Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BELIGERANCIA por desire nemesis

[Reviews - 66]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Se sentó a la mesa del joven médico mientras este preparaba en la pequeña cocina el té que tomarían. Joey miró sus manos, luego por la ventana mientras esperaba.

 

El castaño miró la caldera mientras hervía con el fuego. Apagó el fuego para servir ambas tazas a través del colador pequeño con las hojas medio marchitas de una planta un poco común que nacía por los alrededores.

 

Se sentó junto al otro y nervioso jugueteó con la taza humeante—Cuando vivía en la ciudad alguien robó mi invento y lo hicieron pasar como propio. Me llevó 5 años crearlo y perfeccionarlo. Era la única cosa que podía decir que era mía. Al saber que otro la había hecho suya enloquecí y traté de golpearlo. Es la única vez que traté de golpear a alguien y por eso me echaron—asumió.

 

Cada vez tienen excusas más pobres para echar a la gente—mencionó el rubio.

 

Yo pensé que como yo…--Seto no pudo terminar pues el otro le miró, antes había permanecido con la vista baja.

 

Había salido hace poco y no podía defenderme—dijo el ojos mieles sonriendo amargamente—No, hace tiempo que estoy por aquí y sé muy bien como defenderme. No te preocupes—añadió.

 

Esos medicamentos…--dijo preocupado el otro.

 

¿Vas a darles un buen uso, no?—preguntó Joseph y el otro asintió—Eso es lo único que importa—agregó antes de levantarse, su taza seguía humeante.

 

¡Puedes  quedarte si quieres!—dijo Kaiba repentinamente preocupado por el chico que sonrió.

 

Gracias pero tengo cosas que hacer—le contestó.

 

¿Como que?—preguntó el castaño.

 

Eso ya no es cosa tuya—le dijo el rubio con una sonrisa inexpresiva—Lo que haces aquí es algo bueno. No dejes que eso se diluya—añadió antes de irse.

 

Inexplicablemente Seto sintió una gran pérdida al verlo partir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seis días después vinieron unos desconocidos usando carretas tiradas por hombres que lucían flacos y malolientes. El pueblo tembló pues solo una clase de personas usaba ese medio de transporte. Las bandas  que se dedicaban al pillaje.

 

Uno de esos tipos entró al bar del pueblo y agarrando al bar tender le apuntó con una cuchilla a los ojos mientras el otro estaba acostado en el suelo pues lo había sacado a la rastra de detrás del mostrador--¡Oye viejo! ¿Me reconoces?—preguntó el pelirrojo de seis días antes, el otro asintió—Quiero hacerte una preguntita—

 

Cuando salió el pelirrojo miró al que estaba aún sobre la carreta. Este era grande y barbudo, con ojos de obsidiana--¿Y bien?—le preguntó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seto estaba atendiendo un paciente cuando una vieja con dos niños entró despavorida.

 

¿Qué le pasa?—preguntó él sorprendido y preocupado.

 

¡Están en las calles!—dijo la vieja muy nerviosa. Un niño chiquitito estaba a punto de llorar percibiendo miedo en la adulta y Seto le dio un chupachupa que tenía para los pequeños.

 

¿Quiénes?—preguntó el castaño.

 

¡Problemas!—dijo la vieja aterrorizada y de pronto dejó de estremecerse y mover sus manos para agarrar a los niños y buscar la puerta trasera, mientras el paciente de Seto permanecía sentado en la camilla sin camisa pues él le estaba revisando los pulmones.

 

Alguien abrió la puerta de par en par y el doctor reconoció al individuo que peleó con Joey.

 

¡Méndigo bastardo! ¿Así que eres doctor?—preguntó el otro con cara de loco paseándose hacia él con paso de patovica.

 

¡Hey! ¡Diaro! ¡Déjame a este tipo a mi!—dijo un gigantón barbudo entrando con toda autoridad a la casa de Seto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Joseph pasó por ahí dos días más tarde. Por alguna razón quería saber del doctor que pasó de ser un desconocido que no le caía a una persona que le llamaba la atención y es que nunca se le habían acercado mucho pues él no lo permitía pero ese tipo, por lo que hacía y por su carácter parecido a él le provocaba curiosidad.

 

Llegó a la casa que funcionaba como consultorio pero la halló cerrada a cal y canto. Preocupado fue al bar del pueblo y allí le preguntó al bartender--¿Dónde está el doctor Kaiba?—El hombre torció el gesto y trató de ignorarlo y eso enfureció al melado que lo haló sobre la barra el doble de preocupado que antes--¿Qué donde está Kaiba?—

 

Se lo llevaron—le contestó una voz tras él y Joey volteó, era Tristán, estaba visiblemente apenado por el ojos azules—Hace un par de días unos tipos atacaron el pueblo y se lo llevaron. Un médico en estos días es muy apreciado no creo que…--

 

¡Dejaste que se lo llevaran!—le acusó Joseph con ojos fríos.

 

Eran muchos y yo…--trató de justificarse Tristán. Se sentía avergonzado de si mismo.

 

Era tu amigo y dejaste que se lo llevaran—acusó de nuevo el rubio, luego sin más salió.

 

¿A dónde irás? No sabemos donde está—le gritó Taylor desde fuera del local.

 

Lo encontraré—dijo el rubio alejándose.

 

 

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).