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De Bradislavia con amor por desire nemesis

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Kaien miraba con pesar a su alumno—¡Ya no sé que hacer!—dijo al que le acompañaba. Yagari también miraba al alumno con dolor irresignado.

 

El joven descansaba en su cama, sus ojos totalmente opacos, su respiración trabajosa.

 

¡No es nada que haya visto!—aseguró el pelinegro.

 

¡Tenemos que ayudarlo!—dijo angustiado el rubio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Kuran Kaname estaba en una de las villas de su familia, terminaba una botella de vino que sabía a nada ya y sus ojos reflejaban que ya no importaba mucho de lo que le rodeaba.

 

Había vuelto con los suyos primero por su delicado estado hasta que los médicos vampiros curaron las heridas en sus pupilas y le volvió la visión. Después se quedó porque no sentía necesidad de alejarse.

 

¿Para que?

 

Siempre había sido un vampiro errante, decidido, energético y egocéntrico pero todo eso ahora se había desvanecido en la densa bruma de la confusión.

 

¿Qué era todo aquello?

 

Sus ojos escrutaron la lejana luna, desde su lugar en la poltrona se veía cercana y demasiado pálida, plateada y por un momento en ella vió una cara muy familiar de pelo plateado y ojos lilas.

 

Cerró los ojos.

 

Esas tonterías eran la que lo tenían así. Debía sacarse de la mente ese tipo de cosas.

 

¡Kaname-sama! ¿Puedo entrar?—le llamó su secretaria y protectora, Seiren.

 

El posó la copa en la mesita cercana y respondió--¡Entra!—

 

¡Kaname-sama!—dijo ella al entrar, inclinándose—Un par de hombres piden verle—informó.

 

¿Hombres?—preguntó sorprendido y curioso el castaño.

 

Sí, Kaname-sama—le respondió la peliplateada—Son dos cazadores, por eso pudieron llegar hasta aquí. Dicen que no tienen intención de dañarlo, que se trata de un asunto de su interés. Se llaman Cross Kaien y Yagari Toga—

 

Los familiares nombres llamaron del todo la atención del hasta entonces apático vampiro. Sería…

 

Sus ojos se apagaron. No valía la pena.

 

¡Diles que no tengo nada de que quiera hablar con ellos!—le indicó el ojos borgoña a su empleada.

 

¡Como diga, Kuran-sama!—le contestó ella y se volvió pero para entonces el rubio y el pelinegro entraban. Ella se puso alerta con la mano en la empuñadura.

 

¡Kuran! ¡Debemos hablar!—le gritó Kaien con mirada seria. Más adusta era la mirada de el del parche.

 

El castaño colocó sobre el hombre de su secretaria una mano para tranquilizarla. Ya estaban ahí y por sus miradas… Ella comprendió.

 

¡Puedes irte Seiren!—le dijo.

 

Ella asintió en silencio, se inclinó respetuosamente y se fue como una sombra después de dirigir una ominosa mirada a los visitantes.

 

¿Y bien? ¿Qué es lo que quieren? Pensé que ya nada teníamos que hablar—dijo despectivo el rey recordando que fueron ellos quienes le aconsejaron que se alejara de Zero. Las palabras que siguieron le helaron el corazón.

 

¡Zero está muriendo!—exclamó el cazador rubio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Caído entre las brumas de su propio pensamiento se hallaba el peliplateado. Estaba angustiado. El mundo que lo rodeaba no entraba ni por sus pupilas ni por sus oídos pero no era por ninguna obstrucción física. Simplemente su cuerpo había empezado a apagarse como una vela desde aquel día.

 

¿Cómo ese solo acto pudo cambiar tanto las cosas?

 

Ese sabor en su boca, algo familiar y a la vez desconocido se revolvía en su cabeza. Era insano. No lo quería pero su cuerpo había reaccionado de ese modo. Como si ese único líquido vital fuera el elixir de la vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Kaname quedó impactado!

 

¿Ese era Kiryu Zero?

 

Tendido en la cama lucía como un fantasma que permanecía muy quieto con los ojos abiertos mirando una cosa que en verdad no estaba ahí.

 

Tenemos la certeza de que ya no oye ni ve—le informó Cross antes de que entraran pero no habló de su apariencia.

 

¿Cómo pasó esto?—quiso saber el castaño sin entender. Lo único que le sucediera al otro aparte del ataque del demonio era beber su sangre pero eso de ninguna manera podía lograr tal efecto. Muy al contrario, se había probado que en humanos mejoraba todas sus capacidades. ¿Sería por el ataque de ese Sebastian?

