28 Vacaciones aburridas. Trabajo de medio tiempo.
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Joey sabía que el demo del juego de Seto al igual que el suyo propio estaba siendo jugado en internet para su aprobación popular y entró al centro de descargas para jugarlo on line. Inconscientemente quería llegar de algún modo al castaño que recorría los circuitos de alguna extraña manera.
Entró al Dragon’s World y fabricó su propio dragón una semana después de haberle visto en Tokyo ni bien entró a la red y tal como en su propio juego su puntuación era alta y su ritmo de evolución estupendo.
Había elegido los colores que invadían su corazón para su dragón en evolución, un dragón sin luz, un dragón negro de ojos color sangre y aspecto agresivo. Como era un hibrido entre un aéreo y un tipo fuego era pequeño de aspecto frente a los terrestres, y los terrestres y los combinados entre terrestres y otros elementos como era el caso de su archirival en el juego, una combinación de terrestre y eléctrico, conocido por sus colores celestiales, era un enorme dragón blanco de ojos azules que le hacía la vida miserable y al que odiaba con pasión pues cada vez que este intervenía él perdía.
El hijo de perra se llamaba Kisara o al menos ese era su nombre en el juego. El suyo era Infernus lo que le sentaba genial a ese dragón que parecía haber escapado de tal lugar. Esa animosidad relajaba al rubio y lo había llevado a distraerse de sus estudios más de lo común lo que causaba arrugas a Haru que no sabía el motivo y pensaba que solo era lo de Seto. Pero es que cada vez que sabía algo triste de él corría al juego a darle matarili a lo que pudiera.
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No vas a hacer nada en las vacaciones de invierno. ¿No es verdad?—preguntó con displicencia el joven Karada.
¿Qué? ¿Vas a invitarme a vacacionar contigo?—preguntó el melado.
El otro lo miró de reojo pues esa idea jamás le pasó por la mente pero últimamente esa clase de comentarios podía hacer que…--No. ¡Bakka! Si algo vas a hacer es trabajar conmigo. Mi padre solicitó que cubra un puesto vacante por un par de semanas y me haría bien un asistente por lo que…--
Pero son mis vacaciones—se quejó el rubio.
¡No te quejes que soy yo el que tiene que arreglar los desastres que cometes! Yo soy el que debería quejarme de ti, no al revés—le contestó Haru.
¿Y si soy tan malo porque quieres que sea tu asistente?—preguntó el melado atrapándolo o eso creyó.
Porque me debes hasta el alma, estúpido y estoy seguro de que me causarás menos problemas de los que ya trabajan en la empresa. Además te haría bien un dinero extra. ¿O es que ya ganaste la lotería?—resspondió el siempre listo Haruhiko cayando al otro.
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Lo obligaban a usar traje. ¿Pueden creerlo? El primer día, al ver el traje que le prestara Haru senpai se puso mal al recordar otros trajes prestados y de quién provinieron. Pero al entrar a la empresa todo cambió. Al ver como los demás trataban a su amigo pues era el hijo del daimyo (Gran jefe) del lugar y todos le debían respeto y le trataban con pinzas.
Haru se encargaría de la dirección de mercadotecnia de la parte juvenil de la empresa, ejemplo videojuegos y juguetes. Era una cosa fácil para esa época del año pues eran las fiestas. Era la temporada más importante del año para ventas y el señor Karada deseaba probar a su hijo con la presión necesaria sabiendo que un error no afectaría tanto a la empresa en una temporada tan dadivosa. Además la directora se hallaba en un descanso porque justo había tenido familia.
El subdirector miraba mal las espaldas del joven Karada pues ese puesto debería haberlo ocupado él y llevarse los beneficios del cargo mientras la titular se hallaba ausente. Joseph lo notó y lo miraba mal a él por eso aunque lo entendía no le agradaba que alguien amenazara a un amigo que le ayudaba tanto.
¡Cuídate de Joru! Esta enfadado contigo—le dijo a su amigo.
Es normal. No te preocupes. Estoy acostumbrado a las serpientes. Mi padre siempre me advirtió de ellas—dijo el pelinegro.
Pero es que… de algún modo lo entiendo. Debería ser su puesto y…--dijo el ojos mieles cuando se dio cuenta de que el otro le miraba y sonreía preguntó--¿Qué sucede?—
¡A veces eres tan estúpido!—dijo el de ojos violetas.
¡Oye!—le gritó el rubio enojado.
Pero no siempre—prosiguió Haruhiko—Te pudiste dar cuenta de ello con tanta facilidad. Pero hay algo que debes tener en cuenta Wheeler, el mundo no es justo. Tal vez él deba estar en este puesto pero no está y debe conformarse. Internamente lo sabe pero como es un hombre ambicioso no puede con su condición—Molesto Joseph miró para otro lado--¿No te gusta, eh? Pues menos te gustará esto. Está bien que me lo digas porque tenemos cierta confianza pero si fueras un empleado cualquiera deberías guardarte tu opinión pues puede jugarte en contra y al menos que no pienses hacer carrera… Esa boca tuya puede darte problemas, bakka—
¡Dijiste que él es ambicioso! ¿Tú no?—preguntó el melado con una ira tapada.
No es la cuestión pero no, no lo soy. Tengo todo lo que preciso y se me dará mucho más a su tiempo. Me gusta hacer bien lo que hago pero no tengo que ambicionar nada porque soy un privilegiado. No tengo que trabajar, lo hago por un asunto estrictamente de deber y dignidad. No es aceptable que una persona sea ociosa y no contribuya a la estabilidad de su familia, ni siquiera en los más altos estamentos. Pero ambicionar no es algo que tenga. No digo que otros en mi condición no ambicionen simplemente que yo no lo hago—explicó Karada.
Joey pensó en que él y Seto eran distintos pues el castaño siempre había sido competitivo y mostraba un apetito bastante elevado de logros.