¿Qué piensas hacer con él?—preguntó preocupado el ojos mieles.
¡Como si te preocupara!—gritó molesto Zero.
Ese ya no es tu asunto. ¡Volverás a la casa y fingirás que no sabes nada!—le indicó Michaellis.
¡Él es parte del pacto! ¡Dijiste que no los dañarías!—gritó el rubio sorprendiendo al cazador.
¿Y tu le creíste?—preguntó Kiryu que se encontraba esposado con unos hierros retorcidos.
Es increíblemente inocente para su edad—le dijo el ojos rojos y luego a Wheeler--¿Y como sugieres que le deje volver ahora que sabe de nuestro pacto?—
Joseph se quedó sin palabras. Sabía que el otro tenía razón pero no quería que le pasara nada por su culpa. De hecho por eso estaba metido en ese lío. Aunque recordaba el momento en que lo encontrara con Seto no le deseaba nada malo por ello.
¡Está bien! ¡Quédatelo! Pero no le hagas nada—le dijo el ojos mieles que de pronto vio al otro ante sí.
¡No seas arrogante! Solo mi amo puede hablarme así. ¡Ponte en tu lugar! Eres mi sirviente, no al revés—dijo Sebastian levantando al otro por el cuello y entonces Kiryu entendió la naturaleza de su relación.
¿Crees que tu padre va a salvarse porque el te diga que no va a lastimarlo? Es un demonio. ¡No puedes confiar en él!—le gritó el peliplateado antes de recibir una patada en pleno rostro.
¿Y crees en la de un vampiro?—le preguntó el mayordomo ahora a Wheeler—Cuando esto acabe se alimentará de lo que le apetezca y desaparecerá después de quemarlo todo. Es lo que siempre hacen esa clase de criaturas. No se trata de mí. Mi amo solo desea a Kuran. Poco le importan ustedes mientras no estorben su venganza—le aclaró el sirviente de Ciel—Ahora a lo que nos trajo aquí. He pensado en algo para resolver esto rápido y sin incidentes. ¡Tráelo aquí sin que nadie más lo sepa! Tú eres su presa así que no te costará atraerle. Yo me haré cargo de lo demás—
Era la sentencia de muerte de Kuran. Los dos se sorprendieron al oír el plan. Era tan sencillo y eficaz. Imposible discutir que tendría éxito. Zero se desesperó por Kaname mientras Joseph aceptaba la realidad, asentía y se iba.
¿Y bien? ¿Qué haré contigo cazador?—preguntó el demonio una vez estuvieron a solas.
Estaba pensando en lo sucedido la noche anterior con el peliplateado y su extraña reacción. ¿Era su imaginación o todo estaba de perlas hasta que el sugirió la palabra violación? Y la forma en que pudo lanzarlo tan lejos era un misterio. Ningún humano habría podido nunca usar semejante fuerza contra un vampiro. Algo raro rondaba a Kiryu Zero. Además… estaba ese aroma que despedía.
No era un perfume. Lo sabía bien pues no tenía una gota de alcohol o sus sentidos se hubieran dado cuenta. No, era el olor de su piel. Lo emanaba cuando se sentía tenso o excitado y le provocaba unas terribles ganas de hacerlo suyo.
Nunca Kuran había sentido algo semejante. Siempre había sido capaz de controlar sus instintos pero con ese tipo… Era la segunda vez que perdía el control. Aún recordaba el sabor de su piel en su boca.
Iba a averiguar que rodeaba a ese extraño personaje y había una opción justo ahí en la casa.
Aún no me dices que estás planeando—dijo el castaño cuando lo encontró, después de que Joseph saliera de la habitación de su padre.
No es necesario que lo sepas. Solo mantente alejado por un rato y si tengo razón todo se resolverá pronto—le respondió el rubio.
Sabes que no voy a quedarme con tan solo eso—dijo el ojos azules.
¡Pues tendrás que hacerlo!—le contestó Wheeler.
A menos que vaya con los cazadores y les diga que tramas algo—amenazó Kaiba.
¿Por qué interfieres? ¿No te das cuenta que estoy haciendo esto por ti también? ¿No quieres librarte de esto lo más pronto posible y volver a casa con tu hermano?—preguntó Joey.
Es cierto. Era lo que más deseaba pero a la vez tenía miedo que el otro se metiera tan hondo en ese problema que fuera imposible sacarlo de ahí.
¡Confía en mí! Todo va a terminar bien—le dijo el melado antes de besarlo y seguir su camino.
¿Por qué lo has traído aquí?—preguntó el conde a su mayordomo al ver la presa de este.
Descubrió mis charlas con mi sirviente en la casa Wheeler—indicó el demonio.
¡Así que eso tramabas! ¿Cuánto más debo esperar?—preguntó el joven Phantomhive.
Pronto my lord su enemigo será destruido—le indicó el ojos rojos.
Zero, que lucía una mejilla cortada, no pudo evitar decir—Le faltó decirle que Wheeler le dijo que no se trata del mismo Kuran que está buscando. Ese murió. Mis compañeros le conocieron—
El otro lo miró heladamente--¡Saca a esta escoria de mi presencia, Sebastian!—ordenó Ciel con encono.
Sebastian tiró al otro en una habitación tapiada de la casa y le dijo—Lamento no ser más hospitalario pero mi amo necesita de mis servicios ahora. Pronto volveré por usted—sonó más a una amenaza que a una disculpa y Zero se quedó mirando la habitación a oscuras.
Sería allí donde le darían fin. Lo dudaba porque él tenía una carta bajo la manga que pocos conocían y no era el mayordomo uno de ellos. Despacio empezó a trabajar la pieza de hierro. Tal vez lograra liberarse antes de…
Parado en seco se preguntó si era por los demás o por Kuran Kaname que estaba preocupado y con sorpresa se dijo que por los dos pero que algo dentro de él le indicaba que primara al vampiro.
Necesito hablar contigo a solas---le dijo Joseph a Kaname mientras lo guiaba al trastero.
No entiendo porque no puede ser en la casa—indicó el vampiro con un deje de sospecha en su interior. Estaba claro que el otro no podía llevarle hacia una trampa porque era su sirviente ahora. Sus instintos eran protectores. Por más que odiara la manera en que él se comportara antes con respecto a su persona no podía odiarle ni lastimarle.
O eso creía Kuran.