3—La novia, el perro y el traje.
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¿Por qué te sientas así?—preguntó Tristán al entrar al salón y encontrar a su amigo sentado de piernas cruzadas.
¡Es que se ve más cool y atrae a las chicas!—le sonrió el rubio mientras esperaba con ansias que cierto castaño se hundiera en el infierno. Y es que eso no era verdad. Si se estaba sentando de esa manera era porque tenía cierto inconveniente de apoyar el trasero en la dura silla gracias a un ojos azules incapaz de contenerse.
Bien. ¡Siéntense alumnos!—dijo la profe de física entrando al salón con sus cosas y observando de mal modo al siempre torbellinezco melado le dijo--¡Siéntese correctamente, señor Wheeler!—
¡Hai, sensei!—contestó el otro con el gesto algo torcido y apoyó su trasero en la banca sintiendo que le escocía todo el rato.
Pero lo peor llegaría más tarde después de la clase de ejercicio físico pues después de esta los jóvenes se bañaban en el colegio y él observó con cierto desconcierto a cierto muchacho de ojos azules observando de atrás a otro compañero.
No hay que decir su reacción.
¿Qué diablos estás mirando?—preguntó Joseph después de acercársele y mirándolo directamente a los ojos y el otro le devolvió la mirada como si no pasara nada pero estaba harto molesto con el rubio.
¿Qué? ¿Acaso eres su novia?—preguntó un joven del grupo y todos empezaron a reír del chiste porque ni se les pasó por la cabeza otra idea.
En cambio Wheeler cayó en la cuenta de algo muy importante. Había actuado como una novia celosa. Le recordó la actitud de un par de chicas con las que salió y se puso rojo.
Después de salir del gimnasio estaba por ir al edificio de clases cuando fue interceptado y arrastrado a la parte trasera de este.
¿Qué se supone que fue eso?—preguntó un Kaiba siseante.
¿Qué se supone que fue que?—preguntó Joey haciéndose el desentendido.
¡Eso solo confirma lo cabezahueca que eres!—le dijo Seto.
¿Perdón?—preguntó sorprendido el otro.
Te perdono pero no vuelvas a hacerlo—dijo el castaño e intentó dirigirse al centro de estudios.
¡Oye, galán! ¿Qué fue eso de adentro?—preguntó molesto el melado.
¿Huh?—exclamó Seto sin tener idea de que hablaba.
¡Cabrón! ¿Acaso piensas mirarle el trasero a todos los chicos del cole?—preguntó el ojos mieles con los ojos achicados y los puños crispados.
¡O sea que solo puedo ver tu trasero!—dijo el ojos azules para confirmar. Para cuando terminó de hablar al otro le salía humo de las orejas.
¡No hace ni un día que…!—Joseph pensaba en su dolor de traste.
Entonces para su asombro Seto lo haló hacia la pared cercana y lo puso entre la espada y la pared. (N.A. No diré que es la espada por si hay menores leyendo pero es que es re obvio)
Solo miraba su tatuaje para decidirme si me haría uno algún día y si ese era un buen lugar. Así que no puedo mirar. ¿No? ¡Es verdad! Suenas como una novia celosa—le dijo Kaiba.
¿Novia yo?—preguntó muy sorprendido y ofendido Wheeler.
Al menos deberías vestirte como una si quieres parecer mi novia—le dijo el castaño como si nada. (N.A. La espada era Seto, mal pensadas XD)
La idea lo puso en tieso pues en su mente se imaginó a si mismo vestido de chica de secundaria con colitas.
¡Orale! En verdad no dijiste lo que me pareció… ¿No cabrón?—preguntó con acento asesino el muchacho mas pendenciero del colegio.
Si vas a portarte como chica, vístete como una—le dijo el otro de lejos sin voltear.
Wheeler se dijo “¡Ya me las pagarás! ¡Condenado gilipollas!” mientras miraba irse delante al otro. Por suerte el baño caliente había mejorado el escozor aunque la noche anterior se dio dos horas de baño de asiento sin grandes resultados. Salió cuando sus padres empezaron a preguntar si estaba bien.
¡Weell! ¡Weellllll!—llamó varias veces una algo cercana voz y Joey que estaba muy ocupado con sus emociones no se dio cuenta de lo que pasaba hasta que la chica estuvo sobre él.
¡Tea!—se sorprendió Joey. (Weell viene a ser el diminutivo de Wheeler aquí)
¿Ya tienes todo pronto?—preguntó la castaña sonriente y él le miró con cara de no entender nada--¿No lo olvidaste cierto?—preguntó ella.
Evidentemente si pero el rubio dijo--¿Olvidarlo yo? ¿Qué va?—
Me alegro porque espero verte con algo decente esta noche. Recuerda que el cumple de 15 de Yuki es muy importante para mí—le dijo la ojos azules y ahí él recordó. La hermana de Tea cumplía quince y él había aceptado ser su pareja… ¡Ups! Olvidó algo.
¡Nos vemos a las siete!—dijo sonriente al despedirse.
Esa tarde después del colegio recorrió todas las tiendas de alquiler con tan mala suerte que no había nada en stock que le quedara y es que justo era viernes en la noche y había mucha gente con el mal gusto de casarse en ese día.
Estaba arruinado. Con el carácter que se gastaba Tea si no aparecía a las siete con un traje presentable… Y sus amigos o eran muy bajos o no conocían ni la palabra traje.
De repente se le ocurrió.
De seguro el finolis de Kaiba…
¿Qué quieres perro?—preguntó de mal talante Kaiba.
Un traje—contestó el otro--¿Tienes?—
¿Qué te quepa?—preguntó el castaño como diciendo “lo dudo”.
La mirada del ojos mieles decía “¡Vete a freír espárragos” pero recordó a Tea—Sé que debes tener uno—
Husmeaste en mis cosas—declaró el ojos azules.
¡Claro que no! Pero de seguro un engreído como tú…--dijo el rubio furioso por tener que pedirle.
¡Así no se piden las cosas!—le indicó Seto.
¡Por favor!—dijo Joey por la comisura de la boca señal de su falta de compromiso.
¡Harás lo que diga!—dijo el ojos azules.
¿Huh?—pestañeó el otro.
Es mi condición. Por un día harás lo que te diga o no hay trato. ¡Tómalo o déjalo!—dijo Kaiba.
¡Ni en un…!—contestó el ojos mieles.
¡Como quieras!—le dijo Seto cerrando la puerta y entonces el otro puso las manos sobre ella para que no lo lograra. El castaño abrió un poco para mirar fuera y preguntar--¿Y bien?—
¡Haré lo que quieras!—dijo Wheeler de mal talante.
¡Buen perro!—le soltó el otro con una sonrisa crispándole los nervios.