 

¡Lo que te diré lo saben muy pocos y no debes repetirlo!—le indicó el de lentes y el otro lo miró con ojos encendidos.

 

¿Con quien crees que estas hablando?—preguntó furioso Kaname.

 

¡Baja el tono!—dijo Yagari nervioso y el pelilargo levantó su mano para calmar sus ánimos.

 

Es muy importante Kuran que se mantenga en secreto. Tanto para ustedes como para nosotros. Por órdenes no deberíamos decirlo pero no queremos perder a Zero—dijo el ojos miel clara.

 

Entonces el vampiro escuchó atento. Si los otros estaban desobedeciendo órdenes directas eso debía ser grande.

 

Zero es excepcional en más de un sentido—prosiguió antes de mirar de nuevo al ojos amatistas, los demás hicieron lo mismo—Su madre era una joven que fue tomada a la fuerza por un vampiro que luego bebió su sangre y la dejó por muerta pero ella sobrevivió y contra todo pronóstico llevó a término su embarazo. Ella murió en el parto. Nunca se supo de un caso similar—Kuran miró sorprendido al otro allí acostado—Zero es mitad  humano y mitad vampiro—la revelación cambiaba todo el mundo del ojos borgoña. ¡Eso no podía ser! Socababa las bases de ambos mundos. Ahora entendía la repentina fuerza de aquel día y su resistencia a la fascinación. Se arrodilló a su lado y miró los ojos sin vida sin poder entender como una cosa así podía haberse logrado--¡Kuran Kaname! Tengo que decírtelo—dijo Cross con cara seria y el otro volvió de nuevo su atención a él—¡Es tu deber ayudarle! ¡Porque él… él es tu primo! Según sabemos el vampiro que atacó a su madre fue Rido Kuran—fue la otra asombrosa revelación que hizo el cazador al vampiro en menos de dos minutos.

 

Si era así el otro no solo era mitad vampiro… era mitad sangre pura.

 

Todo había tomado su lugar de pronto.

 

La reacción que tuvo a la palabra “violación” y la que tuvo cuando se enteró de que él era el rey Kuran. Pensó que él…

 

¿Él lo sabe, no es así?—preguntó Kaname.

 

Si—respondió el otro.

 

¡Por eso es quien más odia a los vampiros entre nosotros!—le indicó el pelinegro.

 

Por desgracia eso hace que también se odie a si mismo—aclaró el ojos miel clara.

 

¡Déjenme solo con él!—indicó el rey.

 

¿Qué?—preguntó Yagari.

 

¿Qué crees que le haré cazador? ¡Me trajiste aquí! Además de ocultarnos su existencia todo este tiempo. Tú no puedes ni siquiera hablar—dijo muy enojado el ojos borgoña sin dejar de mirar al otro mientras elevaba su mano hacia el del parche.

 

¡No lo d…!—trató de protestar Toga.

 

¡No sigas! ¡Dejémosles solos! Él es el único que puede lograr algo—dijo el pelilargo al otro mientras le empujaba confiando en los poderes de un purasangre.

 

Después de meditarlo un segundo el vampiro se decidió por un método y su boca acercó al cuello tan deseado sintiendo la piel fría y la falta de ese perfume que le hacía burbujear la sangre. Miró por unos segundos ese tatuaje que impedía de ambos lados que otro le mordiera y sin dilación clavó ambos colmillos en la piel desnuda.

 

El ojos amatistas reaccionó abriendo su boca y llevando la cabeza hacia atrás mientras su cuerpo todo se arqueaba. Dentro de la mente del otro empezó a ver todo rojo mientras sus fosas nasales percibían un olor particular. ¿Era canela? ¿De donde venía ese aroma que inundaba de pronto su ser y que le hacía respirar con angustia?

 

Un momento antes se encontraba tan laxo, tan calmo como un barco a la deriva. Pensó que nunca volvería de nuevo a aquel lugar y ahora sentía que algo lo estaba arrancando. Unas ganas inmensas de…

 

Los colmillos se clavaron con ansias en el cuello desnudo y succionaron con ansias el líquido tanto deseado. Sentía como fluía por su garganta calentando su pecho y rodeo con sus brazos ese torso para que el otro no escapara mientras sentía un peso extraño que rozaba partes de su cuerpo que como él despertaban a la vida y de a poco sus ojos recuperaron la luz para lograr ver ese hombro vestido de tela negra, tela blanca que acompañaba un hermoso cuello y una cabellera chocolate.

