¿Qué haces aquí?—preguntó el ojos amatistas al vampiro que se alzaba junto a un ventanal.
¿Qué te parece que estoy haciendo?—preguntó el otro bastante serio.
¡No sé porqué pero no me deja más tranquilo que tu vigiles!—indicó el cazador con duda en los ojos.
El otro sonrió--¿Temes lo que pueda hacerte?—preguntó.
¡Tú no…!—dijo molesto Kiryu tratando de llegar a su “Bloody Rose” pero para su asombro el otro estaba frente suyo antes de que siquiera pudiera tocarla y lo empujó a la pared para agarrar sus muñecas y en segundo tenerlo atrapado.
¡Ya me estoy cansando de este juego!—dijo el castaño antes de tomar sus labios.
Zero se sorprendió de cómo su cuerpo reaccionó al contacto mientras su mente se quedaba extática. Luego los labios de Kaname fueron recorriendo la piel de su cuello.
Quiero hincar mis dientes… ese aroma que despides—dijo el rey mientras el peliplateado recordaba que ya antes había mencionado eso. Con su nariz el vampiro recorrió la sedosa piel hasta llegar a los cabellos de la nuca mientras su boca se abría.
¡Ve a alimentarte de tu presa!—ordenó Zero.
¡Ahora no lo estoy deseando a él! ¡Sino a ti!—dijo el vampiro mientras sus colmillos rozaban la piel del otro despacio haciendo que los vellos de la nuca de Kiryu se erizaran.
Con sus muñecas aún atrapadas y el otro tan pegado a él Zero solo podía invocar algo para tratar de alejarlo antes de perder la cordura y aceptar algo imposible.
¡Eso sería una violación del acuerdo!—
Kuran lo miró fijo y le dijo—No uses esa palabra que se me ocurren ciertas ideas—
Por un momento Zero no entendió hasta que…
Eso fue la gota que revalzó el vaso para Kiryu quien haciendo gala de una inesperada fuerza lanzó al vampiro varios metros de si.
Jamás vuelvas a meterte conmigo, bestia inmunda—le dijo a Kaname antes de que pudiera levantarse y ver algo especial en su mirada. Cierto resplandor rojizo.
Estaba molesto e inquieto, además de sediento por lo que fue al baño a refrescarse la cara y tomar agua del grifo, luego sacó del bolsillo un frasco, vertió una pastilla en su mano y la levantó para tomarla pero en cuanto la tuvo a unos centímetros de su cara detuvo su movimiento y se quedó mirándola fijo. Una mirada de impotente furia se dibujó en su rostro y entonces la tiró lejos para luego apoyarse en la pileta con una mirada sufrida. Después levantó la cara para mirar en el espejo su imagen.
“¡Malditas bestias!” pensó.
¡Por fin apareces!—dijo el peliplateado al de larga melena al verlo aparecer por un corredor.
¡Oh! ¿Extrañabas a tu oto-san?—preguntó Kaien feliz, abrazando a su hijo del alma.
¡No!—le respondió el ojiamatista retirando sus brazos—Al cazador que haría el patrullaje anoche. ¿Dónde te has metido?—
¡Ah! Eto… ¡Me dormí! Estaba cansado por el viaje—dijo el de lentes. Era mejor que pensara eso a que descubriera la verdad.
¡No te creo!—le contestó el muchacho--¿Y Yagari san? ¿También él se durmió?—preguntó después. Pensaba que los otros le estaban escondiendo algo por su condición, aunque no sabía que podía ser. Odiaba ser dejado de lado. Lo había experimentado demasiadas veces.
¡Deja de pelear, estudiante hostil! Lo que hicimos no es tu asunto. Ahora vamos a comer que tengo hambre—dijo el otro cazador pasando por al lado de ambos.
Zero se calmó algo mientras Toga se ganaba una mirada de odio por poder callar al otro así no más cuando a él lo hubiera taladrado con desconfianza.
¿Pasó algo anoche?—preguntó en el desayunador el tuerto. La mirada del otro se lo indicaba.
