6—Como tratar de moler a un gato. Curso para tontos incompetentes.
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5 meses antes.
Llegó tarde en todos los sentidos que podía llegar.
Primero las clases habían empezado tres meses antes y segundo debía presentarse a las 8 y media y eran las 9 menos 5. Tenía cara de no saber ni donde quedaba el baño y resollaba como si acabara de correr una maratón de larga distancia sin preparación, lo que llamó la atención de todos. Algunos se rieron de él cuando apareció todo rojo y despeinado en la puerta pero de no ser por ello jamás él le hubiese visto de verdad como a los demás. Quizás por esa aparición tan repentina y escandalosa el castaño fijo sus ojos en Joseph Wheeler.
Perdón sensei, es que soy nuevo aquí y no sabía el horario del autobús—se disculpó el rubio y el amable sensei de ciencias sociales le permitió entrar.
Supongo que también desconoces como encontrar un horario en internet—dijo el ojos azules desde el fondo con un tonillo que disgustó a Wheeler pues le ponía en evidencia. Luego se preparó para presentarse ante la clase.
Para el segundo receso ya había hecho amigos gracias a su carisma.
Yo soy Tristán—dijo uno.
Yo soy Yugi—dijo el otro.
¡Oye! ¿Eres uno de esos genios que adelantan cursos?—preguntó curioso el melado.
No, solo es un enano—dijo Seto pasando rumbo a la cafetería con una sonrisa torcida.
Joey se le quedó mirando mientras se iba--¿Y a ese idiota que le pasa?—
Eso, que es un idiota. Ese es Seto Kaiba, se cree el único importante aquí—le dijo Tristán.
¡Ya le bajaré los humos!—dijo Joseph y luego dijo a Yugi—Lástima. Pensé si fueras uno de esos geniecillos te pediría ayuda en los escritos. ¡Es tan horrible depender de la wikipedia para todo!—se quejó con media sonrisa el ojos mieles y todos sonrieron.
¡Eso fue muy amable!—dijo una joven castaña a su espalda asustándolo--¡Hi, yo soy Tea Gardner, la delegada!—añadió estirando una mano hacia él que la tomó con desconfianza. Pues todos esos delegados eran igual de mandones y siempre le pedían cosas.
Su mirada se clavó en una chica que pasaba y silbó por un lado de la boca--¿Y ella quién es?—
¡Tranquilo Don Juan! ¡May Valantine jamás te haría caso!—le dijo el castaño.
¿Quieres ver?—preguntó el otro con sonrisa maquiavélica.
Cuando May volvió encontró un cuadro inusual en su banca--¿Qué es esto?—preguntó al joven que recostado en su escritorio sostenía una rosa, cortada de los jardines del colegio, entre los labios.
¡Soy un regalo de Dios para ti!—dijo el ojos mieles sorprendiendo a su audiencia, justo en ese momento Seto Kaiba estaba entrando en el salón y se vio sorprendido por esas palabras que le descolocaron y luego vio la situación.
¡Pues Dios debe estar bien escaso de fondos!—dijo yendo a su escritorio y los chicos empezaron a reír pues había logrado arruinar el efecto causado por las palabras de Joseph.
¡Oye idiota! ¿Qué rayos te pasa conmigo?—preguntó Wheeler furioso yendo donde él que ya estaba sentado.
¡No me gustan los perros!—dijo Seto mientras sacaba las cosas de su portafolio y después le miró.
Joey no esperaba esa respuesta. Su mente quedó en stand by lo suficiente para que llegara el profe de contabilidad y tuvo que sentarse sin replicar.
Cuando terminaron las clases lo esperó fuera y viéndolo llegar a la vereda le dijo--¡Ahora no te me escapas!—
¿Yo cuando escapé?—le preguntó el castaño.
¡Tú me entiendes!—dijo el enojado rubio.
En verdad no—respondió el ojos azules.
¡No me hagas enojar! ¡Me has estado buscando y me encontraste!—le replicó el ojos mieles.