 

Al darse cuenta lo que estaba haciendo desenterró sus dientes mientras sentía unos labios recorrer su cuello. Después sintió que lamía y más tarde una voz que le susurró al oído--¿Por qué te detienes? Me necesitas y lo sabes. Te estaba matando la ansiedad de probar de nuevo mi sangre. ¿No es verdad? Una vez que la probaste tu cuerpo no pudo soportar dejarla—

 

Zero estaba triste porque era cierto.

 

Vete—susurró con voz rasposa por la falta de uso.

 

¡No!—le contestó el castaño—Ahora tu parte humana es mi presa y el vampiro que hay en ti mi amante—

 

Kiryu se paralizó. ¡El otro sabía!

 

¡Típico de ti! ¡Morirías sin pedir ayuda! Pero no escaparás de mi tan facil primo—dijo el vampiro después.

 

¡No van a dejarte!—le indicó el pelo plateado.

 

¡No tienen como prohibírmelo! ¡Además… tu sangre corre por mis venas! Recuerda que somos familia—respondió el otro.

 

¡Como un bastardo!—indicó el ojiamatista.

 

¡Un bello bastardo!—le dijo un sonriente Kaname haciendo la cabeza para atrás así sus ojos se encontraban mientras tomaba su barbilla para asegurarse de que no la moviera cuando le besó.

 

Su peso se sentía bien, hasta acogedor mientras sus bocas conversaban entre sí solamente utilizando el tacto como las manos de ambos que acariciaban al otro transmitían sensaciones a las espinas dorsales.

 

Despacio Kaname se metió en las sábanas mientras recorría con una  mano la pierna izquierda haciendo que esta se corriera a un lado para darle paso entre ambas, luego hizo que la ropa del peliplateado se fuera corriendo hacia abajo y luego su nariz empezó a recorrer de nuevo ese fino cuello de porcelana mientras sentía ese aroma tan infinitamente atrayente y el cuerpo bajo él se arqueaba buscando su calor.

 

Para Kiryu la sensación era abrumadora y más cuando el otro hincó de nuevo sus diáfanos dientes en el cuello desprotegido.

 

Zero gimió. Kuran gozó del sabor en su boca y sus entrañas se llenaron de vigor mientras aún desvestía el cuerpo del cazador.

 

Entonces el vampiro se volteó, llevando sobre sí el peso del ojiamatista que sintió ahora todo el cuerpo del otro mientras sus últimas ropas eran quitadas de sí.

 

Le gustaba.

 

Le gustaba su olor.

 

El sonido de su respiración.

 

Sus jadeos compulsivos y su voz apasionada.

 

Despacio penetró el sagrado recinto con un dedo incómodo que pronto halló su espacio y fue bien recibido. Otro se hizo un lugar junto al otro y después un tercero se unió.

 

Al principio se sintió molesto pero con el tiempo ese placentero tacto lo dejó sin aliento y cuando le fue arrebatado frunció el ceño pero al rato Zero se encontró la verdad de esa relación cuando el vampiro reforzó la mordida al mismo tiempo que penetraba en esa entrada con la fuerza de un huracán.

 

Kiryu clavó sus uñas en los antebrazos del castaño y este le miró con su rojiza mirada teñida de algo más en la penumbra.

 

¡No sigas resistiendo aquello que tiene que ser!—le dijo el purasangre antes de tomar con sus labios los del medio humano que cedió tras ello a que pasara lo que ya era necesario que aconteciera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Uyyyyyy! ¿Qué estarán pasando?—preguntó el cazador al otro lado de la puerta. Muriendo de la curiosidad. Extrañamente confiaba en Kuran pero el saber que la vida de Zero estaba en peligro.

 

Recibió un “estate quieto” en la cabeza y un sermón--¡Deja de ser tan molesto!—

 

¡No soy molesto! Solo me preocupa mi pequeño hijo—le retrucó el ojos miel clara y luego lo miró fijo.

 

Después de un momento Yagari solo le dijo--¡Rayos! A veces eres tan molesto—y se fue siendo seguido por el rubio.

 

Kaien le siguió e iba a reclamar cuando el otro de pronto se volvió a mirarle—Y otras veces…--

 

¿Uh?—preguntó Cross y de pronto sintió las fuertes manos sobre su cabeza.

 

…haces que me cueste no tomarte donde sea!—terminó para sorpresa y sonrojo del ojos miel.

 

¡Oye! ¡Este no es…!—replicó el pelilargo.

