9 Develación
El casamiento era un gran acontecimiento. La gente entraba toda vestida de gala.
Por eso a Freddy se le hizo fácil llegar a la casona. Pasaron como proveedores y cuando la gente se dio cuenta tres hombres violentos estaban apuntándoles con escopetas cortas y reclamando su dinero. Seto que recién había bajado la escalinata con su prometida se mantuvo calmo sensatamente. Esos hombres solo querían dinero, se dijo.
Athos intentó intervenir. Aramis no pudo detenerlo a tiempo y recibió un culatazo en la cara. Cayó al suelo y Kai fue a ayudarle a levantar.
¿Pero has visto Tits que niñas más dulces que tienen aquí?—preguntó el greñudo a su amigo mientras miraba con ojos lascivos el cuerpo de la empleada.
Athos se paró delante de ella como un deja vu de la escena con Seto.
¿Qué crees, campeón? ¿Qué tu solito vas a detenernos?—le dijo el líder del grupo y empezó a reírse con estruendo.
Entonces Freddy vio que alguien vestido con una capa con capucha negra cabalgando en un caballo y dijo a uno de sus compañeros mirando por la ventana aún—Al parecer un mensajero ha llegado—luego sonrió y sus colegas también.
¿Como iba a hacer para encontrarlos sin que la gente le reconociera? En eso pensaba Joey cuando vio un montón de lana recién esquilada dentro de un corral, a la distancia pudo ver a un hombre que llevaba a una oveja al establo y se dio cuenta que dejaría esa y traería otra.
Joseph se dijo que era su oportunidad y se hizo con unos vellones de ella.
Un hombre de espesa barba blanca y cabello igualmente cano penetró en el recinto del bar del pueblo y dijo a un aldeano que buscaba a unos arracimeros que le dijeron era muy seguro que estuvieran por allí.
Dicen que están interesados en la hacienda del señor Pegasus—añadió.
Pues pueden entrar cualquier día menos hoy—dijo otro alegre bebedor cosa que el rubio no entendió, luego lo que oyó le heló la sangre—El señor Pegasus los partiría en pedazos si arruinan la boda de su sobrino—
Salió de allí con la esperanza de que lo que se le ocurriera entonces no estuviera pasando realmente.
Freddy abrió una de las grandes hojas de la puerta principal y el encapuchado mensajero penetró en el recinto lleno de gente aterrorizada.
El que le abriera la puerta ahora estaba detrás de él apuntándole con una escopeta mientras sus amigos reían anticipándose a como el otro le abriría un agujero en la cabeza.
¡Di tu mensaje, mensajero!—era más que obvio que solo jugaba con él para después destrozarle. Así era él.
¡Bien!—aceptó el de la capucha y con rapidez se volvió y llegó con una mano al cuello de Freddy, mientras este veía una penetrante mirada oyó--¡Muérete!—
Entonces el fuego se diseminó por todo el cuerpo del malhechor dejando impresionados a todos en el lugar.
¿Qué? ¿Qué? ¿Qué?—preguntó Tits shockeado mientras la figura se volvía hacia él.
Entonces uno de los concurrentes mencionó el temido nombre.
¡Helios!—
Fue tan solo un susurro pero su impacto recorrió el lugar como si fuera un grito. El arracimero se preguntaba si podía ser cierto y lo preguntó.
No hubo respuesta por lo que fue como una aceptación. Solo Helios podía hacer algo semejante con un simple toque. ¿No?
Los concurrentes se preguntaron porque había elegido ese momento después de dos años de ignorarlos para reaparecer y preocuparse por asuntos humanos.
Llevado por el pánico Tits tiró su arma y elevó sus manos solicitando la indulgencia del ser superior. Su compañero un minuto después hizo lo mismo.
¡Está bien! ¡Nos rendimos! ¡Nosotros no os hemos hecho nada!—dijo Tits.
¡No hacerme nada!—dijo con repentina furia una voz siseante proveniente del encapuchado. Sacándose la capucha y revelando su identidad el antes desconocido casi escupió las palabras--¿Llamáis a cortarme brazos y piernas no hacerme nada?—de inmediato los arracimeros comprendieron el alcance de sus hechos.
Tits dijo para excusarse—Fue Freddy yo…--
No pudo terminar porque el otro ya había llegado repentinamente sobre él y tocando con la palma su pecho lo encendió como un mechero.
Todos los asistentes estaban anonadados de estar ante Helios pero los que más lo estaban eran los que conociendo a Joey le veían ahora con brazos y piernas incluidos dando innegablemente la razón a la presunción de que fuera la divinidad.
Seto no podía creer que ante él se encontraba ese ser frágil que unos días antes protegiera ante el maltrato de su propio empleado. Esa criatura tímida se había convertido ahora en un ser vengativo. Sus ojos relucían de una extraña manera pero a pesar de parecerle ajeno ése era Joseph. Deseo hablarle y preguntarle como había sucedido ese cambio.
Se alegraba de que estuviera bien físicamente pero le lastimaba verle dañino.
En una última llamarada el arracimero que quedaba desapareció y el de la capa negra les miró a todos. Su furia había sido calmada pero el dolor por el maltrato que recibiera en esa casa y por lo que estaba sucediendo en ella solo aumentaba al quedar ante ellos y ver sus rostros.
Un rostro llamó su atención—¡Padre!—exclamó. No entendía como…
Cuando te fuiste supuse que tal vez más nunca te viera, así que decidí volver y saldar mi deuda con el señor Pegasus—dijo el doctor se veía tranquilo.
