11-Las cosas complicadas que no debieran de suceder
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Seto llegó a casa a eso de las nueve con las cosas para la cena. Su hermano le había hecho un pedido extraordinario pero como era domingo lo dejó pasar y se lo cumplió. Helado de chocolate con fresas. Bien. Estaba hecho y con la confianza que da entrar a tu propio hogar ingresó con un montón de bolsas.
¡Mokuba! ¡Regresé! Traje lo que me pediste…--iba a seguir pero se detuvo al percibir un olor peculiar. Frunció el ceño y siguió el aroma en vez de ir hacia la cocina a donde había pretendido dirigirse.
Sus ojos se abrieron con estupor al ver a los dos sentados frente al pequeño altar que estaba coronado por la fotografía de su madre y rodeada de sahumerios. El rubio se volteó junto a su hermano, los dos con una sonrisa.
¿Te gusta?—preguntó Joseph.
¡Joey lo trajo todo!—dijo alegre el pelinegro.
Ambos vieron como poco a poco la cara del castaño se transformó hasta tomar un rostro furioso, arrebatado corrió hacia el altar y de un par de manotazos lo destrozó por completo. Furioso se volvió hacia los dos que lo miraban atónitos--¡Ahora mismo te vas!—dijo al ojos mieles.
Wheeler no entendía nada—Yo solo…--su intención era buena. No esperaba tal reacción.
¡No me importa! ¡Vete!—le gritó el ojos azules mientras lo empujaba fuera de la casa. Una vez estuvo fuera le tiró los zapatos que dejara en el genkan (espacio donde los japoneses dejan sus zapatos para entrar a la casa y se ponen zapatillas).
¡Pero Seto! ¡Yo también tengo derecho!—reclamó Mokuba una vez cerrada la puerta.
¡Tú no entiendes nada! ¡Deja las cosas así! Sino van a ponerse mucho peor—le dijo su nii san y le dejó allí para encerrarse en su dormitorio.
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El lunes el melado no tenía ningunas ganas de ir al cole por lo que mintió sentirse mal y arregló el termómetro para que pareciera que tenía fiebre. No quería ver a Seto después de la escena de la noche anterior. Olvidó cargar su celular y no tuvo ganas de ponerlo a cargar.
Es por eso que el martes lo golpeó tan duramente y por todos lados.
Primero fue la mala cara de sus amigos que le advirtió de que algo malo sucedía. Les preguntó que pasaba y justo cuando iban a contestarle se detuvieron mirando tras él. Se volvió para ver a su hermana, de la que se despidiera minutos antes en la entrada, llorando desconsoladamente y viéndole con cara de dolor.
¿Por qué? ¿Por qué no me contaste? Soy tu hermana. Merecía saberlo por tí—dijo ella con voz quebrada--¿Papá y otra mujer…?—no pudo decir más porque el dolor era demasiado.
Entonces el ojos mieles entendió y se dio vuelta para reclamar--¿Quién de ustedes…?—
Ninguno de nosotros te haría eso, Joey—le contestó Yugi con cara triste.
¡Ustedes son los únicos que sabían!—declaró él.
¡Eso pasa con tus ardides!—dijo Kaiba desde la puerta con mirada impasible.
¡Me lo tuvieron que decir los de mi clase! ¡No es justo! ¿Por qué no me dijiste Joey? ¡Ella también es mi hermana!—dijo la pelirroja.
¡Es complicado!—dijo el ojos mieles tratando de no hacer caso del ojos azules.
¡Y vaya que lo es! Menudo enredo—dijo Tristán y todos lo miraron mal. No era momento de avivar el fuego.
¡Quiero verla! ¡Quiero conocerla!—gritó la ojos mieles.
Pero…--trató de argumentar el rubio.
¡No aceptes un no por respuesta!—zizañeó Seto.
Joseph lo miró torcido y luego.
¡Claro! Después de todo es tu novia. ¿Por qué no reúnes a la familia en tu casa? De seguro Hana a ti no te dice que no, Kaiba—se le ocurrió a Taylor y el castaño maldijo su bocota al ver los ojos esperanzados de Serenity.
¡No creo que ella…!—trató de amortiguar el melado y entonces para su consternación el ojos azules dijo—Estoy seguro de que irá—
¿Cómo te atreves a…?—preguntó Joseph una vez estuvieron solos en la parte del colegio que solo ellos visitaban.
¿A qué?—le interpeló Seto--¿A meterme en tus asuntos de familia?—preguntó después.
Yo… yo no quería hacerte daño. Solo pensé…--dijo el ojos mieles más contrito, reconocía su error.
¡No preguntaste!—le reclamó el otro.
¡Lo sé! ¡Lo siento! ¡Pensé que sería lindo que pudieras verla todos los días y hablarle un poco!—le contestó el melado.
Kaiba se calmó un poco y preguntó—Clonaste la foto de mi madre y te conjugaste con mi hermano para meter todo eso. ¿Por qué todo esto es tan importante para ti?—
Joey tenía que ser claro, lo comprendió mientras mirando al piso le respondió—Es que… yo… no sé que haría sino pudiera despedirme de ella cada mañana. Eso me hace sentir más cerca de ella—
Entonces el ojos azules comprendió. Wheeler también había perdido a su madre lo que ahora era evidente ya que recordaba que en la discusión con su hermana no se la mencionó--¿Hace cuanto?—
Hace casi seis meses—le contestó el otro y entonces Seto comprendió que su mudanza correspondía a la muerte de su madre.
¡Lo siento! Yo no sabía—le dijo.
¡No preguntaste!—le retrucó el otro.
Mi padre prohibió tener un altar en casa. Es por eso que…--trató de explicar el castaño.
¡No es solo por eso! Pero no tienes que mentirme—le dijo el ojos mieles.