 

¿Momento de amarnos?—preguntó el pelinegro y el otro se puso como tomate antes de retroceder y alejarse como si fuera un perro con la cola entre las patas.

 

Una vez desapareció el otro Toga sonrió--¡Jamás falla!—dijo muy satisfecho y luego miró la puerta detrás de la que estaban los primos.

 

Esperaba que hubiera un modo de revertir aquello.

 

 

 

 

Kaien camino a la cocina sonrió. Entendía que el otro lo había hecho para alejar de él sus preocupaciones y también que le había tomado el pelo.

 

Pero para eso Kaien Cross tenía preparada una sorpresa para Yagari Toga. ¡Una sorpresa bomba! Sonrió casi con malicia el de lentes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ciel estaba parado en su casa esperando. Había pasado una hora desde que Sebastian se fuera tras el vampiro y el cazador. Michaellis apareció a su lado.

 

¿Era necesario todo eso, bo-chan?—preguntó el demonio.

 

¡No lo sé pero estoy cansado de todo esto! ¡Termina de una vez! ¿Quieres?—dijo el del parche en el ojo aflojando su corbatín.

 

El otro sonrió—Es muy considerado de su parte. Hacer que crean que todo terminó de la mejor manera—

 

¡No soy considerado!—reclamó Ciel.

 

¡Como diga bo-chan!—dijo el mayordomo.

 

¡Ya deja de decirme así!—le ordenó el muchacho.

 

¡Bueno, creo que es hora de comer!—dijo el ojos rojos y fue por sus labios.

 

¡Esto…! ¿Qué estas…? ¡Pensé que ibas a comer mi alma!—le dijo Phantomhive.

 

Me gusta comenzar con el cuerpo. No creerías que esperé todo este tiempo solo para obtener tu alma—dijo antes de tomar con su mano la cara del sorprendido conde y antes de besar sus labios mientras su otra mano se encargaba de terminar de sacar la corbata y deshacerse de los botones de la camisa.

 

Sacó los pantalones cortos con la pericia de un ingeniero y poco después enseñaba caricias prohibidas al otro que empezó a enrojecer y jadear en la cama que fue dispuesta a sus espaldas.

 

Siempre había sentido algo raro cuando el otro le miraba pero jamás se imaginó que el otro esperaba para hacerle tales cosas. En un momento crucial Sebastian introdujo un dedo en su parte menos pensada mientras la otra seguía divirtiéndose con su entrepierna y cuando consiguió lubricar sus dedos con el líquido seminal introdujo estos en la boca de Ciel para que saboreara su propia simiente. Esta chorreo por las comisuras de su boca y entonces Sebastian lamió el líquido con deleite para luego sorber sus labios mientras terminaba sus caricias y despacio comenzó a introducirse en el apretado ano del joven pelinegro que gimió con el contacto.

 

Sus bocas no se separaron mientras el ojos rojos se fue introduciendo cada vez con más ímpetu mientras el joven noble se retorcía de espaldas al ex sirviente con su boca pegada a la del otro.

 

Michaellis llegó al clímax mientras su boca se entretenía acariciando el cuello del más joven. Y enterró sus dientes al calor del placer.

 

Había esperado años para tener a ese humano así, bajo de él, gimiendo y siendo suyo.

 

¡Esa era una gran recompensa!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Había terminado un  duro día de trabajo en KC y el castaño se estiró en su sillón ejecutivo. Miró su reloj pulsera y casi con satisfacción se dio cuenta de lo tarde que era y que ya podía irse de la compañía pues había terminado con sus pendientes.

 

Camino a casa llamó a Moki y le saludó pues ese día no se habían visto. Después de pedirle el informe de lo sucedido en su día y de que él le diera el suyo se despidió pues el otro se levantaría temprano y no se verían ese día.

 

Llegó derecho a tomarse una ducha caliente y salió usando solo su bata azul con filos blancos y un logo de KC encontró en la mesita de su dormitorio, redonda y de un pie, un vaso con wiskye añejo. Justo el que le gustaba. Tomando el vaso se dirigió al balcón y sin preámbulos se abrazó a la espalda de su dorada afición que estaba apoyado con los brazos cruzados en el barandal.

 

¡Hoy mi padre llamó de nuevo!—le informó el otro. Seis meses habían pasado de aquel día en que se creyó morir en los brazos del otro pero por suerte la emergencia llegó a tiempo para revivirle. Desde que decidiera mudarse a Japón con Seto, su padre, en desacuerdo total con la nueva vida que había elegido, no había dejado de llamar en ocasiones para recordarle su error y de que de volver a la sensatez hallaría refugio en la mansión Wheeler.

