26 Impensable. ¿Qué podría haber?
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Haruhiko se quedó mal. Era entendible su estado de ánimo pero también innecesario el daño que había hecho. El rubio era tonto si, pero no era malvado que era peor, por lo cual era la peor persona de entre ambos mirado así.
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Toda la noche la pasó reflexionando y había llegado a la sana conclusión de pedirle disculpas. Caminaba por los pasillos de la universidad cuando empezó a sentir ese mar de fondo. Miradas esquivas, sonrisas escondidas y finalmente se abrió.
¡Oye! ¿Cómo está tu novio hoy? ¿No querrá limpiarte otra cosa?—fue la alegre pregunta de otro estudiante que los viera el día anterior.
Karada no sabía donde meterse pues las preguntas fueron gritadas en pleno pasillo y las risitas apagadas que le siguieron dieron a entender que por toda la universidad se había expandido la anécdota.
Joseph por casualidad venía cerca y al verlo la cara del pelinegro se transformó en frustración y dando vuelta fue para afuera adonde el otro compungido le siguió.
¿Qué haces aquí? Pensé que seguirías molesto por lo de ayer—dijo el ojiamatista sentado en uno de los bancos.
¡Pues si pero no me gustó lo que pasó allá dentro y vine a ver si necesitabas una oreja!—le dijo el rubio—No te sientas mal. La broma no durará mucho, cuando pase otra cosa se olvidarán. Es imposible que alguien como tú y yo tengamos algo senpai y ellos se darán cuenta—trató de tranquilizarlo el ojos mieles.
¿Por qué?—preguntó sin mirarlo el cabizbajo Haru.
Siempre nos preguntamos eso. ¿Por qué? ¿Por qué a mí? Ya pasará, Haru san. ¡Tenlo por seguro! Ahora vamos adentro que la cátedra no va a esperar por nosotros—dijo el melado arrastrando consigo a Karada.
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Es notable lo bien que se le da—comentó Makoto san, el otro líder del Abel Abyss Proyect mientras observaba a Wheeler que tenía puesto el casco y los guantes de realidad virtual, Haruhiko a su lado le escuchaba—La verdad es que no confiaba mucho en que aportara algo relevante al proyecto pero observando su desempeño, es en realidad muy bueno jugando y puliendo los detalles—estaba sinceramente sorprendido y feliz de contar con Joseph.
Eso sucede con las personas que viven perdiendo el tiempo con los videojuegos—declaró el enojado pelinegro y su compañero le miró sorprendido.
¿Estás enojado con Wheeler san?—preguntó pero el otro no contestó.
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El de ojos violetas le dijo al rubio que fuera a su casa porque necesitaban pulir ciertos detalles de su presentación técnica para la semana siguiente. En parte era verdad, en parte no.
Terminados los detalles Joey se levantó y estirando sus brazos al cielo, al desperezarse, dijo--¡Bueno! Es hora de irse—y agarró su mochila.
Antes de que pudiera alejarse mucho el pelinegro le dio alcance—No tan rápido. Antes quiero que me contestes—
¿Huh? ¿Preguntaste algo Haru senpai?—preguntó el rubio sorprendido.
¡No ahora! Pero si—declaró algo incómodo Haruhiko.
¿Qué me preguntaste senpai? Te juro que no me di cuenta…--dijo el melado e iba a seguir cuando el otro le cortó.
¿Por qué? Quiero saber porqué—declaró el dueño de casa.
¿Huh? ¿Por qué qué, Haru senpai? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué las n…--preguntó el sorprendido y disperso rubio.
¡No! ¡No hablo de eso! Quiero saber…--Karada estaba indeciso y los expectantes ojos mieles no le daban mucha confianza--¡Tú dijiste…!—más ojos--…que…--más expectación--¡Rayos! ¡Quiero saber porque rayos no podría haber nada entre nosotros!—
¿Huh?—viendo el rostro ceñudo del otro que apartaba la mirada Wheeler vio que se sentía rebajado y le dijo—No te sientas mal, Haru senpai. No se trata de que seas mala persona o eso. Simplemente no somos iguales y se nota—le sonrió—Es que no sé, no quiero ofenderte ni nada pero a mí solo me ha gustado un chico y ya sabemos como salió… además…--su semblante se volvió sombrío mientras decía las últimas palabras.
Además le sigues queriendo. ¿Es eso?—preguntó Karada.
¡Ya se me pasará!—dijo de pronto con una sonrisa y una energía falsas el rubio y trató de despedirse.