¡Tú lo sabías!—dijo Joseph.
Supe que tenías algo especial la primera vez que te ví—dijo el médico con ojos nostálgicos y el castaño y el rubio lo miraron con atención mientras relataba—Recorrí los bosques cercanos a mi aldea después de los incendios de hace dos años buscando gente herida. Entonces encontré un cuerpo al que solo le quedaba parte del tejido muscular. Era horroroso verle. Era como si no tuviera piel y olía a quemado. Iba a dejarlo atrás cuando me di cuenta de que aún estaba con vida. Le llevé a mi casa y le cuidé mientras permanecía vendado. No decía nada pues no estaba consciente y un día lo sorprendí durmiendo. Entonces me pregunté, ¿Cómo puede un ser sin párpados tener los ojos cerrados? Le quité las vendas y entonces descubrí que ya tenía piel. Luego despertó y me preguntó quién era yo—
Entonces Joseph comprendió y dijo--¡Me dijiste que perdí la memoria a raíz del incendio!—
El padre de Wheeler le dijo--¿Y que más podía decirte? Además sé que fui un poco egoísta pero… descubrí que me gustaba la idea de ser padre—
El ojos mieles sonrió y tocando la cara de su padre le dijo—¿Por qué me dijiste que si me lo decías no querría verte?—
Imagino que te has enfadado porque todo este tiempo te he ocultado tu verdadera identidad—le dijo el galeno.
¡Tu egoísmo es demasiado lindo para que pueda enojarme contigo! ¡Es lo más lindo que me ha sucedido en mucho tiempo! ¡Para mí tu siempre serás mi padre!—dijo con gran cariño en su mirada el joven que aún lucía la marca en su cara y Seto pudo ver de nuevo a su Joey en ese rostro benigno y cariñoso.
Intentó hablarle pero al percibir su interés el otro lo miró ceñudo y dijo--¡Ahora me voy!—
El ojos azules en un intento de frenarle le tocó el brazo y descontento el rubio giró la cara. De pronto estaban en otro lugar. Era la cima de una montaña.
¿Qué hacemos aquí?—preguntó consternado Joseph.
Supongo que tu lo hiciste—dijo el castaño y el otro le miró—Eres Helios después de todo—
Pues supongo que deberás volver tu solo porque aún no sé como funciona esto. Lamento haber arruinado tu preciada boda—le dijo el ojos mieles.
¡No me importa eso!—contestó el otro para su asombro con una sonrisa y entonces le besó apasionadamente.
Joey trató de negarse pero sus fuerzas menguaron considerablemente al encontrarse en sus brazos como le había sucedido a menudo. Había algo en el otro que…
Nuestros padres nos comprometieron cuando éramos pequeños. ¡Yo no la elegí! Yo te elijo a ti—dijo Kaiba después de separar sus labios de los de Wheeler.
Pero ibas a casarte—le recriminó el otro.
Te busqué y no pude encontrarte, pensé que jamás volvería a verte. Es por eso que iba a hacerlo—le contestó el ojos azules.
Los labios de Joey se dejaron besar nuevamente pero esta vez esperaron el contacto con un estremecimiento interno.
Su cuerpo se entregó al del ojos azules con la facilidad de algo hecho toda la vida pues el otro tenía legítimo derecho a él y no podía dejar de lado lo que sentía por él y lo susurró en su oído mientras el cuerpo de Seto lo embestía entre las rocas de un lugar rodeado de impresionantes vistas de valles plagados de verde y agua, de vida y sol.
¡Dilo de nuevo!—pidió el castaño como el que no oye bien pero lo había oído solo que quería repetir la experiencia de escuchar esas palabras de la boca del ser amado.
¡Te… te amo!—dijo entre embestidas el ojos mieles un momento antes de correrse y provocar con la estreches que esto provocaba en su cuerpo que el miembro contenido del gentil se viniera también.
Quedaron yacientes en el suelo, con el pecho agitado por el esfuerzo pero con semblantes relajados. Seto se volteó llevando la cabeza del otro sobre su pecho.
¿Qué haremos ahora?—preguntó el rubio.
Ser felices, supongo. A mí me queda menos tiempo que a ti para serlo. Después de todo tu vivirás para siempre—dijo el joven ojos azules.
Eso llevó a Joseph a erguirse para sentarse a su lado, ambos permanecían desnudos.
No quiero ser eterno—dijo de pronto disgustado con que al morir Seto el seguiría viviendo mucho más tiempo.
¡No hables así!—dijo Kaiba abrazando por la espalda el pecho de Wheeler—Si no fueras inmortal no nos hubiéramos conocido—su barbilla estaba apoyada en el hombro del otro.
Volviéndose en sus brazos y quedando casi sentado en su regazo el ojos mieles le preguntó--¿Estás seguro de querer esto? ¿No te afecta lo que puedan pensar de nosotros?—
¿Qué importa? ¡Estoy con una divinidad!—le dijo el castaño.
Pareciera que estuvieras conmigo por interés—dijo Joey con sus labios cerca de los de Seto.
Podría ser lo contrario. Pues acabo de vender mis propiedades por lo que ahora tengo una considerable cantidad de dinero que podemos disfrutar. ¿No?—le dijo Kaiba.
¿En serio no te preocupa lo que piensen al verte conmigo?—le preguntó Wheeler.
El otro le sonrió ante la inseguridad del otro y como respuesta le besó apasionadamente.