 

¡Aún no te arrepientes!—preguntó Seto al cabello de la coronilla del otro mientras atisbaba sobre su cabeza el parque de los Kaiba.

 

¡Aún no! Aunque no sé si cometiste un error al elegirme como relacionista público de Kaiba Corp.—dijo el rubio con voz igual de calmada sin hacer ningún movimiento sobre el que estaba apoyado en su espalda.

 

No entiendo como puedes hacer mal esta labor. Tu trabajo era relacionarte con extranjeros. Pues bien, la única diferencia es que ahora son solo gente particular así que vas a estar bien—le dijo Joseph.

 

El ojos mieles asintió.

 

Si lo haces mal yo te despediré y sabrás que no eres bueno en eso—le peleó un poco el castaño.

 

Joseph sonrió. Sonaba como…

 

Volteó y se aferró al otro para besarlo. Seto dejó caer el vaso mientras lo sostenía contra la barandilla para encaramarse en una situación con labios y caricias entremezcladas mientras caminaban sobre los restos del wisky hacia la habitación del castaño.

 

Kaiba despojó despacio del saco al rubio mientras sus labios recorrían el recién descubierto pecho para después de un segundo saborear las emergentes tetillas, primero lamiendo y después succionando con cariño para terminar absorbiendo con vigor mientras sus manos deshacían los nudos del pantalón y del boxer para acabar acariciando los muslos por dentro. Se alejó del pecho para ver como se abrían las extremidades dejando ver al otro totalmente expuesto y deseable.

 

Solo verlo así casi le hace venir. Levantó una de las rodillas hasta su boca y la besó para después recorrer con sus labios la pierna hasta llegar a la pelvis mientras el ojos mieles jadeaba a más no poder y arqueado sentía con su piel las caricias de la boca del CEO.

 

La lujuria siguió cuando el ojos azules se atrevió a lamer la punta erecta del miembro de Joseph y luego con su mano acarició admirativamente por lo largo mientras su otra mano se deshacía de los botones de su camisa de dormir para después acariciar cierta entrada.

 

Joey no podía más, lanzó un gemido agudo y después se vino en la cara de Seto quien se limpió con su mano libre la barbilla y miró a Wheeler con un extraño brillo en sus ojos. Esa mirada provocó un escalofrío de excitación en el melado que se intensificó cuando el otro provocó más su interior embistiendo su interior con ahora 3 dedos.

 

Ahora me toca a mí satisfacerme—le dijo el castaño a Joseph antes de que sus dedos dejaran el orificio para ayudar a su otra mano a desprender el pantalón del pijama y la ropa interior, para luego tomar con ellos el punzante galardón de su hombría y llevarla a la oscura cuera donde aguardaba un tesoro secreto que ya era suyo.

 

Las embestidas se sucedieron mientras el rígido rostro del más alto delataba el esfuerzo que hacía para conseguir entrar más y más hondo dentro de Wheeler que después de que alcanzara su próstata empezó a gritar sin contenerse, más y más hasta que llegados al exceso se vinieron al unísono.

 

Seto se quedó apoyado sobre el rubio y mirando al otro en su fatiga, con la piel perlada y su ardorosa piel que delataba su éxtasis le dijo—¡No me importa lo que digan, tú eres mío!—para después acariciar su mejilla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rato después los dos estaban abrazados en la cama. Joseph estaba medio dormido gracias a las caricias pero después de unos minutos se levantó.

 

¿A dónde vas?—preguntó el ojos azules medio dormido y molesto.

 

¡Tengo que ir!—de dijo un poco molesto también Joey. Era más que evidente a donde podía ir en esa situación.

 

Fue al baño y después de terminar fue a la palangana para lavarse la cara.

 

¡Por suerte ya no hay vampiros ni demonios persiguiéndonos! ¡Y ese escopetazo te libró de la sangre de ese demonio! Ya podremos tener una vida en paz—dijo el castaño desde la cama.

 

Si. ¡Por suerte!—dijo el ojos mieles terminando de secarse la cara y luego miró al espejo enfrente suyo.

 

Unos ojos rojos le devolvieron la mirada desde el espejo en una cara igual a la suya.

 

 

 

 

Notas finales:

ESpero les gustara el fic

fue un gusto escribirlo

mata ne y gracias por colaborar con sus revs

^^


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