29 El descastado inmaduro.
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Cuando Haruhiko llegó a casa no notó nada pero ya en la tardecita del 25 sacó unas cosas que debían estar corregidas para empezar a organizar la venta de fin de año cuando lo encontró dentro de su maletín. Era un sobre de papel de regalo con un moño un poco colorido, dentro tenía algo rígido. La tarjeta decía: “¡Feliz Navidad!” Y con letra de Joey, un poco despareja, agregaba: “¡Que la pases bien con tu corpórea familia! Esto es algo para que nos recuerdes en tu vida sin ambiciones”.
Dentro había una foto con un marco plateado, que alguien más debió elegir, pensó el pelinegro pues el gusto de Wheeler era algo exótico, dentro tenía una foto del grupo creador del juego, no era una foto de la premiación, era algo más relajada, en ella todos estaban en el salón de gráfica sin él por supuesto y todos se veían algo incómodos menos el rubio que saludaba feliz a la cámara.
“¡Feliz Navidad Senpai!” tenía grabada la fotografía con horrorosas letras grandes y amarillas por la parte de abajo.
¡Idiota!—murmuró algo sonriente el ojos violetas.
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¿Estás enojado senpai?—preguntó Joseph el 26 al presentarse al trabajo. Era viernes.
Haru estaba ya sentado en su escritorio trabajando cuando el llegara. Usaba los lentes de descansar la vista y su mirada era fría. Joey había esperado otra reacción, tal vez…
¡Si es porque llego ahora, es la hora tú te adelantaste!—acusó a su jefe.
¡Cállate, Bakka!—le dijo el otro dejando de mirarle.
¡Te dejé un regalo en el portafolio! ¿No lo…?—preguntó algo curioso y nervioso el rubio.
¡Lo vi! Está en casa—exclamó el pelinegro.
¿No vas a decirme nada?—preguntó el rubio ya algo molesto.
Tienes mucho trabajo sobre tu escritorio. ¡Ponte al día y déjate de sandeces!—fue lo único que le dijo el otro y Wheeler se fue azotando la puerta.
¿Qué le pasa a ese desgraciado? Todavía que le doy un regalo pone esa cara y me trata así. Soy un… ¿Qué miras? ¿Nunca has visto a alguien hablar solo?—preguntó a un asistente que se le había quedando viendo en el pasillo.
¿Problemas en el paraíso?—preguntó Joru san con ojos como rendijas.
¡Métete en tus asuntos!—le gritó el rubio.
¡A mi no me hablas así, descastado! Que el hijo de los dueños te tenga de mascota aquí no te hace mejor que nadie—le gritó furioso el pelinegro.
¡Joru ve a hacer tu trabajo! Si alguien tiene que regañar a Wheeler ese soy yo. ¿No te parece?—preguntó Haruhiko parado muy serio en la puerta de su oficina que antes estuviera cerrada.
Entonces enséñele modales a su can, Karada sama o empezará a morder personas. No es justificable el actuar así para un empleado de su categoría—le indicó el otro.
¿De su categoría?—preguntó Haru.
Si. Temporal. Un empleado temporal. A eso me refiero—dijo el otro mientras Joey les miraba.
¡Ah! Tiene razón Joru san. Lo reprenderé pero déjeme señalarle que tampoco es manera que un jefe le hable a un empleado. Lo dejaré pasar esta vez pero si veo que su actuar no cambia deberé dar un informe del hecho como su superior que soy y no será favorable para usted se lo advierto. Llamar mascota y can a un ser humano es insultante y proviene de… ¿Cómo dijo? …de descastados tal vocabulario—le dijo Haru. Joseph sonrió mientras veía al otro irse con la cola entre las patas.
Haru le miró feo y le dijo--¡Después hablaremos!—Joseph se sentía mal por semejante comportamiento impropio.
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Entró a la oficina cuando faltaban cinco minutos para terminar la jornada pues Haruhiko le indicó que así lo hiciera.
Yo… eto… lo siento senpai—dijo el rubio refiriéndose al incidente.
No es bueno lo que hiciste—indicó su jefe.
Lo sé senpai pero es que…--trató de defenderse el rubio.
¡Pero es que nada! Debes aprender a dominar tus emociones si quieres entrar al mundo adulto con buen pie. Pronto te ofrecerán trabajos importantes y te garantizo que tus jefes no serán tan considerados como yo—le contestó Haru.
Joey iba a replicar pero lo pensó mejor. Era cierto, otro jefe lo hubiera mal tratado pues se peleó con un empleado de categoría.
¡Mejor! Ahora si, al grano—dijo el hijo del dueño y Joseph se preparó mentalmente para su castigo--¿Terminaste todos tus pendientes?—
Hai—respondió con seriedad el rubiecito con su traje parecía de nuevo estudiante de secundaria.
¿Seguro?—preguntó el desconfiado Karada. El otro lo miró mal por lo que decidió creerle--¡Bien! Entonces estamos prontos—
¿Para que?—preguntó curioso el ojos mieles.
¡Ya verás!—dijo el otro levantándose y sacándose los lentes.
(Corpórea es un chiste asociado con el apellido Karada que en japonés significa cuerpo)