la mejilla- Zoro, no estamos solos. 

Sonrió. Era cierto. No estaban solos. 

-Ahora hay una familia en la familia- musitó risueño viendo al rubio a los ojos. 

-Suena divertido. 

-¿Crees que Franky nos haga una habitación para nosotros?

-Creo que va a adecuar el nido del cuervo- añadió entre carcajadas mientras soplaba el humo fuera.  

-Probablemente- se unió a sus risas. 

Se dejaron caer en la arena y el agua del mar apenas los mojaba. Sanji encogió sus piernas y se sentó en el regazo de Zoro, quien lo correspondió con un abrazo por la cintura. 

-Te quiero Zoro- susurró contra su cuello.  

-Te quiero Sanji- respondió mientras se recostaba contra la arena y acomodaba al rubio sobre su pecho. 

Comenzó a acariciar los cabellos dorados del cocinero, entrelazando sus dedos por los cortos mechones que caía por el somnoliento rostro de Sanji.

-¿Tienes sueño?

-Un poco- contestó bostezando. 

-Entonces duerme.

-Pero...

-Nada, te cargaré al barco yo mismo. Duerme. 

-Está bien- se rindió- pero si Nami-san nos dice algo, será todo tu culpa. 

-Si, ya. Ahora duerme. 

-Si. Ya- y cerró los ojos mientras la lluvia comenzaba a caer suavemente. 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer. 

Cuídense y los espero en mis próximos trabajos. 

Un saludo

Y


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).