¿Para qué iba a querer encontrarte? No entiendo porqué estás hablando semejantes idioteces—dijo Kaiba y trató de irse.
Pero el otro le puso la mano en el pecho para decirle mirándolo a los ojos--¡Tú no te mueves hasta que yo…!—
¡Cariño! ¡Setín!—empezó a decir una voz aflautada y Joseph miró tras Kaiba que rodó los ojos--¡Seto espérame! ¡Voy contigo!—era May Valantine y corría muy presurosa de las instalaciones del colegio en pos del gallardo castaño.
¿Tú y ella?—preguntó el melado sorprendido y el otro le miró a los ojos.
Ella llegó a lado del ojos azules y se colgó de su brazo mirando al rubio que se separó lo suficiente para que no se viera que estaban peleando--¿Pasa algo Seto?—preguntó ella.
¡Nada que te incumba!—le respondió él soltándose de su brazo y yéndose con ella tras sus talones.
“También maltrata a las mujeres” pensó Wheeler enfureciéndose más con el otro.
Pasaron dos semanas antes de que Joey le sacara una sonrisa y otra más para que aceptara una cita.
Sabes…--le dijo repatingado en el escritorio de al lado—tu chica ahora sale conmigo—
Seto lo miró como preguntándose de que estaba hablando--¡Me alegro!—contestó.
Enfadado el otro le preguntó--¡Oye! ¿Tan poco te importa tu chica?—
¡Ay, idiota!—dijo sonriente el castaño—¡Casi siento lástima por ti!—
¿Por qué lo dices?—preguntó el rubio—¿Es que por fin piensas pelear como hombre?—
¡No! Pero ya verás porqué lo digo—dijo con cara de sabelotodo Seto.
No pasaron ni dos días para que lograra enterarse. La rubia era la más caprichosa, pegajosa y estruendosa de todo el colegio. Tenía aires de princesa y la idea de que su chico debía ser un esclavo de tiempo completo. Lo llamaba a las once de la noche para ordenarle que le llevara chocolates de tal marca, sobretodo caros.
A la semana tenía ojeras.
Tienes que ayudarme—le dijo a Tea con tono suplicante—May me va a matar. Me hizo tomar tres trenes para conseguirle un yogurt de dieta de Francia que me costó toda mi mesada—
Eso te pasa por no tener carácter. ¡Dile que no y basta!—dijo la ojos azules mientras Seto en el fondo sonreía al oír la vocecilla del atormentado Wheeler.
¡Eso es fácil decirlo!—dijo Joey y ante su desesperación su amiga le ayudó.
Estaba saliendo del colegio cuando oyó—¡Te lo dije!—
Seto estaba apoyado con la espalda en el muro de la entrada.
Los amigos de Joseph no reaccionaron a tiempo. Joey se lanzó en pos del alto castaño, trató de atizarle pero terminó de cara a la pared y con el castaño torciéndole el brazo en la espalda.
¡No le pegues Kaiba!—pidió Yugi y Seto lo dejó casi con fastidio. Luego se fue.
¿Cómo se te ocurre meterte con él?—preguntó Tea.
¿Cómo se me ocurre? Espera y verás lo que le hago—dijo corriendo tras el otro pues sabía lo que Kaiba estaba pensando, que era idiota, y eso lo enfadaba.
Al otro día se sentó muy duro con el ojo negro aún medio cerrado. Seto sonrió al entrar. El idiota estaba impecable.
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5 meses más tarde el profesor de historia anunció—Harán un trabajo sobre la segunda guerra mundial, causas, implicaciones, etc. Bien redactado. Y será en grupos—
Yo formaré uno con Gardner—saltó Joey, quería adelantarse porque su amiga tenía notas altas y él necesitaba apoyo, además no quería que nadie más se la birlara.
Lo siento Wheeler pero los grupos los armo yo y cuídense porque esto es importantísimo para la nota del año—contestó el profe. “Soné” pensó Joseph. Mirando la lista del curso el sensei dijo—A usted le toca con el señor Kaiba—
Fue como un baldazo de agua fría.