39 Contienda.
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Seto los vio llegar y puso su cara combativa y después de la reunión principal donde se repartieron las tareas y donde se formaron parejas, está claro quien quedó con Karada, trabajaron un poco en una paz tensa mientras Kaiba intentaba disimular su desdén por el otro.
Llegó la hora del almuerzo y todos bajaron a la cafetería y comenzaron a comer silenciosamente hasta que Matou rompió la densidad con un chiste malo e Ino le dijo que no podía ser tan malvado de arruinarles el apetito. Después las cosas se alegraron hasta que la rubia se fijó en cierto detalle.
¿Y ese anillo?—
El castaño de ojos azules aguzó el oído repentinamente como si intuyera que de lo que hablaban le convenía, pues no había prestado atención a nadie concentrándose en su plato, y clavó sus zafiros en la ojiverde, al ver que miraba a Joey su corazón se heló.
Todos saben que un anillo puede no significar nada o lo puede significar todo.
¿Te lo regaló Haru san?—preguntó ella y el melado asintió enfriando de pronto el mundo de Seto Kaiba. Era inconcebible que fuera lo que en su mente estaba pensando pero si el desgraciado se había atrevido a marcar como suyo al rubio…
¿Te lo pidió?—fue la pregunta que salió de los labios de la rubia y antes de que Haruhiko se diera cuenta de cómo podía ser interpretado el otro asentía. Seto se paró con rapidez, lívido a más no poder y haciendo un estruendo tremendo en la semivacía cafetería llamando la atención. Sus ojos azules lucían como la obsidiana, una piedra exótica con la que se elaboraban las dagas de la antigüedad por su dureza inquebrantable, y estaban dirigidos al ojos violetas.
Todos se dieron cuenta de que de poder matar con ellos el castaño lo haría sin dudar. Se fue envuelto en una capa de ira y confusión y no volvieron a verle ya que no estaba en el laboratorio del conjunto.
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Haruhiko Karada volvía a su habitación después de dejar a Joseph en la suya. Estaba cansado por tantas horas de discutir por el tipo de software a usar y comparar el tipo de diseño con el del otro equipo para utilizar el más conveniente haciendo una amalgama perfecta de ambos en el proceso.
Abría su puerta cuando sintió que era empujado y cayó en medio de su sala, sobre la mullida alfombra dándose cuenta de que alguien estaba sobre su espalda. Pensó que era un ladrón, él no iba a vender barata su vida, así que con su poderoso cuerpo se resistió empujando al otro con su espalda y levantándose un poco en el momento.
Entonces, agachado como una araña, se dio cuenta en medio de la penumbra que su atacante era cierto castaño de ojos azules.
¿Qué se supone…?—trató de preguntar pero el otro lo cortó.
¡Te mataré! ¡Juro que voy a matarte!—puntualizó Seto con una voz ronca que reunía furor y deseos asesinos.
Haru le creyó y se sintió admirado de pronto de que el otro demostrara tanta determinación—¿Es por…?—trató de preguntar pero el otro con una embestida a pura fuerza bruta se fue sobre él de nuevo y el pelinegro se agarró de la espalda de su saco mientras su propia espalda embestía con fuerza la pared del cuarto.
El mayor intentó defenderse golpeando la entrepierna del ojos azules que reculó un poco pero para cuando el ojivioleta pudo pensar en hacerle algo el otro sin perder un segundo barrió con una pierna las de él haciendo que cayera al suelo.
Cerca de donde cayera Karada estaba el paragüero y desde el suelo donde el ojos azules lo tenía a su merced y había empezado a ejercer cierta presión en su cuello, lo vio en su angustia, sin meditarlo lo golpeó para que cayera con su contenido tomando un paraguas y golpeando con este al otro que cayó de lado pero no perdió su impulso por lo que Haruhiko temió que cumpliera su amenaza. Rápidamente se sentó sobre su pecho presionando con su paraguas cuello y muñecas contra el piso haciendo que le fuera imposible levantarse o atacar.
Iba a preguntar porque lo estaba atacando pero eso era más que evidente, se relajó un segundo observando esos ojos fieros para luego preguntar--¿En verdad es tan importante para ti?—El otro solo se revolvió más—¡Escucha! En verdad quiero saberlo. ¡Dime la verdad! Estás saliendo con mi hermana y ahora esto. ¿Qué quieres que pensemos de ti? ¡Sé sincero porque solo tendrás una oportunidad de que te escuche! Ignoro si lo sabes pero todo esto comenzó un día en que Joey fue a verte y te encontró entrando al cine con ella—
El ojos azules quedó sorprendido primero y luego sopesó los riesgos que atraía el decirle al otro que en verdad no le gustaba su hermana, tanto para él como para su padre y el peligro de perder a Joey definitivamente—¡No estoy saliendo con tu hermana! Ella estuvo siempre tras de mi y mi padre me ordenó que no la desairara. Es todo lo que hay entre nosotros—le respondió el castaño.
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Makoto estaba preocupado de cómo irían las cosas ahora que Seto Kaiba se había largado sin previo aviso e iba a discutirlo con su amigo cuando vio la puerta entreabierta y supuso que algo estaba mal. Fue hacia ella con premura e iba a abrirla del todo y pasar cuando escuchó su voz y supuso que estaba con alguien, tal vez Joey, y se detuvo a esperar.
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Haru lo juzgó sincero. No echaría por tierra la oportunidad de estar con su hermana diciéndoselo si no lo fuera—Entonces supongo que está bien que te lo quedes—era una afirmación un tanto extraña pero que los dos comprendieron. Seto se relajó bajo el paraguas y el otro se levantó—Pero escucha, si vuelves a herir sus sentimientos voy a estar ahí para recoger los pedazos y no dejar que te le acerques—le advirtió.
No necesito que ningún idiota me haga advertencias—dijo el arrogante Kaiba--¿Cómo es que si lo quieres…?—iba a preguntar pero el otro lo cortó.
Jamás lo hemos hecho y no es porque yo no quisiera. Él sigue enamorado de ti. ¿Qué caso tendría retenerlo conmigo?—preguntó Karada.
Seto lo detestaba y a la vez le agradaba. ¡Que horrible situación!