23 Inmensamente sorprendido.
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Seto corría con el alma en vilo hacia el baño cercano. Tenía muchas preguntas que hacerle al otro. ¿Por qué rayos no respondía su celular o respondía sus mensajes? No había logrado tener la oportunidad de viajar a Domino con lo del proyecto y sus clases y ahora se enteraba de que el otro estaba ahí y para colmo lo había evitado. ¿Qué estaba pasando? El otro tenía mucho que explicar, pensó mientras abría la puerta del baño al que llegó corriendo.
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¿Qué haces aquí?—preguntaron al melado que les esperaba en la puerta interior del campus—Un amigo tuyo preguntó por ti y lo mandamos al baño—dijo el castaño líder de su grupo.
La cara de Wheeler se demudó pudo observar el joven de ojos violetas.
¡Me adelantaré a la estación! Tengo algo que hacer—dijo de pronto el rubio y salió corriendo rumbo a la salida.
Haru tenía que saber que estaba pasando por lo que corrió tras él, llamándolo.
¡No te preocupes, Haru san! ¡Nos vemos allá!—dijo volteando mientras corría hacia las escaleras externas, lo que fue una mala idea pues tropezó con el primer desnivel y abrió los brazos mientras caía.
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Sigues tan idiota como siempre. ¿No sabes que no debes caminar sin saber donde pisas?—dijo Seto quien le sostenía del borde del cuello de su saco deportivo por la nuca.
Sus miradas se encontraron por un momento y Haruhiko pudo ver desde atrás algo que de pronto cambió en los mieles. Pasó del pánico por el temor de la caída próxima a una de… ¿dolor?
¡Hanase! (¡Suéltame!)—dijo el rubio mientras recuperaba su estabilidad a la vez que daba un manotazo a la mano que le sostenía para luego irse corriendo dejando estupefactos a los otros dos.
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¿Qué paso allá?—preguntó Haruhiko en el tren a su lado.
¡Nada! Siempre nos llevamos mal en la prepa. ¡No quería verle! Eso es todo—dijo Joseph mirando por la ventanilla. Aún le hervía la sangre de tenerlo frente a frente y que le hubiese hablado como si nada. Eso le dolió. No se sentía culpable por lo que le hacía. Tal vez ni siquiera pensaba en él de esa forma, se dijo.
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¡Me engañaron!—dijo Wheeler mientras comían en la cafetería de la universidad.
Haruhiko lo miró--¿Con qué?—se interesó.
¡Esta sal! Cuando la compré en la farmacia pensé que las cosas tendrían un super sabor y en vez de eso sabe horrible la comida—se quejó el ojos mieles causando más curiosidad en Karada.
¿Qué clase de sal…?—empezó a preguntar mientras agarraba el frasco y leía la etiqueta por lo que se detuvo.
Esa sal de frutas no sabe para nada bien. Yo pensé que le daría un toque frutal a mis fideos pero saben que ni puedo probarlos—se quejó haciendo pucheros el rubio.
Todos lo miraban atónitos. El otro líder del grupo Matou que estaba sentado a su lado le preguntó al oído a Haruhiko--¿Estás seguro de que Wheeler es normal?—
¡No tengo ni idea!—respondió el otro.
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¡No creas que soy idiota, Wheeler! Te lo dejaré pasar porque no es mi asunto pero sé muy bien que escondes algo más—le dijo Haruhiko a su lado al día siguiente.
Gomen! (Disculpa) ¿De que habla, senpai?—preguntó el rubio.
Por más que lo disfraces me di cuenta de cómo te afectó ese compañero tuyo. Tal vez tiene que ver con tu novia o no, no lo sé. Como dije es tu asunto pero si él se quedó con la chica que tu querías y todavía te sientes mal por ello eres un reverendo estúpido—dijo el pelinegro.
¡Oh, Joey san! ¿Tu novia hizo eso?—preguntó una chica tras ellos, una del clan de amigas del romanticismo que tenían detrás--¡No te preocupes Joey san! Una chica así no vale la pena. Sé que encontrarás a tu chica ideal—añadió con mirada soñadora mientras el ojos violetas le miraba sin poder creer que fuera tan metiche.
¡Quizás es una de nosotras!—dijo la de al lado que evidentemente gustaba del rubio tan divino.
¡Haiza!—la retó su amiga y Wheeler les sonrió algo cohibido.
Karada le miró sopesándole un momento y luego volvió a lo suyo.
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Era sábado por la tarde. Joey salía todo el día los fines de semana para no estar en casa si Kaiba aparecía y llamaba a casa para saber si estaba ahí. No quería verlo. No podía. Sere le dijo que no había nadie allí, que había estado más temprano pero que se había ido. Él había bloqueado su número por lo que cuando ella le dijo que le había dado el nuevo celular no se preocupó.
Estaba llegando a su edificio cuando el otro se le atravesó en el camino--¿Por qué rayos no contestas?—preguntó el castaño.
Ya no tengo que hablar contigo. ¡No quiero verte más! ¡Vete a la m…!—dijo enojado el ojos mieles mientras se sacaba de nuevo su brazo de encima y planeaba seguir hacia su casa cuando el otro lo agarró de la campera y lo arrastró al otro lado de la esquina.
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Joey había estado estudiando con Haru en su casa y olvidó allí un pendrive con las directivas para el nuevo diseño que habían elaborado para el juego que gracias a la corporación patrocinante estaban mejorando. El lunes lo necesitaría, por eso se lo llevó y por eso estaba frente a su edificio cuando el ojos azules enfrentó a Joseph en la esquina y cuando vio que el otro lo jalaba hacia fuera de la parte de la esquina que podía ver y por el cariz de su conversación, además de por lo que le había dicho el rubio pensó que podía haberlo agarrado a golpes y hastiado fue a ayudar.
Volteó la esquina decidido a frenarlos cuando…
…se quedó muy quieto mirando…
…el castaño tenía al otro contra la pared y le…
…le besaba intensamente.