Entonces llegó Cross con unos bollos recién hechos por él acompañado por Heinrich con cara de pocos amigos y una sirvienta que traían té, café, jugos y tostadas con mermeladas y manteca para ponerles.
No confío en ese vampiro. Sé que pronto romperá nuestro acuerdo—indicó el menor.
¿Cómo lo sabes?—preguntó Kaien.
¡Algo pasó anoche!—afirmó esta vez Yagari.
Además no estoy seguro de él. Dice que es el rey de los vampiros. ¿Entonces por qué está aquí solo? ¿No debería estar rod…?—Zero paró sus cavilaciones al ver que lo miraban serios. Toga con una tostada a medio comer y Cross dejó de servir té.
¿Cuál es su nombre?—preguntó con semblante pálido el rubio mientras Seto y Joseph entraban.
Kuran, Kuran Kaname—contestó el peliplateado mientras al pelinegro se le agriaba el rostro—Le dijo al amo del demonio que es rey desde hace poco. Que su tío lo era antes pero no sé si creerle…--
¡Rido Kuran!—casi escupió el de un ojo azul mientras Zero, Seto y Joseph ponían mucha atención a lo que decían.
¡Créele! ¡Hace poco que Rido Kuran murió!—le dijo el ojos miel clara a Kiryu.
¡Un Kuran!—exclamó el otro cazador con furia y luego volviéndose al pelilargo preguntó--¿Y tu como sabes eso?—
¡He oído de ello!—respondió Kaien.
¡Así que no mentía para salvarse!—dijo casi con decepción Zero.
Si es Kuran Kaname hay una explicación para que esté solo—aseveró Cross.
¡El senado!—dijo el otro experto mientras terminaba de comer casi desbaratando las piezas de tostada por el malhumor.
¿Qué tiene que ver el senado en esto?—preguntó por primera vez Joey.
No es ningún senado humano. Los vampiros tienen un consejo de ancianos al que llaman el senado. Los vampiros más importantes están dentro. Los nobles, los purasangre—indicó Yagari.
¿Purasangre?—preguntó Kaiba.
Hay varias clases de vampiros. La mayoría son de baja estofa, otros tienen ascendentes temibles y poderosos, descienden de purasangres mezclados con otros de sangre ya mezclada y son los nobles y están los que nunca han mezclado su sangre con otra familia y son los que conservan más poder que el resto. Estos son muy pocos, 5 por lo que sé y una de esas familias…--explicó el ojos miel clara.
…son los Kuran—terminó por él, Zero.
¡Exacto!—exclamó Toga—Y si hay alguien a quien puedes creer lo que diga de los Kuran ese es Cross—dijo con molestia nada reprimida de la que todos se dieron cuenta y de la que Kaien prefirió hacer caso omiso sirviendo té.
Dijeron que sabían porqué estaba solo—quiso saber Wheeler. Le interesaba esa información por lo que podría significar en su trato con Sebastian.
Kuran Kaname es conocido por tener una idea un poco original que no cayó nada bien al senado—dijo el pelilargo.
Si, aparentemente tiene la revolucionaria idea de una convivencia pacífica entre nosotros y ellos—dijo con rabia el pelinegro mientras tiraba un pedazo de tostada que ya no quería en el plato.
¿El?—preguntó asombrado Seto mientras los otros se preguntaban lo mismo—Pero si casi me mata—
¿Estás aquí, no? No te veo pinta de cazador por lo que no creo que pudieras defenderte. No digo que le crea. Bien se sabe que todo lo que sale de la boca de esas alimañas suele ser engaño pero si fuera un vampiro normal ya no estarías—le contestó el del ojo azul al castaño.
Ya sé quien le enseñó a hablar así de nosotros a Kiryu—dijo el vampiro de pronto entrando—Creo que es de mala educación hablar mal de una persona a sus espaldas. ¿No?—preguntó, luego miró a todos deteniéndose en los ojos violetas que no lo ignoraron sino que le enfrentaron.
Yagari entró molesto en la habitación que compartían persiguiendo a Kaien--¡No trates de esconderte!—le advirtió.
No me estoy escondiendo. ¿Qué es lo que te esta pasando?—preguntó Cross visiblemente preocupado.
