Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

JOSEPHINE por desire nemesis

[Reviews - 105]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

De pronto se encontró besándola apasionadamente.

 

Y ella le correspondía.

 

Se alejó un poco tomándose la cabeza consternado--¡Yo, lo siento! No sé lo que pa…--trató de disculparse pero ella no le dejó terminar con su boca en la de él.

 

Hace tiempo que quería esto. Ya no aguantaba más—le rebeló la rubia.

 

¿En serio?—preguntó él pasmado sin poder imaginar semejante cosa.

 

He pensado en vos de muchas formas que me sonrojan al pensarlas. ¡Eres tan lindo cuando te enfadas!—le explicó la melada entre beso y beso.

 

Terminaron en esa espaciosa cama en la que se besaron y acariciaron con pasión contenida pues Seto se descubrió deseándola.

 

En el momento en que tocaba su muslo bajo la falda ella le agarró la mano y le dijo con mirada intensa--¡Chico malo voy a… ¡PIPI! ¡PIPI! ¡PIPI!—

 

Entre consternado y confundido Seto Kaiba despertó de su sueño húmedo con el sonido del despertador y al momento se preguntó que cosas raras le pasaban por la mente.

 

Ese fue un día muy raro. Por eso y por las cosas que ocurrirían más adelante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Concierto en el “Estrella de mar” a las 21 horas en el “Taichi Palace”. Mientras miraba su actuación el joven guardaespaldas se dijo que era usual que tales cosas le pasaran. Ella era una joven linda, más o menos, aunque era muy plana comparada con la mayoría, se dijo y él, bueno, hace tiempo que no tenía compañía femenina dado sus horarios extenuantes de 18 horas que el día libre no compensaba y que se dijo se había vuelto algo ermitaño. Se prometió buscar una linda chica para que lo de la noche anterior no volviera a pasar.

 

Un mar de gente reunida para ver a las fabulosas chicas que abrieron con “Mermelada boy” y terminaron con “Sayonara hime”. Entradas agotadas y ovaciones tremendas. La felicidad en su rostro hasta esa canción y despedida con lágrimas en los ojos.

 

Seto se preguntó porque a la ojos mieles le afectaba tanto esa canción.

 

Estaban en el camerino de las chicas que ya se habían cambiado e Ishida señalaba las cosas para hacer el día siguiente mientras la melada se quejaba sonó el teléfono y fue a recogerlo.

 

¡Josy, estoy hablándoos! No atendáis el teléfono mientras os hablo—dijo el ojinegro a la rubia que como siempre le ignoró.

 

¿Hi?—preguntó al celular dando la espalda a todos.

 

Seto pudo ver el cambio en su expresión corporal en seguida, sus hombros bajaron y se percibió más pequeña. No supo a qué atribuirlo.

 

¡Iré en cuanto pueda!—aseguró Josephine antes de colgar.

 

¿Ir a donde? ¡Josy! Estamos en medio de la gira—le dijo su representante.

 

¡Es importante! ¡Cogeré un vuelo esta noche así que arregla todo para retrasar la gira o has como desees! No voy a retrasar mi vuelo—se plantó ella como Seto jamás la había visto ponerse antes. No era un simple capricho. Algo pasaba.

 

¿Vais a…?—le preguntó Ishida con talante serio.

 

Mientras recogía su bolso ella le contestó—Me voy a Suiza. Si lo de las disquera quieren ponerme una multa o algo que se manejen. Tengo cosas más importantes que tratar—dijo una decidida Josephine antes de salir como una tromba.

 

¡Seguidla sin perder tiempo, no quiero que nada le pase!—dijo el agente al guardaespaldas.

 

¿Hasta donde?—quiso saber el castaño.

 

¿No habéis oído? ¡Hasta Suiza por supuesto! ¿Tenéis vuestro pasaporte en regla, no?—preguntó el mayor y Seto se quedó de piedra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡No es necesario que vengáis conmigo!—dijo la joven bajando del ascensor de su edificio, rumbo a su apartamento.

 

No es como si quisiera acompañaros—aludió Kaiba.

 

¡Pues si tan importante es puedo llamar a la disquera para que os suplan!—dijo la rubia cabreada por su tonillo.

 

¡Hacedlo pero eso tomará un tiempo! Si podéis esperar…--dijo el ojos azules sabiendo que no podría.

 

¡Está bien! ¡Pero no os quejéis!—contestó ella frustrada entrando a su domicilio.

 

¿Qué sería tan importante en Suiza? Se preguntó el castaño. De ese país solo conocía su fama por los chocolates, los relojes, la cirugía estética y los bancos. Debía de ser por eso último, se dijo razonando el guardaespaldas. ¿A qué la chiquilla tenía problemas con una cuenta bancaria allá? Tal vez el fisco la estaba cercando o algo aunque era difícil creer que esa criatura tan díscola se organizara lo suficiente para hacer todo ese lío.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A Seto casi le da un infarto cuando vio a un joven rubio salir del apartamento de Josephine. Lo encaró en el acto poniéndole una mano en el pecho y preguntándole--¿Quién eres y qué hacías ahí?—estaba tan tenso. El chico tenía pinta de skater con una mochila al hombro y una chaqueta militar que de pronto se le hizo muy familiar a Kaiba.

 

Debía haber estado dentro cuando llegaron y eso le daba mala espina además de cierto escozor. ¿Sería algún noviecito desconocido de la cantante?

 

Tardó cerca de un minuto en procesar las palabras que salieron de la boca del sujeto.

 

¡Soltadme! Sabéis bien que llevo apuro y no tengo tiempo para gilipolleces—le contestó el chico que de inmediato se le hizo conocido, su voz, sus ojos, su cara. Seto pensó por un momento que había perdido la razón—Quisiera tener tiempo para sacaros una foto con esa cara de tonto que habéis puesto pero lo cierto es que ni para eso tengo tiempo—dijo el joven con la cara y voz de Josephine solo que tenía el pelo corto y revuelto con un flequillo que le daba un aire roquero además de ropa deportiva suelta y esa chaqueta, era la ropa del concierto, se dio cuenta él--¿Nos vamos o vais a decir más gilipolleces?—

 

Esa apariencia—pudo articular el aturdido guardaespaldas.

 

Josy miró hacia un lado y luego de nuevo a él, nerviosa—La usaba antes para que mis fans no me descubrieran cuando hacía compras o cuando me escapaba de ustedes en algún shopping—explicó.

 

Seto recordó haberse quedado plantado durante horas maldiciendo cuanto tardaba en salir del baño. Debía haberse escapado por las ventanitas la muy…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegaron al aeropuerto donde ella lo detuvo a unos metros de los mostradores de las aerolíneas.

 

¡Quedaos aquí mientras me registro!—le dijo ella.

 

¿Por qué?—preguntó el sorprendido y luego pensó--¿Cómo podréis pasar por chica con esa apariencia?—

 

De eso me ocupo yo que tengo experiencia. Lo importante es que no nos vean juntos. Alguien podría reconoceros por el programa de entrevistas y a raíz de ello descubrirme y no quiero generar un caos. En un par de días volveré y nadie notará mi ausencia. Ahora esperadme aquí y no seáis ansioso—le dijo ella antes de marchar al mostrador.

 

Para abordar hicieron lo mismo bajo la misma justificación.

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).