12 Sorpresas te da la vida
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Serenity estaba tan intranquila sentada en la sala de Seto. Miraba alrededor nerviosa mientras Mokuba la miraba a ella igual de nervioso. No tenía idea de que su hermano tuviera una novia y ahora la familia de ella se presentaba en su casa para… ¿Conocerla? Todo era muy extraño.
Seto estaba a punto de decirle a su “cuñada” que era posible que “Hana” no viniese cuando sonó el timbre y fue a atender. ¡Qué impresión! Los tres amigos del rubio parados frente a su puerta.
¿Qué se supone…?—preguntó furioso el castaño.
Venimos a apoyar a Joey—le dijo Tristán.
¿Apoyarlo?—preguntó sorprendido el ojos azules preguntándose si tal vez el otro le había dicho a sus amigos… tal vez iba a decirle la verdad a su hermana y les había pedido ayuda. Como fuera si les había pedido que fueran y a él no le había mencionado el asunto eso le iba a costar caro. Prefería que no fuera en absoluto.
El castaño de ojos marrones pretendió entrar pero el dueño de casa se interpuso.
¿Qué crees que estás haciendo?—preguntó.
¡Voy a entrar! Sere nos necesita—aludió el otro.
¡Es mi casa y yo decido si entras o no!—le dijo el más alto, los dos tenían mala cara y Yugi y Tea temieron que comenzaran una pelea. Entonces una cabeza pelirroja asomó tras Kaiba.
¿Tristán?—preguntó ella y el ojos azules volteó a verla momento en que el otro castaño aprovechó para entrar.
¿Estás bien?—preguntó Taylor.
Ella asintió—Si, no ha venido aún—le dijo.
¿Podemos pasar?—preguntó Tea.
¡Como sea!—dijo Seto dándose por vencido.
Las chicas en seguida empezaron a hablar y llegada la tardecita habían armado un campamento en la casa de Kaiba del que este se había cansado. Iba a despedirlos a todos menos a su hermano cuando el timbre volvió a sonar. Esperaba que fuera el rubio para echar por fin luz en todo ello porque sino iba a escucharlo. Abrió la puerta.
“Esto debe de ser una broma” pensó el castaño de ojos azules.
Tenía el uniforme que él le diera y una peluca rubia y larga, la mitad de su cara estaba tapada por el pelo y los labios con brillo.
Lo peor es que se le veía bien, tanto que a Seto se le fueron los ojos mientras pasó a su lado y con un giño le dijo--¡Hola cariño!—se veía divertido con la reacción de su “novio”.
Entonces empezó a quitarse los zapatos y el ojos azules también se quedo lelo con su visión del trasero del rubio. Este giró la mirada hacia él sin cambiar su posición y mencionó con la misma voz de chica de antes--¡Te estas comportando como un hentai shounen Setín!—recordando como llamara a Kaiba, May Valantine.
Seto frunció el ceño y “ella” le sacó la lengua antes de voltear hacia su destino, entonces vio a su imoto mirándola con ojos grandes.
“¡Que no se haya dado cuenta!” pidió.
¿Hana chan?—preguntó Serenity dando unos pasos hacia “ella” muy tímidamente.
Los huesos de Joseph se paralizaron por la expectativa y la culpa. ¡Estaba engañándola! Y ella le quería tanto…
¡Joey no ha venido aún pero cuando estemos los tres juntos…!—decía esperanzada la ojos mieles.
Wheeler sentía los ojos de Kaiba taladrándole la nuca. De seguro esperaba ver como saldría de esa. Pues se arremangó y arremetió--¡No podrá venir! Me llamó cuando venía de camino—le dijo.
¡Ah!—expresó desilusionada Sere y el rubio se sintió peor.
¿Tu eres la otra hermana de Joey?—preguntó Tristán desde detrás de la pelirroja de repente. Se veían a sus tres amigos y a Moki tras su hermana y al ojos mieles se le paralizó el corazón por el pasmo.
¿Y ustedes que hacen acá?—preguntó con la voz ligeramente más grave que lo que debería tener una chica. Todos le miraron por un momento.
¿Sabes quienes somos?—preguntó Yugi.
“Ella” corrigiendo su voz respondió—Jo…Joseph me mostró unas fotos en su celu—
Todos sonrieron—No sabía que nos tenía tan presentes—dijo Tris.
¿También te mostró fotos mías?—preguntó nerviosa su hermana.
¡Cccclaro!—respondió “Hana” todo estaba pasando muy rápido.
¡Hola! Yo soy Mokuba. El hermano de Seto—se presentó solito y muy nervioso de conocer a su cuñada.
¿Cómo? ¿No se conocían?—preguntó Tea sorprendida.
¡No!—respondió sonrojado el muchacho.
Es que Seto y yo apenas empezamos a salir. En verdad aún no tenemos intenciones serias. Ni siquiera sé si duraremos mucho—les explicó la rubia y todos pensaron que debía de tener una gran personalidad para mencionar tal cosa ante el interfecto y sin ruborizarse.
Todos se reunieron en la sala sentados alrededor de una mesa ratona y a Seto le tocó servir los aperitivos. A su novia le sirvió el chocolate en una taza chiquita. “Ella” lo miró sin comprender y el sonriendo como solo Moki y Joey conocían le susurró aparentemente con romanticismo al oído—Es para que no te estorbe el tamaño de tu nariz—
Dejó su oído con una sonrisa zorruna y le miró muy alegre. Estaba cobrándose lo de la puerta comprendió “la rubia”.