¿Y tienes que preguntarlo?—preguntó Toga con un rostro muy molesto—Se trata de esa familia—Entonces el rubio entendió—Te quiero lejos de ese tipo—advirtió después.
¿Acaso crees…?—preguntó el ojos miel clara divertido.
¡No estoy bromeando! Ambos sabemos porque no quiero que te les acerques—le contestó el pelinegro.
Eso pasó hace mucho tiempo—se defendió el de lentes.
¡No me importa!—se indignó el ojiazul.
¡Esto es tonto! Ella…--trató de discutir el pelilargo pero sus labios fueron sellados.
¡No hables de ella!—indicó el del parche—¡No lo soporto! ¡También está dentro de ti y no la quiero ahí!—
Pero… no puedes hablar en serio. Tú estás igual como de seguro también tienes a otras personas en tu corazón además de m…--dijo el rubio.
¡No! No hay nadie más y tampoco quiero a nadie más dentro de ti—indicó el otro cazador abrazando con fuerza al otro mientras escondía su cara tras la oreja del más bajo.
Kaien se emocionó de sentir cuan fuerte le quería el otro y cerrando los ojos recostó su cabeza en el hombro del otro.
Tenía que decirle lo que había averiguado. Tal vez así pararía toda esa locura sin derramar sangre. Entró a la habitación donde su padre aún no se recuperaba de los efectos de la droga que le diera ese tipo. El médico vino por la mañana con los análisis y dijo que iba a llevar un tiempo pero al parecer tal vez trajera consecuencias la toxina ingerida. El saber que ahora trabajaba para el que envenenara a su padre le hacía más pesado su trato pero debía hacer frente a todo.
Lo que Joseph no sabía era que Zero estaba tras su rastro. Instigado porque algo particular pasaba con ese tipo le siguió y consideró por un momento si espiar lo que sucedía dentro de la habitación pero después de un momento no se resistió más y colocó su vista en la cerradura.
Para su bien la cerradura daba justo donde Joey parado accionaba el muñeco que lograba abrir el mueble y lo vio desaparecer por él.
¡Maldita sea! ¡Lo sabía!—dijo el cazador antes de sacar un artilugio de su bolsillo que servía para abrir cerraduras y rápidamente entró.
Después de pasar por la biblioteca se fue por el pasillo escondido hasta la salida del jardín desde donde se veía la claramente iluminada habitación separada que se usaba como trastero.
Se acercó despacio recordando como unos días antes usara esa locación para poner una trampa al vampiro. De pronto su imagen se le hizo presente y por un segundo no recuperó su razón pero luego de un momento volvió al presente y se colocó tras la puerta.
¿Y bien? ¿Qué me traes?—preguntó el mayordomo infernal al joven Wheeler.
¡Es importante! Me acabo de enterar por los cazadores que es cierto lo que Kuran Kaname dijo. Su tío era hace poco el rey y ahora está muerto—dijo el rubio.
¡Bien! ¿Y por qué crees que eso puede interesarnos?—preguntó el ojos rojos.
Es que…--dijo Joseph.
¡No has entendido tu posición! Tú estás para proporcionarnos la información para hacernos con Kuran. A mi amo no le interesa su nombre sino él. Quiere vengarse y él le servirá—dijo el de frac.
¡Pero eso no es justo!—dijo de pronto el ojos mieles provocando que el pelinegro sonriera.
¿Justicia? ¿Crees que eso existe? ¡Veo que aún existen los humanos como tú! Pero esto no tiene nada que ver con eso. Los deseos de my Lord no se discuten y el quiere que ese vampiro muera—dijo Sebastian.
Fuera el peliplateado se sentía confundido, asustado y rabioso. Todo al mismo tiempo. De pronto le parecía mal que planearan matar al vampiro por algo que no hizo. Igualmente le parecía infame la traición que Wheeler cometiera con todos los de la casa.
Planeaba entrar a matar a ese demonio hallando que debía estar desprevenido cuando una voz desde muy cerca le dijo—Espiar a los demás es de muy mala educación joven Kiryu—
Zero volteó a ver al de la voz encontrándose con esos ojos rojos.